Daniel García
26 de marzo de 2018
Ayudar a encontrar el equilibrio mente-cuerpo-espíritu utilizando para ello las técnicas del taoísmo es el objetivo de 'Tao para vivir (Medicina China, Tao Yin y Meditación)' (Oberon, 2017), un libro escrito a tres manos por Daniel García, enfermero, fisioterapeuta e instructor de técnicas mente-cuerpo orientales, Ángel García, director de la Asociación Española de Tao Yin, y especialista en Tao, Yoga, Budismo y Psicología Integral, y el profesor Liu Zheng, experto en el cultivo del cuerpo-mente-espíritu. Daniel García, uno de sus autores, nos explica en qué consiste esta doctrina, cuáles son sus beneficios, y cómo ponerlo en práctica, ya que afirma que los principios del Tao se pueden aplicar en todos los ámbitos del día a día. Y es que, esta antigua filosofía es en realidad un estilo de vida cuyo conocimiento nos permitirá aprender a relajarnos, gestionar correctamente el estrés, e interaccionar con el entorno y con la naturaleza de forma armónica.
Vuestro libro se titula 'TAO para vivir', pero ¿en qué consiste el Tao?
Es una forma de ver la vida, una filosofía de vivir; es como si habláramos del estoicismo griego clásico que establecía unas pautas generales para afrontar la vida de una forma específica, aunque con toda la libertad porque China es muy grande, y el taoísmo es muy amplio y se ha alimentado de corrientes como el budismo tibetano, pero lo que preconiza sobre todo es vivir desde el sentir, en contacto con la naturaleza, y ser respetuoso con uno mismo y con el entorno.
En el Tao no necesitamos que ningún gurú ni maestro nos diga lo que tenemos que sentir; nos puede acompañar, guiar, e incluso llevar de la mano en un momento difícil, pero el que camina la montaña es uno mismo. El sherpa me puede llevar cinco kilos de peso, pero son mis pies los que me llevan.
El taoísmo es una doctrina muy antigua que ha influido la filosofía china, la medicina china…, y se centra en permanecer muy atento a lo que pasa. No es estar hacia dentro, ni despistado, sino muy presente en el momento; vivir el momento, y vivir el ahora, que es de lo que se han nutrido corrientes como el mindfulness, que es más moderno y está basado en el zen, y de alguna forma abarca ese enfoque general. Estas corrientes de meditación están influenciadas por el Tao, por el budismo zen japonés, y probablemente por el hinduismo y las corrientes de la medicina ayurveda de la India. Y el aquí y ahora también tiene algo que ver con el sufismo, e incluso podríamos decir que el cristianismo en algunas subvertientes tiene un componente del aquí y el ahora. El Tao no es una religión, pero en su esencia se parece a algunas de ellas.
Lo que el Tao preconiza sobre todo es vivir desde el sentir, en contacto con la naturaleza, y ser respetuoso con uno mismo y con el entorno
¿El Tao se puede aplicar en cualquier ámbito y circunstancia, y a cualquier edad?
Por supuesto, cada vez que intentes poner tu atención en tu respiración, en lo que tú estás sintiendo en ese momento, y pares un poco esa velocidad a la que fluyen tus pensamientos y que te impone el ritmo de vida, ya estás practicando lo que se podría denominar filosofía taoísta. El taoísmo es como hacer montañismo, en el que no se trata de llegar a la cima cuanto antes, sino que vas dando paso a paso, llegas al refugio, sigues caminando…, y no solo te interesas por alcanzar la cima y ver lo que hay arriba. La idea es ser capaz de relativizar lo que está pasando y, por otro lado, tener siempre una sensación de confort, de tranquilidad y de calma, que me va a dar confianza a la hora de enfrentarme a cualquier situación. La muerte siempre va a llegar, pero lo más importante es la actitud.
En las grandes ciudades es inevitable sufrir atascos de tráfico o transportes públicos saturados, entre otros factores que favorecen el estrés, así que el Tao estará especialmente indicado para sus habitantes. ¿Cómo podemos iniciarnos en este estilo de vida?
Hace diez años, Ángel García (otro de los coautores del libro) y yo fundamos la Asociación española de Tao Yin. Nuestro objetivo era difundir estas prácticas y estas enseñanzas, sobre todo para generar buenas sensaciones internas y otra forma de afrontar la vida, porque hoy en día la gente se enfoca en controlar, y controlar es una ilusión. Si tú controlas que crees que vas a llegar a tiempo, pueden pasar mil cosas, y si cada vez que pierdes el control eso te genera tensión y se te dispara el cortisol, ya eres presa del caos. Sin embargo, aceptar que hay un montón de cosas que no están en mi mano, y que yo voy a dar lo mejor de mí mismo en cada momento y voy a mantenerme sereno, es fundamental.
