Ingrid Ramón
1 de diciembre de 2016
Fomentar una comunicación saludable con nuestro perro, respetarle y eliminar los castigos son los pilares sobre los que se asienta la educación canina en positivo. De esto sabe mucho Ingrid Ramón, educadora canina que desde hace más de 16 años trabaja de manera profesional adiestrando a perros y solucionando problemas de comportamiento animal. Comenzó su carrera profesional en Inglaterra, donde trabajó en una protectora al norte de Londres formando a voluntarios en las tareas de adopción y adiestramiento. Desde entonces no ha dejado de formarse en el campo del adiestramiento, el comportamiento y la asistencia y a día de hoy colabora con la Universidad Autónoma de Barcelona en cuestiones de modificación de conducta y adiestramiento canino, y participa en diferentes congresos como experta a nivel internacional. También colabora como especialista en comunicación canina en el programa 'Veterinaris' de Televisió de Catalunya (TV3) y suyo es el libro 'Entiende y educa a tu perro' (Fordogever), a través del cual su autora ofrece algunas herramientas y claves acerca de cómo adiestrar a nuestro perro de forma divertida y sencilla a través del entendimiento, la empatía y el respeto.
Pregunta obligada, Ingrid. ¿En qué consiste el adiestramiento canino en positivo?
El adiestramiento positivo consiste en enseñar al perro y, en vez de castigarle por lo que hace mal, lo que hacemos es premiarle todo lo que hace bien. Gracias a esos premios, a esos reforzadores, que en este caso serían mimos, juegos o caricias, lo que hacemos es inducirle los comportamientos que queremos.
¿Qué ventajas encuentras con respecto a la corriente de adiestramiento clásica?
Bueno, sobre todo la parte ética y moral. Eso es lo más importante, ya que toda la corriente denominada clásica se basa en el castigo, en el daño físico o en asustar al perro para que adquiera un comportamiento. Ya solo evitando esto salimos ganando, ya que con el adiestramiento positivo ni coartamos al perro ni le obligamos a hacer nada de este tipo de forma. Además, el adiestramiento positivo lo que consigue es una buena relación estable con el perro, de cooperación en vez de miedo. El perro opta por hacer los comportamientos que le pedimos porque le reporta algo positivo, por lo tanto, lo hará más a menudo, de forma más rápida, con más asiduidad y, sobre todo, sin ningún tipo de estrés. Básicamente es un cambio de relación, pasar de tener una basada en el miedo a tener otra basada en la cooperación y el vínculo entre propietario y perro.
Esto me recuerda mucho a la crianza respetuosa de los niños.
Exactamente. Es así. Además, lo que conseguimos con esta forma de adiestramiento es un perro más inteligente, más equilibrado, más sociable y con menos problemas de conducta, y no un robot con miedo, que es lo que les ocurre a los perros entrenados desde el adiestramiento clásico. Un perro al que le chillas y le pegas normalmente tendrá problemas de agresividad o de estrés, con lo cual su sistema inmunológico estará mucho más dañado y por tanto será un perro con una menor calidad de vida.
A través de los reforzadores podemos inducir los comportamientos que queremos en un perro
¿Algún ‘pero’ hasta el momento en base a tu experiencia profesional?
Si se hace bien, no. El problema está cuando no se utiliza bien por falta de conocimientos. Ese es el único ‘pero’ que yo le puedo encontrar: no el sistema en sí sino cómo se utiliza a veces. Mucha gente no sabe emplearlo, piensa que, por ejemplo, el ofrecimiento de premios es hasta el in eternum y no se trata de eso.
¿En qué consiste una sesión de adiestramiento canino en positivo?
Yo voy al domicilio de los propietarios y observo in situ dónde está el perro, qué hace, cómo se comporta… Entrevisto a la familia para conocer mejor qué ha pasado, qué problemas tienen, y que me cuenten. Básicamente me lo dice todo el perro a través de su lenguaje corporal, de cómo se mueve y qué hace. A partir de ese mismo momento comenzamos ya a trabajar y hacemos sesiones de modificación de conducta; el número variará en función del tipo de problema, porque pueden ir desde una sesión hasta lo más que he hecho con un perro que han sido diez sesiones.
¿Influye la edad del animal en lograr un cambio de comportamiento?
No, lo que pasa es que si ha sido un perro entrenado desde la vertiente clásica o de castigo lo primero que tienes que hacer es recuperar al perro para poder enseñarle algo. Hay perros con altos niveles de estrés que en esa situación no pueden aprender; no tanto por la edad que tengan, sino porque un perro que ha sido maltratado tiene niveles de cortisol o adrenalina muy diferentes al de un perro que nunca lo ha sido.
Normalmente los problemas de comportamiento que pueden surgir son causados por varios factores: falta de conocimientos del cuidador, irresponsabilidad del criador, cuestiones genéticas o factores externos
Hablemos de premios y castigos, ¿son realmente útiles las técnicas que mezclan ambas corrientes, la positiva y la clásica?
Es como una de cal y una de arena para el perro y creo que confunde mucho al animal. No sabe cuándo le vas a castigar y cuándo le vas a premiar. Hay que dejar claro que el adiestramiento positivo no es permisivo, sino que, si se hace bien, lo que haces es evitar que el perro cometa el error y, por tanto, no le “tienes” que castigar.
