Ana Lombardía
17 de mayo de 2022
Afirma la sexóloga Ana Lombardía que tener siempre una erección es el problema por excelencia de la sexualidad masculina. Al menos entre los hombres que se atreven a mostrar su vulnerabilidad y acudir a consulta. No es el único. La idea generalizada de necesitar durar mucho en la cama antes de eyacular y la necesidad de tener o aparentar un apetito sexual insaciable son otras presiones a las que se ven sometidos los hombres heterosexuales de comienzos del siglo XXI. Hablamos, en muchos casos, de presiones fomentadas en gran medida por la expansión inagotable del porno. “Al final el porno no deja de ser ficción, pero como tampoco hay otra educación sexual de calidad que enseñe a la gente a ver ese porno, pues el mensaje que traslada va calando y nos lo vamos creyendo”, explica Lombardía, que acaba de publicar Hablando con ellos: la sexualidad de los hombres hetero (Oberon), un manual ameno y escrito desde la experiencia que traza un certero retrato de la sexualidad masculina. Una sexualidad que, según la autora, mejoraría mucho en el momento en el que el pene dejase de ser el centro sobre el que orbita nuestra idea del sexo.
“Siempre he sospechado que la amistad está sobrevalorada. Como los estudios universitarios, la muerte y las pollas largas”, escribía David Trueba en Cuatro Amigos. ¿Cuánto daño ha hecho el estereotipo de hombre fibroso, siempre dispuesto, con el pene grande y duro y que aguanta horas sin eyacular a la sexualidad masculina?
Mucho. Al final impone un modelo de sexualidad que no es real ni alcanzable para nadie. Ningún cuerpo puede estar y funcionar así siempre. Además, hay que tener en cuenta que todo esto tiene que ver con reflejos del cuerpo que no son controlables a voluntad, así que intentar funcionar bajo ese estereotipo genera mucha frustración.
¿Y cuánto tiene que ver la generalización del porno con la difusión de este estereotipo?
El porno desde luego ha hecho muchísimo daño, porque al final se ha dedicado a extender toda esta idea entre un público amplísimo. De hecho, a día de hoy da igual que no veas porno, no hace falta que consumas porno, porque vivimos en la cultura del porno, sus mensajes nos llegan constantemente. Al final el porno no deja de ser ficción, pero como tampoco hay otra educación sexual de calidad que enseñe a la gente a ver ese porno, pues el mensaje que traslada va calando y nos lo vamos creyendo.
De todos esos requisitos del estereotipo que hemos comentado (el atractivo físico, tenerla grande y dura, aguantar mucho tiempo sin eyacular o la apetencia sexual permanente), ¿cuál dirías que afecta más a los hombres?
Yo te diría que el tema de la erección, el tener siempre una erección. Es más, te diría que a muchos hombres si tuviesen siempre una erección les daría más igual el llegar pronto al orgasmo o el no tener a veces deseo.
“El porno no deja de ser ficción, pero como tampoco hay otra educación sexual de calidad que enseñe a la gente a ver ese porno, pues el mensaje que traslada va calando y nos lo vamos creyendo”
La erección es una gran presión, porque muchas veces parece que si hay una erección todo lo demás va bien, como que ya te relajas y funciona. Es el gran problema por excelencia.
A mí me molesta especialmente el último que te citaba anteriormente. Parece que los hombres, si nos dejaran, nos pasaríamos el día teniendo sexo. Y no solo parece, sino que como hombre tienes casi tienes que aparentar que es así…
Efectivamente. Se espera que los hombres tengáis ganas siempre y eso no es así necesariamente. Y además es lo que dices, que si no aparentas eso ya vas mal, porque los hombres muchas veces se relacionan entre ellos desde esa fanfarronería, ese hablar de que siempre tienen ganas, de lo cachondos que están a todas horas… El hecho de no entrar en ese juego y en ese discurso te aleja un poco del resto de los hombres, te coloca en un lugar en el que no sabes cómo relacionarte, lo que genera mucho conflicto a algunos hombres.
El drama de la eyaculación precoz
Creo que hay un drama que nos asedia a todos los hombres, sobre todo antes y después (si no se dan del todo bien) de las primeras experiencias sexuales: el fantasma de la eyaculación precoz. Dices en el libro que es uno de los principales motivos por los que los hombres vamos a consulta. ¿Por qué crees que es así?
Al final la eyaculación precoz tiene mucho que ver con la idea de que se supone que el hombre tiene que dar placer en la cama a las mujeres con el pene. Es como que tiene que haber necesariamente ese orgasmo vaginal y que tiene que durar mucho para que la mujer se lo pase bien. Digamos que parece que da más puntos si la mujer llegar al orgasmo con la penetración que con la masturbación o con el sexo oral. Bajo ese presupuesto, claro, si el hombre se corre antes de que la mujer haya tenido el orgasmo, la sensación es que ha fallado.
“La erección es una gran presión para los hombres. Muchas veces parece que, si hay una erección, todo lo demás va bien”
De hecho, cuando se habla de eyaculación precoz se habla siempre refiriéndose a la penetración, no por ejemplo respecto al sexo oral. Ningún hombre se avergüenza si se corre rápido cuando le practican sexo oral. La eyaculación precoz está muy ligada a la idea de dar placer a la pareja a través de la penetración.
Y eso que, dices, el durar mucho es “un invento moderno”.
