Conoce tu ciclo menstrual

Médico de Familia
Actualizado: 26 de marzo de 2025
Cada mes, el cuerpo femenino sigue un complejo y fascinante engranaje hormonal que influye no solo en la menstruación, sino también en nuestro estado de ánimo, energía, piel, apetito y hasta en cómo nos relacionamos con los demás. Sin embargo, muchas veces pasamos por alto sus señales o simplemente lo vivimos con incomodidad y desconocimiento, como si fuera un proceso incómodo del que mejor no hablar demasiado.
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Durante años, a muchas mujeres se nos ha enseñado a hablar del ciclo menstrual solo cuando “baja la regla”, como si ese fuera el único momento relevante del mes. Pero lo cierto es que el ciclo va mucho más allá del sangrado: es un proceso biológico completo, que refleja cómo funciona nuestro sistema reproductivo y que puede darnos muchas pistas sobre nuestro estado de salud general.
Conocer cómo funciona tu ciclo menstrual no es solo útil si estás buscando un embarazo o si tienes algún problema ginecológico. Es una forma de conectar con tu cuerpo, de entender por qué algunos días te sientes con más energía, por qué otros estás más sensible, por qué tu piel cambia, o por qué tu apetito o tu libido varían. En definitiva, es una herramienta de autoconocimiento que todas deberíamos tener desde la adolescencia. Y cuanto antes la integremos, más fácil será cuidar de nosotras mismas con naturalidad y sin tabúes.
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Por ello, te invitamos a mirar tu ciclo menstrual desde otro lugar: como una herramienta de autoconocimiento y una ventana a tu salud ginecológica. Conoce qué ocurre en tu cuerpo cada día del ciclo, cómo puedes identificar sus fases y qué hormonas toman parte. Porque conocer tu ciclo te ayudará a comprender mejor sus implicaciones en tu salud y día a día. ¿Te apuntas?

¿Qué es el ciclo menstrual y qué fases tiene?
El ciclo menstrual femenino es el conjunto de cambios hormonales y físicos que experimenta el cuerpo de la mujer cada mes, con el objetivo principal de preparar al organismo para un posible embarazo. Dura de media 28 días, aunque esto puede variar de una mujer a otra y también se considera normal que dure entre 21 y 35 días. Se divide en cuatro fases: hemorrágica o menstrual, proliferativa o folicular, ovulatoria y secretora o lútea. El día que comienza la menstruación o sangrado menstrual es el día 1 del ciclo.
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Durante ese tiempo, el cuerpo se organiza como una orquesta perfectamente sincronizada: los ovarios, el útero, las hormonas del cerebro y otras señales internas trabajan juntas para liberar un óvulo, preparar el endometrio para una posible implantación y, si no hay fecundación, renovar todo el proceso.
Fase menstrual: el inicio del ciclo
Entre el primer y quinto día, pero por lo general los tres primeros días, se produce normalmente la menstruación, que es lo que conocemos como fase hemorrágica o menstrual, aunque el sangrado del ciclo menstrual puede prolongarse algunos días más. En este comienzo del ciclo, el endometrio (la capa interna del útero que se había preparado para un posible embarazo) se desprende y se elimina en forma de sangrado.
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Puedes notar dolor de tipo cólico en la zona del bajo vientre, cansancio, mayor sensibilidad emocional, e incluso pérdida de hierro si el sangrado en tu caso es abundante.
En esta primera fase de la regla es recomendable descansar cuando lo necesites, hidratarte bien y evitar juzgarte si te sientes más lenta o introspectiva. Es totalmente normal.
Fase folicular: preparación para la ovulación
A partir del día 4 o 6 comienza la fase proliferativa o folicular, en la que el endometrio se prepara para el posible embarazo, y que dura hasta la ovulación, el día 13 del ciclo. Por tanto, tras la menstruación, el cuerpo empieza a prepararse para ovular. El cerebro produce la hormona FSH (hormona folículoestimulante), que estimula a los ovarios para madurar un nuevo óvulo. Aumentan los niveles de estrógenos y eso se refleja en que puedes notar que estás más activa, optimista e incluso más creativa, y puedes notar tu piel más luminosa.
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Ovulación: el momento clave
En un ciclo de 28 días suele ocurrir el día 14 aproximadamente. El óvulo maduro se libera del ovario y queda listo para ser fecundado. Esta fase suele durar entre 24 y 48 horas. Las hormonas LH (hormona luteinizante) y estrógenos alcanzan aquí su pico.
