Embarazo molar o mola hidatiforme
Actualizado: 5 de septiembre de 2022
Qué es un embarazo molar o mola hidatiforme
El embarazo molar o mola hidatiforme es una complicación rara del embarazo que se caracteriza por un crecimiento anormal de las células formadas a partir de tejido de la placenta. Este crecimiento forma una masa de tejido que se asemeja a un racimo de uvas y no contiene un feto viable. Estas células, que se convierten en un tumor, proceden de un óvulo fecundado que no se desarrolla correctamente. Es la forma más benigna de la enfermedad trofoblástica gestacional (ETG), un tipo de cáncer femenino poco frecuente que se caracteriza por la aparición de células cancerosas en los tejidos que se forman tras la concepción.
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Tipos de embarazo molar
Hay dos tipos de embarazo molar, dependiendo de la existencia o no de embrión:
- Un embarazo molar parcial presenta cierto desarrollo fetal (que en la mayoría de los casos no es normal y no continúa) y una placenta anómala. Esto ocurre cuando un óvulo normal es fertilizado por dos espermatozoides simultáneamente, lo que resulta en un embrión con un cariotipo triploide (69 cromosomas en lugar de 46: 69, XXX; 69, XXY o 69, XYY).
- En un embarazo molar completo la placenta también es anormal, pero no hay ningún feto o tejido fetal presente. En lugar del feto, se forma una masa anormal de tejido placentario que se llena de quistes. Esto ocurre generalmente cuando un óvulo sin material genético es fertilizado por un espermatozoide, lo que resulta en un material genético duplicado del padre (46, XX en el 90% de las veces o 46, XY, en el 10% restante).
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Causas del embarazo molar
La causa del embarazo molar es que el óvulo fecundado presenta una anomalía cromosómica que hace que la placenta se convierta en una masa de quistes denominada mola hidatiforme. Aunque se desconoce por qué ocurre esto, los embarazos molares son más frecuentes en mujeres menores de 20 años y en mujeres de más de 40 años, y ciertos estudios asocian el déficit de algunas proteínas con más probabilidades de sufrir este trastorno, por lo que se aconseja que las mujeres que desean ser madres lleven una dieta rica en proteínas de origen animal (pescados, huevos, carnes magras, lácteos…) y vitamina A (carotenos presentes en algunas frutas y verduras o productos lácteos, e incluso hígado) para prevenir su aparición. Igualmente, las mujeres que han tenido un embarazo molar anteriormente tienen un mayor riesgo de tener otro, así como las mujeres que han tenido varios abortos espontáneos.
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Este tipo de embarazos son inviables y es imposible que lleguen a término ya que el embrión, o no se desarrolla como debería, o directamente no existe. Por ello, conviene interrumpirlo en cuanto se tiene conocimiento de su existencia. Afortundamente, es una complicación que solo se presenta en una de cada 1.500 gestaciones, y no impide que la mujer vuelva a quedarse embarazada posteriormente; además, el riesgo de recurrencia es de tan solo el 1-2%.
Síntomas del embarazo molar
La mola hidatiforme se sitúa en el útero como si se tratase de un embarazo corriente, por lo que los primeros síntomas del embarazo molar se corresponden con los de una gestación normal, y el test de embarazo dará positivo. Sin embargo, la placenta crece deprisa, por lo que el aumento de volumen del abdomen de la mujer es mayor de lo que debería ser.
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Los principales síntomas que pueden indicar la presencia de un embarazo molar son:
- Incremento de los niveles de la hormona gonadotropina coriónica humana (hCG).
- Náuseas y vómitos habituales y más intensos que en un embarazo normal.
- Excesivo crecimiento del útero para la etapa del embarazo. Esto puede causar una sensación de presión o dolor en la pelvis.
- Hemorragia vaginal (normalmente ocurre en el primer trimestre). El sangrado puede ser de color rojo oscuro o marrón.
- Aumento de la frecuencia cardiaca.
