Mar López Sureda

Pediatra de Atención Primaria y autora de ‘Las respuestas de mi pediatra’
El cuidado de los bebés y niños de cero a tres años genera muchas dudas en padres y madres. Mar López Sureda, autora de 'Las respuestas de mi pediatra', nos explica cómo resolverlas y evitar la confusión que provocan las fake news.
Mar López Sureda
“Hay personas que les dan a sus hijos productos “naturales”, con efectos secundarios y sin evidencia científica. Si le vas a dar algo a tu hijo, que sea con prescripción médica y que le haga efecto”

31 de marzo de 2023

Aunque cuenta que siempre ha procurado ser una profesional empática, la pediatra Mar López Sureda reconoce que ser mamá le hizo ver su profesión con otras gafas. “Me di cuenta de que no era lo mismo vivirlo como pediatra que como madre”, escribe en las páginas de Las respuestas de mi pediatra (Grijalbo), una completa y práctica guía para el cuidado de la salud de los niños y niñas durante sus primeros tres años de vida en la que intercala información contrastada con experiencias y vivencias personales. Esos primeros tres años de vida son, sin duda, los años en que más angustia suele generar a los padres la salud de sus hijos, sobre todo cuando se trata del primero. “¡Es normal! ¡Para muchas madres y padres es incluso la primera vez que tienen un bebé en brazos!”, afirma la pediatra, que ha conseguido reunir a una comunidad de más de 800.000 seguidores entre Instagram y TikTok alrededor de sus vídeos divulgativos. Un arma a la que recurren muchas de sus compañeras de profesión, recomendándola a sus pacientes, para luchar contra el villano de las fake news.

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‘Las respuestas de mi pediatra’ se titula tu libro. Y yo me pregunto si tienes la sensación de que las madres y padres acudimos a vosotras, las pediatras, buscando muchas respuestas.

Las respuestas de mi pediatra

(Risas) Sí, yo creo que sí. Especialmente en los primeros años de vida del bebé hay muchas dudas relacionadas con la salud infantil. Desde por qué llora el bebé hasta cosas que a veces forman parte de una esfera psicológica a la que no puedes llegar en una consulta pediátrica de diez minutos, también porque no eres la profesional adecuada. Al final la llegada de un bebé remueve muchas cosas a nivel psicológico y eso requiere tiempo. Ni siquiera un psicólogo puede dar con la tecla en una primera visita.

¿Y a quién acude una pediatra cuando se convierte en madre? Cuentas en el libro cómo te cambió la percepción sobre algunos temas la llegada de tu hija…

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En mi caso a otra pediatra que también es mamá y además compañera mía a la que admiro mucho. Al final escoges a una persona con la que crees que te puedes sentir identificada, no solo como pediatra, sino también como madre.

Es posible que una pediatra que no tiene hijos igual nunca se haya llegado a plantear que el Apiretal sabe a rayos

Explicas, por ejemplo, que tu hija estuvo a punto de ser ingresada cuando nació por ictericia; o que cuando tenía un año era muy difícil conseguir que se tomara un determinado jarabe por su sabor. ¿A veces falta empatía con los padres y madres en casos como estos?

A veces puede pasar que sí. Aunque a lo mejor no es tanto falta de empatía como desconocimiento. Es posible que una pediatra que no tiene hijos igual nunca se haya llegado a plantear que el Apiretal sabe a rayos. O delega un poco ese trabajo en la farmacia, pensando que el padre, si al hijo no le gusta el medicamento que le ha recetado, irá a la farmacia a por otro sabor.

Si tienes 60 niños que atender en una mañana, no puedes hacer mucho más que sobrevivir e intentar no equivocarte

Pero a veces no es tan fácil, sobre todo con antibióticos, cuando uno tiene que volver al médico a por una nueva receta. Así que no sé si es falta de empatía, desconocimiento o, incluso, falta de tiempo. Al final, si tienes 60 niños que atender en una mañana, no puedes hacer mucho más que sobrevivir e intentar no equivocarte.

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Niños de 0 a tres años: principales dudas de padres y madres

Tu libro podría definirse como una guía de consulta rápida que recorre la salud de los niños durante los primeros tres años de su vida. ¿Qué pretendías con este formato?

Pretendía que fuese de fácil consulta, muy visual, y que transmitiese con sencillez los conceptos. Que la gente sepa en cada momento a qué parte del libro tiene que recurrir en función de su preocupación concreta y de la edad de su hijo. Y a la vez quise darle un toque cercano, por eso he incluido en el inicio de cada epígrafe historias más personales, recomendaciones de cosas que a mí me sirvieron y que van más allá de la teoría, etcétera.

Imagino que los primeros meses de vida del bebé son los que los padres vivimos con más angustia en materia de salud. ¿Lo sientes así? Cualquier constipado nos pone en alerta máxima…

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Es normal. Al final con el primer hijo nos enfrentamos a algo desconocido, todo nos pasa por primera vez. Aunque no tiene nada que ver, yo recuerdo que mi marido y yo lo pasamos muy mal buscando escuela infantil, porque no encontrábamos ninguna que nos gustara. Al final dimos con una que nos encantó, pero todo el proceso lo vivimos con bastante angustia. “Si tuviéramos otro, ya tendríamos esto hecho”, le dije entonces a mi marido.

