Ayrín Pons y Josep Pons
24 de agosto de 2017
En nuestra sociedad la imagen externa no solo es nuestra primera tarjeta de presentación a los demás, sino que puede constituir un motivo de frustración y de baja autoestima si no nos encontramos a gusto con nuestro aspecto. Ayrín Pons, especializada en asesoría y en procesos de coaching aplicados a la imagen personal, y Josep Pons, con más de 50 años de trayectoria profesional en el ámbito de la belleza y el estilismo, y la formación en asesoría de imagen, han publicado recientemente 'Coaching en imagen personal. Consigue proyectar lo mejor de ti y potencia tu autoestima' (Libros Cúpula, 2017), un libro que ofrece al lector herramientas para realizar un proceso de autocoaching que le permita desarrollar todo su potencial y aprovechar sus mejores cualidades físicas y emocionales, para mejorar su imagen y la forma en que la perciben los demás.
¿En qué consiste el coaching en imagen personal?
Josep. El coaching en imagen personal es un proceso en constante evolución, que aporta metodología objetiva al estudio diagnóstico de cada persona, teniendo en cuenta sus características físicas –su constitución, la proporción, la armonía, el estilo, los tonos de expresión, los objetivos, y los condicionantes–, y estableciendo un programa y los elementos de control adecuados para culminar satisfactoriamente este diagnóstico. Nuestra firma, a través de Ayrín Pons, aporta el coach de imagen a lo que es el concepto de asesoría y realización de imagen integral, para incluir más metodología como el análisis conductual o el feng shui, y conocer lo más profundamente a cada persona con la que trabajamos para que exista una identificación entre su forma de ser y los objetivos a lograr.
Me gustaría añadir que me sorprende observar anuncios de centros que son, por ejemplo, salones de peluquería, que ofrecen asesoría de imagen, cuando la asesoría de imagen es una carrera –y le llamo ‘carrera’ porque tiene apartados de contenido realmente muy importantes y nada fáciles–, y un asesor de imagen tiene que tener una gran preparación. Lo digo porque, como en todo, hay mucho intrusismo, y hace falta una gran preparación para realizar un estudio, un diagnóstico, organizar un programa, y controlar un proceso de realización, con un político, con un cantante, con un actor, con un deportista de élite, con un grupo, o trabajar en teatro, escenografía, o en una campaña de publicidad, por ejemplo. Y el asesor de imagen tiene que tener la preparación suficiente y, sobre todo, ser capaz de configurar un equipo si hace falta de expertos, para que todos aporten trabajando con un objetivo común, donde pueda haber debate, pero donde se trabaja en base a un diagnóstico, un objetivo, y unas pautas de realización absolutamente indiscutibles.
Y aparte de esto, lógicamente, si le aportamos coach, el análisis conductual y feng shui, se trata de metodología que requiere también una gran preparación, y Ayrín se ha formado a través de las universidades –la Pompeu i Fabra, donde es máster en asesoría de imagen–, o sus titulaciones oficiales en el Reino Unido de análisis conductual y feng shui.
¿Cuáles han sido vuestro objetivos a la hora de escribir este libro?
Ayrin. El objetivo principal es plasmar en un libro, de una forma gráfica y sencilla, toda nuestra experiencia en el coaching de la imagen. Y lo hemos organizado en nueve fases, en nueve pasos que el lector puede ir siguiendo y realizando. Hay ejercicios prácticos, y toda una serie de herramientas que el lector puede utilizar para lograr realizar por sí mismo, un proceso de autocoaching en imagen personal.
Aunque el coaching depende de la actitud del coachee (persona que recibe una acción de coahing) y su motivación para cambiar, ¿es igual de efectivo para alcanzar los objetivos leer el libro y realizar los ejercicios que proponéis que acudir a entrevistas personales con un coach?
Ayrin. El libro está pensado para eso, para que el lector pueda realizar por sí mismo un proceso de autocoaching y pueda ir siguiendo cada una de las fases, y acabar todo el proceso. Se puede realizar en solitario, pero si además cree que le puede servir de ayuda, de acompañamiento, un coach, también puede solicitar los servicios de un profesional, porque es un apoyo más potente, que puede reforzar cada una de las fases expuestas en el libro; pero en principio está orientado para que no sea necesario.
