José María Paricio Talayero
9 de octubre de 2020
Más de 40 años lleva José María Paricio dedicado a la Medicina. La mayor parte de ellos, en contacto con madres y bebés de los que ha sido testigo de sus lactancias. Pediatra, fundador de la Asociación para la Promoción y la Investigación científica de la Lactancia Materna (APILAM) y del portal de compatibilidad de medicamentos y lactancia e-lactancia.org, acaba de publicar El libro de la lactancia. Todo lo que las madres y la ciencia nos han enseñado sobre la lactancia (Vergara). Se trata de una guía muy completa, quizás la más completa publicada hasta la fecha, a través de la cual su autor nos acerca a todo lo imaginable relacionado con el amamantamiento. Lo hace no sólo analizando los aspectos más técnicos o científicos (funcionamiento del pecho, composición de la leche materna, técnicas de amamantamiento…), sino también teniendo muy en cuenta los aspectos históricos, sociales y culturales de esta práctica. Y a las madres, claro, que son las que durante siglos han sufrido la misoginia que les ha impedido contar cosas tan cotidianas y naturales como las relacionadas con el amamantamiento. “He tratado en este libro, al igual que en el anterior, de recoger todo lo que me han contado las mujeres con las que he hablado en estos años y de consultar toda la bibliografía científica disponible”, dice su autor. Un libro redondo para madres, familias, profesionales sanitarios y para todos aquellos interesados en saber más sobre la apasionante historia de una práctica tan antigua como la propia humanidad.
El libro de la lactancia es sin duda el libro más completo en torno al amamantamiento, porque además de lo biológico no se olvida de lo cultural, de lo social y de las protagonistas. ¿Por eso lo de “todo lo que las madres y la ciencia nos han enseñado sobre la lactancia”?
He tratado en este libro, al igual que en el anterior, de recoger todo lo que me han contado las mujeres con las que he hablado en estos años. En un momento dado de mi vida profesional tuve que dejar a un lado el discurso médico sobre la lactancia materna porque no cuadraba lo que yo veía en la práctica de las mujeres con lo que había leído en los manuales de medicina, ni con lo que a mí me habían enseñado mis mayores. Por eso lo de “todo lo que las madres y la ciencia nos han enseñado sobre la lactancia”. Son ellas las que tienen que recuperar y trasladar ese saber.
La historia de la lactancia está muy presente a través de las nodrizas o amas de cría, mujeres que han estado presentes a lo largo de todas las civilizaciones y en todos los tiempos, ¿diría que es una figura conocida y reconocida?
Yo creo que cada vez hay menos gente que sabe de la historia de las nodrizas, gente de mi generación, de los 50 o 60, aún conocíamos historias de mujeres que se empleaban como nodrizas. Además de las nodrizas pasiegas y gallegas, en la zona costera de Valencia, por ejemplo, había mujeres que, en los últimos años del XIX, principios del XX, emigraban a Argelia a contratarse de nodrizas en casas pudientes, generalmente judíos locales.
A finales del XIX se consiguen las primeras leches artificiales que ya no mataban a los bebés, porque se empieza a comprender mejor la composición de la leche de las mujeres
Ahora, es verdad que hablas de nodrizas y de lactancia mercenaria y no es una figura que se conozca; pese a ser un fenómeno muy antiguo, surgido hace más 4.000 años, y sujeto a toda una exhaustiva legislación.
La función de estas mujeres fue reemplazada por las leches artificiales a partir del siglo XIX…
A finales del XIX se consiguen las primeras leches artificiales que ya no mataban de inmediato a los bebés, porque se empieza a comprender mejor la composición de la leche de las mujeres. Eran leches buscadas desde hacía mucho tiempo. No son las culpables, sino que son una consecuencia de esa búsqueda de no hacer algo que no quieres hacer por el motivo que sea. Las leches artificiales eran mucho más baratas que una nodriza, pero también eran mucho más peligrosas y mucho más caras que la leche materna propia.
La industria de leches artificiales es una industria muy depredadora. En el siglo XX no sólo acabó con las nodrizas, sino que casi hace desaparecer la cultura de la lactancia materna tradicional en el mundo entero
La industria de leches artificiales es una industria muy depredadora. En el siglo XX no sólo acabó con las nodrizas, sino que casi hace desaparecer la cultura de la lactancia materna tradicional en el mundo entero. Ahora contamina el planeta al no ser una forma de alimentación sostenible. Con su aparición hubo un aumento considerable de la mortandad y de las enfermedades en los niños. Llegó un momento en el que hubo que defender la lactancia materna con uñas y dientes, y no fueron las instituciones médicas las que llamaron la atención de lo que estaba pasando, sino mujeres, madres y organizaciones civiles. Y esto mucho antes de que la OMS ni ninguna organización pediátrica alertara de esto, para vergüenza de ellas, claro.