La primera vez que recorres el camino de la maternidad hay bastantes más dudas. ¡Para muchas madres y padres es incluso la primera vez que tienen un bebé en brazos!

Pues eso sirve para la salud con otras familias, que a lo mejor es algo que a nosotros no nos pasa tanto porque estoy yo. En general, la primera vez que haces el camino hay bastantes más dudas. ¡Piensa que para muchas madres y padres es incluso la primera vez que tienen un bebé en brazos!

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Supongo que las dudas de las madres y padres van cambiando conforme crece el bebé, pero ¿cuáles dirías que son las dudas más habituales con las que llegamos madres y padres a la consulta pediátrica?

Yo diría que la fiebre, la tos y los mocos. El catarro por excelencia, vamos. Y después de todo eso yo diría que el sueño. El cuándo va a dormir, el cuándo va a dejar de despertarse tanto, de desvelarse a mitad de la noche. El sueño de nuestros hijos es algo que nos desgasta mucho a madres y padres (risas).

¿Y la duda más surrealista con la que te hayas topado nunca?

Buf. ¡Muchísimas! Recuerdo un día que llegó a Urgencias de un hospital a las 4:00 horas de la madrugada una madre con su bebé porque éste tenía un puntito blanco en una uña. ¿En serio? Estás acostumbrada a recibir niños con laringitis, accidentes, fiebres altas, etcétera. Es decir, a gente que está preocupada en plan “se me va a morir el niño”, que a lo mejor luego tampoco es nada, pero que entiendes su preocupación. ¿Pero un puntito blanco en una uña?

Tenemos a gente que no le quiere dar medicamentos a sus hijos, poniéndoles un collar de ámbar, que además de no tener evidencia alguna puede ser un motivo de atragantamiento o de estrangulamiento

Me dejó tan noqueada que le pregunté que qué era lo que le preocupaba realmente. Al final pensé que una persona no se levanta de madrugada y se planta en el hospital en pleno invierno por un punto blanco en una uña. La madre me dijo que había leído en Internet que podía ser un cáncer o no sé qué. Entonces ya lo entendí todo (risas).

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La profesionalización de la maternidad y la paternidad

Somos posiblemente la generación de madres y padres mejor formada y con más información (libros, webs, blogs, etcétera) a nuestro alcance. Eso, que en principio es bueno, también nos expone a la desinformación y las fake news, como acabas de demostrar.

Muchísimo. “Mira, que he leído que comer no sé qué provoca esto otro”. Hay gente, por ejemplo, que no le da nada de arroz a sus hijos por el tema del arsénico. O gente que no le da leche de vaca a sus hijos porque han leído que la leche de vaca produce mocos.

Y luego están las fake news al revés. “El collar de ámbar previene el dolor de los dientes”. Y tenemos a gente que no le quiere dar medicamentos a sus hijos, poniéndoles un collar de ámbar, que además de no tener evidencia alguna puede ser un motivo de atragantamiento o de estrangulamiento.

Antes la medicina era mucho más paternalista. Ahora no. Ahora al paciente le damos la información; y luego es el paciente el que decide

¿Crees que la sobreinformación a la que estamos expuestos nos hace vivir la experiencia con más dudas y temores que nunca?

Yo creo que depende mucho de cada cual y del profesional que tengas como referente en consulta. Yo estoy convencida de que la información empodera mucho a las madres y padres. Muchos compañeros me dicen que recomiendan a sus pacientes mi cuenta de Instagram y que eso les ayuda mucho, porque las madres y padres ya llegan con ciertos conocimientos y con más seguridad a consulta. Es cierto que, como hemos comentado, a veces hay información falsa que puede confundir, por eso es importante ver quién escribe esa información.

Esa formación que comentaba ha dado lugar a lo que yo suelo llamar “profesionalización de la maternidad”. ¿Sienten en ese sentido que cada vez es más habitual que madres y padres cuestionen los consejos/diagnósticos médicos?

Yo creo que, si las madres y padres confían en su pediatra, no hay problema. Pero si existe cierta desconfianza, eso sí que puede dar lugar a esos cuestionamientos que comentas. Al final hay gente que cría de determinada manera, que tiene un estilo de vida muy concreto que a lo mejor es muy diferente al del pediatra, y eso puede generar choques. También es cierto que antes la medicina era mucho más paternalista. Ahora no. Ahora al paciente le damos la información; y luego es el paciente el que decide.

Hay mucha gente, por ejemplo, que no quiere medicar nunca a sus hijos. Y está bien que sea así si los medicamentos no son necesarios. De hecho, es la primera regla en medicina: solo dar si es necesario. Pero luego hay otras personas que dicen esto de los medicamentos y que, sin embargo, les dan a sus hijos productos etiquetados como “naturales”. Aunque sean “naturales” también tienen efectos secundarios y, además, no tienen evidencia científica. Si le vas a dar algo a tu hijo, que sea con prescripción médica y que le haga efecto.

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