El legrado es una intervención sencilla que se suele realizar tras un aborto espontáneo, pero que también se emplea en otros casos. Te explicamos cuándo está indicada, en qué consiste, y sus posibles complicaciones.
Médico Interno Residente, especialista en Dermatología Medicoquirúrgica y Veneorología
Actualizado: 29 de julio de 2022
Para entender cómo se realiza un legrado debemos saber que consta de dos partes: la dilatación y el curetaje. Veamos con más detalle cada una de ellas:
La dilatación consiste en ampliar la entrada al útero para poder meter en su interior los instrumentos necesarios para realizar el curetaje. Para ello, el ginecólogo introduce pequeños cilindros metálicos a través del cuello uterino o cérvix; estos cilindros cada vez son más anchos, de manera que agrandan el cérvix poco a poco hasta que se consigue un tamaño adecuado para introducir los instrumentos apropiados para el curetaje.
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El curetaje consiste en introducir dentro del útero una varilla con un mango que el ginecólogo puede agarrar desde fuera, y que tiene en su extremo una pequeña asa delgada que permite raspar la superficie de la cavidad uterina, extrayendo así el endometrio, que se saca poco a poco a través del mismo cuello uterino. En la actualidad este asa tiene dos mejoras que antiguamente no existían. En primer lugar, la varilla tiene incorporada una cámara que, aunque no es esencial, permite dirigir mejor el raspado haciendo que sea más efectivo y con menos complicaciones. En segundo lugar, el asa tiene la capacidad de calentarse, de forma que a la vez que raspa la superficie uterina puede coagular las heridas evitando el sangrado.
Durante todo este proceso, el ginecólogo mantiene en el cérvix un pequeño instrumento, llamado espéculo, que permite mantener el cuello del útero abierto. En general, el proceso dura solamente 15 minutos.
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¿Se necesita alguna preparación previa para someterse a un legrado?
El legrado se puede realizar en un hospital o en una clínica, y además la anestesia puede ser general o local dependiendo de la paciente y sus características. En cualquier caso, la mujer que vaya a realizarse un legrado no necesita una preparación especial.
Tan sólo sería necesaria la preparación rutinaria de las cirugías, aunque no se trate estrictamente de una operación quirúrgica. Para ello la paciente tendrá que:
Realizarse un análisis de sangre previo para observar su estado de salud general (descartar anemias, trastornos de la coagulación, etcétera).
Someterse a una exploración ginecológica con una ecografía transvaginal para comprobar que el legrado podrá llevarse a cabo sin problemas.
No comer ni beber ocho horas antes en el caso de que se vaya a realizar el legrado bajo anestesia general.
No tomar medicamentos la semana de antes sin que se los haya indicado el médico. Incluso una sola aspirina puede alterar la coagulación de la sangre.