Ciara Molina y Lara Antiquino
6 de julio de 2017
Las psicólogas Ciara Molina –experta en Psicología Emocional, y autora de 'Emociones expresadas, emociones superadas' (Oniro, 2013)– y Lara Antiquino –especialista en sexología clínica y terapia de parejas– se han unido para escribir 'Sexo sentido, sexo vivido' (Zenith, 2017), un libro sobre sexualidad en el que abordan este aspecto fundamental de la personalidad humana sin prejuicios, y con el objetivo de desmentir los numerosos mitos que todavía circulan en torno a este tema, y ofrecer respuesta a las dudas de sus lectores. Porque, como afirman, "existe mucha desinformación o mala información sobre este tema y reducimos todo al sexo, pero el sexo solo es una parte de la sexualidad" ya que, añaden, "la sexualidad abarca aspectos psicológicos, físicos y sociales, y es importante conocernos bien a este respecto para conseguir autoafirmarnos como personas sexuadas y alcanzar el equilibrio emocional".
¿Por qué habéis decidido escribir este libro y a quién va dirigido?
El motivo principal era aportar una visión más completa de la sexualidad y su vinculación con el estado emocional. Existe mucha desinformación o mala información sobre este tema y reducimos todo al sexo, pero el sexo solo es una parte de la sexualidad. La sexualidad comprende el sexo, la identidad de género, la orientación sexual, el erotismo, el placer, la intimidad y la reproducción.
Abarca aspectos psicológicos, físicos y sociales; por tanto, es importante conocernos bien a este respecto para conseguir autoafirmarnos como personas sexuadas y alcanzar el equilibrio emocional.
Está dirigido a todo tipo de público, desde el que quiere descubrirse mejor sexualmente hablando, al que desea adquirir una salud sexual y emocional en su relación de pareja, hasta el que tiene un problema concreto en su sexualidad y busca respuestas que le ayuden a solucionarlo.
Explicáis que la sexualidad es una combinación de factores en la que las emociones desempeñan un papel indispensable. ¿No pueden resultar entonces plenamente satisfactorias las relaciones sexuales con desconocidos, en las que no hay amor, y en las que las emociones desempeñan un papel secundario?
Las emociones nunca desempeñan un papel secundario, forman parte de nuestro día a día; las necesitamos para sobrevivir y adaptarnos al medio. En toda conducta y pensamiento, hay una emoción asociada. Si te refieres a si se puede disfrutar del sexo sin que haya una implicación emocional que implique un vínculo afectivo entre ambos, la respuesta es sí, dependerá de la interpretación que tú hagas de la relación y lo que busques en ella: pasión, satisfacción, desahogo, disfrute, etcétera que, como puedes ver, todos son aspectos emocionales.
De sexualidad es importante hablar siempre, adaptándolo a la edad y madurez del niño y la niña, y haciéndolo con toda la naturalidad posible
La educación sexual parece seguir siendo un tema tabú para padres y profesores. ¿Cómo aconsejáis vosotras que se aborde esta cuestión, y a partir de qué edad?
La educación sexual es fundamental. Muchos padres y profesores abordan esta cuestión cuando el niño o la niña se aproxima a la adolescencia, por todos los cambios que acontecen en nuestro cuerpo y porque empiezan a darse las primeras relaciones sexuales. Generalmente a las chicas se les hace alguna mención cuando les baja por primera vez la menstruación, en cambio a los chicos a penas se les habla del tema y, básicamente, la cuestión es la misma para los dos, “cuidadito con quedarte embarazada” o “cuidadito con dejar embarazada a alguien”. Así que reducen la sexualidad a las relaciones sexuales y el embarazo. En el instituto se les suele dar alguna charla, pero quedan reducidas a lo mismo, a la prevención del embarazo no deseado y de las enfermedades de transmisión sexual. Está bien abordar estas cuestiones, por supuesto, pero es una pena que un concepto tan amplio como es la sexualidad, quede limitado al sexo.
