Ruth Cañadas
24 de mayo de 2018
La comunicación entre padres e hijos recién nacidos hasta que el niño comienza a decir sus primeras palabras puede llegar a ser realmente complicada, y las dificultades de los adultos para comprender al bebé pueden generar mucha frustración al pequeño… y viceversa. Con su primera maternidad, Ruth Cañadas, educadora infantil e intérprete de lengua de signos, vio claro que usar los signos podría ser una gran herramienta para facilitar esa comunicación, y en 2013 fundaba Otanana, un proyecto que le permitió divulgar su propia experiencia con el uso de signos con Nico, su primer hijo. Ahora lo cuenta en Lengua de signos para bebés (Planeta, 2018), un libro con información detallada y amena acerca de cómo, cuándo y por qué podemos comunicarnos con nuestro pequeño a través del lenguaje de signos.
En 2013 fundas Otanana, un proyecto que tiene como objetivo compartir tu experiencia del uso de signos con Nico, tu primer hijo. Pero antes de llegar aquí hay un recorrido previo como educadora infantil e intérprete de lengua de signos. ¿Cuándo y por qué comienza a interesarte usar esta técnica con los bebés?
Realmente comienzo a interesarme por esta forma de comunicación con los bebés con el nacimiento de Nico. Es cierto que ya había tenido contacto con peques y había visto cómo se comunicaban desde muy pequeñitos, o cómo manifestaban su frustración relacionada con la falta de comprensión de los adultos. Aun así no fui consciente de la importancia que tiene poder comunicarnos con ellos hasta que lo experimenté con mi propio hijo.
Yo por aquel entonces trabajaba con personas sordas y sordociegas y veía cómo se comunicaban muy fluidamente con sus peques desde muy temprano. Con mi primera maternidad pensé que usar los signos como herramienta con bebés que no fueran sordos era una muy buena idea. Más tarde descubrí que este método ya hacia tiempo que se utilizaba en Estados Unidos y decidí adaptarlo usando los signos de la lengua de signos española.
¿Cómo pueden los signos ayudarnos a comunicarnos con nuestros hijos antes de que empiecen a hablar?
Los signos son muy facilitadores en la crianza; a través de ellos el bebé/niño nos puede comunicar sus necesidades básicas al principio. Poco a poco la comunicación se amplía y son capaces de contarnos lo que ven, lo que sienten, lo que prefieren, o incluso lo que piensan en un momento determinado. Esto ayuda mucho a profundizar en la relación y a vincularnos con ellos.
Por poner un ejemplo; un día Nico estaba enfadado y no quería que yo le pusiera el bodi que intentaba ponerle sin éxito. Teníamos que salir ya de casa y le tenía que vestir, pero sólo se quejaba. Con sus manitas fue capaz de decirme que lo que quería era el bodi del “coche rojo”. Él lo tenía claro: fue cogerlo, ponérselo, y tan felices.
Recomiendo empezar a signar con el bebé a partir de los seis meses, porque a esa edad está más atento e imita de manera natural los gestos de su entorno
Muchas veces subestimamos las capacidades de los niños porque pensamos que no piensan, no eligen, no deciden, no recuerdan, no saben…, y a través de este recurso nos damos cuenta de que no sólo no es así, sino que es increíble la cantidad de cosas que pueden expresar a través de sus pequeñas manos desde mucho antes de que empiecen a hablar.
¿A partir de qué edad es conveniente empezar a signar con un bebé, y cuáles son los pasos a seguir?
Yo recomiendo empezar a partir de los seis meses, que es cuando el bebé comienza a estar más atento a lo que pasa a su alrededor y a imitar de manera natural los gestos de su entorno; gestos que están socialmente aceptados: dar palmitas, lanzar besos, silencio, pedir brazos… A partir de estos primeros gestos tan socializados es muy sencillo que el bebé imite los signos que le vayamos mostrando para que aprenda nuevo vocabulario.
Muchas veces subestimamos las capacidades de los niños porque pensamos que no piensan, no eligen, no deciden, no recuerdan, no saben…
Es a partir de esa edad también cuando los bebés empiezan a fijar más la mirada y a prestar más atención a la persona adulta. Por eso es más fácil mostrarle los signos alrededor de los 6-7 meses y que los vaya asimilando poco a poco.
Supongo que al ser más sencillo comunicarse con un bebé o niño que aún no habla, todo se simplifica en el día a día. ¿Es beneficiosa la lengua de signos a la hora de fortalecer el vínculo afectivo de la familia?
