Dra. Lucía Galán Bertrand

Pediatra, divulgadora, escritora y autora de ‘Los virus no entran por los pies’
La pediatra Lucía Galán, autora de 'Los virus no entran por los pies', reconoce que aunque los padres de hoy están más informados, siguen circulando mitos sobre la salud, la crianza y la educación de los niños, y desenmascara los más peligrosos.
Dra. Lucía Galán Bertrand
“Cuesta hacer entender que el frío no resfría. Lo que provoca el frío es que el sistema inmunitario que tenemos en la nariz y nos protege frente a esos virus que entran en nuestro organismo se defienda peor”

29 de febrero de 2024

Lucía Galán es posiblemente la pediatra más conocida de España gracias a su impresionante labor divulgadora, que le ha proporcionado una legión de fieles seguidores en sus canales en las redes sociales, numerosos reconocimientos y el ser incluida dos veces en la lista Forbes de los cien mejores médicos de España. Autora de best sellers como Lo mejor de nuestras vidas o Eres una madre maravillosa, la pediatra asturiana acaba de publicar Los virus no entran por los pies (Planeta), un volumen en el que hace un repaso exhaustivo a muchos de los mitos que acompañan a la educación y la crianza de los hijos, sobre todo en el ámbito de la salud, que desmonta uno a uno en base a la evidencia científica. “Los mitos infantiles tienen mucho que ver con la experiencia personal y con las creencias populares”, afirma Galán, que reconoce que los padres de hoy son mucho más exigentes porque llegan a consulta mucho más informados. A veces, de hecho, están tan expuestos a la información que entre ella se les cuelan fake news que promueven nuevos y erróneos mitos.

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Centras tu último libro en los mitos que rodean a la infancia y la adolescencia. Me cuesta imaginar un libro de mitos de la adultez. ¿Por qué estas primeras etapas vitales son tan propensas a los mitos?

Portada "Los virus no entran por los piés"

¡Uf! Es que parece que cuando se trata de la infancia todo el mundo es pediatra. Parece que el hecho de ser madre o padre te da el primer curso de la carrera de Medicina y, si tienes tres hijos, ya eres mitad pediatra. Creo que los mitos infantiles tienen mucho que ver con la experiencia personal y con las creencias populares.

Esto ha llevado a una gran cultura popular que en algunas cosas es maravillosa, pero que en otras no tanto. La llegada de las redes sociales no ha hecho otra cosa que agravar un poco esta situación porque, claro, el mensaje se transmite rápido y a veces se pone en peligro la vida de los niños y niñas.

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Dentro de este periodo vital, pongamos de los 0 a los 18 años, ¿hay alguna etapa que sea especialmente propensa a los mitos?

Yo creo que la primera infancia, los bebés. De hecho, dedico un capítulo del libro a los “baby mitos”. Al final en esta etapa pillas a los padres muy ávidos de buscar información, de leer, de contrastar… y, entre toda esa información, a veces les llega desinformación.

Y ya sabemos que un bulo se distribuye 10 veces más rápido que una noticia veraz. Como los padres de los niños pequeños pasan mucho tiempo en redes sociales y son grandes consumidores de información, pues a veces se la cuelan (risas).

Justo te iba a comentar eso, que puede que seamos la generación de madres y padres más informados de la historia (o al menos con más acceso a información de la historia). ¿Se nota en consulta, o hemos perdido la batalla contra la desinformación?

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Se nota, se nota. Llevo 20 años ejerciendo como pediatra y te puedo decir que la mayor parte de las madres y padres de hoy en día están bien informados, son exigentes en cuanto a la información que les das, no se conforman con cualquier cosa, tienen mucha curiosidad, quieren saber…

Como los padres de niños pequeños pasan mucho tiempo en redes sociales y son grandes consumidores de información, pues a veces se la cuelan

Esto es fantástico, porque venimos de otra generación en la que lo que decía el médico iba a misa. Ahora estamos en un buen equilibrio: los padres siguen confiando en los profesionales, pero también vienen ya con mucho aprendido, lo que yo agradezco.

En la consulta de pediatría estarás más que acostumbrada a enfrentarte a estos mitos. ¿Cuál o cuáles son los que tienes que desmentir con mayor frecuencia?

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El que da título al libro es muy habitual (risas). “Es que claro, Lucía, cómo no va a estar resfriado si está todo el rato caminando descalzo”. Ya, pero es que los virus no entran por los pies, los virus están en la nariz y la garganta y se contagian por el contacto directo con otro niño, así que el virus lo habrá cogido en la escuela seguro. “Ah, claro, porque es que sale al patio sin la cazadora”. No, no, el virus está dentro de clase y como en invierno está poco ventilada y todos están muy juntitos, pues se contagian.

Cuesta hacer entender que el frío no resfría. Lo que provoca el frío es que el sistema inmunitario que tenemos en la nariz, que nos protege frente a esos virus que entran en nuestro organismo, se defiende peor; el frío es como que le deja un poco perezoso. El frío lo que hace es provocar que, si estamos en contacto con un virus, éste tenga más posibilidades de replicarse en nuestro organismo, pero el que provoca la enfermedad es el virus, estar con las cabecitas juntas en sitios sin ventilar, estornudar en la mano y luego darle la mano al amigo…

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¿Y hasta qué punto pueden llegar a ser peligrosos estos mitos? Te lo digo porque poner un calcetín o una zapatilla para que el virus no entre por los pies, no tiene efectos secundarios, pero hay otras cosas que…

(Risas) Solo hay que pensar en los collares de ámbar que se les ponen a los bebés para la dentición. Dicen que alivian el dolor de los dientes. Bueno, pues ya tenemos casos descritos de niños con estrangulamiento por culpa del collar, o con asfixia porque se han soltado las bolitas del collar. O, por ejemplo, no poner las vacunas a los niños “porque tienen mercurio”, cuando no solo es que no tengan mercurio, sino que lo que estás haciendo al no ponerlas es poner en riesgo a tu hijo, al que expones sin protección a más de 17 enfermedades potencialmente mortales.

