Dr. Juan Martín-Ballestero
3 de febrero de 2012
La homeopatía es un método curativo que se basa en el ‘principio de similitud’ (“lo similar se cura con lo similar”), y emplea dosis mínimas de sustancias que, en mayor cantidad, provocarían a una persona sana síntomas iguales o parecidos a los que presenta el enfermo. Para prescribir un tratamiento el homeópata, además, se rige por la premisa de que cada persona, de acuerdo a su constitución, características y entorno, padece la enfermedad y sus síntomas de manera diferente (‘no hay enfermedades, sino enfermos’).
El doctor Martín-Ballesteros, experto en homeopatía, nos explica los beneficios de los remedios homeopáticos que, al carecer de toxicidad y no ocasionar efectos secundarios indeseables, pueden ser administrados también a los colectivos más vulnerables, como niños, embarazadas y ancianos.
En los tratamientos homeopáticos se administran, en pequeñas dosis, sustancias que, en dosis mayores, causarían en una persona sana síntomas iguales o parecidos a los que se pretende combatir, con el objetivo de activar las defensas del propio paciente. ¿Se podría decir, entonces, que su mecanismo de acción es similar al de las vacunas?
Tradicionalmente se ha pensado que el mecanismo de acción de la homeopatía es similar al de las vacunas, pero si profundizamos un poco más en la homeopatía y en su concepto de lo que es la enfermedad, realmente su mecanismo es totalmente distinto. Las vacunas inducen al organismo, a través de una sustancia cuantificable, a producir una reacción para defenderse de esta, ocasionalmente con resultados muy negativos para el organismo que no “ha tenido capacidad para reaccionar”. En homeopatía, se da una información dinámica (energética) al organismo, con un desequilibrio similar al que esta sustancia ha provocado en dosis experimentales, lo que provoca un estímulo que induce a reequilibrar al estado de salud. De hecho, en homeopatía se ha escrito mucho acerca de las vacunas y de sus muchas reacciones adversas, así como de muchos otros aspectos políticos y económicos que no vienen al caso en este momento.
¿Los remedios homeopáticos deben ser elaborados para tratar de forma individualizada la dolencia concreta de un paciente, o se pueden preparar, con dosis variables, para emplearlos en distintas personas con afecciones o síntomas similares?
La Agencia Española del Medicamento, desde el año 1995, da e impone los mismos criterios a los medicamentos homeopáticos que a cualquier otro medicamento convencional, pero solo a aquellos principios activos que han sido experimentados, de forma individual, no en forma de “complejos” o mezclas de varios principios activos conjuntamente. De esta forma, respondiendo a la pregunta, se trata de dar la sustancia que, una vez experimentada, haya producido los síntomas más similares a los que padece la persona enferma. Hay patologías que tienen similitud con varias sustancias que pueden solucionar el caso en particular, pero nunca se puede decir que tal sustancia soluciona una patología en concreto, ya que cada persona tiene síntomas y signos que diferencian su afección de la que padece otra persona, y es esto precisamente lo que lleva al médico homeópata al diagnóstico diferencial que le permite prescribir uno u otro medicamento. Otro aspecto, relacionado con la pregunta, sería su empleo en una epidemia, en donde la homeopatía ha resultado muy efectiva a lo largo de la historia, observando los síntomas más frecuentes y comunes de la epidemia, e indicando el medicamento más efectivo para combatir la mayor parte de los síntomas epidémicos.
En homeopatía se distinguen diferentes homeotipos, como el carbónico, el fosfórico y el fluórico, que pueden influir a la hora de determinar el tipo de síntomas o patologías a los que una persona es más propensa por el hecho de tener las características que distinguen a uno u otro homeotipo, pero ¿es realmente importante tener en cuenta el homeotipo del paciente a la hora de diagnosticar su dolencia o instaurar el tratamiento?
En homeopatía, a lo largo de su historia de poco más de 200 años, han ido desarrollándose y evolucionando diferentes escuelas. Su fundador, el Dr. Samuel Hahnemann, comprobó que determinados medicamentos tienen una mayor capacidad de actuación sobre determinadas constituciones, pero no eso no significa que una constitución de tipo carbónico, por ejemplo, tenga uno o incluso varios medicamentos que sean siempre los indicados para su patología en concreto. La homeopatía clásica se basa en sus principios fundamentales, que no han cambiado puesto que son leyes naturales, y es el principio de similitud el que prima por encima de toda tendencia o escuela basada en “homeotipos” u otra consideración colectiva.
¿En qué afecciones ha demostrado mayor eficacia el empleo de la homeopatía?
La homeopatía no clasifica la enfermedad. El médico, por el hecho de serlo, debe conocer los síntomas llamados en medicina patognomónicos, los propios y comunes a una enfermedad, y diferenciar éstos de los síntomas propios y característicos de cada enfermo. Por este motivo, la homeopatía no puede presentar un estudio estadístico que concluya que determinadas patologías sean mejor solucionadas con homeopatía. En la consulta diaria de un médico homeópata, son muy diversas las enfermedades que se solucionan con un tratamiento homeopático, al igual que en el caso de enfermedades degenerativas, se proporcionan tratamientos que mejoran la calidad de vida de estos pacientes.
Los médicos homeópatas se quejan de que, con frecuencia, los pacientes acuden a su consulta cuando ya llevan mucho tiempo sufriendo los síntomas, bien porque no han conseguido mejorar con la medicina tradicional, bien porque han ido retrasando la visita a la espera de que el malestar remitiese por sí solo. Por este motivo, dicen, a veces la homeopatía tarda más tiempo en surtir efecto pero, si se recurre al homeópata al comienzo de los síntomas, ¿cuánto se tarda aproximadamente en notar mejoría desde el inicio del tratamiento?
