Cuál es la mejor postura para dar a luz
Actualizado: 22 de diciembre de 2022
En Egipto o en la antigua Roma ya se usaban sillas de parto o sillones obstétricos y la mujer daba a luz sentada o en posturas verticales. Y así fue hasta que en el siglo XVII empezó a imperar en Europa la posición horizontal. Desde entonces, sobre todo en Occidente, ésta ha sido la opción que la mayoría de los profesionales médicos ha tomado como válida para indicar a la embarazada la mejor forma de parir. Sin embargo, si atendemos a las evidencias científicas y a lo que recomiendan las voces sanitarias autorizadas, no lo es tanto.
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A nivel internacional la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala expresamente que, tanto durante la dilatación como en la fase de expulsivo, la parturienta ha de gozar de total libertad de movimientos y poder elegir la postura que desee. Por su parte, la Estrategia de Atención al Parto Normal (EAPN) del Ministerio de Sanidad español apuesta por la misma idea de promover los cambios posturales, e incluso recoge la posibilidad de usar pelotas de goma, por ejemplo. Y la Federación de Asociaciones de Matronas de España matiza algo más: que hay que favorecer la utilización de posiciones verticales, lo que también alaba la Sociedad de Ginecología y Obstetricia del Perú o el Ministerio de Salud argentino, entre otras muchas entidades.
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Nos encontramos por tanto dentro de la tendencia de defensa del parto natural, pretendiendo hacer el proceso lo más fisiológico y cómodo posible. Porque traer una vida al mundo es una experiencia sublime, pero indudablemente es dolorosa. Así, siempre que se trate de un parto normal, sin complicaciones, es fundamental la movilidad de principio a fin. La mujer irá colocándose en la posición que en cada momento logre aliviar mejor sus molestias y favorezca la dilatación y la salida del bebé.
Verticalidad frente a horizontalidad a la hora de parir
La mujer puede adoptar diferentes posturas durante el parto, pero se ha demostrado que las verticales tienen muchos más beneficios, especialmente en el expulsivo. Conforme la postura va adquiriendo verticalidad, la ley de la gravedad va favoreciendo la mecánica del parto. La madre tiene que hacer menos esfuerzo para empujar y al mismo tiempo el bebé también ayuda, gracias a la presión que ejerce. El descenso y el encajamiento del feto son mejores. Consecuentemente, la duración del expulsivo se acorta. A esto se suma que la compresión de la vena cava es mucho menor.
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Además, algunas investigaciones han demostrado que el periodo de dilatación es hasta un 50% más corto que en el caso del parto horizontal. Y, finalmente, estas posturas facilitan la expulsión de la placenta.
Eso sí, la verticalidad también presenta ciertos inconvenientes. El principal es que suele producirse un sangrado mayor y más desgarros (el descenso del bebé es más rápido y menos controlado). Esto conlleva también más riesgo de edemas. Además, dificulta el control del parto por parte de los médicos en caso de alguna complicación, como puede ser el sufrimiento fetal.
Pero, globalmente, la movilidad e ir adoptando posturas verticales proporcionan un mayor bienestar para la mujer, a nivel físico, pero también en el plano psicológico. Muchos profesionales del parto han observado que la parturienta suele estar más motivada y obtener más grado de satisfacción cuando finaliza todo.
Creado: 20 de junio de 2016