Epilepsia y deporte: recomendaciones

La epilepsia es una enfermedad cerebral, producida por diferentes causas, caracterizada por la repetición de crisis, las cuales ocurren cuando existe una descarga excesiva de células nerviosas (neuronas). Las personas que la padecen pueden tener espasmos musculares violentos o incluso perder el conocimiento. Claro que todo ello no les incapacita para hacer ejercicio.

Las personas que padecen epilepsia pueden practicar deporte, no existe base científica para impedir que un adolescente haga ejercicio. Tanto el ejercicio físico como el intelectual reducen la posibilidad de sufrir una crisis epiléptica, por ello es bueno estimular a la persona a que haga deporte.

Igual que existen distintos tipos de crisis epilépticas, existen variaciones entre un enfermo y otro, por ello cada caso debe estudiarse individualmente, adaptando el ejercicio a las limitaciones que tenga esa determinada persona.

Si el paciente tiene las crisis controladas no necesita restricciones especiales en el deporte. Pero si tiene crisis frecuentes es importante vigilarlos mientras realizan deporte para que no sufran ningún peligro.

Practicar deporte al aire libre es muy saludable en el transcurso de la epilepsia. A veces las crisis epilépticas aparecen cuando la persona está aburrida, o tiene poca actividad física o psíquica.

Conviene practicar deportes colectivos donde el entrenador y sus compañeros sepan actuar en caso de una crisis epiléptica. Se puede dar al principio de la temporada un curso de primeros auxilios, para saber cómo comportarse ante cualquier situación de peligro, sin tener que decir quien del grupo padece esta enfermedad, salvaguardando así su intimidad y dejando a la persona que lo cuente libremente a quien quiera.

Es importante saber que si aparece una crisis mientras se realiza un deporte, no es debido a la actividad que está realizando ya que las crisis aparecen sin ningún motivo aparente.

Cómo puede ayudar el ejercicio en la epilepsia

A continuación, resumimos algunas de los motivos por lo que realizar ejercicio puede ser de ayuda para el paciente con epilepsia:

• Mejora genera del estado de salud: el ejercicio regular mejora la condición cardiovascular, la fuerza muscular, la flexibilidad y el estado de ánimo, lo cual es beneficioso para todos, incluidas las personas con epilepsia.
• Reducción del estrés: dado que el estrés puede ser un desencadenante para las crisis epilépticas, el ejercicio, al reducir los niveles de estrés, puede ayudar a disminuir la frecuencia de las crisis.
• Mejora del sueño: el ejercicio puede mejorar la calidad del sueño, lo cual es particularmente importante ya que la falta de sueño puede aumentar el riesgo de tener crisis epilépticas.
• Potencial efecto neuroprotector: algunas investigaciones sugieren que el ejercicio puede tener efectos neuroprotectores, lo que significa que podría ayudar a proteger el cerebro. Aunque el mecanismo exacto no está claro, se cree que el ejercicio puede aumentar la resiliencia del cerebro a través de la promoción de la neuroplasticidad, la mejora de la función cognitiva y la reducción de la inflamación cerebral.

Antes de comenzar cualquier programa de ejercicio, las personas con epilepsia deben consultar a su médico para asegurarse de que el ejercicio es seguro para su caso específico. Es importante empezar lentamente, especialmente si la persona no ha estado activa recientemente, y aumentar gradualmente la intensidad y duración del ejercicio. Procura elegir un ambiente seguro para ejercitarte, idealmente donde haya personas alrededor en caso de que se necesite asistencia durante una crisis. En cualquier caso, hay ciertas situaciones en las que es conveniente evitar el ejercicio:

Cuándo debe evitarse el ejercicio si sufres epilepsia

En algunos casos o situaaciones puede ser recomendable evitar la práctica de deportes:

• Durante los periodos de aumento de la frecuencia de crisis: si las crisis se han vuelto más frecuentes o intensas, puede ser mejor evitar el ejercicio hasta hablar con un médico.
• Ejercicios de alto riesgo: deportes o actividades con alto riesgo de lesión en caso de una crisis, como la natación sin supervisión, el alpinismo o el ciclismo en tráfico intenso, deben evitarse a menos que se tomen precauciones específicas.
• Sin supervisión en ciertas condiciones: evitar hacer ejercicio solo en situaciones donde una crisis podría poner en peligro a la persona, como nadar solo o hacer senderismo en áreas remotas.