Carla Zaplana
3 de marzo de 2016
Carla Zaplana, nutricionista y coach de salud, acaba de publicar su nuevo libro, Superfoods (Planeta, 2016), en el que explica las características y cualidades nutricionales de los superalimentos, y propone deliciosas recetas elaboradas con estos productos naturales tan beneficiosos, que además de proporcionar nutrientes esenciales para el correcto funcionamiento del organismo, sacian y ayudan a controlar el peso corporal. Ensaladas, sopas y cremas, pero también dulces postres y refrescantes batidos, porque comer sano no significa que no podamos disfrutar de la comida, afirma Carla, que aconseja el consumo de productos locales y, si son de temporada, mucho mejor, porque es lo que la naturaleza nos está brindando en cada momento.
¿Qué características tiene que tener un alimento para que lo consideres un superfood?
Para mí un superfood es un alimento que tiene un altísimo valor nutricional, esto quiere decir que en pequeñas cantidades nos aporta muchísima micronutrición, muchísimas vitaminas, minerales, enzimas activas, antioxidantes y otros fitoquímicos, que son las claves de un buen estado de salud. Aunque ya con una pequeña cantidad presentan un elevado valor nutricional, en principio tampoco aportan un exceso de micronutrientes porque se trata de alimentos, no es un medicamento que puede causar una toxicidad si no se emplea adecuadamente o se abusa de la dosis, sino que es un producto natural que no tiene este tipo de efectos secundarios.
Los expertos señalan que la dieta mediterránea es una de las mejores para mantener la salud y prevenir enfermedades, ¿en tu opinión, qué superalimentos le faltan a la dieta mediterránea para ser perfecta?
Para mí la dieta mediterránea casi ya no existe, porque ya no se sigue como se debería; una vez me pusieron un ejemplo al respecto y es que ‘comerse un helado enfrente de la costa Brava no es dieta mediterránea’. La dieta mediterránea es una dieta prácticamente vegetal, que incluye el consumo de pescado –sobre todo pescado azul– de vez en cuando, algún huevo, y algo de carne, pero en contadas ocasiones. Sin embargo, hoy en día consumimos embutido para desayunar, carne para comer, y huevos o pescado para cenar, más alguna hamburguesa, alguna pizza…, y no se están manteniendo las proporciones o las reglas de la típica dieta mediterránea que seguían los griegos. Pero, si se siguiera, estoy cien por cien de acuerdo en que la dieta mediterránea es muy buena y muy rica en antioxidantes, y todos los nutrientes que el cuerpo necesita.
Con respecto a qué superfood añadiría yo a la dieta mediterránea, te diría que ninguno, porque creo muchísimo en consumir productos locales, así que me quedaría con todos los superfood que ya incluye la dieta mediterránea, como pueden ser las semillas de lino, los brotes y germinados, los vegetales de hoja verde, el polen de abeja, la miel, las ortigas, que son superalimentos y son típicos de nuestra tierra.
¿La dieta mediterránea entonces también se podría considerar como una super dieta?
Sí, pero el problema es que la dieta mediterránea o bien no se sigue adecuadamente –porque como decía cada vez se están incluyendo más carne o productos procesados en la alimentación diaria–, o la calidad de los alimentos que tenemos hoy no es tan buena como la de los productos que teníamos hace cien años, por ejemplo. La tierra donde se cultivan los cereales es más pobre y, por ejemplo, en muchas ocasiones no se encuentran tantas cantidades de magnesio, que es un mineral esencial para el buen funcionamiento de nuestro sistema muscular o el sistema nervioso, que falta en muchos vegetales, porque los vegetales lo absorben de la tierra. Y ese es un ejemplo de que el valor nutricional o la calidad de los alimentos que consumimos ahora no es tan rica como debería ser o como la que disfrutaban nuestros abuelos. Para compensar estos déficits de algunos minerales podemos añadir otros superalimentos para equilibrar estas carencias, y cuánto más autóctonos o locales mejor, aunque gracias a la globalización están llegando productos más exóticos y ya podemos encontrar en el supermercado superalimentos procedentes de extremos remotos del mundo que también nos pueden ayudar a enriquecer nuestra dieta. Ahora tenemos acceso a ellos, y siempre es bueno comprobar que su comercio sea lo más justo posible, porque por ejemplo el cacao se cultiva en algunos países donde los trabajadores no son bien pagados o bien tratados, así que debemos asegurarnos de que el comercio sea justo.
La dieta mediterránea incluye ‘superfoods’ como las semillas de lino, los brotes y germinados, los vegetales de hoja verde, el polen de abeja, la miel, las ortigas…, que son ‘superalimentos’ y son típicos de nuestra tierra
Se habla mucho de las bondades de la cúrcuma, ¿cómo podemos incorporarla en los platos cotidianos para aumentar su presencia en la dieta?
