Cristina Martínez Bueno
20 de febrero de 2014
Cristina Martínez Bueno, presidenta de la Federación de Asociaciones de Matronas de España (FAME), nos habla del posparto, una etapa en la que parece que lo más importante, el embarazo y, sobre todo, el nacimiento del bebé –el gran protagonista de la historia–, ya ha pasado, pero que es en realidad un momento clave para la madre y el recién nacido, porque deberán pasar por un inevitable proceso de adaptación, que en muchas ocasiones no se parece en nada a lo que la mujer había soñado. Y es que, como afirma Cristina Martínez, que también es responsable del programa de Atención a la Salud Sexual y Reproductiva de Barcelona del Institut Cátala de la Salut, y profesora titular de la Escuela de Enfermería de la Universidad de Barcelona, tenemos una imagen idealizada de la maternidad, en la que a la semana de haber dado a luz hay que estar estupenda, y ser la mejor madre en todos los aspectos. En un contexto de cambios físicos y emocionales para la mujer, surgen además multitud de dudas sobre los cuidados que necesita el nuevo miembro de la familia. Y la matrona, afirma esta experta, es una profesional cercana y perfectamente capacitada para ayudar a la mujer a enfrentarse a todas las situaciones que se pueden presentar durante el posparto, tanto las referentes a su salud física y emocional, como las que afectan a su hijo.
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Solemos asociar el papel de las matronas con la atención durante el embarazo y el parto pero, ¿qué papel desempeñan en el posparto?
El posparto quizá es uno de los momentos más complicados. No tanto desde el punto de vista de salud física, pero sí en cuanto a lo que significa la adaptación de la criatura en el entorno de la pareja. Aparte de esto hay toda una serie de cambios psicoemocionales que es importante valorar. Yo creo que en el puerperio una de las mejores ayudas que pueden tener la mujer y su pareja es el apoyo que proporciona una matrona, tanto en el reconocimiento de alteraciones de la normalidad, como por el apoyo emocional que necesitan en ese momento.
Muchas veces existe una falta de habilidades o de conocimientos por parte de la pareja, pero también hay dudas o situaciones que se han perpetuado socialmente. El hecho de pensar, por ejemplo, que la maternidad es lo más fantástico que nos puede pasar a las mujeres en la vida, y que eso implica también plantearse que uno no puede equivocarse, no puede cometer errores… Se trata de un ideal de madre que a veces es bastante difícil de cumplir, y que es algo que llevamos en la mochila, de manera que un profesional como las matronas, que están en contacto con las mujeres, y que identifican y se dan cuenta de las dificultades de esta situación, creo que pueden ayudar mucho.
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Sobre todo porque plantean una visión objetiva del tema, ¿no?
Sí, y en realidad es un poco lo que necesitas; es un periodo en el que surgen muchas dudas, sobre todo en torno a la criatura: si tiene hambre o no tiene hambre, ahora llora y por qué llora, no puedo dormir y qué hago, no puedo dormir porque la criatura demanda, pide comer, etcétera. Y además después del parto la mujer se encuentra físicamente más lábil, y al juntarse todo se produce una sensación de impotencia; algo que se contrapone con lo que a veces vemos en las revistas: una mujer que pare y al cabo de una semana está estupendamente bien. Y estupendamente bien no hay muchas.
Y para comprender que lo que se vive es normal es necesario tener cerca a una persona en la que se confíe, alguien que a nivel profesional tiene habilidades y conocimientos, y que además sepa apoyar este proceso de adaptación.
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¿Cuáles son las principales preocupaciones de las mujeres en el periodo de posparto y cómo pueden contribuir las matronas a resolverlas?
En un estudio que hicimos aquí en Cataluña, una de las preocupaciones más frecuentes de las mujeres, aparte de las que se refieren a la criatura, o las estrictamente referidas al cansancio, era esa sensación que se traduce en ‘ostras, ¿cuándo volveré a recuperar mi peso?, ¿cuándo volveré a estar estéticamente como estaba antes del embarazo? Y otra preocupación habitual es la de si seré capaz de superar esta situación, de alimentar correctamente a mi hijo, si tendré suficiente leche para alimentarlo… Esa capacidad relacionada con ese ideal de maternidad perfecta, de una madre perfectamente proveedora de alimento, que el recién nacido esté contento, que casi no llore… Pero la recuperación física, volver estéticamente a la forma que tenía mi cuerpo antes del embarazo, es una preocupación bastante frecuente.
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Y para recuperar su figura, ¿es conveniente que sigan algún régimen cuando todavía están amamantando, o empiecen a hacer ejercicio? ¿Qué consejos les puede ofrecer a este respecto?