Ese es el objetivo que nos planteamos en nuestras clases, donde enseñamos a la gente a respirar, a adoptar una buena postura, a estar en contacto con el cuerpo, a meditar, a enfocarse…
¿Qué recomendáis para que los padres inicien a sus hijos?
Para iniciar a los niños yo sobre todo recomendaría que los padres pasen momentos de calidad con ellos, que realicen dinámicas o juegos en los que el sentir y el conectar con sus sensaciones estén implícitos. Muchos niños están jugando y están muy hacia fuera, centrándose en el juego, en el balón…, no conectan con sus sensaciones (si están respirando hondo, si se sienten alegres o tristes), conectar con sus emociones estaría muy indicado. Y luego que las actividades sean muy cortas y muy intensas, porque los niños en seguida se desenfocan. De duración reducida, y preguntándoles cómo se sienten, cómo respiran. ¿Notas el cuerpo, notas las piernas…? Y eso ya sería una forma de enseñarles a empezar a conectar.
Yo vengo del mundo sanitario y en el libro hablo sobre la procepción –que es la parte del sistema nervioso que me informa de cómo está mi posición en el espacio y mi postura corporal– porque eso ya me proporciona muchísima información, y muchas técnicas de meditación se basan en la información que parte de ahí. Yo, por ejemplo, sin mirarme la mano, sé si está la palma hacia abajo, o sé que estoy respirando en el abdomen, y no en el pecho, gracias al sistema propioceptivo. Hacer que esos niños conecten con el sistema propioceptivo y lo entrenen –sobre todo teniendo en cuenta que en la infancia somos esponjas, muy maleables y dúctiles a la enseñanza y la educación–, es fantástico.
Cuando paras un poco esa velocidad a la que fluyen tus pensamientos y que te impone el ritmo de vida, ya estás practicando lo que se podría denominar filosofía taoísta
Tao para combatir el estrés y aprender a relajarnos
El exceso de emociones negativas, mantenidas en el tiempo, puede causar alteraciones en el organismo cuya consecuencia sea el desarrollo de enfermedades como la fibromialgia. ¿Cómo contribuye el Tao a aliviar los problemas físicos asociados al malestar emocional y el estrés?
Sobre todo cuando el estrés es mantenido en el tiempo, porque cuando uno tiene un pico de estrés sube el cortisol, y después tienes una fase de relajación en la que estás muy cansado y recuperas. Cuando mantenemos una tensión constante el cuerpo aprende, y el cerebro entiende que ese es el estilo de vida, y que hay que estar constantemente en lucha y en estado de alerta, y eso llega un momento que agota las suprarrenales, agota el tiroides, el cuerpo se cansa y empieza a generar tensión, y aparecen puntos de dolor porque empiezas a adoptar posturas y tensiones de supervivencia.
Con una práctica regular del tao se pueden aliviar muchas de estas molestias. Nosotros también hacemos retiros, a los que la gente acude durante una serie de días, para tener otro estilo de vida: levantarse y meditar, tomar un desayuno saludable, charlar y prestar atención a lo que dice cada uno… En el fondo no deja de ser un estilo de vida como el que a lo mejor llevaban mis abuelos hace cien años en el pueblo, que consistía en que todo el mundo se sentaba en corrillo y todos escuchaban, no había prisa por hablar, no había necesidad de imponer la razón a los demás y cada uno contaba sus cosas, y todos o la mayoría comían de lo que cultivaban. Era una vida más cercana y más tranquila, y sin tanto estímulo, porque ahora hay muchísima sobreinformación.
Yo estoy haciendo la tesis doctoral sobre dolor cervical y ya hay estudios científicos que relacionan el dolor cervical con este tipo de posición adelantando la barbilla y flexionando el cuello al utilizar el móvil. Y no sabemos lo que va a pasar de aquí a 20 o 30 años con tanto estímulo. Además, los padres tenemos ahora una forma de aparcar al niño y que no nos dé la tabarra porque está entretenido con estas cosas, y me parece interesante que al menos un día o dos a la semana sin teléfono móvil para todo el mundo. Un día en el que no miras el teléfono, quedas con alguien, o te vas al monte, y simplemente echas un vistazo por si te ha llamado alguien por alguna urgencia, y ya está. Vamos a darnos cuenta de si el cuerpo me está pidiendo todo el rato ver el teléfono es que tengo un problema y una adicción.
