Aproximadamente en el 80 por ciento de los partos se produce alguna alteración del suelo pélvico. Sin embargo, como apunta la doctora García Gálvez, “todo buen obstetra debe saber cómo manejar el proceso del parto de forma que preserve el bienestar del bebé a la vez que proteja el suelo pélvico de la madre”. La especialista destaca las siguientes medidas para minimizar los posibles daños:
- Evitar un expulsivo prolongado.
- No realizar pujos con valsalba (empujones que no coinciden con la contracción) hasta que no se haya llegado a la dilatación completa.
- Favorecer cambios posturales a lo largo de la dilatación que faciliten el proceso del parto.
- Aconsejar el decúbito lateral o la cuadrupedia como posiciones ideales de la madre durante el parto. Se cree que estas posturas aumentan el espacio del canal de parto, facilitando la salida del bebé.
- En la fase final ayudar con la rotación de las caderas a la salida de la cabeza del bebé.
- Evitar, siempre que sea posible, el empleo del fórceps o las espátulas. En caso de sufrimiento fetal, es necesario dar prioridad al bienestar del bebé, aunque con ello se lesione el suelo pélvico.
- Hacer un uso restrictivo de la episiotomía.
Algunos factores que no pueden modificar los profesionales sanitarios, influyen significativamente en la alteración del suelo pélvico durante el parto, como la macrosomía fetal (cuando el feto es muy grande), la forma en que puja la madre, o que resulte inevitable emplear instrumental para extraer al bebé o realizar la episiotomía (que daña la musculatura). Por ello, llegar al parto con la musculatura fuerte y flexible siempre reducirá el riesgo de lesión.