Josep. El objetivo siempre es el mismo; el conocimiento de la persona, y que exista una identificación total y absoluta. Se trata de ayudar lo máximo posible a la clienta o cliente, a aumentar su autoestima. Que exista una correlación entre su forma de ser y los objetivos que tenga; objetivos de entorno, profesionales, personales, y de todo tipo.
Explicáis la diferencia entre un asesor de imagen personal y un coach en imagen pero, ¿para quién estaría especialmente indicado recurrir a un coach en vez de a un asesor de imagen, y por qué?
Ayrin. Un coach es un asesor de imagen, una persona que tiene mucha experiencia y grandes conocimientos en asesoría de imagen, pero que además ha recibido una formación como coach, de manera que puede trabajar la imagen desde dentro. Por lo tanto, un coach en imagen puede trabajar todo lo que tiene que ver con la esencia de la persona y, normalmente, cuando viene un coachee o un cliente para hacerse una asesoría de imagen, lo que está buscando es un cambio. Un cambio porque ha ocurrido algo en su vida que le ha impulsado a reinventarse; busca tener otro estilo de vida, o modificar cosas, como el estado civil, la profesión, la vivienda…, puede haber muchos motivos por los que esta persona ha decidido reinventarse, y hay que trabajar una serie de temas como las creencias, los valores, la intención, la esencia…; una serie de conceptos relacionados con su vida interior, con su autoaceptación, y con quién es él o ella. Y un coach en imagen tiene la formación y la preparación necesarias para poder trabajar desde aquí, construirlo desde una base sólida, y ayudarle a estar a gusto consigo mismo, a saber quién es, a saber qué es lo que quiere y, a partir de aquí, realizar la imagen externa que sería el área en la que está especializado el asesor de imagen.
Psicólogos y psiquiatras me han enviado pacientes para que les ayude a potenciar su imagen, a que sean más atractivos, porque esto influye anímicamente
Un asesor de imagen que no tiene formación como coach podría trabajar la última fase del proceso del coaching en imagen y, por lo tanto, la diferencia sería principalmente que el asesor de imagen trabaja solo la imagen externa, en función de los códigos y tonalidades, formas, volúmenes, y colores, y el coach en imagen puede trabajar desde la base de todo lo que tiene que ver con nuestra personalidad a nivel de creencias, valores, y objetivos en la vida.
Josep. Para hablar de coach de imagen hay que ser asesor de imagen, y para ser coach se tiene que tener una preparación, no solo como asesor de imagen, sino un background cultural de estudios de psicología, protocolo, etcétera, como ha tenido Ayrín, que desde que terminó su carrera universitaria muy joven no ha cesado de estudiar, y aporta un background impresionante para poder realizar un estudio de imagen de la persona y trabajar la parte del coaching, que incluye todo el ejercicio metodológico para analizar, diagnosticar, captar los deseos e inquietudes de la persona, y ayudarla a aumentar su autoestima y a que proyecte la imagen más adecuada según sus objetivos.
Mejorar la autoestima con el coaching en imagen personal
Subtituláis el libro 'Consigue proyectar lo mejor de ti y potencia tu autoestima'. ¿Hasta qué punto creéis que el aspecto personal puede influir –para bien y para mal– en la autoestima de una persona?
Ayrin. Está claro que vivimos en una sociedad en la que la imagen es muy importante, y la imagen externa es nuestra manera de comunicarnos con el mundo y, por lo tanto, sí que es un elemento muy importante a la hora de sentirnos bien con nosotros mismos, y afecta también a nuestra autoestima. Pero el objetivo del libro es concienciar al lector de que esa imagen no tiene por qué estar centrada en los patrones estéticos de nuestra cultura, sino que tiene que ser una imagen que refleje nuestra personalidad, y con la que nosotros nos sintamos a gusto. Y por eso trabajamos la parte interior de la persona para que consiga tener una buena autoimagen y, a partir de ahí, construir la imagen externa.