En China tienen una cultura de salud y de cuidarse mucho más profunda que nosotros, que esperamos que el sistema sanitario nos saque del atolladero
Decís que una relajación completa, de 15 a 20 minutos proporciona el descanso equivalente a 4 o 6 horas de sueño profundo. ¿Significa eso que si somos capaces de alcanzar ese estado de relajación todos los días podríamos sentirnos más descansados y con mayor vitalidad aunque durmiésemos solo seis horas diarias?
Se ha comprobado que cuando una persona medita, y medita con tiempos de calidad, consigue relajaciones profundas. La deuda de sueño que tiene, esa somnolencia que arrastra en el día a día, es mucho más leve que cuando uno no medita, porque se ha visto que cuando se alcanzan fases profundas de relajación el cerebro se nutre, se resetea, se renueva. De alguna forma, los neurotransmisores se regeneran, y las células que hay en el cerebro, que son las gliales, son capaces de proporcionar a las neuronas el sustrato suficiente como para seguir la actividad.
Más que un sustitutivo del sueño es un complemento muy interesante para no estar dependiendo siempre de tener que dormir siete u ocho horas. Y puede ser de gran ayuda para la gente que tiene dolor o que tiene insomnio, o que no descansa bien, aunque habría que ver cuál es el estado de salud de esa persona. Los momentos de duermevela son muy ricos, porque se accede a estados de creatividad y a otro tipo de ideas que no son las habituales cuando estás en una vigilia completa.
En la consulta recomendamos a los pacientes que se tumben y sientan el cuerpo, que respiren un rato…, y lo que hacen es prolongar el efecto beneficioso del sueño un ratito más, y ser conscientes sobre todo de ese estado, porque cuando yo soy consciente de ese estado y soy capaz de influir sobre él, también soy capaz de reproducirlo después. Y si voy en el coche y hay una pitada y yo soy capaz de relajarme y concentrarme, soy capaz de estar más atento a lo que pasa con un gasto menor de energía, y eso significa con menos tensión y menos cortisol que desprende mi cuerpo por no llegar. Lo ideal sería interiorizarlo y poder reproducirlo en cualquier situación y circunstancia.
El control y la anticipación son los precursores del sufrimiento, porque es fácil que una expectativa no se cumpla
Algunas de las posturas y ejercicios que mostráis en el libro para fortalecer el suelo pélvico son similares a las que se realizan en disciplinas como Pilates. ¿Es bueno entonces practicar Pilates o yoga para iniciarse en el tao?
Sí. En el fondo la práctica del yoga es muy similar, y el Pilates también, porque lo que estás haciendo es poner la atención en el cuerpo. Que luego varíen los detalles en la respiración, o que una postura sea de una forma o de otra, no es importante, lo importante es cómo estás haciendo las cosas. Si estoy aquí contigo, pero estoy mirando el teléfono o pendiente de la gente que pasa, ya no estoy al cien por cien contigo, y la clave es mantener la atención en algo.
Si tú tienes conciencia de cómo te centras en ti mismo y puedes generarte a ti mismo un estado de bienestar per se, ya tienes muchísimo ganado. Porque hay muchas personas que siempre están buscando un estado de bienestar a raíz de consumir, de comprar cosas, de comer aquí o allá, de hacer determinadas actividades…, y en cuanto eso les falla ya hay sufrimiento, y hay tensión. Por eso te ponía antes el ejemplo de subir la montaña, porque no la subes corriendo, sino disfrutando de cada rincón, de cada paso que das, del olor, de la luz…, estás disfrutando el viaje, y no solo la meta.
Creo que con los niños se está haciendo justo lo contrario, y se les llena la vida de actividades para que no se aburran ni un solo momento.
De alguna forma ahí se encierra un miedo al fracaso de los padres y la sociedad que es: le voy a dar de todo para que no me pida, y luego no me eche la culpa de que le ha faltado algo. Los padres vamos a equivocarnos, vamos a errar, vamos a hacerlo lo mejor posible, y siempre le podemos decir a nuestro hijo "hasta aquí llegué, y hasta aquí no llegué. Y esto fue lo mejor que supe darte a ti". Y eso muestra mis propias limitaciones y que yo, recogiendo la enseñanza de mis padres y lo que he aprendido en mi vida, le ofrezco lo mejor de mí. Y él, de aquí para arriba, seguirá su camino. Y eso es también es un punto de vista característico del tao, que es estar centrado, aceptando que las cosas son así, que el destino de cada individuo es distinto, que cada uno tiene su forma, su camino, sus circunstancias…
Y por eso si una persona viene a consulta no voy a plantearme con ella ningún objetivo concreto; lo podemos negociar, y yo le doy un input y vamos a ver qué pasa; lo que estamos haciendo es generar un proceso de creación. No voy a repetir la misma receta con todas las personas, sino que vamos a ir probando con cada individuo hasta encontrar la manera que más le conviene. El control y la anticipación son los precursores del sufrimiento, porque es fácil que una expectativa no se cumpla, y cuando a la gente no se le cumplen las expectativas, sufre.
