Esther de la Rosa y Marga Castaño

Periodista, e ilustradora, y autoras de la novela ilustrada 'Hardcore Maternity'
Hardcore Maternity nos ofrece una visión diferente, divertida e irónica de la maternidad a través de unas madres 'imperfectas', que intentan compaginar el cuidado de sus hijos con sus vidas sin renunciar a su condición de mujeres.
Esther de la Rosa y Marga Castaño

A la izquierda, la ilustradora Marga Castaño, a la derecha, la periodista Esther de la Rosa, autoras del cómic 'Hardcore Maternity'.

“Hay muchas formas de ser madre, y hay que aligerar un poco el discurso de la maternidad, tomarlo con más calma, porque somos madres, sí, pero también somos mujeres, profesionales, amigas, locas…”

16 de noviembre de 2017

Nueva York sirve de escenario a la periodista Esther de la Rosa y a la ilustradora y publicista Marga Castaño para situar a las protagonistas de 'Hardcore Maternity', una novela gráfica en la que se suceden las historias de un grupo de mujeres de entre 30 y 40 años que no quieren renunciar a disfrutar de la vida y que exponen sin tapujos, y con una honestidad brutal, cómo viven y cómo ven la maternidad. La culpa, las dudas, los miedos, las renuncias…, se visten con un traje de ironía y un matiz de picardía. El punto de partida del libro fue un proyecto online que comenzaron en junio de 2016 con Marga dando vida a las ilustraciones desde su estudio en Madrid, y Esther poniéndoles voz desde Nueva York. Ahora, el proyecto ha dado el salto al papel de la mano de la editorial Lumen. En él, se ofrecen nuevos episodios inéditos y una selección de algunos de los mejores publicados en su versión digital. Hablamos con las autoras del lado más hardcore de la maternidad.

PUBLICIDAD


Hardcore maternity

Hardcore maternity comenzó con un formato online y ahora ha dado el salto al papel. ¿Cuándo y cómo comenzáis a darle forma a este proyecto?

Marga. Aunque realmente esto es algo que ya llevábamos gestando mucho tiempo, porque hablamos y reflexionamos sobre ello entre nosotras y con nuestras amigas, todo comenzó a materializarse hace más de un año a raíz de una visita que le hice a Esther en Nueva York. Ella se acababa de separar y me contaba lo complicado que le estaba resultando todo; una ciudad como Nueva York no te facilita las cosas. Y tenía tantas historias que las dos pensamos, ¿por qué no le damos salida a esto? Y nos pusimos manos a la obra: Esther comenzó a trabajar en los guiones, y yo en una línea gráfica que nos permitiera tener cierta agilidad a la hora de generar estas tiras cada semana, todos los jueves. Y fue así como lanzamos la primera, en junio de 2016.

Trabajáis a cuatro manos y de punta a punta del planeta. Las ilustraciones cobran vida de la mano de Marga desde Madrid, y los textos de la mano de Esther desde Nueva York. ¿Os ha resultado complicado poneros de acuerdo para trabajar?

PUBLICIDAD

Marga. La verdad es que no ha sido nada complicado. Las dos trabajábamos en una agencia de publicidad, éramos pareja creativa, y estábamos muy acostumbradas a trabajar codo con codo. Además, siempre hemos tenido muchísima conexión entre nosotras: tenemos un sentido del humor muy similar, una manera de pensar también muy parecida…, así que todo lo que dice una, a la otra le suele parecer bien; salvo pocas excepciones. Lo único que teníamos más complicado era la distancia, pero hoy en día con Internet esto no es un problema; hemos estado utilizando plataformas de intercambio de archivos, y así íbamos trabajando sobre las historias y tomando decisiones. El proceso no ha sido nada complicado y nos lo hemos pasado muy bien, la verdad.

PUBLICIDAD

Ambas sois madres. ¿Qué supuso para vosotras la maternidad? ¿Fue tan diferente la experiencia a cómo lo habíais imaginado?

