Enema en el parto, ¿es necesario?

A veces se administra un enema durante el parto para evitar que la madre defeque mientras da a luz a su bebé, pero ¿es necesario poner un enema cuando empieza el parto? ¿Tiene alguna ventaja para la madre o para el bebé?
Enema en el parto

Ilustración: @plenti.lerenti

Por: Caridad Ruiz

Periodista especializada en salud y nutrición

Actualizado: 4 de mayo de 2023

Con el esfuerzo de los pujos del parto, es habitual que la madre defeque. No es lo que ella espera que ocurra mientras nace su bebé. Y dicho así da mucha vergüenza. Expulsar las heces en ese momento puede resultarla una situación incómoda, pero hay que aclarar que, aunque pueda parecer que sí, no supone un riesgo de infección para el bebé. Por eso, hoy en día en la mayoría de los hospitales maternales solo se aplica un enema durante el parto si la madre lo demanda. Si estás a punto de dar a luz es probable que una de las muchas dudas que se te plantean es: “¿Debo pedir un enema o no? Si no me lo administran, ¿mi bebé puede tener alguna complicación?”. Recurrimos a algunos expertos para aclarar estas dudas.

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¿Qué es un enema?

Durante mucho tiempo se utilizó el enema antes del parto, es decir, durante la fase de dilatación se introducía un laxante por vía anal con la función de vaciar el colon. Unos minutos después, la futura madre defecaba y la zona quedaba limpia. “Antes se realizaban técnicas en obstetricia basadas en la comodidad del profesional sanitario”, nos comenta la matrona Susana Bravo. De ahí que poner un enema fuera una práctica habitual. “Se intentaba mantener la zona lo más limpia y aséptica posible, con la intención de hacer un parto más estéril”, añade la matrona. Se pensaba que si el bebé entraba en contacto con las heces podría sufrir una infección. También se creía que con el intestino vacío el parto se acortaba en el tiempo, al permitir descender mejor la cabeza del bebé a través del canal del parto.

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Enema

En la actualidad, y a pesar de que esta técnica se haya desechado del todo en la práctica médica, sí que se pone en duda su eficacia, ya que los estudios realizados no demuestran un claro beneficio ni para la madre ni para el bebé. Y por eso muchas mujeres se preguntan si es necesario que le administren un enema cuando van a dar a la luz.

¿Tiene ventajas administrar un enema en el parto?

Hoy se ha comprobado que técnicas como administrar un enema “tienen más que ver con la comodidad del profesional y no tanto por la necesidad de la situación”, señala la matrona. En realidad, no es necesario. Además, tampoco impide que la mujer expulse heces durante el parto. “Con el enema solo se evacúan las heces que están en la última parte de tracto. Los excrementos se siguen formando según lo que haya en el aparato digestivo. Para hacer una limpieza completa habría que realizar algo parecido al protocolo para practicar una colonoscopia”, anota.

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Incluso, a veces, tras administrar un enema y luego la anestesia epidural, el esfínter anal se relaja “y se siguen expulsando las heces líquidas típicas del enema durante todo el parto”, explica Susana Bravo. Es decir, que con el enema tampoco se evita por completo que la madre defeque mientras da a luz.

Los estudios realizados no demuestran que el enema en el parto presente un claro beneficio ni para la madre ni para el bebé

Las investigaciones científicas tampoco muestran que sea una técnica necesaria. Un estudio publicado En BCM Pregnancy and Childbirth, realizado en Colombia, demostró que no había diferencias en las tasas de infección en los recién nacidos en los partos con enema y sin enema, que esta práctica no influye en la duración del parto, y concluía que no proporciona un beneficio general en el nacimiento del pequeño.

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Práctica de un enema durante el parto

La Organización Mundial de la Salud (OMS) en su documento Recomendaciones de la OMS para la conducción del trabajo de parto afirma que no se aconseja realizar enemas para reducir el tiempo del parto. Una revisión de Cochrane de cuatro ensayos en los que participaban casi 2.000 mujeres de diferentes países concluía que los enemas “no tienen un efecto beneficioso significativo en las tasas de infección de la herida perineal o neonatal. Estos hallazgos hablan en contra del uso rutinario de enemas durante el trabajo de parto, por lo que se debe desalentar dicha práctica”.

Si no se administra un enema, ¿hay riesgo de infección en el bebé?

Cuando pensamos en el nacimiento de un bebé, desde luego, lo último que se nos viene a la cabeza es que la madre se haga caca mientras empuja para que su hijo nazca. Pero es inevitable que con el esfuerzo salga hasta lo que no se desea. “El reflejo de pujo, cuando la cabeza está muy baja, en la zona perineal, presiona al recto y la sensación es de ‘me estoy haciendo caca’ y así lo manifiestan las mujeres”, afirma Susana Bravo. Pero eso no quiere decir que aumente el riesgo de infección en el bebé, por dos motivos:

  • “El ano va por otra vía diferente. Es cierto que está cerca de la vagina por donde va a salir el bebé, pero no hay un ascenso de las bacterias. Además, si las heces salen, caen. Incluso la vagina no es un medio estéril y tiene su microbiota que protege de infecciones”, explica la matrona Susana Bravo.
  • También hay que contar con la pericia y el buen hacer de las matronas que estarán atentas a que esas deposiciones no entren en contacto con el bebé.

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¿Hay algún motivo médico que aconseje el enema en el parto?

“Por algún riesgo clínico, no se recomienda. El enema produce molestias abdominales y retortijones que provoca más malestar a la mujer”, insiste Susana Bravo. Además, en un parto natural, el organismo de la madre se prepara para este acontecimiento, y se somete, sin que nadie intervenga, en una autolimpieza.

Mujer en el baño del hospital con un enema

“La mujer no suele comer mucho el día del parto”, añade. También suele incrementar la ingesta de líquidos para estar más hidratada y es corriente que se dé “una pequeña descomposición en las horas previas del inicio del parto”.

No obstante, si no se ha producido esta autolimpieza y la madre está muy estreñida, o se dan otras circunstancias personales, quizás aplicar un enema puede ayudar:

  • Estreñimiento: si la matrona o el obstetra con la exploración confirma que hay una abundancia de deposiciones retenidas en el intestino de la madre puede aconsejar aplicar el enema para que la cabeza del bebé descienda con mayor facilidad.
  • Razones personales: “Hay mujeres que piden el enema porque la sensación de estar haciéndose caca es bastante desagradable para ellas y desean liberarse”, dice Susana Bravo. La percepción de limpieza que les da el enema les ayuda a no sumar aún más estrés al parto. Por eso, aunque el enema no forme parte de la práctica habitual del parto, la mujer lo puede pedir o incluso comentarlo antes con su ginecólogo o matrona.

Creado: 22 de diciembre de 2021

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