Y en la sociedad china actual, ¿la filosofía taoísta se lleva a la práctica?
Desgraciadamente, no. La sociedad china actual está muy transformada por el comunismo de medidos del siglo XX, y ahora se ha metido en una economía feroz, y el acceso a las nuevas tecnologías, las redes sociales, el móvil, etcétera, también les ha desenfocado mucho. Es verdad, por ejemplo, que tú los ves conducir y conducen de otra manera, no se andan pitando ni gritando; son más como el agua, que va encontrando su cauce, mientras que aquí enseguida rivalizamos con el otro. Pero darnos cuenta de eso, de que vamos a llegar 30 segundos antes o 30 después, y respirar, y ceder el paso, porque no vale la pena tanta presión y ya llegas al trabajo medio desgastado. Y aceptar que la vida tiene su ritmo y que te puedes encontrar de todo.
Muchas personas buscan un estado de bienestar a raíz de consumir, de comprar, de hacer determinadas actividades…, y en cuanto eso les falla hay sufrimiento y tensión
Entonces el Tao que proponéis no tiene nada que ver con la vida de la sociedad china actual, sino con lo que era hace años.
Claro, yo cuando he viajado a China me he tenido que ir a las montañas de Udán, que son los lugares donde quedan templos en los que se preconizan este tipo de cosas y se divulgan, y allí quedan muchos maestros que están tratando de conservarlas. Aunque si vas a los parques ves a mucha gente mayor y de mediana edad practicando taichí, trabajando con la espada, haciendo caligrafía con agua, realizando ejercicio… Y eso es porque allí la seguridad social no llega y saben que ellos son responsables de su propia salud. Y tienen una cultura de salud y de cuidarse mucho más profunda que nosotros, que hemos pasado de no tener nada a principios del siglo XX a tener un sistema de salud que nos cubre prácticamente todo, y tenemos una actitud un poco infantil y esperamos que el gobierno, o el sistema sanitario, sea nuestro padre y nos saque del atolladero.
Si subes una montaña no lo haces corriendo sino disfrutando de cada rincón, de cada paso, del olor, la luz…, estás disfrutando el viaje y no solo la meta
Además de recurrir al sistema sanitario, también tenemos la percepción de que siempre habrá algún medicamento que nos resuelva el problema.
Lo que se está viendo en las últimas investigaciones en muchísimas ramas de la medicina y de la salud es que los estilos de vida cada vez tienen más peso en la salud y en la enfermedad, y el estilo de vida no es una cosa que se arregla con una pastilla. La pastilla es el parche que tú le pones, y la enfermedad es un toque de atención que te da el cuerpo para avisarte de que no vas bien y de que, o cambias, o va a ser peor. El diabético con el azúcar, el alcohólico con el alcohol, el hipertenso con su tensión no controlada… Si no aprendemos a vivir de otra manera y nos hacemos responsables de nuestro propio cuerpo y nuestras propias relaciones, viene la fricción, que es donde está el sufrimiento.
Medicina convencional y terapias alternativas
En el libro también habláis de la Medicina Tradicional China. ¿Se puede considerar una disciplina complementaria de la medicina occidental, o es en sí mismo un método preventivo o curativo?
Muchos centros hospitalarios modernos, como la Clínica Mayo de Estados Unidos, o el Hospital de Houston, que son punteros en tratamientos del cáncer, tienen ya ese planteamiento, y utilizan terapias alternativas junto a la medicina convencional; tienen acupuntores, o expertos que enseñan meditación a los pacientes, y no por eso abandonan los tratamientos clásicos con radioterapia y quimioterapia.
Pero ya hay muchos hospitales muy modernos en todo el mundo que lo están haciendo así, y están ensamblando los tratamientos médicos con enfoques naturales e higienistas. De hecho, en Alemania, en Austria, o en los países del norte de Europa, toda la vida se ha cuidado mucho la salud en balnearios y centros similares, y a los pacientes se les recomendaban los ambientes saludables, los paseos por el campo, y los tratamientos con aguas, sin abandonar por ello la medicina tradicional, los medicamentos, o las intervenciones quirúrgicas que fueran necesarias.
