Tania García
28 de abril de 2022
Llegar a la adultez con una autoestima saludable es más complejo de lo que parece. Detrás de la construcción de este pilar vital hay una enorme lista de condicionantes que van desde el apoyo de la familia y sus decisiones educativas, hasta el entorno social o la escuela. De ello habla Tania García, que es graduada en Educación social e investigadora socioeducativa con más de 20 años de experiencia, y que tras títulos como Educar sin perder los nervios (puedes leer aquí la entrevista) o Guía para madres y padres imperfectos, acaba de publicar Quiérete mucho (Vergara), un libro en el que analiza todos los aspectos que influyen en la autoestima –de qué depende, cuáles son sus barreras, cómo fomentarla–, poniendo el foco en todo momento en el papel del adulto, acompañante del proceso de construcción de esa autoestima en la infancia. Advierte en esta entrevista que nunca es tarde para empezar pero, eso sí, “cuanto más tarde se intente más costará, porque más profundo será el trabajo interior que tendremos que realizar”.
Hablamos muy a menudo de ella pero… ¿sabemos lo que es exactamente la autoestima?
A nivel social, no. Se tiende a pensar que la autoestima es algo que puede fortalecerse con pensamientos positivos o frases motivadoras, cuando es algo mucho más profundo que esto. Yo creo que es algo que marca nuestro camino, nuestras vidas y que está íntimamente relacionada con la educación emocional. Y en esto todavía estamos muy verdes, lo que se traduce en que tengamos, en general, una baja autoestima que impregna todas las áreas de nuestra vida.
¿Por qué es importante querernos a nosotros mismos?
Querernos y respetarnos nos va a permitir sentirnos seguros de quiénes somos, qué hacemos, y también nos va a permitir reconciliarnos con nuestro pasado. Aceptarnos y valorarnos, con nuestros defectos y nuestras virtudes es uno de los puntos más importantes para un correcto equilibrio emocional y también, por supuesto, para el ejemplo que damos a nuestras hijas e hijos acerca de la autoestima.
¿Cómo influye la seguridad que tenemos en nosotros en nuestro día a día?
Realmente en todo. Desde laboralmente hasta lo personal o lo familiar. No aceptarnos y no sentirnos seguros nos va a llevar constantemente a dudar sobre las decisiones que tomamos, siendo personas que necesitan la aprobación y el beneplácito de otras para construir nuestro propio camino.
Mejora tu propia autoestima para potenciar la de tus hijos
¿Cómo fomentar una autoestima sana en nuestros hijos e hijas?
Legar a nuestros hijos una autoestima real, pasa inexorablemente por primero trabajar en la nuestra propia para conseguirlo. Esto es así porque principalmente la autoestima de nuestras hijas e hijos se sustenta en dos grandes pilares. En primer lugar, en el amor incondicional y el respeto que les demostramos día a día mediante un trato ético.
Se tiende a pensar que la autoestima es algo que puede fortalecerse con pensamientos positivos o frases motivadoras, cuando es algo mucho más profundo que esto
En segundo lugar, también es de vital importancia el ejemplo de autoestima que nuestros hijos ven en nosotros. Si nos culpamos todo el rato por errores cometidos sin aprender de ellos, si siempre nos minusvaloramos, o si somos personas altamente influenciable, les enseñaremos eso sobre la autoestima. Somos ejemplo.
¿Cuánto influye el carácter de cada niño o niña?
Cada persona es única y tiene sus propias circunstancias debido a su propia personalidad, por supuesto, pero eso no cambia el trato, el amor, el ejemplo y el respeto que como padres debemos de aportarles, que es lo que les guía precisamente hacia la autoestima real. Sean como sean necesitan: aceptación, ética, amor y respeto para que se profesen estos mismos valores a sí mismos y a los demás.
¿Cómo podemos saber si nuestro hijo o hija tiene una buena autoestima? ¿Qué señales nos sirven de guía?
En Quiérete mucho, dedico varios capítulos tanto a profundizar sobre los tres tipos de autoestima, así como también a las claves para detectarla y acompañarla correctamente. Es aplicable tanto a la nuestra propia, como a la de nuestras hijas e hijos.
Señales como la necesidad de aprobación constante, la sumisión, el miedo constante, la culpabilidad… son algunas de las más evidentes de autoestima baja; teniendo en cuenta que, si no hemos respetado, acompañado emocionalmente y amado de manera incondicional a nuestras hijas e hijos, siempre desarrollarán una autoestima no real.
