Fit Happy Sisters

Ani y Sara, creadoras del blog de cocina 'Fit Happy Sisters' y autoras del libro ‘No hagas dieta nunca más’
Ani y Sara, creadoras del blog de cocina 'Fit Happy Sisters', han recopilado sus recetas preferidas en su nuevo libro: platos salados, dulces, sencillos o para 'lucirse', cuya elaboración explican paso a paso.
Entrevista Fit Happy Sisters, autoras del libro No hagas dieta nunca más

Ani y Sara, las conocidas autoras del blog 'Fit Happy Sisters'.

Fotografía: © Jorge Fraile

“Hay que leer detenidamente las etiquetas de los productos y saber interpretarlas; nosotras recomendamos que si no conoces la mayoría de los ingredientes de un producto no lo compres, porque seguramente llevará muchos químicos y conservantes”

3 de diciembre de 2015

El título que han elegido para su libro de recetas las hermanas Ani y Sara, autoras del blog de cocina Fit Happy Sisters, es de lo más sugerente: No hagas dieta nunca más (Ediciones Martínez Roca, 2015), un consejo que a muchos nos hubiera encantado escuchar antes. Además, los platos que nos proponen sus autoras –y que explican paso a paso con todo detalle– son deliciosos y saludables, y apropiados para toda la familia, incluso para aquellos que no tienen problemas de peso porque, como ellas mismas afirman, “estar delgado no significa estar sano, y por ello nuestras recetas no son solo para personas que quieran adelgazar o mantener su peso ideal, sino para encontrarse mejor y prevenir enfermedades a largo plazo que muchas veces son consecuencia de una mala alimentación”.

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Portada 'No hagas dieta nunca más'

Proponéis un tipo de alimentación saludable que permite comer de todo sin engordar y sin hacer dieta. ¿Las recetas del libro son una creación vuestra, o habéis añadido vuestro toque personal a las tradicionales?

Hay un poquito de todo; hemos versionado la tarta de queso, o la carrot cake, que son recetas típicas que hemos elaborado de forma más saludable y más ligeras en calorías. Y la mayoría de los platos se nos han ocurrido a nosotras, o son una fusión de cosas que conocemos. Hay algunas más llamativas, que quizá sean las que nos han hecho más famosas, como los nachos de carne, que se nos ocurrieron un día en que íbamos a hacer una carne a la plancha, y como a mí me encantan los nachos y la comida mexicana y lo que me apetecía comer eran doritos, se me ocurrió triturar la carne y darle esa forma. Y la idea triunfó y fue muy viral en redes sociales.

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A mí por ejemplo me ha sorprendido la receta de panna cotta con tofu...

El tofu es un alimento bastante insulso, y aunque es muy rico en proteínas vegetales, no llama la atención, y estudiando la forma de introducirlo en la dieta para aprovechar sus muchas propiedades, se nos ocurrió triturarlo y ponerle chocolate, y la verdad es que la consistencia es similar a la de la nata, a pesar de que no lleva ningún tipo de lácteo, y como además está endulzado resulta muy apetecible. Y el resultado es un postre sin nada de grasa, con muy pocas calorías, y muy sano.

“Muchas de nuestras seguidoras tienen un físico estupendo y no necesitan perder peso en absoluto, pero sí están interesadas en cuidar su alimentación y sentirse bien” 

Vosotras ya tenéis un blog en el que compartís recetas con vuestros seguidores. ¿Por qué habéis decidido escribir este libro?

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Nosotras empezamos con una cuenta de Instagram, pero en esta red social no se pueden crear álbumes con categorías, y la gente empezó a pedirnos un blog donde nuestras recetas estuvieran organizadas y se pudiera acceder rápidamente a desayunos, postres, cenas… Y como ya estábamos preparando las recetas para subirlas al blog pensamos que estaría bien recopilarlas en un libro. En el libro hay menos recetas que en el blog, pero hemos escogido las que más nos gustan a nosotras, nuestras favoritas, y procurando que fueran variadas, así que hay pescado, carne, platos veganos, vegetarianos, dulce, salado, menús para ocasiones especiales en las que tengas invitados o una celebración familiar, desayunos muy rápidos y otros más complicados, tartas más elaboradas…; hemos intentado seleccionar lo mejor. Algunas recetas sí son nuevas y solo están en el libro, pero otras muchas las hemos elegido porque la gente que las ha probado nos ha comentado que han salido muy bien, incluso personas que afirman que no tienen práctica en la cocina, y por eso sabemos que esas recetas funcionan. Un ejemplo es la carrot cake, que hemos preparado muchas veces cuando teníamos invitados,  y se han sorprendido muchísimo de que no llevase azúcar.

