Pese a que si padecemos diástasis abdominal va a ser difícil volver a la situación inicial a sufrirla (como en el caso de haber pasado un embarazo), más aún si estamos ante una diástasis de rectos importante, sí es posible mejorar mucho tanto a nivel físico como funcional. Lo más recomendable es ponerse en manos de expertos en suelo pélvico y ser muy constantes en el tratamiento. No hay fórmulas mágicas, pero sí hay técnicas y ejercicios que nos va a hacer más amable el camino hacia la recuperación.
A continuación, resumimos algunas recomendaciones de la fisioterapeuta Violeta González para restaurar nuestra faja abdominal tras una diástasis de rectos:
- Previamente se debe evaluar y diseñar un plan de tratamiento adaptado a cada persona que puede incluir ejercicios de activación del transverso, gimnasia abdominal hipopresiva, electrodos, radiofrecuencia, uso de fajas específicas y una alimentación adecuada.
- Si importante es tratar, también lo es no aumentar la separación de los rectos abdominales. Para ello es fundamental no realizar abdominales tradicionales y evitar toda clase de esfuerzos que presionen el abdomen. El estreñimiento, las malas posturas o no respetar un tiempo entre embarazos también afectan a la faja abdominal.
- Cuando el espacio entre los músculos supera los cuatro o cinco centímetros es muy difícil conseguir la unión de las fibras sólo con la práctica de ejercicios o tratamiento de fisioterapia, por lo que la cirugía se muestra como una de las soluciones más recomendadas para casos graves de diástasis de rectos.
- En diástasis abdominales menores, si el tratamiento se realiza a diario con constancia y de forma correcta, en alrededor de tres meses es posible observar la disminución de la separación y una mejora funcional.
- Por último, señala González que, pese a todo lo anterior, el tratamiento de una diástasis abdominal depende mucho de cada persona, de su implicación en el tratamiento y de la gravedad de la lesión.