Miriam Al Adib

Ginecóloga y obstetra y autora de ‘Cuando las hormonas se desmadran’
La ginecóloga y obstetra Miriam Al Adib, autora de 'Cuando las hormonas se desmadran', afirma que el lenguaje de las hormonas no se comprende y nos explica qué se considera normal y qué patológico en el ámbito de los procesos hormonales femeninos.
Miriam Al Adib, autora de 'Cuando las hormonas se desmadran'
“Con las hormonas caemos en la polaridad: normalizamos cosas que son patológicas y patologizamos cosas que son normales”

30 de julio de 2024

La doctora Miriam Al Adib es todo un referente nacional e internacional en el ámbito de la ginecología. Premiada tres años consecutivos en los premios Doctoralia Awards como la ginecóloga mejor valorada de España, Al Adib ha publicado recientemente Cuando las hormonas se desmadran (Alienta), un libro en el que aborda el complejo y desconocido equilibrio hormonal femenino. “No comprendemos el lenguaje de las hormonas y desconocemos también muchos de los procesos hormonales”, subraya la experta, que señala que en ese desconocimiento de la salud hormonal femenina radica el hecho de que se normalicen cosas a nivel hormonal que son patológicas mientras que, por el contrario, se patologizan y se tratan otras que entran dentro de la más absoluta normalidad.

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Me gustaría empezar esta entrevista preguntándote hasta qué punto es habitual que las hormonas se “desmadren”.

Portada del libro 'Cuando las hormonas se desmadran'

Más que el hecho de que sea más o menos habitual, lo que sucede con las hormonas es que a veces caemos en la polaridad: normalizamos cosas que son patológicas y patologizamos cosas que son normales. Y todo eso se da porque no comprendemos el lenguaje de las hormonas. Hay que saber distinguir qué es normal y que no.

También pasa que en el inconsciente colectivo está establecida la idea de que las hormonas parecen estar ahí para hacernos la vida imposible, y eso pasa porque desconocemos también muchos de los procesos hormonales. Sobre todo, durante la edad fértil, hay una serie de cambios cíclicos que experimentamos las mujeres.

Cuántas mujeres empezaron a tomar la píldora muy jovencitas y han tenido problemas de salud mental que se han achacado a otras cosas cuando a lo mejor todo se debía a la píldora

Sin embargo, incluso los anuncios de compresas muestran a una mujer hipersexualizada e inalterable, que siempre está igual, con la misma energía… Claro, si entendemos que eso es lo normal, muchas veces el simple hecho de estar un poco más cansadas o de que no nos apetezca hacer determinadas cosas ya nos va a llevar a patologizar lo normal. Y luego, como decía, tenemos el otro extremo: normalizamos dolores de regla fortísimos, cuando a lo mejor esa mujer lo que tiene es una endometriosis.

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¿Qué motivos se suelen encontrar más frecuentemente tras ese “desmadre hormonal”?

Lo más frecuente que vemos en consulta son los trastornos relacionados con el ciclo menstrual y también los relacionados con la perimenopausia. También es habitual encontrarse con el síndrome de ovario poliquístico y con la endometriosis, que no es un desorden hormonal, pero sí es una enfermedad hormono-dependiente. Muchas veces, en todos estos casos, lo que vemos son a mujeres que llevan mucho tiempo padeciendo dolores y malestares, pero que han normalizado estos dolores.

En la introducción cuentas una historia real de cómo la píldora anticonceptiva tiene un impacto sobre la salud mental. Según un estudio que citas, la píldora incrementa un 40% la probabilidad de acudir a un psiquiatra y en un 65% la posibilidad de usar antidepresivos. Me ha fascinado que las mujeres caigan en depresión e, incluso, sean medicadas, cuando todo sería tan fácil como retirar la píldora…

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Me pareció importante compartir estos resultados. Esto no es un manual pro-píldora ni contra la píldora, pero hay que entender que esto es un medicamento. ¿Te tiene que pasar eso necesariamente? No. Pero te puede pasar y hay que saberlo, porque cuántas mujeres empezaron a tomar la píldora muy jovencitas y han tenido problemas mentales que se han achacado a otras cosas e, incluso, han estado medicadas; cuando a lo mejor todo se debía a la píldora.

Siempre hablamos como si la diferencia entre hombres y mujeres estuviese en los genitales, pero la diferencia fundamental está en todo el sistema reproductivo, hormonas incluidas

Creo que este melón había que abrirlo, porque la píldora afecta también a la libido e, incluso, a la elección de pareja. Al final, si la píldora te quita la libido, ¿cómo no te va a afectar al tipo de pareja que eliges? Yo he tenido pacientes en consulta que me han dicho que al dejar de tomar la píldora se han desenamorado de sus parejas. Dicho esto, no quiero caer en el alarmismo, porque somos mucho más que hormonas, y seguramente hay mujeres a las que la píldora les va de maravilla, pero quiero que se sepa y que, si te está pasando esto, sepas a qué se puede deber.

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¿Podemos decir que este es un ejemplo paradigmático del desconocimiento que existe sobre la biología y la salud femenina?

Desde luego. La píldora muchas veces se da como si fuese un caramelo, pero no hay que olvidar que es un medicamento. Y un medicamento, bien utilizado, en situaciones en las que los beneficios superan a los riesgos, pues está bien. Pero si no, no. Al final es conocernos, conocer nuestros cuerpos y ver si nos hace bien o no. Individualizar el tratamiento, vaya.

