Cristina Callao
28 de mayo de 2021
Conocernos a nosotras mismas y a nuestro cuerpo, y dejar de entender el sexo desde el porno mainstream y las películas románticas son algunas de las recomendaciones que Cristina Callao, psicóloga y sexóloga especializada en crecimiento erótico, nos da para disfrutar al máximo de nuestra sexualidad. Así lo cuenta en Encantada de conocerme (El camino al placer a través del autocoñocimiento), de la Editorial Zenith, un libro ilustrado por Carolina de Prada en el que esta experta en Sexología Clínica, Educación Sexual y Terapia de Pareja nos invita a explorar nuestros genitales, a hacernos preguntas en torno a la sexualidad y, por supuesto, a quitarnos de encima multitud de mitos y falsas creencias que siguen tan arraigadas en torno al sexo. Cuenta su autora que el libro está dirigido principalmente a mujeres adultas, pero por su formato y no por su edad. “También puede leerse en la adolescencia, siempre y cuando haya un acompañamiento en su lectura, para poder clarificar cuestiones que no se acaben de comprender”, dice Callao. Porque la educación afectivo-sexual debe comenzar en la infancia, y siempre impartida por profesionales de la sexología para poder garantizar la transmisión de mensajes rigurosos, libres de sesgos y alarmismo innecesario. Sobre todo ello hablamos con Cristina Callao.
¿A quién dirías que está dirigido ‘Encantada de conocerme’? ¿Hay alguna franja de edad para la que sea especialmente recomendable?
El libro va dirigido especialmente a mujeres adultas, pero es un libro que puede ser leído por cualquier persona sin importar su género, identidad o expresión. También puede leerse en la adolescencia, siempre y cuando haya un acompañamiento en su lectura, para poder clarificar cuestiones que no se acaben de comprender.
Al inicio del libro haces una dedicatoria: “A ti, que te mereces lo mejor, te dedico este libro y te recuerdo que, primero, te enamores de ti y después de quién tú quieras”. ¿Por qué es tan importante ese autoconocimiento?
El autoconocimiento es el primer cimiento para construir la pirámide de nuestra autoestima. Si no sabemos quién somos, cómo somos, qué nos gusta o qué nos disgusta, muy difícilmente podremos vivir alineadas con nuestras propias necesidades, con el placer, con las relaciones afectivas.
Si hiciésemos una buena educación afectivo-sexual desde la infancia, no sería necesario que en la adolescencia se diesen talleres desde la única perspectiva de la prevención
El autoconocimiento es empoderador, es revolucionario y resulta una vía maravillosa para conciliarnos con nosotras mismas.
Educación sexual desde la infancia
Hablas de los talleres de información sexual que se imparten en los centros educativos en Secundaria y dices que se llega tarde y mal. ¿Cuándo se debería empezar a tratar la sexualidad?
Desde la infancia, puesto que sexualidad es lo que somos y sexo lo que hacemos. Somos seres sexuados incluso antes de nacer. Habar de sexualidad no es hablar exclusivamente de genitalidad o prácticas sexuales, eso es solo una parte muy ínfima de la educación afectivo-sexual.
Hablar de sexualidad no es hablar exclusivamente de genitalidad o prácticas sexuales, eso es solo una parte muy ínfima de la educación afectivo-sexual
Podemos enseñar a los más pequeños a distinguir emociones para crear personas con una buena gestión emocional. Practicar la asertividad para aprender a poner límites, a ponerse como prioridad y empatizar con los demás. A nombrar las partes del cuerpo por su nombre y no inventaros mil maneras de, por ejemplo, mencionar a los genitales para encubrir su nombre real. Como fan de la semántica tengo que decir que las palabras designan realidades y si nos inventamos motes lo único que hacemos es esconder la realidad.
La forma de abordar la sexualidad, siempre desde el miedo, la enfermedad y la prevención también crees que debe mejorar. ¿Por qué dirías que es importante otro enfoque más relacionado con el placer que con el miedo?
Porque la sexualidad per se forma parte de la identidad de las personas. Si lo abordamos desde el miedo o la culpa, muy difícilmente podremos poner en valor que las diferencias nos hacen personas únicas y que es algo que deberíamos normalizar.
Si hiciésemos una buena educación afectivo-sexual desde la infancia, no sería necesario que en la adolescencia se diesen talleres desde la única perspectiva de la prevención –sin abordar el placer–, porque las personas entenderían que quererse y respetarse a uno mismo y a las otras personas es una parte implícita de todo el proceso de aprendizaje que llevan a sus espaldas.
¿De dónde sacan los adolescentes la información que tienen en torno a la sexualidad?
Actualmente, del porno, de las redes sociales, de las experiencias de sus amistades o las suyas propias. Por eso considero fundamental que las personas formadas en sexología hagan difusión en sus redes sobre las sexualidades y sus diversidades. Para que los y las adolescentes tengan referentes que no les cuenten cuentos y que no perpetúen creencias sesgadas, heteropatriarcales, falocentristas y machistas.
Considero fundamental que las personas formadas en sexología hagan difusión en sus redes sobre las sexualidades y sus diversidades
Para que puedan vivir –y dejen vivir– la sexualidad de forma libre y placentera.
¿Cómo afrontamos este asunto en las familias? ¿Nos sigue costando hablar de sexo con nuestros hijos e hijas con naturalidad?
Sigue costando hablar de sexualidad con nuestros hijos e hijas porque lo seguimos haciendo solo cuando creemos que ese adolescente puede practicar sexo en breve. Y lo hacemos desde la prevención del riesgo “protégete”, “no te vayas con cualquiera”, “usa condón”, “no vengas embarazada o no la dejes embarazada”…, etcétera. Y discúlpenme pero esto no es hacer educación sexual, esto es espetar frases de alarma y esperar que nuestro hijo o hija nos cuente qué, como, cuándo y dónde.
