Frecuencia cardiaca y deporte: calcula tus pulsaciones
Controlar el ritmo de los latidos del corazón es importante en nuestra vida diaria. Pero si, además, hacemos deporte, es vital para optimizar el ejercicio físico y no poner en riesgo nuestra salud. Aprende cómo hacerlo.

Qué es la frecuencia cardiaca

Qué es la frecuencia cardiaca

Controlar nuestro pulso y frecuencia cardiaca es fundamental si practicamos deporte.

Por: Laura Saiz

Periodista especializada en deporte, belleza y bienestar

Actualizado: 21 de septiembre de 2022

¿Cuántas veces hemos visto en las películas cómo algún personaje coloca su dedo en el cuello de alguna víctima tendida en el suelo para comprobar si sigue con vida? Seguro que muchas, pero quizá lo que no sabemos es qué prueba están realizando para cerciorarse si esa persona está muerta o no. Están comprobando en la vena carótida (al igual que se puede hacer en otras partes del cuerpo) si esa persona tiene pulso y, por lo tanto, si su corazón sigue latiendo.

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Precisamente controlar el pulso y, por lo tanto, la frecuencia cardiaca es algo que deberíamos hacer de manera más o menos habitual en la vida normal, puesto que cualquier desviación en estas mediciones puede ser uno de los síntomas para sufrir distintas enfermedades cardiovasculares o simplemente una deshidratación o una infección.

La frecuencia cardiaca es el número de veces que nuestro corazón se contrae para bombear sangre a todo el organismo y que éste, gracias a ello, pueda funcionar correctamente. Esta cifra se calcula por número de latidos por minuto y es un claro indicador de cómo está funcionando el corazón.

¿Cuál es la frecuencia normal en reposo?

Es muy importante tratar de mantener la frecuencia cardiaca dentro de unos baremos adecuados relacionados con nuestra edad y condición física. Así, a partir de los 20 años, lo normal es tener una frecuencia cardiaca en reposo entre 50 y 100 latidos por minutos (lpm), según recomienda la Fundación Española del Corazón.

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Sin embargo, la frecuencia exacta puede variar según la edad, el nivel de actividad física y la salud general de la persona:

  • Atletas entrenados: pueden tener una frecuencia cardíaca en reposo de menos de 60 lpm, a veces tan baja como 40-50 lpm.
  • Niños: la frecuencia cardíaca en reposo varía con la edad, siendo generalmente más alta en los más jóvenes. Al nacer, nuestra frecuencia cardíaca es alta debido a la intensa actividad del organismo. Una vez cumplido el primer mes de vida, esta frecuencia va gradualmente reduciendose y controlándose hasta llegar a la adultez, y se manteniene estable después de cumplir los 20 años.
Frecuencia cardiaca: cómo calcular tus pulsaciones

Si se encuentra por debajo de 50 se considera que sufrimos bradicardia (salvo que seamos atletas bien ejercitados que, gracias al entrenamiento, suelen tener una frecuencia entre 40 y 60 latidos por minuto), mientras que si está por encima de 100 sufriremos taquicardia. Tanto la bradicardia como la taquicardia, si no se tiene una explicación lógica para ello y es continuada, deben ser controladas por un especialista y, en muchos casos, tomar medicación para mantenerlas a raya.

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La frecuencia cardiaca cambia por múltiples factores como pueden ser la edad, la hora del día, si estamos estresados, si hemos tomado alguna bebida excitante o no, si acabamos de hacer deporte, si estamos tomando ciertas medicaciones… Por este motivo, no hay que asustarse si sentimos palpitaciones cardíacas esporádicas, o si, en una medición, la cifra sale alterada; lo que hay que hacer es repetir la medición en otro momento del día y, si se dan varias mediciones con resultados fuera de la normal, acudir al médico para que nos haga un chequeo profesional más detallado.

En cualquier caso, para medirla correctamente, lo mejor es tomarla después de al menos 10 minutos de descanso y preferentemente por la mañana.

Creado: 17 de octubre de 2013

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