Josep. Tras 55 años trabajando en imagen personal, he llegado a la conclusión clarísima de que la imagen es muy importante; mucho más importante de lo que muchas personas pretenden plasmar o expresar. Es la primera impresión que ofrecemos. Y no es justo, pero muchas personas trabajan en el cine o en la televisión, e incluso consiguen puestos de trabajo, gracias a proyectar una buena imagen. Y yo durante estos 55 años de profesión tengo muy claro que psicólogos y psiquiatras me han enviado pacientes para que les ayude a potenciar su imagen, a que sean más atractivos, porque esto influye anímicamente. Si una persona se ve bien, se ve como se quiere ver, y no hace falta que sea top model, sino simplemente que esté dentro de una proporción, y lo mejor posible de acuerdo a su constitución y características; es decir, que no tenga sobrepeso, que esté un poco trabajada a base de ejercicio físico, y que tenga buen gusto a la hora de elegir el vestuario y los complementos adecuados, sin duda le ayuda enormemente, porque aumenta su autoestima.
Además, yo he participado en muchos debates –sobre todo después de los años 60, y la moda de los hippies–, en los que se decía que lo importante es el interior de las personas, y yo siempre decía lo mismo, que no está reñido el tener unos valores, unos principios, e intentar superarse cultural y personalmente, con exteriorizar una imagen lo más agradable posible. Por supuesto, sin obsesiones, y sin complejos, porque lo primero es aceptarse tal como se es, y sacarse el máximo partido posible.
La adolescencia es una etapa crucial en la interiorización de nuestra propia imagen, y sufrir bullying o rechazo a causa del aspecto físico puede acomplejar a una persona de por vida. ¿Puede ayudar el proceso de coaching en imagen personal a los adolescentes que tengan estos problemas?
Ayrín. Sí, por supuesto, puede ayudar muchísimo, porque el coaching en imagen se trata de autoaceptación, y nuestros adolescentes sufren una gran invasión de conceptos y patrones estéticos, y es importante que tomen conciencia de ello, porque muchas veces no lo saben, y es necesario que conozcan cómo han ido interiorizando esta imagen desde la infancia hasta la adolescencia, cómo han ido comprando todos estos patrones que les vienen a través de los medios de comunicación, y han intentado adaptarse a ellos. Y a consecuencia de esto muchos de ellos sienten que no han encajado con este modelo, se sienten mal consigo mismos, y han desarrollado una mala autoimagen, que ha afectado a su autoestima.
Lo más importante es que la persona se sienta a gusto consigo misma, porque si no nos gustamos a nosotros mismos, probablemente no vamos a gustar a los demás, o no va a haber sincronía entre nuestra imagen y la que perciben los demás
Sabemos que hay un gran porcentaje de chicas, y ahora cada vez más chicos, que tienen problemas alimenticios relacionados con enfermedades como la anorexia, y el coaching en imagen les puede ayudar muchísimo para que sean conscientes del problema, y se den cuenta de que ellos tienen una gran valía, y se sepan aceptar y aprendan a desarrollar todo su potencial y, una vez finalizado el proceso de coaching en imagen, tengan seguridad en sí mismos y estén vacunados de alguna manera contra toda esta invasión de patrones estéticos que dificultan su crecimiento personal.
Josep: Por supuesto que les puede ayudar muchísimo esto. En la infancia es muy difícil que no suframos un acoso determinado: unos por llevar gafas, otros por ser gorditos o muy delgaditos, otros por ser muy buenos estudiantes y sacar muy buenas notas y así poner en evidencia al resto, por envidia…, es decir, que todo el mundo sufre un cierto grado de bullying. Pero, evidentemente, las personas que lo sufren más son las que no están dentro de los cánones: el que está muy gordo, el que tiene algún defecto… Por desgracia, el ser humano ha evolucionado tan poco que incide en el tema, y los niños no son menos crueles (habrá excepciones, pero no lo son). Y además están los cánones de belleza. Las top model son un 2% o un 3% como mucho de la población; por lo tanto, todo el mundo está fuera de los cánones, y sobre todo la mujer, pero ahora también el chico, cuando es joven, quiere ser el actor o la actriz que ve en la pantalla y se cree que será más o menos igual, y después se da cuenta de que es diferente, y por eso hay tantos casos de no aceptarse, de bullying, de problemas de todo tipo. Y yo creo que en esto se tendría que trabajar desde la escuela, y afianzar más el concepto de los valores, primero respeto, y después aceptación, e incluso alimentación, práctica de deporte…, unos conceptos educativos que tienen que establecerse en la familia, pero que el sistema tendría que trabajar también para que la gente se sintiera más a gusto consigo misma y tuviera un mayor equilibrio emocional.