Sigue costando hablar de sexualidad con nuestros hijos e hijas porque lo seguimos haciendo solo cuando creemos que ese adolescente puede practicar sexo en breve
Pero para fomentar el diálogo, primero tenemos que crear puentes hacia él. Educar significa transmitir valores, hablar desde el respeto, fomentar el feedback, escuchar activamente y estar ahí para resolver dudas.
Genitales femeninos y punto G
Dedicas un capítulo a la observación y el conocimiento de los genitales. Insistes en que debemos llamarlos por su nombre, ¿por qué es importante dejar de usar otros nombres?
Como comentaba antes, las palabras designan realidades. Por poner un ejemplo, muchas personas hablan de la vagina cuando, en realidad, están hablando de la vulva. La vagina es solo una parte de nuestra vulva, sería el orificio por donde sale la menstruación, donde me pongo una copa menstrual o un tampón, por ejemplo.
En cambio, la vulva es todo el conjunto de estructuras visibles que forman los genitales femeninos: monte de venus, clítoris, labios externos e internos, orificio uretral, orificio vaginal y ano.
Me parece muy interesante que expliques lo que es el himen. Dejas claro que “no cumple ninguna función concreta en la mujer adulta” y que el concepto de virginidad femenina no es más que una forma de control de nuestros cuerpos. ¿Puede romperse el himen de forma fácil? Pienso en los primeros acercamientos infantiles a la masturbación.
No existe como tal la masturbación infantil; masturbarse implica una intencionalidad concreta. Cuando los niños y las niñas se tocan o rozan sus genitales lo hacen porque les proporciona placer; lo que buscamos toda persona en la vida es bienestar, y en este caso no se puede hablar de masturbación porque no hay una intencionalidad sexual, sino una búsqueda de placer y bienestar.
No existe como tal la masturbación infantil; masturbarse implica una intencionalidad concreta, y cuando los niños y niñas se tocan o rozan sus genitales lo hacen porque les proporciona placer
El himen es una membrana elástica que puede modificarse o romperse con relativa facilidad, por ejemplo, montando en bici o a caballo. Pero cada himen, como cada vulva, es distinto. Hay mujeres que nacen sin él y muchas mujeres adultas, o personas con vulva, que siguen teniendo restos de himen sin que eso les implique absolutamente nada.
En cuanto al conocido como punto G, ¿existe en todas las mujeres?
La sexualidad femenina está menos estudiada que la masculina y afirmar categóricamente de la existencia de la Zona G en todas las mujeres sería una pretensión por mi parte. Siempre digo que si hay una zona de tu cuerpo que te produce placer pues adelante con ello, pero de poco nos sirve frustrarnos si no encontramos o si no sentimos lo que se supone que deberíamos encontrar y sentir. Así que fluyamos, conozcámonos, aventurémonos en reconocer todos nuestros recovecos.
Orgasmo: el autoconocimiento y la edad son clave
Dices que cuando la excitación llega al punto culminante se desencadena el orgasmo. ¿Es más fácil llegar para un hombre que para una mujer, o es un mito más?
Probablemente sea más sencillo para los hombres pero por una cuestión cultural. Los hombres han hablado abiertamente de su propia sexualidad, en cambio las mujeres hemos sufrido tabú, miedo, culpa, cánones estéticos, restricciones, y se han asociado una lindeza –nótese la ironía– de nombres y adjetivos a las mujeres que disfrutan de su propia sexualidad de forma placentera.
Recordemos que el órgano sexual más importante es el que tenemos entre las orejas, y no entre las piernas
Entonces, delante de esta premisa, muy probablemente la mujer experimente sus relaciones sexuales desde el “no permiso”, cuestión inconsciente que hace que resulte más difícil –incluso a veces imposible– llegar al orgasmo. Recordemos que el órgano sexual más importante es el que tenemos entre las orejas, y no entre las piernas.
¿De qué depende tener un buen orgasmo?
De multitud de cuestiones: autoconocimiento de nuestro propio cuerpo, de nuestro placer, de ser responsables del mismo, de poder pedir qué quiero –en caso de compartir interacción–, de sentirnos a gusto en nuestro cuerpo, de poder expresarnos como deseamos, de sentirse libre, de no tener preocupaciones o poder tener la capacidad de que no trasciendan en el momento cama, de dejarse fluir y de darse permiso, entre otras cosas.
¿Influye la edad en los orgasmos?
Influye a mejor, hay muchos estudios que comparten el hecho de que cuando más mayor es una mujer, más disfruta de sus encuentros sexuales, ya sea en solitario o en pareja, fruto de sentirse más cómodas, con menos miedos, más confiadas y menos acomplejadas de sus cuerpos y, por ende, más empoderadas.
Muchos estudios comparten el hecho de que cuando más mayor es una mujer, más disfruta de sus encuentros sexuales, ya sea en solitario o en pareja
Por último, mencionas que hay personas que nunca han tenido un orgasmo, ¿cuál es el motivo más habitual? ¿Tiene solución?
Sí, tiene solución y se trabaja en consulta de sexología y fisioterapia de suelo pélvico; el trabajo combinado es el que mejor funciona. Los principales motivos suelen ser: poca o nula educación sexual y de su propio cuerpo y placer –inadecuada forma de estimulación–, vivencia de la sexualidad desde una perspectiva negativa, ansiedad, autoexigencia y, en los peores casos, haber vivido alguna situación traumática como un abuso sexual o violación.