Mitos sobre los tratamientos de reproducción asistida
Actualizado: 23 de septiembre de 2022
Un primer grupo de mitos sobre la reproducción asistida son los que se relacionan más directamente con los tratamientos. Algunos de ellos generan más dudas que otros, por su complejidad y el desconocimiento que aún existe, y porque avanzan a un ritmo impresionante. Aunque de lo que nos vamos a ocupar es de algunas de esas creencias generalizadas que conviene aclarar, para, por ejemplo, conocer cómo pueden afectar este tipo de técnicas al día a día de la pareja que se somete a alguna de ellas:
-
Siguiendo tratamientos de reproducción asistida la mujer quedará embarazada seguro
Iniciar un tratamiento de reproducción asistida parece ser la panacea para resolver los problemas de fertilidad y cumplir el ansiado deseo de ser padres. Pero esto, lamentablemente, no es así: “no hay ninguna técnica de reproducción que sea 100% efectiva. Si bien es cierto que la tasa media de embarazo por fecundación in vitro supera el 50% en España, hay parejas que no logran conseguir el embarazo”, señala Agustín Ballesteros, presidente de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF).
Hay muchos factores que influyen en el éxito o no del proceso, como la edad de la mujer, la técnica usada (tras los primeros intentos se puede cambiar de técnica), o el número de embriones transferidos; y no todos los embarazos llegan a término. Pero, evidentemente, cuanto más se intenta, mayor probabilidad de éxito hay, como explica Gustavo Martínez, presidente de la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva: “si quien busca el embarazo lo intenta un número razonables de veces (varios ciclos) debería conseguirlo. Por esto se habla de tasa de embarazo acumulativa, la cual varía entre el 75% y el 90 % según el centro de fertilidad”.
-
Mientras nos sometemos a un tratamiento de reproducción asistida debemos cambiar nuestros hábitos y estilo de vida
El entorno nos afecta desde que nacemos y nuestros hábitos producen en nosotros una influencia determinante en nuestra salud. "Así que lo mejor es adoptar buenos hábitos siempre, y no solamente de cara a un tratamiento de fertilidad, porque prevendremos problemas de salud y, por tanto, reproductivos”, indica el presidente de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF), Agustín Ballesteros.
El sobrepeso no es nada bueno para conseguir un embarazo, por lo que hay que llevar una dieta saludable que logre prevenirlo, y realizar ejercicio físico, aunque una vez comenzado el tratamiento deberemos seguir las indicaciones médicas, porque no es recomendable hacer actividades físicas intensas.
Por supuesto, tampoco es conveniente fumar ni beber alcohol. El tabaco es uno de los enemigos número uno de la fertilidad: contiene más de dos mil sustancias tóxicas como la nicotina, el cianuro, y el monóxido de carbono que, según la American Society for Reproductive Medicine, repercuten en la calidad, cantidad, y movilidad de los espermatozoides, y aceleran la pérdida de óvulos (y la disminución de la reserva ovárica no es reversible). Incluso hay investigaciones que demuestran que el tabaco altera la división del embrión en sus primeros estadios, lo que conduce a errores en los cromosomas, con el consiguiente aumento de abortos y niños nacidos con malformaciones y defectos.
-
Los tratamientos de reproducción asistida afectan a nuestra salud emocional
Efectivamente, como admite el presidente de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF), Agustín Ballesteros: “los tratamientos de reproducción son duros emocionalmente, ya que la mujer y la pareja pasan por muchos altibajos a lo largo del camino hacia la maternidad, el cual a veces se hace muy largo. Si tenemos en cuenta que la llegada a la unidad de reproducción asistida se produce, normalmente, tras un año de intentar gestar sin éxito, podemos hacernos una idea del peso emocional del asunto”.
Así, pueden aparecer alteraciones del ánimo como la ansiedad. De hecho, el estrés es uno de los estados de ánimo más característico de los tratamientos de reproducción asistida. El ansiado deseo de ser padres produce un nerviosismo que se agrava en días tan señalados como los de la punción ovárica, los de la transferencia embrionaria, o durante la quincena de espera para conocer el resultado del test de embarazo en sangre. Y, por supuesto, va en aumento conforme se dan situaciones de fracaso repetido. En los casos más agudos esto puede afectar negativamente al éxito del tratamiento, porque el estrés también es enemigo de la fertilidad (puede causar falta de ovulación, y perjudicar al número y calidad de los espermatozoides).
Además, como indican desde la SEF, es habitual experimentar una alternancia entre tristeza y esperanza: los estados de ánimo cambian de un día a otro, y se pasa del deseo de avanzar con el tratamiento, a la necesidad de abandonarlo. Finalmente, no es raro que surja depresión. Por todo ello, es fundamental el apoyo psicológico durante el tratamiento. En estos casos se aconseja tener en marcha otros proyectos, además del de tener un hijo, para no hacer girar toda nuestra vida alrededor de este objetivo. Con hobbies u otro tipo de metas que nos animen, podremos sobrellevar mejor el proceso y comenzar de nuevo el tratamiento, si es necesario, con ilusión.
PUBLICIDAD
Creado: 31 de octubre de 2016