De sexualidad es importante hablar siempre, adaptándolo a la edad y madurez del niño y la niña, y haciéndolo con toda la naturalidad posible. Hablar de sexualidad es hablar de su propia aceptación, de su cuerpo, de quererse, de respetarse y respetar a los demás, del amor, del afecto, del deseo… No se trata únicamente de saber colocar un preservativo en el momento preciso, que también, se trata de ampliar el concepto en todas sus vertientes para que su aceptación física, emocional y sexual, sea completa a cualquier edad.
Atractivo, seducción y enamoramiento
El principal órgano sexual es el cerebro, algo común en ambos sexos pero ¿cuáles son las diferencias más significativas con respecto a lo que resulta excitante para un hombre y para una mujer?
Si bien es cierto que cada persona es un mundo, e independientemente de su sexo puede tener unas preferencias u otras, de manera general sí se pueden encontrar diferencias en aquello que atrae más a los hombres y a las mujeres. A ellos les gustan más aquellas mujeres que muestran signos de fertilidad: cintura pequeña, caderas anchas, pechos grandes… mientras que ellas se fijan más en detalles como el vestuario, el trabajo o la estabilidad económica, por ejemplo.
Por muy buen físico que tengas, si no lo combinas con una actitud positiva acompañada de acción, la seducción no llegará a darse
Aunque es algo que ninguno de los dos sexos hace de manera consciente, estos atributos sí son tenidos más en cuenta tanto por ellos como por ellas. Se debe a la influencia de nuestro cerebro primitivo, ya que la repercusión que ha supuesto a lo largo de los años el tener descendencia ha sido considerablemente distinto para hombres y mujeres, por eso aún hoy existen esas diferencias en lo que puede atraer más a un sexo o a otro.
Decís que el atractivo físico no es determinante a la hora de seducir. ¿Cuáles son las principales características de las personas seductoras?
Efectivamente. Por muy buen físico que tengas, si no lo combinas con la actitud adecuada, es decir, una actitud positiva acompañada de acción, la seducción no llegará a darse. La clave no está en cómo seas físicamente, sino en cómo te sientes contigo mismo y cómo lo transmites a los demás.
Las principales características que encontramos en las personas seductoras son:
- Sentido del humor: nos referimos a un comentario ingenioso y gracioso que ayude a romper el hielo en un momento de nervios, una broma o un recuerdo divertido que nos conecte más con esa persona… En definitiva, saber sacarle una sonrisa favoreciendo que se vaya sintiendo más cómodo y relajado.
- Dotes comunicativas: la comunicación es la base de toda relación, por eso deberemos prestarle una atención especial, tanto a la verbal como a la no verbal. Ambos aspectos deben ser complementarios para que el mensaje que queremos transmitir llegue como deseamos. Jugar con la parte verbal y acompañarla de un gesto o una mirada de complicidad, mostrará interés por el otro y dará pie a cierto flirteo entre ambos.
- Escucha activa: siguiendo con lo anterior, además de ser un buen comunicador, has de ser un buen oyente. Estar atento, hacer preguntas, asentir con la cabeza…, hará que la otra persona se sienta atendida y escuchada.
- Confianza en uno mismo: es la pieza clave. Mostrar seguridad y confianza es algo que atrae mucho y que es verdaderamente atractivo para los demás. Potenciar esta parte resulta necesario.
- Atractivo físico: si bien como decíamos no es el principal, es innegable que un buen físico es un factor que ayuda. Si a esto le sumas la actitud, y no tanto el cómo nos vean los demás sino el cómo nos vemos a nosotros mismos y cuánto nos aceptamos, conseguiremos que el atractivo físico sea otro componente que juegue a nuestro favor en la seducción.
Dicen que ‘el amor es ciego’ refiriéndose a la fase de enamoramiento en una relación de pareja. ¿Por qué nos ocurre esto? ¿Favorece esta fase –a pesar de que como decís tiene fecha de caducidad– la consolidación de la relación?
