Síndrome de transfusión feto-fetal
Actualizado: 21 de septiembre de 2022
El síndrome de transfusión feto-fetal es una complicación que se produce en los embarazos gemelares univitelinos (que derivan de un solo cigoto), cuando los bebés comparten la placenta; se trata de los gemelos idénticos, procedentes de un solo óvulo (que se dividió tras la fecundación) y un espermatozoide. El cordón umbilical de ambos bebés llega a la misma placenta y se pueden producir conexiones entre los vasos sanguíneos (arterias y venas) de un feto con los del otro. El problema se origina cuando uno de los fetos transfiere sangre al otro, que recibe demasiada sangre; el primero, llamado donante, apenas recibe alimento y el otro, llamado receptor, lo hace en exceso.
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El donante no crece lo suficiente, apenas orina y tiene muy poco líquido amniótico; puede morir por falta de sangre, que se traduce en falta de oxígeno (hipoxia).
El receptor, por el contrario, recibe sangre en exceso y crece y orina mucho, produciendo demasiado líquido amniótico. Este feto puede morir a causa de un fallo cardiaco, porque el exceso de sangre obliga a su corazón a esforzarse por encima de su capacidad normal.
Si el síndrome se produce de forma precoz en el embarazo y no es tratado adecuadamente existe un alto riesgo de muerte para ambos fetos (entre el 80 y el 100%) y un alto porcentaje de los supervivientes presentará graves complicaciones después del parto e incluso a largo plazo.
Síntomas del síntrome de transfusión feto-fetal
Aunque el síntrome de transfusión feto-fetal es un trastorno poco frecuente, es importante que la gestante esté atenta a ciertos síntomas que podrían indicar la existencia del problema:
- Un crecimiento repentino del vientre acompañado de un aumento de peso inusual pueden ser consecuencia de que el volumen de líquido amniótico es anormal. El tamaño del vientre de la madre no coincide con el de un embarazo gemelar normal; es excesivamente grande e hinchado y resulta muy incómodo.
- Contracciones a partir de la semana 20.
- El útero se encuentra muy arriba.
- Dejar de sentir los movimientos de los bebés o de uno de ellos; el más pequeño, al no disponer apenas de líquido amniótico, está inmovilizado, y el otro está rodeado de tal cantidad de líquido, que la madre no percibe los movimientos. También es posible que la madre lo note como muy movido e inquieto.
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Tratamiento del síndrome feto-fetal
Existen dos tipos de tratamiento para el síndrome feto-fetal: amniodrenaje y cirugía. Veámoslos con más detalle:
Amniodrenaje
Consiste en eliminar el exceso de líquido amniótico (amniodrenaje) para evitar un parto prematuro y disminuir la presión sobre el vientre materno. Este tratamiento sirve para mejorar los síntomas, pero no soluciona el problema, y el bebé donante continúa bombeando sangre al receptor.
El amniodrenaje se suele repetir varias veces a lo largo del embarazo con el fin de prolongar la gestación hasta que los bebés sean viables. El procedimiento conlleva un pequeño riesgo de parto prematuro, de 1 a 1,5%.
Cirugía prenatal
La otra opcion para tratar el síndrome feto-fetal es realizar una operación prenatal para cauterizar las conexiones entre los vasos sanguíneos de los bebés, sirviéndose de un aparato de rayos láser. Se emplea anestesia local y se introduce, a través de un pequeño corte en el abdomen un tubo muy fino, de apenas 2 mm, por el que se mete un foco de luz, una microcámara y un aparato de rayos láser. Es un procedimiento similar a la laparoscopia, que requiere una gran habilidad por parte del ginecólogo. En 1999 se realizó la primera intervención en el Hospital Vall d'Hebrón de Barcelona, en colaboración con la Universidad de Lovaina (Bélgica).
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Durante la intervención se cauterizan las conexiones, casi siempre de arteria a vena, en bastantes ocasiones de arteria a arteria, y raras veces de vena a vena. El resultado obtenido se traduce en que cada bebé tiene un conducto independiente de circulación sanguínea y, por lo tanto, se elimina el problema de la transfusión sanguínea.
Esta intervención no está exenta de riesgo: existe un 10% de riesgo de que se produzca un nacimiento prematuro y también la posibilidad de que el bebé pequeño muera. Esta situación puede presentarse especialmente cuando la división de la placenta es desigual, es decir, que un bebé dispone de una gran parte de la misma, mientras que el otro ocupa una parte mínima. En este caso, el bebé que se alimentaba gracias a la transfusión procedente de su hermano gemelo, fallece cuando esta deja de existir y la placenta no le aporta suficiente alimento. Es un riesgo que alcanza un porcentaje de entre un 25 y un 30%. Una ecografía doppler puede mostrar con bastante precisión si se da este riesgo.
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Es importante señalar que cuando no se interviene, solo un 20% de los bebés sobrevive. Gracias al empleo de ambos tratamientos el porcentaje de supervivencia se eleva a un 60% para ambos bebés, y llega hasta el 75-80% para uno de los bebés. En los niños tratados solo con el amniodrenaje, se han observado problemas de tipo neurológico, además de problemas de conducta. Esto se debe a que los cerebros de los bebés no se desarrollan de manera adecuada, por lo que nacen con menor madurez neurológica.
Creado: 29 de noviembre de 2010