¿Podemos pasarnos? ¿Darles “demasiada” autoestima?
Rotundamente no. Esta es una de las razones por las que la mejor denominación de una autoestima saludable es justo esta: ‘saludable’, o ‘autoestima real’. Llamarla autoestima alta, puede dar a pensar que debe tener un límite, o que puede crecer hasta el punto de que sea dañino, cuando esto tratándose de autoestima saludable jamás puede ser así.
La autoestima marca nuestro camino, nuestras vidas y está íntimamente relacionada con la educación emocional. Y en esto todavía estamos muy verdes
Cuando los niños y niñas son narcisistas, con ego y aires de superioridad, lo que tienen es una pésima autoestima, no lo contrario, no siendo acompañados, por supuesto, mediante el respeto. Al igual que el amor que demos a nuestras hijas e hijos nunca es demasiado, el acompañamiento hacia una autoestima óptima tampoco lo será.
Factores que influyen en la autoestima de niños y adultos
¿Cuáles son las principales dificultades que se encuentran las familias en el fomento de una buena autoestima en sus hijos?
Sobre todo el desconocimiento. La mayoría de las personas adultas hemos recibido una educación emocional nula en nuestra infancia y hemos sido educados bajo preceptos adultocentristas, donde nuestro bienestar o nuestro respeto emocional estaba supeditado al bienestar adulto.
Por esta misma razón, muchas madres y muchos padres son a día de hoy conscientes de que deben hacer algo para mejorar la autoestima de sus hijas e hijos, pero no caen en la cuenta del papel tan importante que tiene su propia autoestima y sus propias emociones, así como el cómo les tratan.
Como adultos nos cuesta ver que tenemos una autoestima mejorable.
Así es. Si en nuestra infancia no hemos sido tratados con el respeto que merecíamos en todo momento, con el cariño y el amor incondicional que todas las personas necesitamos por parte de nuestras madres y nuestros padres, y hemos sido educados a través de los gritos, los chantajes, las amenazas y la violencia física y psicológica (castigos, comparaciones, etiquetas, represión de emociones…) es imposible que alcancemos la etapa adulta con una autoestima real.
Cuando los niños y niñas son narcisistas, con ego y aires de superioridad, lo que tienen es una pésima autoestima, no lo contrario
¿Se puede sanar una baja autoestima ya en la adolescencia, o incluso en la adultez?
Se puede, pero cuanto más tarde se intente, más costará porque más profundo será el trabajo interior que tendremos que realizar. Cuando escribí Quiérete mucho tenía claro que quería que fuese una obra que sirva para mejorar la autoestima de todo el mundo, sin importar la edad.
La mayoría de personas adultas hemos recibido una educación emocional nula en nuestra infancia y hemos sido educados bajo preceptos adultocentristas
Ya he comentado lo enlazada que está nuestra autoestima y la de nuestras hijas e hijos, y justo por eso es un libro tan único y especial, porque entendemos que nuestra autoestima pasa por nuestra infancia y adolescencia, y la de nuestros hijos e hijas depende de nosotros, con herramientas que además nos ayudan a mejorar la autoestima de unos y de otros.
¿Qué dirías que condiciona nuestra autoestima a lo largo de la vida?
Hay muchos factores que a lo largo de la vida pueden condicionar la autoestima. Vivimos en un contexto social constante y hay momentos en los que puede que nuestra autoestima se resienta. Sin embargo, el periodo que instala la base de la autoestima es la infancia y adolescencia. Lo que vivimos y cómo somos tratados en estos años marca para siempre quiénes somos y por eso es tan importante dar todo de nosotros mismos para respetar las necesidades emocionales de las personas a las que más queremos.
Si en nuestra infancia no hemos sido tratados con el respeto que merecíamos, con el cariño y amor incondicional de nuestras madres y padres, es imposible que alcancemos la etapa adulta con una autoestima real
¿Qué papel juega el autocuidado?
El autocuidado es el día a día de una sana autoestima y, por eso, para llegar a aportar esto a nuestras hijas e hijos, tendremos de forma rutinaria y constante tanto tratarlos con respeto, amor incondicional, escucha, empatía y ética; como a su vez tratarnos de la misma manera para demostrarles este ejemplo.