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Muchas de nuestras seguidoras tienen un físico estupendo y no necesitan perder peso en absoluto, pero sí están interesadas en cuidar su alimentación y sentirse bien. También hay chicos que nos siguen, pero menos, y el perfil suele ser o bien aquellos a los que les gusta mucho el gimnasio y son muy cuidadosos con su dieta y la siguen a rajatabla, o bien aquellos que han tenido problemas serios de sobrepeso. Aunque también hay muchos que nos siguen a través de sus parejas, o puede haber otros que estén en la sombra y no se hayan manifestado todavía.

Vuestras recetas entran por lo ojos, son muy vistosas…

Sí, a la comida hay que darle color y sabor, y hay muchísimas formas de hacerlo a parte de las que nos quieren vender las grandes industrias. El mundo está lleno de especias y de alimentos con un gran colorido. En el país en el que estoy viviendo ahora, Azerbaiyán, se utilizan mucho hierbecitas como albahaca, eneldo, cilantro, perejil –que la gente se come a bocados incluso cuando va por la calle–, y que se utilizan mucho por ejemplo en las ensaladas, y dan mucho color y sabor a los platos; si a una simple pechuga de pollo troceada le añades hierbas o especias, el plato cambia totalmente. Además, las especias, como la pimienta negra, también limitan el uso de la sal, porque es otra forma de dar sabor a los alimentos, aunque nosotras utilizamos sal rosa o sal marina, no refinada, que es más sana.

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Elegir bien lo que compras es fundamental, y hay que estar atentos porque la industria alimentaria puede engañar al consumidor. Esto ocurre, por ejemplo, con los alimentos integrales, ya que son más perecederos, y por eso intentan vendernos harinas refinadas, que duran más. El problema es que venden como integrales alimentos que en realidad no lo son, y si lees los ingredientes ves que llevan harina de trigo, etcétera y, al final, un 5% de salvado; es decir, que le han puesto un poco de cáscara, y es de color marrón, pero para que un alimento sea integral tiene que tener como principal ingrediente la harina de trigo integral. Así que no hay más remedido que leer detenidamente las etiquetas de los productos y saber interpretarlas, porque los ingredientes aparecen según su cantidad, de más a menos. Nosotras recomendamos que si no conoces la mayoría de los ingredientes de un producto no lo compres, porque seguramente llevará muchos químicos y conservantes. Puedes comprar por ejemplo una salsa que te gusta mucho, para ponerte una cucharada de vez en cuando, pero debes conocer los componentes de la mayoría de los alimentos que entran en tu casa, porque si no puedes estar dándole a tu cuerpo sustancias perjudiciales.

“Hay alternativas sanas y rápidas en el supermercado, como las bolsas de ensaladas o verduras lavadas y listas para consumir, o productos congelados, que te permiten comer fast food de forma saludable, pero siempre sabiendo lo que compras”

Y supongo que también habría que procurar cocinar más en casa…

Hay que cocinar más, y también planteárselo de otra forma; por ejemplo, hay alimentos que vienen envasados o preparados que no son perjudiciales –por supuesto son sanos los orgánicos y los que se comercializan en tiendas ecológicas, aunque son más caros–, como el tomate en bote, que muchas veces es tomate con sal y no lleva nada más. No es que nosotras no compremos nada que no esté procesado, pero intentamos conocer bien los ingredientes. Y hay alternativas sanas y rápidas que puedes adquirir en el supermercado, como las bolsas de ensaladas o verduras, lavadas y listas para consumir, o productos congelados, que te permiten comer fast food de forma saludable, pero siempre sabiendo lo que compras. Otro error muy habitual es creer que no hay que tomar grasas, y las grasas saludables –aceite de oliva, aguacate, salmón, frutos secos…– deben suponer un 30% de las calorías que ingerimos a lo largo del día, porque el cuerpo necesita grasas para funcionar.