- Preeclampsia temprana: aumento de la presión arterial y presencia de proteínas en la orina antes de las 20 semanas de gestación. Sus síntomas pueden incluir hinchazón, dolores de cabeza severos, y visión borrosa.
- Síntomas de hipertiroidismo, como una pérdida de peso sin razón, palpitaciones, y nerviosismo.
- Hinchazón de las extremidades inferiores.
- Quistes ováricos, debido a los altos niveles de gonadotropina coriónica humana (hCG), que a veces se pueden sentir como masas abdominales.
- Expulsión de materia (parecida a granos de uva) procedente de la vagina.
- En un embarazo avanzado, la falta de movimiento fetal y la ausencia de latidos cardíacos pueden ser indicadores de un problema.
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Diagnóstico del embarazo molar
En su fase inicial es complicado el diagnóstico porque es similar a un embarazo normal. Un análisis de sangre mostrará unos niveles muy altos de gonadotropina coriónica humana (GCH), conocida como hormona del embarazo, aunque esto es frecuente en el inicio de la gestación, por lo que no es determinante.
El médico puede realizar una exploración pélvica para comprobar si se han producido variaciones inusuales en el tamaño o la forma del útero. En un embarazo molar, además, no se detectan latidos cardiacos ni movimiento fetal, y en la ecografía por ultrasonido la imagen mostrará una apariencia característica de "tormenta de nieve" sin un feto o con un feto anormal en el caso de una mola parcial.
Tratamiento y pronóstico del embarazo molar
El embarazo molar puede terminar en un aborto espontáneo, pero si esto no sucediera, o quedaran restos, sería preciso eliminar totalmente la mola, generalmente mediante un legrado por aspiración. Solo si es imprescindible se realiza una histerectomía (extirpación del útero), ya que con este procedimiento quirúrgico se priva a la mujer de quedar nuevamente embarazada y en el 80% de los casos la mola hidatiforme es benigna (no cancerosa).
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Posteriormente se realiza un seguimiento de la paciente, con análisis periódicos de sangre que miden la concentración de gonadotropina (hCG), a fin de comprobar si el nivel de la hormona ha vuelto a la normalidad, lo que debe suceder en aproximadamente ocho semanas. Esto indica que la mola ha sido erradicada con éxito pero, para una mayor seguridad, no es conveniente que la paciente quede embarazada antes de un año, ya que un nuevo embarazo aumentaría los niveles de gonadotropina y podría solapar la existencia de restos de la mola.
El seguimiento posterior al tratamiento también es crucial para detectar precozmente cualquier signo de enfermedad trofoblástica gestacional persistente. Así, si los niveles de gonadotropina aumentan o no se normalizan, es necesario realizar pruebas adicionales para comprobar si el tumor se ha extendido, invadiendo el miometrio (mola invasora o corioadenoma destruens) o se ha convertido en un coriocarcinoma (cáncer asociado al embarazo). El tratamiento (cirugía, quimioterapia, radioterapia) depende de que exista o no metástasis.
Pronóstico de un embarazo molar
El pronóstico del embarazo molar es excelente cuando la mola hidatiforme se diagnostica en un estadio temprano, y prácticamente el cien por cien de las pacientes se recupera sin complicaciones y conserva su función reproductiva. Así, la mayoría de las mujeres pueden tener embarazos normales y saludables después de un embarazo molar, ya que el tratamiento no suele afectar la fertilidad a largo plazo.
Por otro lado, las mujeres que han tenido un embarazo molar tienen un riesgo ligeramente mayor de tener otro en el futuro, aproximadamente 1-2%. Sin embargo, la mayoría de los embarazos posteriores serán normales.
Hay que tener en cuenta, sin embargo, que entre un dos y un tres por ciento de las molas hidatiformes se transforman en un coriocarcinoma, que se puede extender a otras partes del cuerpo (metástasis). Este tipo de cáncer responde muy bien a la quimioterapia y tiene un alto índice de curación cuando se detecta y trata temprano.
Creado: 28 de septiembre de 2010