Diagnóstico y tratamiento de las radiculopatías
Osteópata, quiromasajista deportivo y técnico superior deportivo
Actualizado: 22 de septiembre de 2022
¿Cómo se diagnotican las radiculopatías?
Para asegurar un correcto diagnóstico de las radiculopatías, siempre es preciso realizar test y pruebas complementarias. La primera medida es una correcta anamnesis de la lesión para conocer sus posibles orígenes (aparición de fiebre, pérdida de peso, fatiga, historial de accidentes…).
En una segunda fase se realiza la exploración física en busca de dolor, zonas de insensibilidad, etcétera. Ya que nos encontramos frente a una lesión ubicada en la zona vertebral, los test de movilidad son el mejor punto de partida; de esta forma el paciente amplificará los síntomas al realizar movimientos como inclinarse, levantarse y sentarse, o llevando la columna a sus máximos rangos de amplitud. Gestos como el de toser, estornudar, defecar, y cualquier acción que implique la contracción abdominal, también agravarán los síntomas de una radiculopatía. El paciente, por el contrario, encontrará mejoría con el reposo y las posturas antiálgicas.
Para una mayor verificación de la posible lesión es conveniente el uso de estudios de imagen. Una radiografía nos mostrará posibles modificaciones óseas y alteraciones estructurales en la columna (grandes lordosis, cifosis o escoliosis), mientras que el uso de la resonancia magnética nos permitirá apreciar en mayor medida el tejido blando.
La electromiografía se consolida como un examen complementario a los anteriormente comentados, evidenciando daños en la continuidad de un nervio mediante aplicación de electrodos que registran las corrientes eléctricas propias de los impulsos nerviosos.
Tratamiento de las radiculopatías
En el campo del tratamiento de las radiculopatías podemos encontrar distintos métodos para paliar esta lesión, de forma no farmacológica, farmacológica y quirúrgica. En el primero de los caso, el abordaje no farmacológico del trastorno, el trabajo de los fisioterapeutas es el más indicado. Por nuestra parte, y también como método preventivo, podemos contribuir realizando ejercicios correctivos y de reeducación postural, así como aquellos encaminados a fortalecer la musculatura de la espalda y el abdomen y que proporcionen movilidad a la columna.
En cuanto a los fármacos, se administran con el objetivo de eliminar el dolor. Los relajantes musculares, e incluso las benzodiacepinas, son los más extendidos cuando se producen crisis agudas. Solo se recurre al tratamiento quirúrgico en casos excepcionales y cuando la terapia conservadora no da resultados, aunque es necesario advertir sobre la controversia existente respecto a este método en función de la efectividad de sus resultados.
Creado: 3 de febrero de 2015