Semana 40 de embarazo: síntomas y pruebas

Por: David Saceda Corralo
Médico Interno Residente, especialista en Dermatología Medicoquirúrgica y Veneorología
Actualizado: 10 de febrero de 2025
Hoy en día es poco frecuente que un feto llegue a cumplir las 40 semanas de edad gestacional ya que, de no presentarse de forma natural, los médicos prefieren provocar el parto con medicinas, porque consideran que es mejor que el bebé esté ya fuera de la madre por el bien de ambos. Aunque, si no hay signos de parto, se puede esperar hasta la semana 41 o 42 antes de considerar la inducción. El médico evaluará si hay indicios de sufrimiento fetal, insuficiencia placentaria o disminución del líquido amniótico, lo que podría requerir intervención.
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El bebé en la semana 40
En la semana 40 de embarazo, el bebé está completamente desarrollado y listo para el nacimiento en cualquier momento. Lo habitual llegado a este momento es que el feto mida ya en torno a 50-52 cm de longitud, y su peso ronde los 3-4 kg, aunque puede haber muchas variaciones en este sentido.
Mientras permanezca dentro del útero, el bebé seguirá creciendo si todo va bien. Esto no es del todo positivo ya que si crece mucho tendrá más dificultades para salir a través del canal del parto.
Podríamos decir que el feto ya ha alcanzado su madurez orgánica, así, los pulmones están completamente formados y preparados para la respiración fuera del útero. La producción de surfactante, que evita el colapso pulmonar, está en niveles óptimos. El sistema digestivo también está desarrollado, aunque, cuando nazca, el bebé aún no habrá ingerido alimento sólido, por lo que las primeras deposiciones serán meconio, una sustancia oscura compuesta de células muertas, líquido amniótico y secreciones. El sistema nervioso ya está listo para permitir al futuro bebé coordinaralgunos reflejos importantes, como el reflejo de succión, fundamental para la lactancia.
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Los huesos del cráneo siguen siendo flexibles y móviles, gracias a las fontanelas, lo que facilita el paso por el canal de parto. También puede haber un leve solapamiento de los huesos craneales en el parto, lo que se conoce como molding.
Por otro lado, la mayoría del vérnix caseoso (capa grasa protectora) ha desaparecido, pero aún puede haber restos en pliegues cutáneos. Del lanugo (vello fino que cubría su piel) casi no queda rastro, y la piel puede estar más rosada y tersa, pero en algunos casos muestra descamación si el embarazo se prolonga.
La mamá en el final del embarazo
Las sensaciones que tenía la semana anterior continúan igual o se incrementan. Es frecuente que si el parto no se ha producido aún se decida el ingreso de la mamá en un hospital. Es mejor así, ya que se tiene un control mayor sobre el estado del bebé y de la madre, y se puede atender el parto con carácter inmediato. Además, la mamá podrá descansar mejor y sentirse más tranquila al estar vigilada por el médico. Su reposo debe ser absoluto, de manera que pasará casi todo el día tumbada o, en todo caso, sentada.
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En cuanto a los síntomas que puede ya percibir en esta última semana de gestación destacan los siguientes:
- El útero está en su punto máximo de distensión, generando incomodidad.
- Puede haber contracciones de Braxton Hicks más intensas.
- Pérdida del tapón mucoso y aumento del flujo vaginal.
- El bebé suele estar encajado en la pelvis, lo que alivia la presión sobre los pulmones pero aumenta la presión en la vejiga.

Pruebas en la semana 40 de embarazo
El control médico de la madre y del bebé es constante. Se realizan varias pruebas a la mamá para comprobar el bienestar del bebé:
Amnioscopio: es un tubo que se introduce un poco en el útero para comprobar que el aspecto del líquido amniótico es el adecuado. A estas alturas del embarazo se puede ver la cabeza del bebé cerca de la entrada al útero.
Registro cardiotocográfico: se colocan sensores en la tripa de la mamá para observar la reacción que provocan las contracciones uterinas sobre el ritmo de los latidos del corazón del bebé. A veces el médico provoca las contracciones con medicinas para cerciorarse de que el bebé se encuentra bien.
Ecografía: es muy importante, sobre todo para ver que la placenta sigue funcionando correctamente y no se ha desprendido. También permite ver si el cordón umbilical está enredado en el bebé, lo que podría dificultar el parto.
Eco-Doppler: es un tipo de ecografía especial que muestra cómo fluye la sangre por la placenta, el cordón umbilical y el organismo del bebé. Así se puede saber si el bebé sigue recibiendo de la mamá suficiente sangre para alimentarle y oxigenarle.
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Es muy importante, además del control médico y las pruebas necesarias para el seguimiento del bienestar fetal, que la mamá se encuentre en un ambiente tranquilo y familiar. La familia debe estar a su lado durante estos últimos días del embarazo, prestándole su apoyo emocional.
Creado: 1 de octubre de 2010