Yo creo que muy poca gente está en contra de la medicina clásica, sino que lo que estamos es a favor de que haya un encuentro. Además, esto no tiene vuelta atrás porque los estudios científicos que avalan la acupuntura, la medicina tradicional china, el yoga, etcétera, están creciendo de forma exponencial. Pueden quedar resistencias y el sistema puede ir despacio pero, con el tiempo, está cambiando el paradigma de la medicina y de la salud.
Y yo, más que apuntar al sistema, hago una llamada de atención a cada uno, para que cada persona se haga responsable de su salud. Eso de come lo que quieras, haz lo que quieras, permanece muchas horas sentado y no te muevas… Cuando uno es joven parece que no pasa nada, pero a partir de los 30 o los 40, es cuando el cuerpo empieza a echar las cuentas. Uno de los objetivos de la Organización Mundial de la Salud era no solo añadir años a la vida, sino vida a los años.
Según la filosofía tao, ¿es conveniente utilizar determinadas plantas medicinales para ayudar a combatir el estrés o relajar la mente?
En el libro no lo tocamos mucho, pero Liu (otro de los autores) las trabaja más en consulta. Muchos medicamentos occidentales están basados en plantas medicinales; el principio activo de la mayoría de los medicamentos está sacado de una planta o un mineral. Aunque es muy importante tomar dosis adecuadas, y en España somos muy atrevidos a la hora de automedicarnos, y son sustancias que pueden tener contraindicaciones. Por ello, es necesario dejarse asesorar por profesionales especialistas. Yo, por ejemplo, que soy fisioterapeuta, también colaboro con la clínica de medicina integrativa, en la que hay médicos y enfermeras, y donde se manejan plantas medicinales, productos naturales y vitaminas a elevadas dosis. Pero se trata de productos cuya eficacia y seguridad están comprobadas, y supervisados por profesionales de la salud, con pautas personalizadas, es un traje a medida.
La meditación Vipassana se lleva aplicando 30 o 40 años en psiquiátricos en Estados Unidos con muy buenos resultados
El incremento de la esperanza de vida ha multiplicado el número de personas que padecen algún tipo de demencia. ¿Se ha comprobado en algún tipo de estudio si el estilo de vida tao ayuda a proteger las funciones cognitivas y, por lo tanto, a tener un envejecimiento más activo y saludable?
No sabría decirte con el estilo de vida Tao, pero sí es verdad que hay un tipo de meditación que es la meditación Vipassana, que es estar en el momento presente sintiendo la respiración y conectando con las sensaciones del cuerpo, que se lleva aplicando 30 o 40 años en psiquiátricos en Estados Unidos con muy buenos resultados, y disminuyen los brotes. Y se está observando que la meditación y el mindfulness son eficaces para tratar ciertas enfermedades mentales, y sobre todo disminuir esos picos.
También se ha visto en estudios que el taichí previene el deterioro cognitivo a medio y largo plazo, porque esa coordinación que se necesita para realizar los movimientos de taichí, hace trabajar el cerebro. Yo creo que es interesante porque tanto los chinos como los japoneses siguen conservando su capacidad de estar en el día a día lo más posible. Eso significa que los mayores se siguen haciendo responsables de su huertecito, se hacen su cama, se limpian su casa, y así mantienen a su cerebro trabajando. En Occidente ocurre lo contrario y a una persona mayor le haces todo y la sientas a ver la tele, y eso es un trabajo pasivo en el que no hay un estímulo del córtex prefrontal, que es lo que mantiene la conciencia y las funciones más elevadas de nuestro sistema nervioso activas. Es un entrenamiento pasivo, y es mejor estar jugando a las cartas o al dominó, que estar viendo la tele. O hacer crucigramas o sudokus, o labores de jardinería, o caminatas con los amigos. Todo menos estar pasivo, quieto, recibiendo información que no estimula.
Lo interesante es que las personas mayores tengan algo que hacer, alguien o algo que cuidar, como plantas o animales, que sigan realizando las actividades de la vida diaria y, sobre todo, que no se lo den hecho. Hay investigaciones interesantes sobre centros de la tercera edad donde los ancianos cuidan de niños, les enseñan cosas, comparten tiempo…, y a esos ancianos se les dispara la vitalidad. Hay un cambio que tiene que hacer la sociedad para no aparcar a las personas mayores como si fueran cosas que ya no sirven, e involucrarlas en actividades que sean capaces de realizar y les permitan sentirse útiles.