Según el feng shui para que los seres humanos atraigamos hacia nosotros lo que queremos conseguir, tenemos que estar en armonía con el fluir de la naturaleza
Evidentemente, el coaching de imagen es fundamental para intentar ayudar y hacer ver esta realidad a una persona que, aunque es cierto que teniendo una imagen determinada tendrá más puntos a la hora de realizar según qué roles, si se prepara a nivel cultural, personal y emocional, y cuida la imagen correctamente, tiene una trayectoria brillante ante sí, sin duda alguna. No se puede escudar en un complejo de la infancia, o en una incomprensión de un entorno concreto y específico. Es cuestión –y en esto ayuda mucho el coach de imagen– de ayudar a madurar a la persona para que se acepte como es, entienda que es así, y se saque el máximo partido, y que si no mide metro ochenta y es espectacular, por lo menos culturalmente, emocionalmente, empáticamente, tenga grandes virtudes, que le permitirán superar a las que tienen metro ochenta y son muy monas, pero después puede haber muy poco más.
Decís que el coaching genera autoconfianza y potencia la consecución de objetivos en cualquier área de la vida. ¿Cómo puede ayudarnos a alcanzar nuestros objetivos un cambio en la imagen personal?
Ayrín. La imagen personal nos ayuda a relacionarnos con nuestro entorno, y si nosotros tenemos como base una imagen con la que nos sentimos a gusto, que respeta nuestra personalidad y nuestra esencia; es decir, que respeta dónde nos sentimos en casa, conseguiremos proyectar más seguridad, más autoconfianza, y nos permitirá alcanzar los objetivos que nos hayamos planteado. Dentro del proceso de coaching en imagen –que es en realidad un proceso de life coaching porque tú estás trabajando áreas de tu vida que quieres modificar, o que quieres mejorar– se van trabajando todas aquellas áreas o todos aquellos obstáculos que nos vienen, o que nosotros nos creamos –a veces hacemos autoboicot–, y que nos impiden lograr nuestros objetivos, y a partir de aquí se va avanzando hacia un cambio desde dentro y de perspectiva, y al final la guinda del pastel es que vamos a trasladar todo esto a la imagen externa. ¿Y cómo lo hacemos? Pues utilizando diferentes metodologías, que a nivel internacional se ha probado que funcionan, como el feng shui, que lo que hace es trasladar tu intención, tu objetivo, a la imagen externa, en función de los colores, de las líneas, de los tejidos…
Josep. El coaching vinculado con la asesoría y realización de imagen evidentemente que puede ayudar; siempre ayuda si los profesionales que intervienen aciertan en el estudio y el diagnóstico. Sin duda alguna favorece, actualiza a la persona, y consigue el aumento de la autoestima si se trabaja bien. Sobre todo porque se escucha al coachee para que exista esta identificación; de aquí viene la metodología, de la propia asesoría de imagen, y del coach de imagen, y también del análisis conductual o el feng shui como elementos a utilizar para definir muy bien la personalidad y las características de cada individuo.
¿Podría ocurrir que el cambio, aunque a mí me parezca muy bueno, no fuese percibido así por los demás? ¿Es imprescindible que haya un equilibrio entre las preferencias personales y las costumbres sociales?
