Embarazo y salud cardíaca, cómo evitar riesgos cardiovasculares
Actualizado: 7 de octubre de 2024
Cuando una mujer se queda embarazada, se genera un gran número de cambios en su cuerpo: digestivos, pulmonares, respiratorios, renales, en la piel, a nivel hormonal…, pero son especialmente significativos los que se producen en el sistema cardiovascular “que comienzan en las primeras semanas de gestación y perduran hasta casi un año tras el parto”, apunta a Webconsultas Vanesa Ocaña Martínez, médico adjunta del Servicio de Obstetricia y Ginecología y Coordinadora de Paritorio del Hospital Universitario de Getafe.
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El embarazo, y también el parto, hacen que el corazón tenga que trabajar más y muchos de los cambios suponen un tremendo impacto para el organismo, por lo que llegar a este momento en un estado de salud óptimo es fundamental. “Si existe un sistema cardiovascular con buena reserva, no pasará nada; sin embargo, si la reserva funcional está disminuida, la gestación, con su aumento del gasto cardiaco; el parto, y también el puerperio, pueden poner en evidencia cualquier patología no diagnosticada y dar lugar a signos y síntomas de descompensación cardiaca”, advierte la doctora Ocaña.
Hay que tener en cuenta que factores como los embarazos previos, el estado físico o nutricional y la edad de la mujer, influyen. De hecho, la edad de las gestantes se ha incrementado, lo que incluye un incremento progresivo de las fecundaciones in vitro y los embarazos múltiples, y esto supone mayores riesgos. Vanesa Ocaña alerta: “se ha visto un aumento de hasta 30 veces del riesgo de enfermedad cardiovascular en gestantes por encima de los 40 años, debido a las alteraciones propias del sistema cardiovascular por la edad, sobre todo un aumento del riesgo de hipertensión arterial”. De hecho, algunos estudios, como esta revisión de la OMS publicada en The Lancet, advierten que la cardiopatía materna es una de las principales causas de muerte materna durante el embarazo en los países occidentales.
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Cambios del sistema cardiovascular durante el embarazo
Conocer concretamente cuáles son los cambios normales que se producen en el corazón de la futura mamá, en el momento que lo hacen y si pudieran llegar a representar estados patológicos es esencial para controlar que todo va bien y ayudar a prevenir posibles problemas. A lo largo de los 9 meses de embarazo, el corazón debe modificarse para la buena evolución de la gestación: “los cambios están destinados, en primera instancia, a satisfacer las necesidades de sangre de la circulación útero-placentaria”, expone a Webconsultas Sergio Gamaza Chulián, cardiólogo del Hospital HLA Jerez Puerta del Sur. Se trata de cambios graduales y continuos, que se hacen especialmente notables en el tercer trimestre.
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Una de las principales modificaciones que se dan es el aumento de la frecuencia cardíaca (entre finales del segundo trimestre y el tercer trimestre puede llegar a 10-20 latidos más por minuto con respecto a los valores previos) y el gasto cardíaco “e incluso se puede comprobar que crece el tamaño de las cavidades y las paredes cardiacas”, puntualiza el doctor Gamaza.
También es notable el incremento progresivo del volumen plasmático, desde el segundo mes, siendo mayor en embarazos múltiples. “Aumenta la cantidad de volumen circulante, esto es, la cantidad de plasma y sangre, llegando incluso a incrementarse 1.600 ml con respecto a valores previos al embarazo”, matiza el experto.
Desde la Sociedad Española de Ginecología y obstetricia (SEGO) señalan que el aumento del gasto cardíaco es directamente proporcional al incremento del volumen plasmático y de la frecuencia cardíaca, factoresque generan un aumento progresivo del gasto cardíaco de la madre (entre un 30% y un 50%) hacia el segundo trimestre y luego se mantiene en ese nivel hasta el final, lo que permite garantizar una oxigenación adecuada tanto para la madre como para el feto. Durante el parto, cada contracción uterina supone una autotransfusión de 300-500 ml de sangre que retorna a la circulación sistémica. El gasto cardíaco aumenta aproximadamente un 34% en cada contracción y un 12% entre contracciones.
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Por su parte, en el documento de investigadores mexicanos ‘Cambios fisiológicos durante el embarazo normal’ se indica que junto con la expansión de volumen plasmático existe además una redistribución del flujo sanguíneo; la cantidad de sangre enviada hacia el útero y la placenta consiste en un 25% del gasto cardiaco durante la gestación. Y que, de igual manera, la irrigación hacia la piel, riñones y glándulas mamarias aumenta significativamente.
Además, la médico adjunta del Servicio de Obstetricia y Ginecología y Coordinadora de Paritorio del Hospital Universitario de Getafe, Vanesa Ocaña indica que se produce una disminución de la presión sanguínea que “alcanza su mínimo a mitad del embarazo para luego ir aumentando progresivamente hasta el final, sin llegar a los valores previos a la gestación”.