Ahí está también la importancia del papel de la matrona, dar la confianza de que se va a volver a estar como se estaba, y precisamente –y de esto hay diferentes estudios y tenemos bibliografía en este sentido– una mujer que lacta, que amamanta, pierde peso más rápidamente que otra mujer que alimenta a su bebé con una leche de fórmula. Esto es un elemento más para fomentar también la lactancia, porque realmente la recuperación del peso previo al embarazo se produce mucho mejor en las mujeres que dan lactancia materna.
Y eso sin necesidad de hacer régimen, supongo.
No, el tema del régimen es importante, y si ha habido un exceso de peso durante el embarazo se ha de valorar muy bien. Y en eso la matrona también es una buena asesora, tanto en el tema de la alimentación durante el embarazo, como precisamente en el posparto, y tenemos que ir con cuidado con la reducción de calorías, porque si la mujer está amamantando, necesita un suplemento de calorías para compensar la eliminación calórica que se produce por el hecho de amamantar, y por tanto se ha de ajustar correctamente.
La matrona también es una buena asesora, tanto en el tema de la alimentación durante el embarazo, como en el posparto y la lactancia
Además, tenemos que tener en cuenta que hay que incorporar algunos alimentos especialmente cuando se está lactando. Y a veces hay problemas de estreñimiento y determinados regímenes producirían una alteración, de manera que el asesoramiento alimenticio o dietético que puede hacer una matrona es importantísimo.
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¿Qué síntomas físicos son normales después del parto y cuáles deben alertar a la mujer de que algo no va bien?
Una pérdida abundante de sangre, que se mantiene después de los primeros días del parto, una sensación de excesivo cansancio, que a veces tiene que ver con esa pérdida y que por tanto nos puede hacer sospechar una anemia. O sensaciones también de malestar abdominal, dolor intenso en la zona perineal o en la zona abdominal, mareo frecuente… Todo esto debería poner a la mujer en alerta de que algo no está funcionando correctamente. O, por ejemplo, escapes involuntarios de orina o de heces; esto también es una alerta, porque hay que valorar en este último caso el suelo pélvico y que no haya una incontinencia fecal también.
El amor se construye, y el amor que tenemos a nuestros hijos desde el primer día del nacimiento hasta, por ejemplo, los diez años, está continuamente multiplicándose
Las heridas de la cesárea y la episiotomía son bastante molestas, ¿cuáles son sus recomendaciones para una mejor recuperación?
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En el caso de la cesárea lo que nos preocupa es que pueda haber, como en cualquier herida, una posible infección. Por eso es importante cómo se realiza –y en esto hay que insistir– la cura de esta herida. Nosotros consideramos, y tenemos suficiente bibliografía para apoyar esta opinión, que lo mejor para evitar las infecciones en las heridas por cesárea sin duda es utilizar sustancias como la clorhexidina, que es lo que garantiza un menor riesgo de infección. Porque sí es verdad que hay un porcentaje de heridas por cesárea que se suelen infectar.
En el caso de la episiotomía pasaría un poco lo mismo. Es verdad que la episiotomía es una incisión que no se ha de realizar sistemáticamente, y por tanto en algunas mujeres no tenemos una episiotomía, sino un pequeño desgarro, donde se ha tenido que dar algún punto. La episiotomía es más difícil que se infecte que una herida por cesárea, pero también se puede infectar, de manera que una cura local en esa zona también sería conveniente.
Idealización de la maternidad
Las mamás primerizas también pueden encontrarse un poco perdidas a la hora de organizarse para atender a su bebé, ¿cómo pueden ayudar las matronas a las mamás novatas?
Sí, y precisamente hay una situación que se produce con la llegada de un recién nacido, sobre la que creo que es importante reflexionar, y que las mujeres se sientan tranquilas, y es la aparición de sentimientos ambivalentes. Con esto me refiero a que cuando por fin llega el nacimiento de la criatura, algo esperado con muchísima ilusión, estás encantada. Pero a veces una también se pregunta: ‘pero, ¿qué hago yo con esto ahora?’ Y al mismo tiempo te dices: ‘¿cómo es posible que me pueda plantear esto, si yo lo quiero?’. Y evidentemente que se quiere, pero el amor se construye, y pensar ‘qué hago yo ahora’ no significa que uno no quiera a esa criatura, sino que existe un proceso de adaptación que implica que mi vida era de una determinada manera y ahora ha de cambiar, pero esta situación hace que una mujer tenga un sentimiento de culpabilidad y se considere una mala madre, y hay que tranquilizar a las mujeres al respecto. Tienen que saber que poco a poco, y a medida que uno se va adaptando, los sentimientos se construyen de una manera diferente, y evidentemente el amor que tenemos a nuestros hijos desde el primer día del nacimiento hasta, por ejemplo, los diez años, está continuamente multiplicándose. Eso de quiero a mi hijo desde el primer momento con una enorme intensidad, que a lo mejor muchas mujeres esperan, no es lo que llega exactamente. Llega una criatura que llora por la noche, que es super demandante –porque hay bebés de todo tipo–, y que casi no te deja vivir.