Las vacunas no solo no tienen mercurio, sino que al decidir no ponerlas por eso lo que estás haciendo es poner en riesgo a tu hijo, al que expones sin protección a más de 17 enfermedades potencialmente mortales

Otro caso es asegurar que cuando estás embarazada tomar una cerveza o una copa de vino de vez en cuando no tiene ningún impacto, cuando en realidad lo tiene y, además, muy importante. Diez de cada 1.000 niños nacidos en España lo hacen con un trastorno del espectro alcohólico fetal, que son una serie de trastornos que afectan a la inteligencia, a la audición, al corazón, al riñón…, pueden desarrollar trastornos del neurodesarrollo, trastornos de comportamiento…, y todo se debe al consumo de alcohol durante el embarazo porque no hay cantidad segura de consumo de alcohol en el embarazo.

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¿Cuánto dirías que tienen los mitos de resistencia al cambio, aquel “siempre se ha hecho así y no ha pasado nada” que mencionas en el libro?

Y mira que se desmonta fácil esa frase. No ha pasado nada que tú hayas conocido, que es muy distinto, pero nosotros sí vemos casos de niños que se ahogan en un palmo de agua en la bañera, o de niños con trastorno del espectro alcohólico fetal, por ejemplo.

La realidad es que pasan cosas, pero, claro, cuando pasan tampoco es que te dediques a predicarlo a los cuatro vientos. Pero para eso está la evidencia científica, los datos. Y afortunadamente vivimos en un mundo en el que tenemos evidencia científica y datos para casi cualquier cosa que busques.

Mitos sobre la salud mental de niños y adolescentes

Dedicas un capítulo a los mitos que rodean a la salud mental. Los defines como los mitos que más duelen. ¿Por qué?

Porque realmente esto sí se nos está llevando la vida de nuestros hijos por delante. Fíjate en el bullying, por ejemplo. Decimos que es una cosa de niños, que ya se les pasará, que todos hemos pasado por ahí… Y no. El bullying es la primera causa de suicidio entre los adolescentes, así de entrada. Pero es que, además, en el año 2021 en España murieron más adolescentes por suicidio que por cáncer. Que cada año 316 jóvenes se quiten la vida en nuestro país es intolerable, deberíamos reflexionar muy seriamente como sociedad.

No hay una cantidad segura de consumo de alcohol durante el embarazo. Diez de cada 1.000 niños nacidos en España lo hacen con un trastorno del espectro alcohólico fetal

El bullying no es un juego de niños, no, es un asunto muy serio que se está llevando la vida de nuestros hijos por delante. Y luego están la ansiedad y la depresión, que nos cuesta entender que puedan sufrir los niños, pero realmente son los trastornos más prevalentes en la infancia y la adolescencia. Son temas muy serios de los que tenemos que hablar.

¿Por qué nos cuesta tanto asumir que un niño puede sufrir estos problemas mentales?

Porque tenemos interiorizada la idea de que los niños son seres de luz y felices que están en este mundo para jugar. Y esto es maravilloso, pero la realidad es que los niños también sufren ansiedad y depresión, y tienen ideas suicidas, y se autolesionan…

Tenemos que hablar de ello. Sé que son temas incómodos de tratar, pero es importante porque las cifras son alarmantes. Dos de cada diez niños y adolescentes van a sufrir depresión y uno de cada cuatro va a sufrir bullying, y el niño que sufre acoso escolar va a tener depresión, ansiedad, etcétera.

¿Qué síntomas nos pueden alertar de que nuestro hijo tiene depresión?

En los niños más pequeños, que todavía no están en la adolescencia, baja la actividad, están más irascibles, lloran mucho por cualquier cosa, se pueden negar a ir al colegio, pierden las ganas de jugar, se enfadan con mucha facilidad, pueden tener trastornos del sueño, pesadillas, insomnio, pérdida de peso…

El bullying es la primera causa de suicidio entre los adolescentes y en el año 2021 en España murieron más adolescentes por suicidio que por cáncer

Nosotros siempre recomendamos que cualquier cambio de carácter de un hijo mantenido en el tiempo debería ser motivo de consulta con el pediatra. En el caso de los adolescentes los síntomas ya se parecen más a los de los adultos: mensajes de desesperanza, de derrota, aislamiento, tristeza, crisis de llanto que te dejan descolocado…

¿Cómo actuar en estos casos? En el libro citas algunas frases que entiendo que es mejor evitar como “pon de tu parte”, “deja de darle vueltas a todo y sonríe”…

Claro, porque esto lo que hace es culpabilizarles más. Lo primero que recomiendo es pedir ayuda profesional, en primera instancia al pediatra, que es el profesional más accesible.

Y, para terminar, ¿qué consejos darías a madres y padres para criar y educar de una forma, en la medida de lo posible, libre de mitos?

Uy, sobre todo una cosa: educación. Los grandes problemas de nuestra sociedad se arreglarían si la gente leyese más (risas). Hay que leer, hay que escuchar, hay que mantener una mente abierta y curiosa, asumir que la ciencia va avanzando y que las recomendaciones pueden ir cambiando.

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