En el enamoramiento se produce una liberación constante de hormonas como la oxitocina o la vasopresina, que hacen que el deseo sexual se muestre más ferviente que en ninguna otra etapa de la relación; es por ello que las relaciones sexuales son muy numerosas en este período. Nos encontramos en un momento de felicidad y euforia donde sentimos como si el mundo se hubiese parado y solo existiese un nosotros. Sentimos la necesidad de pasar todo el tiempo juntos sin importar nada más, ya que se produce una inhibición de la serotonina (estabilizadora del humor y la ira, entre otras cosas), a la vez que se inactivan ciertas regiones del cerebro, como la corteza central o el córtex anterior cingulado, implicadas en los procesos lógicos o de razonamiento, emisión de juicios, sometimiento del otro a valoración y empatía, de ahí que nos volvamos “ciegos” de amor.
En el enamoramiento se produce una liberación constante de hormonas como la oxitocina o la vasopresina, que hacen que el deseo sexual se muestre más ferviente que en ninguna otra etapa de la relación
La consolidación de la relación se verá favorecida a partir de la segunda fase y sucesivas (noviazgo o amor romántico, convivencia o amor comprometido, amor compañero, colaboración y nido vacío), puesto que en ellas ya sí que entra la parte racional, la autoafirmación como seres individuales, no solo como pareja, la resolución de conflictos, etcétera; aspectos necesarios para vivir el amor pleno o, como lo llamamos en el libro, el amor consumado, aquel que incluye intimidad, pasión y compromiso.
Factores que influyen en las relaciones sexuales y mitos
En vuestra opinión, ¿cuáles son los principales factores que influyen de forma negativa para impedir que las relaciones sexuales resulten satisfactorias?
Factores que influyan negativamente en las relaciones sexuales pueden haber varios, pero para nosotras hay tres factores fundamentales: la vergüenza, la culpa y el miedo.
- La vergüenza se refiere al temor de que alguien o uno mismo hagan el ridículo. Puede aparecer en diferentes situaciones cotidianas, pero en el sexo ese sentimiento se magnifica para muchas personas. El tener que mostrar su cuerpo, sus complejos o sus emociones más íntimas, hace que despierte su miedo a sentirse juzgados por los demás, aunque la mayoría de veces esos juicios provengan de uno mismo. Los pensamientos sobre nuestra persona o nuestros actos determinan nuestra manera de sentir y actuar y, si estos son negativos, será mucho más difícil que la vergüenza que nos generan nos permita disfrutar de nuestro ser y nuestra sexualidad.
- La culpa nos aferra a recuerdos sobre hechos pasados que no podemos cambiar y que nos impiden disfrutar del momento presente. Como son acontecimientos pasados que nos atormentan en el hoy, es importante echar la vista atrás para averiguar cuáles pueden ser. En el sexo hay muchas creencias erróneas, mitos, tabúes, falta de educación sexual, influencias religiosas, etcétera, que pueden hacer que nuestra actitud hacia éste sea negativa, lo que terminará por generarnos esta culpa interfiriendo en nuestro deseo y en nuestra manera de sentir. De hecho, culpa encontramos de dos tipos: residual, que es la que aparece en la infancia y se mantiene en la edad adulta; y la autoimpuesta, aquella que nos afligimos cuando nos saltamos alguna norma válida para la sociedad. Por tanto, es importantísimo que todos los mensajes y los actos que recibamos en torno al sexo y la sexualidad sean positivos desde la más tierna infancia, para conseguir tener un sentimiento positivo hacia éste que nos evite problemas futuros ocasionados por sentimientos de culpa inapropiados y contraproducentes.