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Y los ingredientes inusuales que proponéis como el tofu, el seitán, las semillas de chía… ¿Son fáciles de encontrar en las tiendas de barrio o los supermercados?

Sí, cada vez más. Muchos los tienen en los herbolarios; de hecho, nosotras siempre decimos que no hay que tener miedo a entrar en un herbolario y preguntar, porque en estos establecimientos tienen hierbas, pastillas, semillas de chía u otras y alimentos saludables. Pero también es cierto que como la gente cada vez se preocupa más por su alimentación, incluso en los supermercados más corrientes tienen un apartado ecológico en el que encuentras este tipo de productos. Y, por supuesto, todas las cadenas conocidas de supermercados grandes tienen una zona bio, o de productos orgánicos, o eco. Y muchos también tienen su propio pan sin azúcar y completamente integral, o pan de centeno… Es una moda, y si la gente lo demanda los comerciantes aumentarán la oferta, y también bajarán los precios, porque la producción será más económica.

Alternativas de menús sanos para cada ocasión

No desayunar es malo para el organismo y no solo no adelgaza, sino que saltárselo puede engordar. ¿Qué importancia le dais vosotras a esa primera comida del día?

Mucha gente piensa que va a adelgazar por saltarse una comida, y el cuerpo hace lo contrario, porque cuando tú no le das alimento durante un periodo largo de tiempo, en cuanto comes algo lo retiene como reserva. Además, normalmente las personas que no desayunan cenan más, porque también se controlan en la comida, y cuando llega la noche y están cansadas y hambrientas cenan lo que sea. El cuerpo necesita un mínimo de calorías para funcionar, y si no le has ido alimentando a lo largo del día, al final te lo pide. Es cierto que nos hemos acostumbrado a levantarnos con el tiempo justo y salir corriendo, pero nosotras ahora nos levantamos teniendo en cuenta los 20 minutos que vamos a dedicar a desayunar. Incluso se puede dejar preparado algo con antelación; yo cuando tengo tiempo hago varios bizcochos y los troceo, y meto las raciones en el congelador para consumirlos poco a poco.

“Llegar con mucha hambre a la hora de comer es lo peor; incluso nosotras que estamos muy mentalizadas sobre lo que se debe y no se debe comer, sabemos que si tienes hambre y hay comida delante, sobre todo si es insana, es muy difícil no caer en la tentación” 

Llegar con mucha hambre a la comida es lo peor, incluso nosotras que estamos muy mentalizadas sobre lo que se debe y no se debe comer, sabemos que es mejor que cuando tienes hambre no haya comida delante, sobre todo si es insana, porque es muy difícil no caer en la tentación. Si hay una bajada de insulina el cuerpo necesita comida, y te pide alimentos muy azucarados, muy salados, muy grasientos…, y hay que evitar los picos de insulina haciendo varias comidas a lo largo del día. Casi todas las recetas que proponemos en el libro tienen un índice glucémico medio, porque las bajadas de insulina conllevan que luego necesites una mayor ingesta para remontarlas.

¿Y qué aconsejáis que metamos en el tupper si nos llevamos la comida a la oficina?

Se puede comer prácticamente lo mismo que en casa. Lo ideal es meter una ración de proteína, vegetales, o algo de carbohidratos como pasta o arroz integral; y se puede combinar de muchas formas. La organización es muy importante porque es preferible dejarlo preparado el día anterior, pero si un día no te da tiempo, o la hora de la comida te pilla fuera de casa sin haberlo previsto, siempre puedes entrar a un supermercado y comprar algo de fruta, jamón serrano, unos frutos secos, o una ensalada de las que vienen listas para comer y solo hay que aliñarlas con un poco de aceite y vinagre, y con eso aguantas perfectamente hasta llegar a casa.

La obesidad infantil está aumentando en países que, como el nuestro, antes no habían tenido este problema. ¿Vuestras recetas también están indicadas para los niños?