Un pilar de la salud infravalorado
Siendo la lactancia materna un pilar de la salud física y emocional tanto la madre como para el hijo o la hija, ¿ocupa el lugar que debe en los planes de estudios de los sanitarios?
Efectivamente es un pilar de la salud, pero no es una parte importante de las formación en salud. La mayor parte de los que hemos aprendido y cambiado nuestros hábitos ha sido porque algo nos hizo plantearnos lo que se estaba haciendo y lo que nos habían enseñado, y nos hemos formado por nuestra cuenta. Son raras las facultades de Medicina donde hay una buena formación en lactancia.
Y luego están las rutinas, que son tan potentes, están tan arraigadas, que es muy difícil cambiarlas. Siempre encuentras a alguien diciendo que “esto siempre ha sido así”, aunque esas rutinas no tengan aval científico ninguno y sean erróneas. En muchos sitios enseguida saltan esas rutinas, lo hemos visto con el tema del coronavirus, y sigue habiendo una falta de creencia en que la lactancia es un pilar de la salud. Y no se valora por los profesionales sanitarios, pero tampoco por parte de las instituciones, que no valoran el destinar unos presupuestos para la lactancia materna.
¿Diría que los fabricantes de sucedáneos de leche materna tienen influencia en la decisión de amamantar?
Yo creo que sí. No digo que sean los únicos culpables, pero sí han hecho mucho daño. Por ejemplo, siguen vendiendo sus productos de manera retorcida pese al código internacional de comercialización de sucedáneos. Encuentran cómo saltárselo continuamente. Y es mucho el dinero que gana esta industria cada año, son miles de millones. En lo que va de año el beneficio de las leches artificiales es ya de unos 70 mil millones de dólares.
Pese a que la lactancia materna es un pilar de la salud, no es una parte importante de la formación de los sanitarios
Utilizan muchas fórmulas para llegar a las madres, como el mantenimiento de blogs y webs que aparentemente buscan ayudar a las madres en la crianza, pero ahí están ellos. “No te preocupes mamá que esto es así, pero aquí estamos para ayudarte con esto que es igual de bueno”. Juegan mucho con lo emocional.
¿Se hacen suficientes campañas de promoción de la lactancia materna a nivel sanitario?
No se hacen. Y se deberían hacer campañas de promoción por parte del Ministerio de Sanidad, igual que se hacen campañas de vacunación. Sabemos cuántos niños están vacunados porque se monitoriza esa información, pero no está tan claro cuántos niños son amamantados. Ni se hacen campañas ni se monitoriza. Nos falta mucho. Aun así, no debemos ser derrotistas, creo que cada vez se está recuperando mucho más la práctica de la lactancia. Se ven en las mujeres que acuden a charlas sobre lactancia, en la calle se ve a mujeres amamantando, y hay muchos grupos de madres enfocados a este asunto.
No puedes forzar voluntades de algo tan íntimo. La decisión de amamantar a un hijo las mujeres la toman muy precozmente
Cuando me dicen qué contraindicación hay para la lactancia materna yo siempre digo que la única que hay es que la madre no quiera. No puedes forzar voluntades de algo tan íntimo. La decisión de amamantar a un hijo las mujeres la toman muy precozmente, ya en el embarazo o incluso mucho antes. Son decisiones muy arraigadas basadas en factores culturales, familiares, sociales, que es imposible de desmontar. A una mujer que no quiere dar el pecho no le puedes decir que la lactancia materna tiene muchas ventajas, o que es lo mejor, porque no la vas a convencer. El objetivo de la normalización de la lactancia debe ser ofrecer esa información sin contrariar a nadie.
Menciona en el libro la falta de referentes masculinos en torno a los cuidados y cómo esto influye en la crianza. ¿Cuál debe ser el papel de la pareja en la lactancia?
Primero tienes que tener a alguien al lado que crea en ti, que se crea lo de la lactancia, que te apoye, que te anime y que además curre todo lo que hay seguir currando en casa, porque una madre que da pecho trabaja muchísimo. Para las madres que no tienen ese apoyo o esa ayuda es muy duro, por eso es fundamental el apoyo de un familiar, a ser posible del familiar más próximo, que en este caso es la pareja.
Las dificultades actuales de la lactancia materna
¿Cuáles son las dificultades más habituales para las madres con respecto a la lactancia materna?
Normalmente son problemas relacionados con la técnica como consecuencia de la ausencia de una cultura de la lactancia. Son problemas iniciales. Una buena técnica de lactancia no debe doler, por eso el dolor es uno de los motivos más frecuentes de abandono: porque no tienen a nadie que las ayude a solucionarlo. Si se supera, una vez que pasen las primeras cuatro semanas, es muy difícil que haya un problema grave. Pueden aparecer mastitis, por ejemplo, a lo largo de toda la lactancia, pero son problemas absolutamente solucionables.