Definitivamente sí. Los signos son una gran herramienta que facilita muchísimo la comunicación y el vínculo. Al principio los signos nos servirán para que el bebé nos pueda comunicar sus necesidades básicas. Poco a poco la comunicación se irá ampliando y nos podrá decir lo que prefiere, lo que le gusta, lo que ve cuando paseamos por la calle, e incluso lo que piensa o recuerda en un momento concreto. Los signos nos ayudan a vincularnos más con el bebé. Primero, porque la comprensión se hace mucho más evidente y efectiva, y segundo porque al reducirse en gran medida las frustraciones, al final son muchos más los momentos de satisfacción que disfrutamos con el peque.
Cómo y cuándo enseñar los signos básicos al bebé
¿Es imprescindible aprender y enseñar al bebé los signos correctamente?
Desde mi punto de vista no sería algo imprescindible, pero sí bastante importante. Si los adultos aprendemos los signos de manera correcta ayudamos a que cada signo sea integrado, asimilado y reproducido por el bebé mucho antes. Si empezamos a hacer los signos de una manera incorrecta puede ocurrir que el bebé se haga un lío y tarde más en signar algo que es necesario para nuestra comunicación, o que ejecute varios signos de la misma manera, lo que nos dificultaría algo la comprensión. También puede suceder que al no obtener resultados porque el bebé tarde más, la persona adulta se canse y abandone este recurso tan útil.
Para mí el aprendizaje de los signos es muy parecido al aprendizaje de la lengua oral. Cuando un niño nos dice “aba” para decirnos que quiere agua, la persona adulta le muestra la palabra correcta para que, poco a poco y en la medida que se corresponde con su etapa evolutiva, la reproduzca correctamente. Es a través de la imitación y el juego como más se va a acercar al aprendizaje.
En el libro se recogen unas preciosas ilustraciones de los signos con los que podemos comunicarnos. ¿Cuáles son los signos básicos cuando comenzamos a enseñar a un bebé?
Cuando empezamos a signar con el bebé los signos con los que yo recomiendo empezar son signos que formen parte de nuestra rutina. Evidentemente me refiero a signos de la rutina del bebé, no de la persona adulta, y los que podrían ser más útiles en el inicio son: comer, dormir, bañar, pañal, algún alimento o animal que esté muy presente en su día a día… Al fin y al cabo, signos del entorno del bebé.
Si aprendemos los signos de manera correcta ayudamos a que sean asimilados y reproducidos por el bebé mucho antes
Elegimos signos del día a día porque, al estar tan presentes en lo cotidiano, el bebé lo va a poder integrar con más facilidad y pronto se generará un interés en él y entenderá que a través de las manos se puede comunicar. Los signos con los que empezaremos dependerán mucho de la etapa evolutiva en la que se encuentre el bebé, porque sus intereses y sus necesidades no serán los mismos con seis meses que con 14. Por eso es tan importante la observación y la presencia del peque al que acompañamos.
Dices que lo ideal para comenzar es encontrar los momentos en los que los niños están más receptivos, sin agobiarles. ¿Qué momentos del día crees que son idóneos para este aprendizaje?
Desde mi punto de vista estos momentos son siempre los que parten del bebé; lo que quiero decir con esto es que hay muchos momentos en los que el bebé interrumpe lo que está haciendo para llamar nuestra atención, para que miremos lo que hace, para buscar la seguridad en nuestra mirada o en nuestro contacto…, y son esos momentos de conexión que parten del bebé las mejores situaciones para mostrar un signo.
Los signos iniciales dependen de la edad del bebé, porque sus intereses y necesidades no son los mismos con seis meses que con 14
Muchas veces las personas adultas, sin querer, interrumpimos mucho el juego del peque: para hacerle una foto pidiéndole que nos mire, para decir que le diga al abuelo una palabra que acaba de aprender, para enseñarle que hay un pájaro en la ventana… Todo esto forma parte de la comunicación y está muy bien, pero es mejor si lo hacemos cuando el peque no está haciendo algo concreto, porque si el bebé está inmerso en un juego, golpeando una cuchara contra el suelo, por ejemplo, yo prefiero no interrumpirle para enseñarle el signo de cuchara, sino esperar a que pare de golpear y me mire buscando mi aprobación. Es en esos momentos donde yo recomiendo mostrar los signos, ya que aparte de respetar su juego y, por ende, el aprendizaje que genera a través de sus propias experiencias, también es más efectivo para la asimilación de los signos, puesto que es el niño el que nos busca con intención e interés.
