Aborto espontáneo
Actualizado: 11 de marzo de 2024
El aborto espontáneo, o aborto natural, es la pérdida de un feto, por causas naturales y no intencionadas, antes de la semana 20 del embarazo (las pérdidas de fetos con posterioridad a esa semana se denominan partos prematuros).
La mayoría de los abortos espontáneos ocurren porque el feto no se está desarrollando normalmente. Las pérdidas gestacionales espontáneas son relativamente comunes, con estimaciones que indican que aproximadamente el 10% al 20% de los embarazos confirmados terminan en aborto espontáneo, aunque el número real puede ser mayor porque muchos ocurren antes de que la mujer sepa que está embarazada.
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Se pueden distinguir varios tipos de aborto espontáneo:
- Aborto completo: cuando se expulsa íntegramente el saco gestacional, todo el tejido fetal y placentario del útero. Una vez completado, el sangrado y el dolor suelen disminuir.
- Aborto incompleto: quedan restos de la concepción dentro del útero. Normalmente es preciso realizar un legrado, o administrar algún medicamento para eliminar lo que no se ha expulsado. Puede requerir atención médica para evitar complicaciones.
- Aborto diferido o fallido: el embrión o feto ha muerto o no se está desarrollando, pero sigue en el útero, y la mujer no tiene síntomas de aborto externos, como sangrado o dolor. Puede requerir intervención médica para expulsar el tejido fetal.
Síntomas de un aborto espontáneo
Los síntomas de un aborto espontáneo pueden variar dependiendo del tiempo de gestación y de la situación individual. Algunos de los más comunes son:
- Lumbago o dolores abdominales: este dolor abdominal o en la parte baja de la espalda puede ser continuo o parecido a los calambres menstruales fuertes y varía en intensidad.
- Expulsión de material tisular, con forma de masa o en coágulos de sangre más grandes que una pelota de golf, procedente de la vagina.
- Hemorragia vaginal, que puede estar acompañada de dolor abdominal. Puede variar desde un leve manchado hasta un sangrado intenso similar a un periodo menstrual. El color también puede variar desde rosado, rojo a marrón.
- Reducción de los signos de embarazo: síntomas como náuseas y sensibilidad en los senos pueden disminuir repentinamente.
- Cese de la actividad fetal: en embarazos más avanzados, la mujer puede notar que el bebé deja de moverse.
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Estos síntomas, aunque pueden ser indicios de amenaza de aborto, o pérdida irremediable del feto, se pueden producir durante los primeros meses del embarazo, sin que su aparición implique que se vaya a producir un aborto, pero siempre son motivo de consulta médica. Un profesional de la salud puede realizar evaluaciones, como exámenes físicos, ultrasonidos y análisis de sangre, para determinar si el embarazo está progresando normalmente o si hay indicios de un aborto espontáneo.
Causas de un aborto espontáneo
La causa más común de aborto espontáneo es la muerte del feto debida a malformaciones genéticas o congénitas que hacen inviable su desarrollo. También está frecuentemente relacionado con anomalías del aparato reproductor de la mujer, como cuello uterino incompetente.
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Las causas específicas de un aborto espontáneo a menudo son difíciles de identificar, pero otras causas posibles de aborto espontáneo son:
- Problemas hormonales: ciertas condiciones, como el síndrome de ovario poliquístico (SOP) o problemas con la hormona progesterona.
- Infección: ciertas infecciones bacterianas o virales pueden incrementar el riesgo de aborto espontáneo.
- Deficiencias nutricionales.
- Enfermedades graves de la madre, como diabetes no controlada, problemas renales o de tiroides, hepatitis, SIDA...
- Consumo de alcohol o drogas: fumar, consumir alcohol, el uso excesivo de drogas, la exposición a ciertos químicos o radiaciones, y el manejo inadecuado del estrés pueden aumentar el riesgo.
- Traumatismos graves.
