Placenta previa
La placenta previa ocurre cuando ésta se sitúa muy próxima al cuello uterino, obstruyendo total o parcialmente su abertura. Es preciso aumentar el control del embarazo y puede implicar una cesárea de urgencia.

Tratamiento de la placenta previa y cómo prevenirla

Mujer haciéndose una radiografía

En la mayoría de los casos de placenta previa se realiza una cesárea.

Actualizado: 22 de septiembre de 2022

Después de evaluar el sangrado característico de esta complicación del embarazo, el ginecólogo valorará diferentes aspectos de la situación tanto de la madre como del bebé para decidir el mejor tratamiento para cada caso de placenta previa. En primer lugar tendrá en cuenta la semana de gestación en la que se encuentra el embarazo, la dimensión del sangrado y por supuesto hará una ecografía para poder calcular la proporción de la placenta que está cubriendo el cuello uterino.

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Si el sangrado ha sido pequeño o moderado y la parte de la placenta es pequeña se suele administrar medicación para evitar el parto prematuro y se recomienda reposo hasta llegar mínimo a la semana 36, pudiendo incluso quedar ingresada para llevar un control exhaustivo hasta entonces. En estas situaciones los médicos suelen dar corticoesteroides, para ayudar al bebé a que desarrolle sus pulmones. Para evitar problemas se debe evitar las relaciones sexuales y las duchas vaginales durante ese tiempo.

Si se supera ese tiempo sin complicaciones derivadas de la placenta previa, entre la semana 36 y 37 el ginecólogo puede requerir realizar una amniocentesis para comprobar el nivel de desarrollo de los pulmones del feto y conocer el estado del líquido amniótico. A partir de ese momento se valoran los riesgos de realizar un parto prematuro por cesárea.

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Placenta previa: cesárea

Si el sangrado ha sido abundante y además la parte de la placenta que obstruye el cuello uterino es extensa se suelen realizar trasfusiones de sangre a la madre y valorar el grado de supervivencia del feto si se provoca un parto prematuro. Después de las 36 semanas de gestación esta opción puede ser el mejor tratamiento. Esos alumbramientos en la mayoría de los casos suelen hacerse mediante cesárea, pues un parto vaginal podría causar una gran hemorragia que podría ser fatal para ambos. En las situaciones más graves, como el acretismo placentario con hemorragia posparto, puede llegar a necesitarse embolizaciones o histerectomías puerperales, es decir, una extracción del útero.

Prevención de la placenta previa

No se han encontrado maneras refutadas de prevenir la placenta previa. Sin embargo, la Dra Pilar Pintado, miembro de la sección de Medicina Materno Fetal del Hospital Universitario Gregorio Marañón, nos explica que existen dos teorías. La primera está centrada en las causas que alteran las capas uterinas, como es el caso de las cirugías uterinas, los legrados o los miomas uterinos, y la segunda focaliza las causas de las alteraciones en la formación de la placenta, que pueden ser consecuencia del consumo de cocaína, tabaco o de haber tenido un embarazo gemelar.

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Por ello, la Dra Pintado aconseja evitar en lo posible los factores predisponentes, como no consumir tabaco ni otras drogas, intentar –si no hay complicaciones– un parto vaginal y evitar dentro de lo posible las intervenciones uterinas. Además de intentar espaciar los embarazos entre sí, mínimo entre el año y el año y medio, eludir los embarazos a edades avanzadas y los embarazos gemelares, sobre todo en tratamientos de fertilidad.

Creado: 27 de marzo de 2017

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