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Por último, la especialista Ocaña destaca que: “el estado de hipercoagulabilidad inherente a la gestación, en asociación con la estasis venosa durante la misma (dificultad del retorno venoso debido al aumento de la presión abdominal por el embarazo), el aumento de peso y la disminución de la actividad física hacen que aumente la incidencia de trombosis venosas”.
Posibles complicaciones de salud cardíaca durante la gestación
En definitiva, nos encontramos con una serie de cambios comunes en un embarazo normal, pero que pueden desencadenar factores de riesgo y complicaciones cardiovasculares como hipertensión arterial, diabetes mellitus, insuficiencia cardiaca aguda, edema agudo de pulmón, tromboembolismo pulmonar o venoso, arritmias o infarto agudo de miocardio. Para la doctora Ocaña: “muchas de estas complicaciones se producirán sobre todo como consecuencia de una descompensación de una patología de base, aunque también pueden ser la primera manifestación de una patología cardiaca no diagnosticada”.
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Las complicaciones cardíacas durante la gestación pueden ser un problema grave tanto para la madre como para el feto. Estas son algunas de las complicaciones cardíacas más comunes en esta etapa, sus causas y las medidas para prevenirlas.
- Insuficiencia cardíaca: durante el embarazo, el corazón tiene que trabajar más debido al aumento del volumen sanguíneo, lo que puede descompensar a mujeres con enfermedades cardíacas preexistentes como la cardiopatía isquémica, la cardiomiopatía o defectos congénitos. Para prevenirlo, las mujeres con problemas cardíacos conocidos deben ser monitoreadas estrechamente por un cardiólogo y un obstetra especializado en embarazos de alto riesgo. Un control adecuado de la presión arterial, mantener una dieta saludable y evitar el sobreesfuerzo físico son clave.
- Hipertensión gestacional y preeclampsia: los trastornos hipertensivos en el embarazo son las complicaciones médicas más comunes, afectando entre el 5% y el 10% de los embarazos a nivel mundial. Estas condiciones aumentan la carga sobre el corazón y pueden llevar a problemas graves como insuficiencia cardíaca o daño a los órganos. Controlar el peso antes y durante el embarazo, realizar actividad física moderada, llevar una dieta rica en frutas, verduras y granos enteros, y asistir a controles prenatales frecuentes puede reducir el riesgo.
- Arritmias cardíacas: los cambios hormonales, el aumento de la demanda metabólica y el incremento del volumen sanguíneo pueden desencadenar arritmias en mujeres que ya tienen alguna predisposición a problemas del ritmo cardíaco o en aquellas que desarrollan nuevas arritmias durante el embarazo. En hasta un 15% de las mujeres embarazadas con cardiopatía estructural, se pueden desarrollar arritmias que requieren intervención médica. El control regular del ritmo cardíaco y la gestión de afecciones subyacentes (como enfermedades tiroideas) son fundamentales. Evitar el estrés, la cafeína y otros factores que desencadenan arritmias también puede ayudar.
- Cardiomiopatía periparto: es una forma rara de insuficiencia cardíaca que se desarrolla en el último mes de embarazo o dentro de los primeros cinco meses posparto. La causa exacta es desconocida, pero se cree que puede estar relacionada con una respuesta inflamatoria anormal o con el estrés mecánico del embarazo en el corazón. El riesgo es mayor en mujeres con antecedentes de hipertensión, múltiples embarazos o mayores de 30 años. La detección temprana y el manejo adecuado de los síntomas cardíacos durante el embarazo pueden reducir el riesgo de progresión.
- Tromboembolismo venoso: el embarazo y el puerperio se asocian con una mayor incidencia de tromboembolismo venoso profundo, que ocurre en alrededor del 0,05-0,20% de todos los embarazos. Así, el embarazo aumenta el riesgo de coágulos sanguíneos debido a factores como el aumento de la coagulación sanguínea y la compresión de las venas por el útero en crecimiento. Los coágulos pueden viajar a los pulmones y causar una embolia pulmonar, que es potencialmente mortal. Las mujeres con riesgo de trombosis (por antecedentes de coágulos, trastornos de la coagulación o inmovilización prolongada) pueden requerir anticoagulantes durante el embarazo. Mantenerse activa, evitar la inmovilización prolongada y usar medias de compresión pueden reducir el riesgo.
- Infarto agudo de miocardio: aunque es raro, el infarto de miocardio puede ocurrir en mujeres embarazadas debido a factores como la hipertensión crónica, el uso de tabaco, la obesidad, la diabetes gestacional o dislipidemias. Controlar los factores de riesgo como la hipertensión, la diabetes y el colesterol elevado es esencial. Mantener un estilo de vida saludable, sin fumar ni consumir alcohol, y seguir las indicaciones médicas reduce el riesgo.