Esther. Bueno, creo que como sociedad se espera de nosotras que en algún momento seamos madres. Y nos educan para ello. Está naturalizado que tenemos que ser madres. Sin embargo, hoy en día, que somos mujeres, que somos profesionales, que somos amigas, que somos compañeras…, cuando de repente tenemos un hijo y tenemos que compatibilizar toda nuestra vida, y no sólo la profesional, sino también la personal, te pegas un susto. Se supone que la sociedad ha evolucionado, pero en realidad no tanto las políticas, las mentalidades… Por eso decimos que la maternidad es hardcore, porque primero debes aceptar como algo natural que tienes que ser madre, pero después no te ofrecen los recursos para ello; y entonces te das cuenta de que no es tan fácil.

La sociedad espera de nosotras que en algún momento seamos madres, pero después no ofrece los recursos para ello

El sentimiento de culpa de las madres

¿Se vive más en solitario que nunca la maternidad?

Esther. Sí, yo creo que sí. En mi caso, además, que me trasladé a Nueva York al separarme, que es una ciudad muy cara, y en la que no tienes tantos servicios de apoyo, pues sí, es muy duro. Lo bueno es que esto me ha servido para tejerme una red de amigas increíbles, que nos apoyamos las unas a las otras. Me da rabia porque tengo la sensación de que seguimos siendo las mujeres las que continuamos cargando con el peso de los hijos: yo necesito un cable y, en vez de pedírselo a mi expareja, muchas veces se lo acabo pidiendo a una amiga, pasando el testigo de mujer a mujer porque no nos queda más remedio.

Hardcore Maternity

Ilustración de uno de los episodios "La maternidad es hardcore"

La culpa y la maternidad parece que van de la mano. ¿Esto tiene arreglo?

Marga. No sé. Creo que habrá que cambiar mentalidades para que esto tenga arreglo. Desde que nace el niño o la niña estás echándote la culpa por dejar de hacer cosas “que tocan”, pero que a lo mejor a ti no te cuadran, o no te apetecen. Y ya no es sólo la culpa que tienes sobre ti misma, sino también el quebradero de cabeza que te supone pensar qué dirán los demás también sobre que hagas las cosas de una u otra manera.

La culpa es un mecanismo interno, pero que nos han inyectado desde fuera

Esther. La culpa es un mecanismo interno, pero que nos han inyectado desde fuera. No es que las mujeres nos sintamos culpables porque nazcamos con ello en el cerebro, sino que es algo que la cultura se ha encargado de meternos en la cabeza.

PUBLICIDAD

Actualmente, ¿pensáis que las mujeres podemos decidir sobre nuestras maternidades, o no tenemos tanta capacidad de decisión como creemos?

Esther. Creo que nuestras decisiones están muy influenciadas. Y no ya la decisión de querer o no tener un hijo, sino en poder tener o no tener un hijo dadas las circunstancias de cada cual. A mí, por ejemplo, me tuvo que convencer mi expareja porque me aterraba la idea por lo que veía, el coste que suponía tener un hijo hoy en día. Si la sociedad estuviera configurada de otra manera y todos fuéramos responsables, no te daría miedo tener un hijo.

Ideas preconcebidas sobre la maternidad

He leído en una entrevista que decís que hay una “idea preconcebida de que una madre debe renunciar a su yo”. ¿Por qué es incompatible ser madre y mantener la identidad?

PUBLICIDAD

Marga. No debería serlo, porque si no se reduce nuestra parcela demasiado; no debería ser incompatible ser mujer y madre. Parece que eres madre ante todo, pero yo creo que no, que ante todo eres mujer, y te gusta hacer cosas, te apetece vivir, salir de tu círculo… Y luego, evidentemente, también está tu hijo, pero tener un hijo no debería ser incompatible con seguir siendo tú misma.