Así es. La mayor parte de los casos que acuden a una consulta de homeopatía, llevan un tiempo considerablemente largo de evolución. Siempre que es así, también es lógico pensar que el organismo necesita más tiempo para recuperar su estado de salud, pero esto no se debe a que la homeopatía sea lenta en su acción, sino que depende de la capacidad de reacción de cada organismo en particular y de la propia afección que padece. En los casos en que se acude a la homeopatía cuando los síntomas aparecen, si se da el medicamento apropiado, la reacción es siempre rápida. Esto se observa con mucha frecuencia en los niños que sufren las patologías propias de pediatría (amigdalitis, otitis, bronquitis…), en donde la reacción es mucho más rápida que con un antibiótico, y sin los efectos secundarios que tienen éstos.
Los defensores de la homeopatía afirman que, entre sus muchas virtudes, destaca que carece de efectos secundarios y toxicidad ¿se pueden, entonces, administrar remedios homeopáticos a embarazadas y niños pequeños?
Cada vez es más frecuente ver niños, desde lactantes a los que están en la segunda infancia, en la consulta de un médico homeópata. Como decía anteriormente, los niños responden muy rápidamente al medicamento homeopático, probablemente en parte por la falta de “toxicidad” que los adultos ya han tenido ocasión de experimentar a causa de los muchos tratamientos que han seguido, y a otros tóxicos de la vida diaria. Los padres acuden a esta consulta sobre todo para prevenir la tendencia a enfermar que puede presentar su hijo “desde que ha empezado la guardería”, así como para evitar que recaigan en afecciones propias de su edad. El médico debe conseguir dar un medicamento que aumente los mecanismos de defensa del niños, y elimine progresivamente su predisposición a enfermar. También son frecuentes, en los últimos años, las consultas de mujeres durante la gestación, dado que, independientemente del problema que se vaya a tratar, no hay efecto alguno que pueda resultar adverso para su estado, y la homeopatía considera que un embarazo con un tratamiento homeopático que ayude a llevar la gestación en perfecto equilibrio, culminará con el nacimiento de una criatura siempre más sana.
¿Es posible tratar una enfermedad simultaneando homeopatía y medicina tradicional?
Es muy frecuente que una persona acuda a una consulta de homeopatía mientras está siguiendo diversos tratamientos convencionales. El médico homeópata debe saber si puede retirar, o no, alguno de los tratamientos que está siguiendo el paciente, independientemente de poder prescribir el medicamento homeopático, dado que éste actúa de una forma totalmente distinta y no contraindica para nada la continuación con los tratamientos convencionales. Es lógico pensar, por ejemplo, que a un diabético que se pone insulina diariamente, no se le vaya a retirar ésta por el hecho de tomar conjuntamente un medicamento homeopático.
En el caso de enfermedades crónicas y dolorosas que disminuyen la calidad de vida del paciente, como la migraña, la lumbalgia, la dismenorrea, la artritis reumatoide, la fibromialgia… en las que la medicina tradicional no puede hacer otra cosa que prescribir fármacos, a menudo perjudiciales para el organismo a largo plazo, ¿podrían los remedios homeopáticos aliviar los síntomas de estas afecciones sin provocar efectos secundarios?
Puede que sean las personas afectadas por este tipo de patologías las que más acuden a una consulta de homeopatía, precisamente por esta razón, porque la medicina convencional solo puede dar tratamientos para intentar mantener una calidad de vida aceptable. En homeopatía existen tratamientos que mejoran mucho más en profundidad los problemas crónicos que tanto limitan a mucha gente y, por supuesto, sin ningún efecto secundario. Si se da el tratamiento que cumple la similitud de sus síntomas, todo será para mejor, si no hay similitud, el problema seguirá su curso, o se mantendrá con los mismos síntomas.
¿Se puede utilizar la homeopatía para prevenir ciertas afecciones como, por ejemplo, catarros y gripes, o para reforzar las defensas en momentos en los que se puede estar especialmente vulnerable ante las infecciones?
Cuando una persona acude a la homeopatía porque es susceptible de padecer alguna enfermedad infecciosa o estacional, como en el caso de determinadas alergias, por ejemplo, la mejor vacuna en homeopatía es dar el medicamento que cumpla la similitud en la forma de reaccionar de la persona, tanto en su estado de enfermedad como de salud; lo que en homeopatía llamamos dar el remedio constitucional.
¿Sirven los remedios homeopáticos para aliviar los síntomas de la menopausia?
También es frecuente en el día a día ver los problemas que en ocasiones surgen en el periodo climatérico y menopáusico. Los remedios homeopáticos no solo alivian los síntomas, a veces tan molestos, como los tan frecuentes “sofocos”, sino que hacen desaparecer éstos, porque no se tratan las consecuencias de esta falta de regulación hormonal, sino que el objetivo del tratamiento homeopático es ayudar a regular la causa, que no deja de ser un proceso natural en toda mujer.
¿Se puede emplear la homeopatía también con las mascotas?
En España se ha constituido recientemente una asociación de veterinaria homeopática. Tal vez sería la forma más clara de demostrar que la homeopatía es eficaz y no es solo placebo, como todavía piensa mucha gente, dado que el animal, cualquiera que sea, no sabe si se le da una sustancia activa o no. En Europa ya hace muchos años que se tratan muy diversas patologías, tanto en granjas como en consultas para mascotas. Hay mucho publicado en homeopatía sobre gran cantidad de patologías en animales con muy buenos resultados. Precisamente los días 24, 25 y 26 de este mes de junio, viene a dar un seminario a Zaragoza sobre patología animal, el Dr. Marc Brunson, veterinario homeópata de Bélgica, que tiene más de 30 años de experiencia en la homeopatía veterinaria.