El jengibre y la cúrcuma son sin duda mis especias favoritas y las utilizo muchísimo. En cuanto a la cúrcuma, es muy fácil incorporarla en la cocina, porque se puede incluir en cada una de nuestras comidas, empezando por la mañana con el zumo o el batido verde, al que podemos añadir un trocito de raíz –del tamaño de la uña del dedo pulgar– en el extractor de zumos. Si no encontramos la raíz fresca, siempre podemos utilizar la cúrcuma en polvo y añadir media cucharadita de café a nuestro zumo verde, y también la podemos incluir en las salsas, como la que ponemos en la ensalada al mediodía, o dentro de las cremas de verduras, o si preparamos un guiso de arroz con setas, o una quinoa con verduras, también le podemos añadir un poquito de cúrcuma. Puede alterar un poco el sabor, pero merece la pena por los beneficios que aporta, y poquito a poco el paladar se acostumbra. Yo por ejemplo no podía ni oler el apio, y ahora lo como sin problemas.
Hablando de acostumbrarse a los nuevos sabores, ¿cómo se llevan los niños con los superfoods, podemos hacer algo para que también a ellos les resulten atractivos?
Sí, muchísimas cosas. Y, de hecho, en mi nuevo libro, Superfoods, hay algunas recetas con las que los niños se chuparían los dedos (los niños y los que no son tan niños), como por ejemplo un brownie hecho con aceite de coco, nueces, dátiles y cacao en polvo, que está increíblemente bueno. Y también el polen de abeja es otro de los superalimentos que aconsejo muchísimo para los niños; es muy energético, tiene mucha proteína vegetal y es muy dulce, y lo pueden tomar desde pequeños.
Dieta sana, más fácil y rápida que el ‘fast food’
La falta de tiempo puede influir para que se abandonen los buenos hábitos alimenticios, ¿se puede comer bien aunque no se tenga mucho tiempo para cocinar?
Precisamente una de las cosas que me encanta del estilo de alimentación que llevo es que es tan práctico y tan rápido que me río del fast food que venden en las franquicias del sector, porque es tan fácil como coger un bol y echarle lechuga, y otras hojas verdes, semillas, aguacate, tomates, remolacha…, y ya tienes una ensalada tutti colori deliciosa; luego preparas en dos minutos una salsita para añadirle, y puedes comer una ensalada grande y muy nutritiva, que además te va a saciar. Y si por algún motivo no te puedes preparar nada siempre puedes recurrir a una fruta, en vez de ir a la máquina expendedora de la oficina a comprar galletas industriales. Cuanto más sencillo más nutritivo es un plato porque es más fácil de digerir, y el organismo es capaz de absorberlo mejor. Yo siempre digo que en la simplicidad está el equilibrio de la nutrición, y en este caso es cierto el dicho de que ‘menos es más’.
El estilo de alimentación que llevo es tan práctico y tan rápido que me río del fast food, porque es tan fácil como coger un bol y echarle lechuga, y otras hojas verdes, semillas, un aguacate, tomates, remolacha…, preparar en dos minutos una salsita para añadirle, y ya tienes una ensalada grande y muy nutritiva, que además te va a saciar
En tu libro propones tomar kombucha, levadura nutricional, ortiga, carbón activado, espirulina, plancton marino… ¿Es fácil encontrar estos alimentos?
Algunos sí y otros no. El plancton marino, por ejemplo, cuesta un poquito más. Pero ortigas, vas al campo y encuentras, y el carbón activado y la levadura nutricional en la dietética los vas a encontrar sin problemas, porque ya los comercializan. Y poquito a poco cada vez es más fácil encontrarlos también en los supermercados, y en el caso de la levadura nutricional, por ejemplo, yo también la he visto en un supermercado convencional, y creo que se está extendiendo una conciencia de mantener la salud a través de una buena alimentación, y la gente está demandando estos productos, como la kombucha, y eso contribuye a que los supermercados los ofrezcan.
En tu libro no propones ninguna receta con carne o pescado, ¿para alimentarse bien es imprescindible ser vegetariano?
No, lo que ocurre es que mi estilo de alimentación ahora mismo es libre de productos de origen animal (lo que no quiere decir que no pueda cambiar en unos meses o unos años y vuelva a consumir productos de origen animal), y por eso las recetas que propongo en el libro están libres de estos productos y tampoco tienen azúcares refinados, ni gluten, ni lácteos. Para comer pescado, carne o huevos hay muchas otras recetas, pero mi intención por encima de todo es ayudar a la gente o dar algunas ideas sobre cómo incrementar el consumo de vegetales, y que pensar en vegetales no se limite a una ensalada de lechuga, porque hay muchas opciones.
¿Y si comemos fuera de casa, qué alimentos o platos debemos buscar en la carta del restaurante?
Siempre se debe empezar con una buena ensalada o un plato de verduras al horno y, de segundo, yo muchas veces pido otro primero porque los segundos suelen ser carnes o pescados, y yo no los consumo, pero en cualquier caso siempre hay que buscar que no sean alimentos fritos, ni un plato demasiado cocinado, sino al vapor, o salteado, y que la guarnición tampoco esté frita, sino un arroz integral o blanco, y sin salsas, o un poco de verdurita, o ensalada. Que sean sobre todo opciones fáciles de digerir.