Parece que eres madre ante todo, pero yo creo que no, que ante todo eres mujer… tener un hijo no debería ser incompatible con seguir siendo tú misma

Pero, en realidad, todas las mujeres renuncian; unas renuncian a su vida, a su yo, pero otras a poder cuidar a sus hijos cuando se les está obligando a derivar esos cuidados porque no hay un sistema que les sostenga…

PUBLICIDAD

Marga. Sí, yo creo que al final o renuncias a una cosa o renuncias a otra. O renuncias a retomar tu vida laboral al 100 por 100, y te buscas cómo ajustar una reducción de jornada, o renuncias a ver a tus hijos durante más tiempo, pero siempre hay detrás una renuncia, porque la vida está muy mal estructurada para facilitar precisamente que no te veas obligada a renunciar a algo.

Hardcore Maternity

Ilustración del episodio "Cuarenta (y tantos)" 

No hay un relato único sobre la manera de vivir la maternidad. ¿Tenemos en general empatía hacia otras formas de vivir este proceso vital?

Esther. Creo que en cuanto hay discursos que cuestionan la maternidad, o el rol de las mujeres como cuidadoras, se produce un ataque de gran virulencia hacia ellos. Es como si el mundo se fuera a venir abajo porque una mujer dijera: “oye, pues me arrepiento de ser madre”, en vez de pensar, "bueno, se arrepiente, pero probablemente esta mujer le haga el desayuno a sus hijos cada día, les quiera más que a nada en el mundo, sea súper responsable, y les cuide como la que más, pero cuando esté sola en su casa se pregunte ¿Dónde me he metido?". En general no se da la bienvenida a otras formas de vivir la maternidad. Realmente lo importante es ser responsable, y luego ya cada uno ama como quiere o como siente. Yo siempre me pregunto por qué a los hombres se les pide sólo responsabilidad, y a nosotras un sacrificio.

En general no se da la bienvenida a otras formas de vivir la maternidad

Los cuidados de los hijos son cosa de dos

¿Es realmente útil la creación de leyes y políticas dirigidas a que los cuidados recaigan en ambos progenitores por igual sin que haya antes un cambio social real? ¿Qué va primero en vuestra opinión el cambio social, o las políticas y las leyes?

Esther . Creo que las leyes son muy educativas. De repente se prohíbe fumar y la gente comienza a fumar menos. Por eso, si se comienzan a elaborar políticas que promuevan los cuidados por parte de ambos sexos, como se promueven leyes contra la violencia de género, se podrá caminar hacia un cambio que involucre a hombres y a mujeres en el cuidado de los hijos.

Siempre me pregunto por qué a los hombres se les pide sólo responsabilidad, y a nosotras un sacrificio

Si se elaboran políticas que promuevan los cuidados de los hijos por parte de ambos sexos se podrá caminar hacia un cambio que involucre a hombres y a mujeres

En una de las viñetas mostráis al 'superpadre', ese que cuando se implica en el cuidado de los hijos es considerado un padrazo. A las mujeres parece normal exigirnos que cuidemos, produzcamos, y nos quejemos cuanto menos mejor, sin ese reconocimiento extra. ¿Tanto cuesta normalizar la entrada masculina en la esfera de los cuidados?

Esther. Creo que no nos cuesta, estamos encantadas, lo que ocurre es que no lo normalizamos: ellos hacen cualquier cosa y ya nos pensamos que son héroes, y solo nos falta darles una medalla. Y esto no significa que estemos en contra de que los padres se involucren.

Marga. La cuestión es que nosotras llevamos haciéndolo muchísimos años y, si no lo hacías, estaba mal, mientras que si los hombres lo hacen, un poco más y les lanzamos fuegos artificiales. El secreto creo que está en encontrar el equilibrio.

Por último, ¿qué mensaje os gustaría transmitir con Hardcore maternity?

Esther. Que hay muchas formas de ser madre y que hay que aligerar un poco el discurso de la maternidad. Que nos lo tomemos con más calma; que sí, que somos madres, pero también somos mujeres, somos profesionales, somos amigas, somos locas, somos rebeldes, a veces somos perfectas, a veces imperfectas…

Marga. Somos humanas, como todos, y es imposible que siempre todo sea perfecto y maravilloso.

PUBLICIDAD

PUBLICIDAD