- El miedo. Este es producido por una combinación de los dos conceptos anteriores. El miedo al qué dirán, a hacer el ridículo o a dejarnos llevar, por ejemplo, son aspectos que nos van limitando y volviendo más oscura nuestra relación con el sexo. El miedo en sí no es negativo; de hecho, es un mecanismo de defensa que nos permite actuar ante situaciones que suponen un peligro, sin embargo, cuando aparece en contextos como el de las relaciones sexuales, sentir ese miedo es totalmente desfavorable e irracional puesto que, lejos de ayudarnos, nos perjudica. Por tanto, el hecho de que uno, ambos, o los tres factores, estén presentes, limita de manera muy negativa el disfrute sexual y emocional que nos puede proporcionar el sexo.
A ellos les atraen más aquellas mujeres que muestran signos de fertilidad: cintura pequeña, caderas anchas, pechos grandes… mientras que ellas se fijan más en detalles como el vestuario, el trabajo o la estabilidad económica
Y con respecto a los mitos sexuales, ¿cuáles son los que todavía se encuentran más extendidos, a pesar de que ahora disponemos de mucha más información sobre el tema?
Precisamente cuando se trata de materia de sexualidad los mitos parecen multiplicarse, por lo que son muchos los que hoy en día giran todavía en torno a este tema. Algunos de los más extendidos son: “a mayor pene, mayor placer”, “solo hay orgasmo con penetración”, "las mujeres no han de tener iniciativa sexual”, “la masturbación no ha de practicarse si tienes pareja”, “la finalidad de las relaciones sexuales es el orgasmo”, o “el deseo sexual desaparece con la edad”, entre otros. Si bien muchos de ellos giran en torno a la penetración, el tamaño, y el orgasmo, otros tantos hacen hincapié en que los hombres son los que han de continuar llevando la iniciativa, que las mujeres son más emocionales y no piensan tanto en sexo, o que las personas mayores ya no tienen relaciones sexuales. Por tanto, como decíamos, en materia de sexualidad los mitos parecen no acabarse nunca a pesar de la información existente pero, dado que mucha de esa información es errónea y continúa habiendo carencia de educación sexual, hasta que no se aborden este tipo de materias, los mitos en la sexualidad seguirán estando muy presentes.
Cómo impedir que la rutina invada tu vida sexual
La rutina en la pareja afecta especialmente a su vida sexual. ¿Cuáles son vuestros consejos para prevenirla, y para combatirla cuando ya se ha instalado en el día a día?
La línea que separa estabilidad y rutina es muy fina, por lo que saber mantener este equilibrio, sin caer en la segunda, es un reto continuo al que se enfrentan todas las parejas. A nivel sexual, pasamos de desear el encuentro a pensarlo como una obligación; ese “hoy toca”. Por tanto, antes de llegar a este punto es necesario ir incluyendo variaciones y nuevos elementos que permitan que esa chispa e interés por el otro no se pierdan. Para ello, resulta también imprescindible la comunicación.
Explicar al otro cómo nos sentimos, qué nos pasa, qué alicientes echamos en falta o queremos incluir en la vida de pareja para no sentir que nos ahogamos en la monotonía del día a día. Practicar la comunicación y la escucha activa para expresar nuestros deseos y necesidades, así como para entender y atender los del otro, es absolutamente necesario para no dejar la puerta abierta a la rutina.
Por otro lado, si ésta ya se ha hecho notar, se puede combatir de diferentes maneras; de hecho, en el sexo hay multitud de elementos y opciones con los que contrarrestarla. Algunos de los que encontramos más accesibles y útiles son la literatura erótica, el sexo karezza o los juguetes sexuales, entre muchos otros. La literatura erótica es una opción que relaja, activa la imaginación, calma la mente y, si le añades el componente erótico, despierta el deseo y nos hace recrear fantasías de lo más sugerentes. El sexo karezza es una forma de relación sexual en la que el orgasmo queda excluido y su finalidad está en disfrutar del contacto íntimo con otra persona. Con esta práctica, más que abogar por la intimidad sexual, se apuesta por la intimidad emocional, permitiendo que la pareja conecte a un nivel más profundo y espiritual, sin darle tanto a valor a la parte más física. De juguetes sexuales podemos encontrar una gran variedad en el mercado, desde lubricantes hasta huevos vibradores; las opciones son tantas que depende de lo que cada persona esté dispuesta a experimentar y descubrir.