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Cabe recordar que no hay una causa única para todos los casos, y muchas veces, la causa exacta nunca se identifica. Se estima que aproximadamente la mitad de los óvulos fecundados mueren y son expulsados de manera espontánea, generalmente antes de que la mujer advierta que está embarazada. Además, entre un 15 y un 20% de las mujeres que tienen conocimiento de su embarazo aborta de forma espontánea, la mayoría en el transcurso de las primeras siete semanas del embarazo.
El riesgo de sufrir un aborto espontáneo aumenta cuando la mujer tiene más de 35 años, o si ha tenido abortos de este tipo con anterioridad (si se trata de tres o más abortos espontáneos consecutivos se considera aborto recurrente).
Tratamiento de un aborto espontáneo
El tratamiento de un aborto espontáneo depende de varios factores, incluido el tipo de aborto espontáneo, la cantidad de sangrado, y los síntomas de la mujer. El objetivo del tratamiento es prevenir complicaciones como infecciones y pérdida de sangre excesiva.
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Cuando se produce un aborto espontáneo, es conveniente examinar el tejido expulsado para determinar si se trataba de un feto o una mola hidatiforme, así como comprobar si aún queda algún tejido fetal en el interior del útero.
En algunos casos, especialmente en abortos espontáneos tempranos, se puede recomendar esperar a que el cuerpo expulse el tejido por sí solo. Esto puede tomar varias semanas. Si el tejido del embarazo no se expulsa totalmente de forma natural, es necesario realizar un seguimiento de la paciente durante un tiempo, y es posible que se precise cirugía (legrado), o administración de medicamentos, para acelerar la expulsión del tejido fetal y placentario del útero. Misoprostol es un ejemplo común, que ayuda a contraer el útero y facilitar la expulsión. Como decimos, si el tejido no se expulsa por completo, puede ser necesario realizar una limpieza o legrado por aspiración, un procedimiento quirúrgico para removerlo y prevenir infecciones o sangrado prolongado. Este procedimiento puede hacerse con anestesia local o general.
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Tras el aborto, la mujer generalmente reanuda su ciclo menstrual normal en unas cuantas semanas.
Complicaciones de un aborto espontáneo
Los abortos completos no suelen dejar secuelas físicas ni complicaciones a largo plazo. Sin embargo, junto al impacto psicológico que supone para la pareja, estas son algunas de sus posibles complicaciones:
- Infección: los restos de tejido dentro del útero pueden provocar infecciones. Así, el aborto séptico es la principal complicación, y se origina cuando quedan restos de la concepción tras el aborto espontáneo, y estos residuos, o el propio útero, se infectan. Los síntomas que revelan que se ha producido una infección, además de fiebre, incluyen dolor, hemorragia vaginal persistente y un flujo vaginal fétido. Por eso es necesario comprobar, tras un aborto espontáneo, que no queda tejido fetal dentro del útero. La infección precisa atención médica inmediata, y su tratamiento incluirá antibióticos.
- Hemorragia severa: en algunos casos, el aborto espontáneo puede causar una pérdida de sangre significativa que necesita tratamiento.
- Síndrome de Asherman: es una complicación rara, donde se forman cicatrices en el útero, que puede ser causada por un legrado.
- Impacto emocional y psicológico: un aborto espontáneo puede tener un fuerte impacto emocional, provocando tristeza, ansiedad, depresión, y un proceso de duelo. Es importante buscar apoyo emocional y psicológico si se necesita.
Si el feto se pierde transcurridas más de 20 semanas, el pronóstico es peor y requiere asistencia médica, pero no se considera un aborto, sino un parto prematuro con resultado de muerte fetal.
En cualquier caso, si se sospecha un aborto espontáneo, es crucial buscar atención médica para evaluar la situación, recibir el tratamiento adecuado y el apoyo necesario. Además, después de un aborto espontáneo, es importante seguir las recomendaciones del profesional de la salud sobre el tiempo de espera antes de intentar concebir nuevamente, lo cual generalmente varía según las circunstancias individuales.
Creado: 5 de octubre de 2010