Crioconservación del cordón umbilical: proceso y aplicaciones
El cordón umbilical ha pasado de desecharse tras el parto a adquirir un mayor protagonismo por las posibilidades médicas que permite la conservación de sus células madre. Conoce sus aplicaciones y el proceso de recolección.
La recolección de las células se realiza tras el parto, antes de extraer la placenta del útero materno, mediante la recogida de la sangre del cordón umbilical, después de haberlo cortado, que se deposita en una bolsa con una sustancia anticoagulante. El procedimiento es realizado por el personal sanitario presente en el alumbramiento que emplea para guardar la muestra un kit de recolección especialmente diseñado para ello. Este proceso no supone ningún daño ni sensación de dolor ni para el bebé ni para la madre. En caso de cesárea el proceso de la recolección se hace exactamente igual.
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La sangre extraída del cordón se procesa en condiciones de esterilidad hasta obtener una muestra que se considere apropiada para una futura aplicación terapéutica, y que se define como un mínimo de 250 millones de células nucleadas. Esta muestra es la que finalmente se somete al proceso de conservación, que se realiza mediante la criopreservación, es decir, conservar mediante nitrógeno líquido a temperaturas muy bajas que pueden llegar hasta los -196ºC. De esta forma, las células pueden almacenarse durante muchos años sin que pierdan sus propiedades.
Habitualmente los laboratorios utilizan procesos de separación automática de las células, de forma que sólo se conserva la fracción de sangre que contiene dichas células y no toda la sangre, sin embargo, algunos de los centros que en la actualidad ofrecen este servicio, como HM Hospitales, han optado por conservar toda la sangre "sin separar sus distintos componenetes" con el objetivo, explican, de "conseguir el mayor número de células útiles". Estos laboratorios utilizan avanzadas técnicas para evitar contaminaciones víricas o bacterianas.
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¿Qué son las células mesenquimales?
“El tejido que existe entre la piel y los vasos del cordón umbilical es una de las fuentes más ricas que hay en el cuerpo humano de células mesenquimales. Estas células madre tienen dos características importantes. Por un lado, son células no especializadas que se remueven ilimitadamente y, por otro, bajo ciertas condiciones fisiológicas o experimentales se las puede inducir para que se conviertan en células con funciones especiales como, por ejemplo, células musculares cardíacas, o del páncreas para que generen insulina.
Su conservación puede ser crucial en el futuro para la posible cura de enfermedades. Llegado ese momento, si no las hubiéramos conservado, no podríamos curar”, asegura la doctora Carmen Martínez.