Ayrín: Sí, podría ocurrir, pero entonces habría que revisar el proceso realizado, porque probablemente no se ha adaptado la imagen adecuadamente al entorno en el cual va a desenvolver esa persona. Lo más importante es que la persona se sienta a gusto consigo misma, porque al final a quien tenemos que gustar es a nosotros mismos, ya que si no nos gustamos a nosotros mismos, probablemente no vamos a gustar a los demás, o no va a haber sincronía entre nuestra imagen y la que perciben los demás. Esto tendría que ser la base, y es imprescindible que haya un equilibrio entre las preferencias personales y las costumbres sociales. Tiene que haber una unión entre cómo me veo o cómo me quiero ver a mí mismo, y cómo quiero que me vean los demás. Y esto tiene que estar en armonía con el entorno en el cual me encuentro. Si un proceso de coaching en imagen está bien realizado tiene que haber una armonía, una sincronía entre estas dos áreas.
Los adolescentes sufren una gran invasión de patrones estéticos, y han ido intentando adaptarse a ellos, pero muchos sienten que no han encajado con este modelo, se sienten mal consigo mismos, y han desarrollado una mala autoimagen, que ha afectado a su autoestima
Josep: No debe ocurrir, y si eso fuera así es que no se ha realizado el estudio de forma adecuada, y no hemos trabajado un diagnóstico acertado. Esto no puede suceder si se tiene la suficiente experiencia y conocimientos. Precisamente la base del éxito en asesoría y realización de imagen en coaching personal está en el estudio adecuado, en el diagnóstico correcto, y en el programa organizado con los elementos de control pertinentes para que exista una identificación total entre el ser, entre superar los complejos, entre actualizar y favorecer. Y después, evidentemente, que exista un equilibrio con respecto al segmento al que vamos dirigidos; es decir, no iremos a una fiesta de glamour con tejanos y bambas, por ejemplo, y al igual que cuando damos una conferencia tenemos que pensar en el tipo de público al que nos dirigimos, porque los públicos diferentes requieren unas formas y un mensaje diferentes, con la imagen pasa exactamente lo mismo; la imagen siempre se tiene que adecuar a lo que la persona es, o quiere ser, de forma actualizada y de manera que se sienta bien y lo más atractiva posible dentro de esta identificación. Y tiene que existir una sintonía con su entorno concreto. De lo contrario, evidentemente, se produce una falta de sintonía entre ella y el entorno. Y no suma; no tiene por qué ser una tragedia, pero esto no suma, no aporta.
Feng shui para trabajar con la imagen personal
El feng shui se basa en que la orientación y distribución de los espacios donde vivimos o trabajamos afecta directamente a nuestro bienestar personal. ¿Cómo se aplica esta técnica en el caso de la imagen personal?
Ayrín. El feng shui es una filosofía china milenaria, basada en el taoísmo, que dice que el ser humano forma parte del universo, y del grupo de los seres vivos, y que el universo tiene un fluir natural, y para que los seres humanos estemos a gusto con nosotros mismos y atraigamos hacia nosotros lo que queremos conseguir, tenemos que estar en armonía con este fluir de la naturaleza. Para ello se basa en los cinco elementos, que son el agua, la madera, el fuego, la tierra y el metal, y cada uno de estos elementos se relaciona con una manera de ser y de estar en el mundo, que tiene que estar en armonía con nuestra esencia.
No está reñido el tener unos valores y unos principios, e intentar superarse cultural y personalmente, con exteriorizar una imagen lo más agradable posible
En el coaching en imagen lo que hacemos utilizando el feng shui es identificar cuál es nuestra esencia; si nos identificamos más con el agua, por ejemplo, somos personas creadoras y observadoras; si nos identificamos con la madera somos personas que buscamos acción, dinámicas; si nuestro elemento esencial es el fuego lo que buscamos es la diversión en todo momento en nuestra vida; si nos identificamos con el elemento tierra somos personas comprometidas con nuestro entorno; y si nos identificamos con el elemento metal somos perfeccionistas, estructuradas, planificadoras…
A partir de aquí se hace un trabajo de autoconocimiento para saber un poquito con qué nos sentimos como en casa, quiénes somos, y también identificamos nuestra esencia. Si yo por ejemplo me identifico con el elemento tierra, pero en un momento determinado de mi vida lo que quiero es acción porque tengo un proyecto y no consigo desbloquearlo, buscaré el elemento madera. ¿Y cómo lo voy a hacer? Pues cada uno de estos elementos tiene unas características en imagen externa, que son unas líneas determinadas de indumentaria, y unos colores y tejidos concretos; entonces, voy a trasladar las características de cada elemento a mi imagen externa para, primero, reflejar mi esencia en estas características, en esta imagen externa, y también para atraer hacia mí aquello que yo quiero conseguir. Por ejemplo, para el elemento tierra buscaría tejidos de tonalidades más bien beige, tostadas, marrones, dentro de un estilo clásico. Y si lo que intento atraer hacia mi vida es acción, como es la madera, pues buscaré unas líneas en mi indumentaria que sean más bien rectangulares, y que me permitan movimiento. Esto se podría desarrollar muchísimo más, por supuesto, pero puede dar una idea de cómo se aplicaría el feng shui en la imagen externa.