No sé si habrá quien se agobie pensando que es una tarea complicada… ¿Lo es?
Es cierto que parece complicado así de primeras, pero no lo es en la realidad de nuestro día a día. Las herramientas que describo en el libro que nos ayudan a facilitar el aprendizaje de los signos son claras y muy accesibles para ponernos en funcionamiento enseguida.
Los signos no sustituyen al habla, sino que la complementan, por eso su uso favorece el aprendizaje de la lengua oral
No tenemos que sabernos muchos signos de golpe. Empezamos con cuatro o cinco, y vamos ampliando poco a poco. Es una práctica bastante sencilla, divertida, y con unos resultados asombrosos.
Los signos no sustituyen al desarrollo del habla
El proceso de signar, ¿evoluciona de la misma manera que evolucionan las primeras palabras?
A mí me parece que hay cierta similitud. El bebé empieza a hacer los signos a su manera, muchas veces de una forma bastante diferente a la que le mostramos, y poco a poco, con la práctica, va adaptando el signo y se va pareciendo más al que le mostramos, hasta que finalmente lo usa con la configuración correcta. Aunque no siempre es así, y otras muchas veces el bebé empieza a decir la palabra, y el signo queda desechado antes de haber evolucionado.
Lo importante de todo esto es darse cuenta de cómo los signos nos ayudan en la comprensión de lo que el bebé quiere contarnos. Que el signo evolucione o no es secundario si realmente cumple la función de mejorar la comunicación y el vínculo afectivo de manera bidireccional.
Si bebés o niños se comunican por signos, ¿puede esto ralentizar la adquisición del lenguaje, o es un mito que esto pueda ocurrir?
Esta es una de las grandes preguntas que me han hecho desde que tengo la web en marcha. Es un mito que el bebé tarde más en hablar por el hecho de usar los signos. Un estudio que se hizo en Estados Unidos demostró que los bebés que usaban signos tenían más recursos comunicativos y más vocabulario que los bebés que no habían empleado esta herramienta. Además, siempre que usamos signos nos apoyamos con las palabras. Los signos no sustituyen al habla sino que la complementan, por eso su uso favorece el aprendizaje de la lengua oral.
Haber aprendido a signar de pequeños, ¿puede facilitarles el aprendizaje de la lengua de signos en el futuro?
Esta es una pregunta difícil de contestar porque yo no conozco a nadie que ya haya crecido y haya querido aprender la lengua de signos, y tengo que aclarar que con los bebés no usamos la lengua de signos como tal, ya que esta tiene una estructura y unas normas gramaticales, sino que utilizamos signos sueltos de esta lengua como herramienta comunicativa.
Los primeros signos tardan algo en aparecer, por eso es fundamental la constancia al inicio
Mi primer hijo usó los signos un montón hasta que de manera natural dejó de hacerlo y se le olvidaron. Los retomó cuando vio que los empezamos a usar con Emma, su hermana, y viendo los vídeos de mi web los volvió a aprender a una velocidad vertiginosa. Es cierto que el funcionamiento del cerebro está aun por explorar y que seguramente los signos se queden archivados en algún lugar, así que podría ser que los niños que los emplearon de pequeños tuvieran facilidad para recordarlos cuando fueran personas adultas, pero tendrían que aprender de cero toda la estructura de la propia lengua de signos.
¿Por dónde recomiendas empezar a unos padres que estén perdidos?
Yo creo que lo principal es tener ganas y saber que la paciencia al principio es importante. Los primeros signos tardan algo en aparecer, por eso es fundamental la constancia al inicio. Una vez que el bebé empieza a asimilarlos y se da cuenta de que con las manos puede comunicarse con nosotros… todo empieza a ir más fluido.
La lectura del libro es sencilla, amena y clara, así que sería una manera práctica y directa de comenzar. En él doy pautas claras para empezar a ponerlo en funcionamiento en casa desde el primer día. Si no tienes tiempo de leer, otra opción es el curso online. Está grabado y puedes acceder a él las veces que quieras, a tu ritmo, viendo las lecciones poco a poco. Lo importante es que el método en sí quede claro para que puedas empezar a ponerlo en funcionamiento desde el primer día.
Os animo a disfrutar de esta preciosa herramienta que tanto nos facilita el día a día en la relación con los bebés y que tanto nos ayuda a profundizar en nuestra relación con ellos. Y os animo a que no abandonéis vuestras ganas del principio porque merece la pena experimentar la alegría que produce ver los resultados de una comunicación directa y efectiva con los más peques de la casa que, al final, resulta que son los más grandes.