Esto puedes notarlo a través de un aumento del flujo vaginal transparente y elástico (como clara de huevo), la presencia de pequeñas molestias en el bajo vientre, y en que puedes percibirte con la libido por las nubes y un mayor atractivo natural por culpa de los estrógenos.
Podría decirse que es el momento fértil del ciclo, por lo que si estás buscando embarazo, este es el mejor momento. Si no es así, recuerda que es importante usar protección.
Fase secretora o lútea: de espera o transformación
Tras la ovulación comienza la fase secretora, que finaliza cuando comienza la fase hemorrágica del siguiente ciclo, del día 14 al 28. Esta última es la única que tiene la misma duración en todas las mujeres, 14 días, independientemente de la duración total del ciclo (que estará en función de las fases hemorrágica y proliferativa), y durante esta fase el cuerpo lúteo se encarga de producir progesterona y, en caso de que no tenga lugar la fecundación del óvulo, degenera y se inicia un nuevo ciclo menstrual.
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El cuerpo lúteo también produce otras sustancias, como pequeñas cantidades de estrógenos y, si el óvulo resulta fecundado, secreta la hormona gonadotropina coriónica humana, que estimula la maduración del óvulo y mantiene el cuerpo lúteo hasta que la placenta está preparada para alimentar al feto.
En esta última fase puedes percibir hinchazón, pechos sensibles, cambios de humor, mayor apetito, cansancio o irritabilidad. Algunas mujeres notan síntomas premenstruales (SPM). Por tanto, es buen momento para bajar el ritmo, autocuidarte, priorizar el descanso y practicar actividades relajantes.
Recuerda que el ciclo menstrual es un viaje, no un calendario rígido. Lo más importante es observarte y reconocer cómo vives tú cada fase. Algunas mujeres tienen síntomas más marcados, mientras que otras casi no notan los cambios. Lo importante es entender que todo esto es un proceso natural… y que cuanto más te escuches, mejor sabrás lo que necesitas en cada etapa.
¿Qué se considera un ciclo menstrual normal?
Una de las primeras cosas que debes saber es que no todas las mujeres tienen un ciclo de 28 días exactos. De hecho, la mayoría no lo tienen. La duración del ciclo, la intensidad del sangrado o la regularidad pueden variar mucho de una mujer a otra y eso no significa que haya un problema.
Podría decirse que un ciclo puede considerarse dentro de la normalidad si cumple estas características:
- Duración: entre 21 y 35 días.
- Menstruación: dura entre 2 y 7 días.
- Pérdida de sangre: de 30 a 80 ml por ciclo (aunque esto es difícil de medir, hay indicadores prácticos).
- Regularidad: varía poco entre ciclos (por ejemplo, uno dura 27 días, otro 29… eso es normal).
Llevar un pequeño registro mensual puede ayudarte a detectar tu propio patrón.
¿Cuándo conviene consultar con tu ginecóloga?
En todo caso, hay ciertos signos que, si se repiten, pueden indicar que algo no va bien:
- Ciclos muy irregulares o que cambian bruscamente sin motivo aparente.
- Ausencia de regla durante más de 3 meses (sin embarazo).
- Reglas muy abundantes (empapas una compresa o tampón cada hora durante varias horas seguidas).
- Dolor muy intenso que no mejora con analgésicos.
- Sangrado entre reglas o después de relaciones sexuales.
- Síntomas premenstruales muy incapacitantes (llamado TDPM o trastorno disfórico premenstrual).
Variantes comunes del ciclo que no siempre son patológicas
Por otro lado, hay ciertas situaciones que pueden interferir en el ciclo mentrual:
- Síndrome de ovario poliquístico (SOP): puede causar ciclos largos o ausencia de ovulación.
- Hipotiroidismo o estrés crónico: también pueden alterar la regularidad del ciclo.
- Perimenopausia (entre los 40 y 50 años): suele venir con cambios en la duración y síntomas del ciclo.
En muchos casos, los desequilibrios hormonales tienen tratamiento y mejora si se abordan a tiempo.
Por todo ello, lo mejor es que no te compares con un calendario perfecto: compárate contigo misma. Observa, registra, y si notas algo diferente que te preocupa o interfiere con tu vida, confía en tu intuición y consulta. Nadie mejor que tú para saber si algo en tu cuerpo ha cambiado.
Registrar tu ciclo te ayudará a detectar desequilibrios, saber cuándo te viene la regla, a conocer tus días fértiles, ajustar tu actividad física o social, y no menos importante, mejorar tu autoestima corporal al entenderte mejor. Porque tu cuerpo tiene su ritmo, y cuanto más lo entiendas y respetes, mejor te vas a sentir.
Creado: 27 de septiembre de 2010