Las dificultades más habituales con la lactancia se relacionan con un fallo en la técnica como consecuencia de la ausencia de una cultura de la lactancia
Hay una dificultad añadida y es que muchas veces tienes a tu disposición una plantilla de profesionales sanitarios, pero cada uno te dice una cosa. Afortunadamente, hoy en día tenemos unas matronas muy competentes que están formadas no sólo en el parto, sino que te pueden ayudar después con la lactancia, cada vez hay más enfermeras y médicos formados, pero queda aún mucho por recorrer. Actualmente, también ha surgido una figura muy importante: las IBCLC. Son personas formadas y certificadas en lactancia materna. Saben muchísimo de lactancia, muchas de ellas son madres, y deben estar actualizadas porque cada año deben renovar su certificación a través de un examen. En otros países son una figura habitual en hospitales y centros sanitarios, pero aquí en España, salvo casos particulares no es una profesión reconocida.
Y no sólo los sanitarios te dicen cada uno una cosa, tu propia madre, la suegra, la vecina…
Tenemos un poco de lío, y en una frase cualquiera te desmonta la autoconfianza y te vuelves llorando a casa. Todo es fruto de una falta de cultura social que existe sobre la lactancia, no estamos en una sociedad con cultura de lactancia materna, sino de lactancia artificial, así que quedan muchos prejuicios que a todos nos salen sin querer.
¿Tenemos ahora más inseguridad que nunca en torno a nuestra capacidad para amamantar? Pienso muchas veces en aquello de “no tengo suficiente leche” o “mi leche no es buena”.
La inseguridad posiblemente esté más arraigada que nunca. Puede que en el medievo alguna madre también tuviese dudas, pero estaba rodeada de gente que amamantaba. Es verdad que hay un uno por ciento de madres que no pueden dar pecho. En esos casos se recurría o a una nodriza o a una familiar. La inseguridad se crea en los últimos 150 años debido al triunfo de las leches artificiales; que han creado una inseguridad a las madres, pero también a los profesionales médicos, que enseguida cuando un niño no crece lo suficiente lo asociamos al pecho y remitimos al biberón. Existe la inseguridad entre muchos médicos de que una mujer pueda criar bien a un hijo sólo con el pecho. Y eso se transmite a las madres.
¿De esa inseguridad surge en parte la popularidad de los galactagogos?
Es curiosísimo, porque la existencia de los galactagogos es tan antigua como las nodrizas. Hay papiros egipcios que ya hablan de galactagogos. Eso quiere decir que desde siempre ha habido una preocupación de la mujer por si tenía o no bastante leche. Pero también se encuentran recetas antiquísimas para mujeres que tenían demasiada leche. Los galactogogos vienen de tiempos inmemoriales y la mayor parte de las veces son recetas que se sabe hoy en día que no aumentaban la producción de leche.
Al final de toda esta historia lo cierto es que sólo hay tres o cuatro cosas que sí aumentan la producción de leche. Hay, por ejemplo, una sopa muy nutritiva de una hierba que se llama coleos amboinicus, que es bastante tradicional en algunos países de Asia y América; también se ha comprobado que los dátiles aumentan un poco la producción de leche, pero tienes que comer un montón de ellos; y luego hay una hierba que se llama fenogreco, que también se ha visto que aumenta la producción, pero no se sabe por qué. Tiene el problema de que el sudor huele luego de una forma especial, ya que es una planta muy olorosa. Y luego están los medicamentos: hay dos que aumentan la producción de leche por un mecanismo que te hacen producir más prolactina, lo que luego deriva en que produzcas más leche. Son medicamentos de uso bastante corriente, el primperan y la domperidona.
El mejor galactogogo es una lactancia bien establecida, con una técnica correcta, con una madre lo más descansada posible y con un bebé bien enganchado
De todas formas, el mejor galactogogo es una lactancia bien establecida, con una técnica correcta, con una madre lo más descansada posible y con un bebé bien enganchado. Al final el pecho produce leche cuando se le estimula bien. Y a más estímulo, más producción.
También está el lenguaje. Con conceptos como “lactancia materna prolongada” no sé si incluso es más difícil normalizar esa cultura de la lactancia.
Prolongada va a depender de la sociedad en que vivamos. Yo hablo de lactancias estigmatizadas y la lactancia “prolongada” es una de ellas, porque no suena bien, los niños ya son mayorcitos y la gente lo ve mal, cuando se sabe que la lactancia venía durando una media de tres años, que eso es lo habitual. Pero eso provoca que las madres se escondan para dar pecho a niños más mayores o lo reduzcan al entorno del hogar.