Hay tres factores cuya presencia limita de manera muy negativa el disfrute sexual y emocional que nos puede proporcionar el sexo: la vergüenza, la culpa, y el miedo
Al final del libro abordáis el tema de las dificultades que tienen algunas parejas para lograr el embarazo, y cómo puede afectarles esto no solo a nivel emocional, sino también a la hora de mantener relaciones sexuales. ¿Cómo deben actuar para que practicar sexo no se automatice y se convierta solo en una búsqueda obsesiva de la concepción?
Principalmente se debe salir de lo que se conoce con el nombre de Zona de Confort. No hay que cerrarse al cambio. Confort no significa confortable, sino aquello que ya conozco. Si nos vemos atrapados en un círculo vicioso del que no sabemos salir, debemos tratar de romper con eso enfrentando el miedo y estando dispuestos a ir hacia nuevas zonas de aprendizaje donde encontraremos nuevas experiencias e ilusiones que llenarán de paz nuestras vidas.
La línea que separa estabilidad y rutina es muy fina, y a nivel sexual pasamos de desear el encuentro a pensarlo como una obligación. Antes de llegar a este punto es necesario ir incluyendo variaciones que permitan que esa chispa no se pierdan
Otros aspectos a trabajar ante este tipo de malestar emocional y sexual son:
- La expresión de los sentimientos: para que la mente y el cuerpo se sientan en equilibrio es necesario dejar fluir lo que pensamos, sentimos y hacemos, y que todo ello esté en consonancia. No expresar lo que nos pasa hace que el problema se acreciente. Las emociones necesitan liberarse, airearse, ventilarse, aceptarlas como parte de nuestro proceso de desarrollo. Esta será la mejor manera de aceptarlas y trascenderlas, si así lo necesitamos.
- Trabajar la autoestima. En este tipo de procesos las inseguridades se apoderan de nosotros, por lo que es muy importante trabajar el concepto de uno mismo, la forma que tenemos de valorarnos, de querernos y de relacionarnos con los demás. Si queremos que la sensación de seguridad vuelva a nuestras vidas debemos empezar por nosotros mismos.
- Establecer límites. Debemos aprender a formular objetivos concretos, poco generales. La mente necesita sentir que hay un camino a andar, así que vamos a facilitárselo. Si nos decimos: “quiero dejar de sentirme mal”. ¿Qué es no sentirse mal? Es muy general, vamos a ponérselo más fácil: “quiero ir a pasear cada mañana porque eso me hace sentir mejor”. Es mucho más específico. Pues de eso se trata, hay que delimitar los pasos a dar de una forma concreta y la mente se volverá mucho más resolutiva.
- Tomar decisiones. La mente no soporta la incertidumbre. Si no encuentra una respuesta, idea, fantasea, crea… y, por lo general, somos tan masocas que lo hacemos en negativo. Por tanto, es importante establecer pequeñas metas alcanzables en un corto-medio espacio de tiempo, abordarlas una a una, y veremos cómo cuando las vayamos consiguiendo nos vamos a ir sintiendo mucho mejor.
- Identificar nuestros saboteadores. Sentirnos mal es algo adaptativo, no lo rechacemos. Asumamos que necesitamos soltar esas sensaciones adversas como medio hacia la curación. Muchas veces dibujar, simbólicamente, a nuestro saboteador, y colgarlo en un sitio visible, nos ayuda a verlo desde otra perspectiva y enfrentarlo de una manera más fácil.
- Tener una actitud proactiva. Se trata de tener una actitud positiva acompañada de acción. Son momentos difíciles, se entiende que es un paso complicado pero, aun así, la actitud que escojamos determinará enormemente nuestro estado de ánimo. Así que, por muy duro que sea el camino, siempre podemos escoger la manera de andarlo.