En la mayoría de los casos sí, con algunas variantes, por ejemplo, yo a mis hijos procuro no darles los dulces que preparo para mí, en los que uso sacarina para limitar las calorías. No pasa nada porque tomen edulcorantes artificiales de vez en cuando porque no se ha demostrado que sean perjudiciales, pero a ellos se los suelo preparar con miel o con azúcar moreno. Sin embargo, las recetas saladas las pueden comer los niños sin problemas porque son muy saludables. Yo cocino estos platos para toda la familia sin distinciones; la diferencia está en las raciones, y ellos suelen comer más cantidad que yo porque están en una etapa de desarrollo, o les añado algún extra que yo no me tomo pero, en general, si preparo unos nuggets de pollo o un pollo al horno, es el mismo menú para todos. Son recetas que siguen unos principios nutricionales adecuados para todas las edades, aunque cada persona las tiene que adaptar a sus necesidades. En realidad proponemos que entre el 80 y el 90% de la alimentación sea natural, aunque el resto sea procesado, y eso se lo puede aplicar cualquiera.

Desaconsejáis seguir dieta, e incluso decís que es conveniente darse un capricho culinario de vez en cuando. ¿Se debe compensar de alguna forma esa trampa, por ejemplo haciendo más ejercicio ese día?

No, si el resto de tu alimentación es correcta, tu propio organismo se va a regular. Si un día vas a comer una ensalada con pollo a la plancha, y quieres alegrar la ensalada con un poco de salsa vinagreta, a la que por ejemplo le añades una cucharada de ligeresa porque así disfrutas más de la comida, no pasa nada, porque todo lo demás lo estás haciendo bien, no es como si te comieras una hamburguesa grasienta a la que encima le añadieras mayonesa, sino que estás compensando. También depende de los objetivos que busques en ese momento, porque no es lo mismo que necesites adelgazar, a que estés en tu peso y quieras mantenerlo, y en ese caso te puedes permitir algún capricho, como tomar de postre un trozo de chocolate negro.

Y si salimos a tomar el aperitivo con los amigos… ¿Qué podemos beber y comer para no pasarnos?

Si ese día no te quieres pasar, y no es de los que toca comer calamares rebozados y patatas bravas, siempre hay opciones, picoteos saludables; por ejemplo, una sepia a la plancha, jamón serrano, unas aceitunas, unos frutos secos al natural, una ensalada…, y a lo mejor te pasas un poco en cuanto a la cantidad de comida y de calorías que ingieres, pero estás comiendo sano y el cuerpo lo va a digerir mejor que si le metes fritanga. Ayer mismo cenamos en un bar de Valencia con mis padres, y ellos se pidieron un bocadillo de calamares –que es lo típico allí– y como nosotras salíamos hoy de viaje e íbamos a comer fuera varios días, preferimos pedir unos boquerones en vinagre, una ensalada de atún, sepia a la plancha y una ración de jamón, y desde luego no se nos hizo duro.

Ahora llega la Navidad y hay quien se prepara haciendo régimen antes, y después también para perder los kilos que ha cogido. ¿Cómo aconsejáis afrontar estas fiestas a nivel culinario?

En Navidad hay ocasiones en las que es casi inevitable pasarse con la comida y la bebida, porque estás en familia y es lo que toca, pero aconsejamos que se haga con cabeza, que se abandone ese concepto que teníamos antes de ‘como estamos en Navidades me paso, y ya llegará enero’. Desde la comida del 25 a la cena de Nochevieja, y de la comida del día 1 hasta el roscón de Reyes tienes una semana para comer sano y cuidarte, pero muchas veces continuas comiendo lo que te apetece y los alimentos más calóricos que hay en casa porque como tu intención es ponerte a dieta tras las fiestas, prefieres que se acaben cuanto antes esos productos; y eso hay que evitarlo. Nosotras proponemos un estilo de vida, no una dieta, y precisamente porque no hay que tomárselo como una dieta, el día que toque celebración familiar disfruta de la ocasión, pero no comas hasta reventar, opta por la carne o el pescado frente al embutido, y si quedas con amigos en un restaurante intenta elegir platos ligeros aunque de postre tomes pastel. Debes compensar unas cosas con otras y evitar el concepto de ‘como ya me he saltado las buenas costumbres, sigo así hasta el 7 de enero’, porque cada caloría y cada alimento poco saludable cuentan.

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