En el libro hablas del ciclo hormonal femenino y de su impacto en diferentes lugares y sistemas del organismo. Leyéndolo, pensaba que es un milagro, una obra de ingeniería grandiosa. No sé si tienes la misma sensación.

Totalmente. Siempre hablamos como si la diferencia entre hombres y mujeres estuviese en los genitales, pero la diferencia fundamental está en todo el sistema reproductivo, hormonas incluidas. Todas las hormonas sexuales tienen efectos en el cerebro, en el sistema inmune, sobre los huesos, en el sistema cardiovascular, en el metabolismo, en el cerebro…

Hay que darle una visión más amable a la regla, conocer cuáles son los cambios y llevarlos con una filosofía más positiva

Si las hormonas tienen efecto a todos estos niveles y resulta que el sistema hormonal femenino es totalmente diferente al masculino, esto trae consigo un montón de cosas que nos hacen diferentes. Para empezar, el sistema reproductivo masculino está pensado para dar espermatozoides y ya está. El de las mujeres está diseñado para asumir el embarazo; de hecho, desde la ovulación hasta la regla nuestro organismo se comporta como si ya estuviésemos embarazadas.

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¿Tienes la sensación de que el ciclo hormonal femenino –y muy especialmente la regla– está rodeado de mitos, leyendas y verdades a medias?

Total. Mitos como que la regla está para eliminar tóxicos y líquidos que nos sobran. Y luego está el estereotipo de mujer lineal e hipersexualizada que comentaba antes y que hasta con la regla está perfecta a todos los niveles. Este estereotipo genera mucha confusión, mucha sensación de que nos pasa algo, y también provoca que nos llevemos mal con la regla.

Al final vas a tener la regla durante toda tu vida hasta que te llegue la menopausia, no puedes tener una relación hostil con ella. Hay que darle una visión más amable, conocer cuáles son los cambios y llevarlos con una filosofía más positiva. Lo cambiante no tiene por qué ser negativo. A lo mejor le puedes sacar hasta partido y planificarte para hacer unas cosas en un determinado momento del ciclo y otras en otros momentos. Eso sería lo ideal si tienes cierta flexibilidad en tus tareas, organizarlas en función del ciclo y del autoconocimiento. El problema es que el diseño de la sociedad no facilita demasiado esto.

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¿Cuándo preocuparse? ¿Qué síntomas pueden dar la voz de alerta de que las hormonas se han desmadrado?

Especialmente lo que hay que tener en cuenta es cómo es tu calidad de vida. Y eso solo lo puede determinar una misma. Hay cosas objetivas: por ejemplo, “ahora no me viene la regla”, “ahora resulta que me viene cada 15 días…”. Eso son cosas objetivas y son signos de alarma. Lo subjetivo, lo que tú sientes (“estoy antes de la regla que me tiro de los pelos”, “me duele la regla…”), tienes que ver con cómo impacta en tu calidad de vida.

No tiene nada que ver que te duela un poco la regla y puedas aliviarlo con una bolsita de agua caliente o un paracetamol a que sistemáticamente no puedas hacer vida normal cada vez que te baje

Porque no tiene nada que ver que te duela un poco y puedas aliviarlo con una bolsita de agua caliente o un paracetamol, con que sistemáticamente no puedas hacer vida normal cada vez que te baje la regla. Esto último no se puede normalizar. Hay mujeres que tienen ideas suicidas antes de tener la regla. Esto es muy heavy. Es una brutalidad lo que sufren estas personas.

¿Se puede prevenir de alguna forma el “desmadre hormonal”? ¿Hay hábitos o acciones que pueden evitar o reducir el riesgo de “desmadre”?

Hay desórdenes hormonales que son fisiológicos, no patológicos. Por ejemplo, en la adolescencia, cuando te baja la regla por primera vez, puedes tener el periodo de manera irregular, puedes tener desórdenes hormonales, pero es normal, es fisiológico. En la perimenopausia igual. En los extremos de la edad fértil que haya un desorden hormonal entra dentro de lo normal. Ahora bien, si ese desorden te da mala calidad de vida, habrá que tratarlo.

Respecto a los hábitos, durante toda la vida, todo lo que sea tener buenos hábitos va a mejorar tu sistema hormonal. Decía al principio que el sistema reproductivo femenino está diseñado para asumir el embarazo. Pues bien, la primera hormona que se sacrifica cuando todo se desordena es la progesterona, la hormona pro-gestación.

En los extremos de la edad fértil que haya un desorden hormonal entra dentro de lo normal. Ahora bien, si ese desorden te da mala calidad de vida, habrá que tratarlo

Si tú tienes mucho estrés, por ejemplo, el cortisol va a hacer que tengas menos progesterona. El propio organismo asume que no está en condiciones para un embarazo, de forma que deja de producir progesterona y ahí ya empieza el primer desequilibrio, porque vas a tener un predominio de estrógenos, un ambiente proinflamatorio, y eso trae consigo un montón de síntomas desagradables: agravamiento de enfermedades estrógeno-dependientes como la endometriosis, del síndrome premenstrual, reglas más abundantes y dolorosas…

Y si la cosa se acentúa, por ejemplo, en una situación de mucho estrés como una guerra, incluso se puede retirar la regla porque dejas de producir tanto estrógenos, como progesterona. Ahí ya entramos en lo que llamamos amenorrea hipotalámica, que es una adaptación del organismo. Al final piensa que las mujeres ponemos el organismo entero al servicio de un posible embarazo cada mes, lo que supone un gasto energético impresionante; y el organismo, si tiene que prescindir de eso, lo va a hacer. 

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