Es difícil establecer una línea temporal, pero sí, como antes no se tenía en cuenta el placer de la mujer, pues no era un problema. Uno duraba lo que fuese y ya está. Daba igual. Pero incluso si bajamos a nivel antropológico y evolutivo, hace miles de años lo normal era que el hombre tardarse muy poco en llegar al orgasmo para que el coito fuese lo más rápido posible y el hombre no estuviese en una posición de vulnerabilidad ante un enemigo.
“Se espera que los hombres tengan siempre ganas de sexo y eso no es así necesariamente”
Luego Freud hizo mucho daño cuando empezó a hablar del placer de las mujeres y a diferenciar los orgasmos inmaduros, que son los del clítoris, y los maduros, que son los que se obtienen con el pene. Eso ya es mucha presión, porque uno tiene que durar bastante para que una mujer llegue al orgasmo. Ya no basta con cualquier cosa.
La mayoría de las veces, entiendo, no existe tal diagnóstico. ¿Cuándo se puede hablar realmente de eyaculación precoz?
Hay mucha controversia al respecto en la comunidad científica. Si miras en manuales diagnósticos te hablan de tiempos. Pero para mí tiene mucho más que ver con la sensación de control que tenga el hombre con respecto a su eyaculación. Eso es lo importante. Porque además en esos manuales diagnósticos los tiempos se refieren a la penetración, con lo cual si un hombre lleva media hora de preliminares y se la han chupado antes de la penetración eso no cuenta. Es decir, que si llevas 30 minutos de preliminares y luego llegas al orgasmo al minuto de iniciar la penetración, para estos manuales eso no serían 31 minutos, sino uno. Por eso yo prefiero siempre hablar de la sensación de control sobre la sexualidad y sobre el disfrute.
“La eyaculación precoz tiene mucho que ver con la idea errónea de que el hombre tiene que dar placer en la cama a las mujeres con el pene”
Leo que la masturbación adolescente es una de las causas de la eyaculación precoz. No la masturbación en sí, aclaremos, sino cómo se lleva a cabo esta masturbación y en qué circunstancias.
Claro. Los adolescentes, como no tienen tiempo ni intimidad y tienen miedo de que alguien les pille, tienden a masturbarse muy rápido y muy fuerte para llegar al orgasmo cuanto antes. Y claro, eso hace que al final el reflejo del orgasmo se condicione y que las eyaculaciones tiendan a ser rápidas.
El orgasmo es un reflejo que se condiciona con bastante facilidad, de forma que si las primeras experiencias con la sexualidad son muy rápidas, lo normal es que luego esa rapidez se generalice al resto de prácticas sexuales, con lo cual habría que reaprender ese reflejo, que es algo bastante fácil de hacer por otra parte.
Del drama de llegar muy rápido… al de no llegar
Cuentas en la introducción que uno de los primeros casos que atendiste fue el de un hombre que era incapaz de alcanzar el orgasmo con sus parejas. Lo cual te sorprendió, porque según te habían dicho en tu formación, eran casos casi extraordinarios. ¿Te has encontrado más de los que imaginabas en tu experiencia como sexóloga?
Es cierto que no son los casos más frecuentes en cuanto a cifras, pero sí que hay muchos hombres a los que les cuesta llegar al orgasmo. No es una cosa anecdótica, ni mucho menos, ni tampoco desde luego algo que sea patrimonio de las mujeres.
“Parece que para los hombres da más puntos si la mujer llega al orgasmo con la penetración que si lo hace con la masturbación o con el sexo oral”
¿Qué se suele esconder tras esta imposibilidad de alcanzar el orgasmo que sufren algunos hombres?
Hay hombres a los que les cuesta desinhibirse en la cama, sentir placer delante de otra persona, dejarse llevar, que están más pendientes de sus parejas que de ellos mismos y eso hace que no estén tan centrados en el placer y que les cueste llegar al orgasmo. Y luego hay otras causas, como el miedo a dejar embarazada a la pareja, por ejemplo, o el miedo al compromiso. Las posibilidades son muchas. Hay hombres incluso que han tenido dificultades para llegar al orgasmo por alguna situación traumática que han tenido en el pasado y que les ha dificultado ser capaces de sentir a todos los niveles. A veces incluso llegan a eyacular, pero no sienten el orgasmo en sí.
“Hace miles de años lo normal era que el hombre tardarse muy poco en llegar al orgasmo para que el coito fuese lo más rápido posible y el hombre no estuviese en una posición de vulnerabilidad”
Hemos hablado del daño que hacen los estereotipos sexuales asociados a los hombres, de la eyaculación precoz, de la incapacidad para llegar al orgasmo, pero en tu libro hablas de otros muchos factores importantes en la sexualidad de los hombres hetero. ¿Qué consejos de andar por casa darías a esos hombres para disfrutar de una sexualidad más plena?
Para mí el consejo fundamental es tratar de descentralizar la sexualidad del pene. Hay mucho más cuerpo alrededor y las posibilidades de placer son infinitas. Siempre se dice que las mujeres podemos ser multiorgásmicas, que tenemos una sexualidad más rica… pero lo cierto es que los hombres también pueden serlo. Pero para eso hay que abrirse a otras partes del cuerpo, a los testículos, a la zona perianal, al propio ano, al punto P, los pezones, las orejas… En esas partes del cuerpo está la multiorgasmia.
“Hay muchos hombres a los que les cuesta llegar al orgasmo. No es una cosa anecdótica, ni mucho menos, ni tampoco desde luego algo que sea patrimonio de las mujeres”
Pero más allá de eso, es que en el momento en el que se quita el pene de la ecuación puedes disfrutar mucho más en la cama, y ya no hay tanta presión y preocupación por si tienes una erección o no, por si eyaculas pronto o no, porque el encuentro sexual ya no depende del pene.