Josep: El feng shui es una metodología milenaria, de gran éxito internacional, que es una gran aportación para definir, para ayudar a ese estudio diagnóstico, a ese análisis de la persona con la cual vamos a trabajar Al igual que utilizamos el análisis conductual, es otra metodología que también suma, como la propia filosofía de la asesoría o del coach de imagen. Hace falta una gran preparación y utilizar estas metodologías, para tener un conocimiento lo más preciso y exacto de la persona. Y, sin duda alguna, según la persona, según sus objetivos, es una filosofía que realmente aporta mucho.
A lo largo de vuestra trayectoria profesional como asesores y expertos en coaching en imagen personal, ¿cuál es el caso más difícil que os habéis encontrado, o que por sus características específicas os haya supuesto un mayor reto?
Josep. Bueno, los casos más difíciles con los que me he encontrado en mi carrera –difíciles entre comillas–, son los de grandes cantantes, actrices, deportistas de élite, grupos musicales…, que ya han configurado una imagen muy determinada, y que lógicamente es difícil de cambiar. Y con estos personajes, como también en campañas electorales con políticos, te puedes encontrar con el hecho de que la persona esté muy identificada con su imagen, y aunque sea una imagen que ha quedado desfasada hace tiempo, e incluso le resta atractivo –por sobrepeso, un inadecuado tratamiento facial, un corte de cabello que no es el conveniente, o un color, o una forma o un estilo de peinado, o un tipo de vestuario, o incluso en las formas de comunicación, de expresión gestual, de protocolo…–, se niegue a cambiar. Con los grandes personajes ocurre que en algunos casos les puedes aconsejar, y te dicen que sí, que bien, que muchas gracias, pero que ellos así se ven bien, que están acostumbrados, y que no cambian. Y este es el problema más difícil. Pongo un ejemplo: ¿alguien cree que a Donald Trump no le han propuesto una actualización de su corte de cabello y del color de su cabello? Evidentemente que sí, pero es difícil, y esto puede ocurrir.
Ayrín. Yo puedo explicar el caso de una chica joven que estaba preparando su doctorado, y su objetivo era desbloquearse, porque estaba haciendo su tesis de final de carrera y no conseguía avanzar. Como se trataba de un proceso que estaba relacionado con su imagen externa, estábamos trabajando todo lo que tenía que ver con sus tonalidades naturales. Era una chica con unos rasgos arabescos y unas proporciones faciales muy atractivas, con un cabello largo, oscuro, ojos oscuros, piel más bien morena. Pero ella tenía un prototipo estilo Barbie, y quería teñirse el cabello rubio, ponerse lentillas claras. Tenía un concepto de imagen al que quería adaptarse, y que estaba en completa falta de sintonía con su imagen real. El trabajo fue cambiar su percepción, hacerle modificar la perspectiva, poner en valor sus rasgos personales, que eran muy atractivos, y conseguir de esta forma una buena autoimagen y una adaptación y una aceptación a quien era ella. Y el sentirse a gusto consigo misma, el aceptarse, el poner en valor quién era ella realmente, de alguna manera le sirvió como base para trabajar, para estar tranquila, y para poder trabajar su intención, que era desbloquear su tesis de final de carrera.