Los grupos de apoyo organizados por matronas, en los que diferentes mujeres y parejas con hijos comparten experiencias y soluciones a conflictos, son de gran ayuda en el proceso de adaptación al bebé
Y para controlar esta situación necesitas a alguien que te apoye –un profesional como la matrona–, y desculpabilizarte ante sentimientos que son perfectamente normales. Se piensa que ser madre es lo más de lo más; pues no, hasta que hay una adaptación mutua. Es verdad que aprendemos también por el modelo de otros y vemos que en general la gente es capaz de adaptarse y criar a sus hijos perfectamente bien. Pero cuando a uno le está pasando, tu realidad es la tuya, y a veces preguntas y alguien te dice ‘pues el mío dormía divinamente’, y piensas, ‘¿cómo puede ser que el mío no duerma ni de día ni de noche?’. Nuestra función como matronas es dar confianza en este proceso, y ayudar en estas situaciones de ambivalencia, de no seré capaz, de cómo puedo ser yo la mejor madre…, porque no hay una fórmula para ello. Y creo que este punto de idealización de la maternidad y de la paternidad, porque no olvidemos que aquí también hay otra persona que es el padre –aunque hay diferentes tipos de parejas, y diferentes situaciones, y también hay mujeres solas–, provoca mucha confusión.
Muchas mujeres sufren alteraciones emocionales tanto durante el embarazo, como tras tener a su bebé, ¿se puede prevenir o disminuir el impacto de la depresión posparto?
Es importante diferenciar entre la tristeza posparto –y para ello también se necesita a la matrona en estas primeras semanas de puerperio–, muy común entre las mamás recientes, y que es un tema de adaptación hormonal, y una depresión posparto. Por tanto, que una mujer se ponga a llorar en un momento determinado, o se sienta más lábil emocionalmente, yo diría en el transcurso de los primeros 15 días después del parto, sería algo normal. Pero como a veces es difícil determinar esta normalidad, lo que realizamos las matronas es un cribaje sistemático a todas las mujeres para diferenciar precisamente entre la tristeza y la depresión posparto.
Las matronas realizamos un cribaje sistemático a todas las mujeres para diferenciar entre la tristeza y la depresión posparto
En cuanto a la prevención, las mujeres que tienen más apoyo del entorno familiar, y aquellas que se encuentran más acompañadas, por ejemplo con un profesional como la matrona, que le da más confianza y también más empoderamiento en su capacidad de manejo de la nueva situación, y si además las matronas también participamos en cómo las parejas de estas mujeres tienen que asumir la responsabilidad que les corresponde en la crianza del bebé, todo este apoyo en esta situación de adaptación se consideran factores protectores para evitar una posible depresión.
O sea que la pareja y el resto de la familia juegan un papel fundamental en el bienestar emocional de la mujer tras el parto…
Sí, y sobre todo un profesional de acompañamiento, que tenga la capacidad técnica y de conocimiento de identificar entre la normalidad y la no normalidad, y al mismo tiempo pueda dar confianza a esa mujer y a su pareja de que serán capaces de superar la situación. La realidad es que la mayoría la superamos, pero en ese trayecto que tenemos que hacer hay una gran diferencia si uno está bien acompañado profesionalmente, o no. Y con acompañado profesionalmente me estoy refiriendo tanto a nivel de manejo de la situación, identificando normalidad y anormalidad, como de apoyo emocional, de mejora de habilidades, de confianza en las decisiones que se toman…
El apoyo del entorno familiar y el soporte de un profesional como la matrona, son factores protectores frente a la tristeza y la depresión posparto
En este sentido son muy importantes los grupos de apoyo durante el puerperio y la lactancia que organizan las matronas, y que en realidad se constituyen como un grupo en el que intervienen diferentes mujeres y parejas que ya tienen criaturas, y en donde se intercambian experiencias sobre las situaciones o los conflictos a los que se han enfrentado, y se proponen posibles soluciones a estos conflictos, o se explican las soluciones que ya se han encontrado. Compartir experiencias en ese entorno guiado por las matronas también ayuda a la adaptación en un momento tan complejo.
