Una buena forma de estimular el instinto paterno consiste en relacionarse con el hijo cuanto antes, bien a través del tacto –acariciando el vientre de la mujer– o de la voz. Hacia la mitad del embarazo, el oído del feto está suficientemente desarrollado como para percibir ruidos exteriores y, entre esos ruidos, la voz de papá es una de las primeras que reconocerá después de nacer, con lo que su vínculo será mucho más fuerte.
Los futuros padres también cuentan con la inestimable ayuda de los avances de la medicina, que, si bien no han logrado aún que los hombres se queden embarazados, les permite, gracias a las ecografías, ver a su futuro hijo y oír los latidos de su corazón desde las primeras semanas de gestación, lo que les hace sentirse papás antes del parto.
E informarse, leer todo lo que se pueda, cuánto más sepa el futuro padre del asunto, mejor comprenderá lo que le está ocurriendo a su mujer. ¿Que llora por todo? Normal. ¿Que al minuto siguiente está muy irascible? Normal también. ¿Que de vez en cuando tiene algún antojo? Mejor complacerlo con infinita paciencia, virtud muy necesaria en estos nueve largos meses.
Padre participativo, buen embarazo
Por último y no menos importante: los hombres que participan activamente en la gestación influyen en su buena marcha: sus mujeres tienen menos abortos espontáneos y menos complicaciones en el embarazo y el parto. También presentan menos dificultad en el puerperio y para amamantar. Y tienen menos hijos prematuros o con bajo peso al nacer.
Y, por supuesto, el futuro padre sufrirá menos depresión posparto y estará mejor preparado cuando nazca su hijo, que le necesitará y querrá tanto como a su madre.