Seguimiento de la salud cardiovascular en la embarazada
En el momento en que la mujer se queda embarazada o incluso desde que está planificando su embarazo, hacer un seguimiento de la salud cardiovascular es fundamental. En primer término, las matronas tienen un papel esencial, pudiendo detectar factores de riesgo. Pero evidentemente “sería conveniente un seguimiento más estrecho en aquellas mujeres con mayor posibilidad de complicaciones cardiovasculares: mayores de 35 años, obesas, con hipertensión arterial o diabetes previa al embarazo, embarazo múltiple o embarazos previos con complicaciones cardiovasculares. En esos casos o en los que existe sintomatología cardiovascular, el cardiólogo ha de intervenir para un seguimiento más estrecho”, expone Sergio Gamaza cardiólogo del Hospital HLA Jerez Puerta del Sur.
Pruebas inocuas para la embarazada y para el feto como el electrocardiograma, la ecocardiografía, que da una información valiosa de cómo está funcionando el corazón de la gestante; o la monitorización mediante Holter de 24 horas e incluso la resonancia magnética (sin contraste) serán herramientas de ayuda para controlar que todo va bien.
Precisamente cuando ya nos encontramos con mujeres con cardiopatías, los obstetras y los cardiólogos se deben coordinar para realizar un seguimiento exhaustivo con una buena monitorización, tanto de la gestación como de la patología cardiológica de base, para poder detectar a tiempo posibles complicaciones. Además, la médico adjunta del Servicio de Obstetricia y Ginecología y Coordinadora de Paritorio del Hospital Universitario de Getafe, Vanesa Ocaña considera que “en este seguimiento multidisciplinar debemos incluir al anestesista, como figura importante en el momento del parto y para una valoración funcional previa a este”.
En este contexto, pueden ser necesarias ciertas actuaciones como “la adecuación de la actividad física a la demanda de consumo energético cardíaco, siendo necesario el reposo relativo en ocasiones; o la adaptación del tratamiento farmacológico en cada trimestre de la gestación”, remata la experta Ocaña.
Recomendaciones para cuidar la salud cardíaca de la embarazada
Ante la evidencia del impacto que supone el embarazo sobre la salud cardiovascular y cómo los cambios que ocurren pueden agravar enfermedades cardiovasculares preexistentes, la mujer puede prevenir complicaciones cardíacas siguiendo una serie de consejos. Muchas de las medidas son fáciles de realizar y bastante efectivas: “reducir los factores de riesgo evitables antes del embarazo es una buena medida preventiva. Así, evitar el consumo de tabaco o alcohol y reducir el sobrepeso tienen una incidencia directa sobre los factores de riesgo de la mujer, lo que evitaría muchas complicaciones cardiovasculares que pudieran producirse durante la gestación o el parto”, expone el cardiólogo Sergio Gamaza.
En esta misma línea, se recomienda realizar ejercicio físico de forma regular, una alimentación cardiosaludable, completa, variada y equilibrada; y mantener una buena hidratación, sobre todo en épocas de calor. A partir de ahí, es imprescindible un “buen control de diversas enfermedades metabólicas, como por ejemplo la diabetes o las dislipemias”, como indica la experta del Hospital Universitario de Getafe, Vanesa Ocaña.
En los casos en que ya exista una cardiología previa, la doctora Ocaña puntualiza que “la gestación se controlará en las consultas de alto riesgo del hospital correspondiente con visitas periódicas al cardiólogo, donde se realizarán evaluaciones de la cardiopatía y otras acciones como la prevención y tratamiento de la anemia y de posibles infecciones que se produzcan durante la gestación, por ejemplo”.
Consejos para prevenir riesgos cardiovasculares en las embarazadas
Las complicaciones cardíacas en la gestación pueden prevenirse en gran medida con un adecuado manejo médico antes y durante el embarazo, así como con el control de los factores de riesgo. A continuación, te ofrecemos algunos consejos prácticos para ello:
- Monitoreo médico continuo: los controles regulares con el obstetra y el cardiólogo (si es necesario) permiten la detección temprana de complicaciones. Sobre todo para aquellas gestantes que ya presenten cardiopatías, que deben vigilarse con frecuencia la presión arterial
- Control de peso: mantener un peso saludable y controlar el aumento de peso durante toda la gestación disminuye el riesgo de sufrir complicaciones cardíacas.
- Alimentación adecuada: seguir una dieta equilibrada y rica en nutrientes esenciales, como potasio y magnesio, ayuda a mantener la salud cardiovascular. Y una dieta baja en sal también ayudará a prevenir problemas como la hipertensión gestacional.
- Ejercicio moderado: realizar actividad física, siempre bajo recomendación médica –sobre todo si existen patologías previas–, puede fortalecer el corazón y mejorar la circulación.
- Evitar el estrés: el manejo del estrés durante el embarazo se puede conseguir mediante técnicas de relajación, como la meditación o el yoga, puede ayudar a reducir la carga sobre el corazón.
Creado: 7 de octubre de 2024