Durante el embarazo, la mujer acude regularmente a visitar a su ginecólogo, que es el profesional que realiza el seguimiento de la gestación. Tras el parto, ¿debe la mujer entonces solicitar una cita con la matrona?
En la sanidad pública hay varios servicios que se ofertan en este sentido. Por ejemplo, se puede pedir hora y acudir al centro de salud a visitarte con la matrona que ya conoces, y continuar con la relación terapéutica que tienes establecida previamente con esta profesional. En determinadas comunidades autónomas las matronas también ofrecemos otro servicio, y es que cuando la mujer vuelve a casa tras el alta hospitalaria, vamos a su domicilio, y allí valoramos cómo está física y emocionalmente, cómo es la relación con su entorno familiar, la ayuda de la que dispone, y toda una serie de parámetros que en el domicilio podemos valorar, mientras que en una consulta no. Porque cuando la mujer va a la consulta a ver al profesional, se arregla, ha hecho un trayecto con el recién nacido, y con el movimiento el bebé se ha dormido y está tranquilísimo…, y en el domicilio a lo mejor la situación es otra. Y este tipo de visitas, sobre todo al principio –la primera semana en casa es fundamental–, nos permiten hacernos una idea más realista de la situación. De hecho, en otros países están absolutamente institucionalizadas. Nosotros ofertamos estas visitas dentro de la cartera de servicios que da la matrona, de manera que las mujeres han de conocer que la visita domiciliaria por la matrona la pueden solicitar sin ningún problema.
La visita domiciliaria permite a la matrona conocer cómo está física y emocionalmente la mujer, cómo es la relación con su entorno familiar, la ayuda de la que dispone, y toda una serie de parámetros que en una consulta no es posible valorar
Otra posibilidad que ofrecemos –y esto ha empezado en Cataluña–, es que la mujer no hace falta que se desplace a la consulta, porque podemos establecer con ella una videoconferencia por Skype. Esto nos permite tener la oportunidad de visualizar a la mujer en su entorno, mientras que ella tiene un fácil acceso a la matrona y puede contactar con ella si tiene alguna duda que necesite resolver de inmediato. Las matronas la vemos entonces en esa situación, y decidimos si es necesario que acuda a la consulta para verla físicamente, pero en un porcentaje elevado el problema se soluciona por videoconferencia. Este sistema nos permite también generar seguridad en la mujer, que sabe que dispone de un profesional al que puede consultar de manera inmediata, porque hay momentos de dudas en los que no sabes qué hacer y en los que podrías tomar una decisión que no es exactamente la más adecuada, y ese acceso a la matrona, te da más confianza. Estos elementos que nos proporciona la tecnología los tenemos que aprovechar precisamente para ofrecer esa continuidad asistencial, ese apoyo, y esa confianza que se puede establecer con las pacientes.
¿Y los padres también consultan? ¿Habéis notado si se implican más ahora en el cuidado de su bebé?
Sí, tanto en la consulta individual como en los grupos de preparación al nacimiento, sobre todo si durante el embarazo hemos trabajado con los dos miembros de la pareja, ocurre que en situaciones determinadas son ellos los que contactan. La semana pasada, por ejemplo, tuvimos un skype en el que era él quien llamaba diciendo que no sabía qué hacer porque ella estaba colapsada.
Por eso es importante que también los padres sepan que una matrona –que ha controlado el embarazo– puede ayudar con esas dificultades y, evidentemente, también puede identificar los problemas, porque a veces una mujer está hecha polvo porque tiene una anemia importante, y hay que ser capaces de diferenciar muy bien y detectar lo que no es normal.
Lo mismo ocurre en los casos de problemas emocionales o depresión posparto de los que hablábamos antes, y para los que hacemos unos cuestionarios específicos y validados, que permiten determinar lo que le sucede a esa mujer, y establecer las conexiones y el trabajo multidisciplinar para abordar un trabajo de este tipo en el que han de participar un psicólogo o un psiquiatra. Igual que a veces también identificamos una situación en la que ha de intervenir un ginecólogo.
Las mujeres y sus parejas han de tener claro que la matrona es un profesional que tiene tanto el conocimiento como la competencia para identificar situaciones de anormalidad, y para dar apoyo emocional y soporte, y ayudarles a desarrollar las habilidades que necesitan. Es muy importante que el padre no esté de suplente, sino de titular, y el trabajo que estamos haciendo las matronas también tiene como objetivo evitar que el padre se quede en el banquillo.