Cómo entenderte con tu perro
¿Cómo se comunican los perros?
Los perros se comunican mayoritariamente a través del lenguaje corporal, tanto entre ellos como hacia nosotros. Y luego hay un tanto por ciento muy pequeño, del 5%, que es auditivo (ladrar, gruñir…) que es el que la mayoría de la gente entiende, pero se han perdido el otro 95% de comunicación. Depende del perro, pero en general es así.
Los perros se comunican mayoritariamente a través del lenguaje corporal, tanto entre ellos como hacia nosotros
¿Podemos entenderles tan fácilmente como parece?
Hay que formarse. Piensa que la mayoría de la gente que tiene perro en casa no es capaz de leer muchas señales que el animal les está dando: no me cojas, no me abraces, apártate, estoy incómodo… Y el perro en la mayoría de las ocasiones acaba aceptando y resignándose, otras se producen por ejemplo mordiscos. Para esto hay que formarse un mínimo, hay que observar y querer interpretar lo que el perro nos está diciendo. Es un idioma.
De esto hablas en tu libro ‘Entiende y educa a tu perro’, ¿no?
Sí, hablo de las señales de calma, del lenguaje corporal, de las situaciones que estresan o no al perro, de los espacios pequeños… Todo este tipo de cosas.
El libro da herramientas pero, ¿podemos realmente educar a nuestro perro o siempre será mejor acudir a un profesional?
Los libros están muy bien para determinadas cosas, para darte una noción, pero nunca será lo mismo que tener un profesional a tu lado viendo las particularidad de cada individuo, del hogar, de la familia, del entorno… El libro da unas pautas generales pero no será igual que tener un profesional in situ. Pero de alguien que sepa, eso sí, que en esta profesión hay mucho intrusismo.
¿Hasta qué punto sería necesaria una mayor concienciación de la necesidad de cursos de adiestramiento positivo?
No solo creo que hay una necesidad de hacer cursos de adiestramiento en positivo sino también cursos en general sobre perros. Yo he trabajado diez años en Inglaterra y allí yo tenía clases de cachorros una vez a la semana y siempre estaban llenas. Aquí tengo a lo mejor tres clases al año, las lleno pero son eso, tres clases al año. En España tenemos la idea de que solo hay que llevar al perro al adiestrador o al etólogo si hay un gran problema y claro, cuando llegas al perro ya hay por lo general muchas cosas detrás. Hay poca gente que de cachorro ya empiece a preocuparse por formarse, a menos que haya un problema. Es tan básico como tener un niño y no llevarle al cole: es como esperar a que tengan 15 años, tengan un problema y entonces buscar soluciones en una semana.
Errores de los cuidadores de perros
¿Qué parte de culpa tienen los cuidadores en el comportamiento de sus compañeros caninos?
El culpable no existe porque normalmente los problemas que pueden surgir es por falta de conocimientos del cuidador, entre otros factores. Normalmente no lo hacen a propósito, o piensan que como ya han tenido otros perros todo va a ser igual olvidando que cada individuo te enfrenta a unos retos y a unas dificultades diferentes. Por todo ello no podemos echarle la culpa al cuidador. Además, otro aspecto importante a tener en cuenta es la responsabilidad del criador a través del cual ha llegado a nosotros el perro, me refiero al hecho de que sean ejemplares equilibrados y de que haga una cría responsable. Y, por último, están tanto el componente genético (cómo sea su personalidad) como los factores externos que pueden influir en la vida del animal (si, por ejemplo, de cachorro sale a la calle por primera vez y le atacan, lo normal es que coja miedo). Depende de cada propietario la forma en la que se resuelven todos los problemas que pueden aparecer.
Ante un problema de comportamiento lo recomendable es siempre acudir a un profesional que tenga los conocimientos y la experiencia necesarios para ayudarnos
¿Qué recomendarle a alguien que tiene problemas en la relación con su compañero perruno?
Que acuda siempre a un buen profesional; pero que sea una persona que tenga su titulación y que realmente vaya a poder ayudarles gracias a sus conocimientos y a su experiencia, que sepa leer las señales y que entienda a cada individuo.
Por último, ¿qué opinas sobre los llamados ‘perros potencialmente peligrosos’ (PPP)? ¿Hay un desconocimiento de la población en general acerca de sus cuidados y educación?
Mal llamados ‘perros potencialmente peligrosos’, porque no existe ningún perro que sea potencialmente peligroso: o todos lo son o ninguno lo son si entramos en esta concepción, porque todos los perros pueden morder. Sí es cierto que hay un tipo de perro que tienen un potencial de mandíbula diferente o un instinto de persecución más alto o menos alto pero son cosas que se pueden corregir y punto. Yo he sido propietaria de una Rottweiler que jamás ha mordido en su vida y era un ejemplo de raza, y ahora tengo una mezcla de Pitbull que incluso es el único de España que es capaz de detectar el cáncer de pulmón y que es un buenazo. Todo depende de las manos en las que caigan. Además, es como un estigma social. A unas razas se les ha dado el buen nombre y a otras el mal nombre y, además, la ley de PPP no solo no ha solventado el problema, sino que ha condenado a muchísimos animales a vivir toda su vida en una jaula.