Para algunas mujeres dar a luz conlleva sentimientos encontrados, tienen ansiedad, fatiga o la sensación de no estar capacitadas para ser madres. La depresión posparto es común, pero se puede prevenir y tratar.
Prevenir la depresión posparto no es fácil, ya que por lo general las madres suelen vislumbrar el momento en el que nacerá su bebé como algo bonito, un cambio positivo en sus vidas, pero la realidad puede ser distinta a la esperada, y diferentes factores de riesgo pueden ponernos en la pista de su posible aparición. Para ello, contamos con algunos elementos que pueden ser de ayuda para evitarla o superarla.
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En primer lugar, si has tenido antecedentes previos de depresión o depresión posparto, tanto en embarazos anteriores como en tu familia, el médico que lleve tu gestación puede estar especialmente atento a posibles signos tempranos que pudieran advertir que algo va mal y derivarte a terapia o bien prescribirte el uso de antidepresivos adecuados a tu estado gestacional, o compatibles con la lactancia si ya ha nacido el bebé.
Apoyo familiar y social y ajuste de expectativas
Si existe un trastorno en el que el apoyo social actúa como antídoto es éste. El apoyo social adecuado es un excelente amortiguador de las emociones negativas por lo que supone un excelente alivio para las mujeres que sufren depresión posparto. Tus amigos, familia, pareja… pueden ayudarte a reducir la enfermedad e incluso hacer que ésta no aparezca, prevenirla, o superarla si ya te ha afectado.
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A este respecto, cada vez es más fácil recurrir a grupos de madres y de apoyo a la crianza –tanto presenciales, como virtuales–, que son coordinados por profesionales sanitarios y proporcionan acompañamiento e información a las mamás que lo necesitan, además de permitirles que intercambien sus propias experiencias con las de otras mujeres en su misma situación vital.
Ajustar las expectativas es también una tarea fundamental. Todo en la vida conlleva sus ventajas e inconvenientes, incluso el hecho de ser madre. No todo es como los anuncios de televisión; en la maternidad también existen momentos duros y en los que no sabes cómo actuar. Piensa que estos momentos no te hacen ser mala madre. Es algo normal. Por eso, debes tener estos aspectos en cuenta y no idealizar la maternidad.