Heidi Beroud-Poyet y Laura Beltran
14 de noviembre de 2018
La sexualidad femenina se ha enfrentado a muchos obstáculos a lo largo de la historia que han impedido a las mujeres vivirla con libertad. Obstáculos que también han alimentado los tabúes que giran en torno a la misma. El deseo, el placer, la masturbación o las diversas formas de vivir la sexualidad se ocultan como si no existieran. Precisamente, para sacar del armario todas estas cuestiones, se acaba de publicar Las mujeres y su sexo (Plataforma Actual, 2018), un libro en el que se pone nombre a las adversidades que impiden a las féminas disfrutar la sexualidad y normaliza las diferentes etapas que puede pasar una mujer a lo largo de su vida.
Sus autoras, Heidi Beroud-Poyet y Laura Beltran, son psicólogas clínicas y sexólogas, y ambas tienen sendas consultas privadas en Francia por las cuales han pasado multitud de historias, tan dispares como sus propias protagonistas. Entre los mensajes contra los que ha tenido que luchar la mayoría de ellas, aquellos que anidan en el binomio de la presión de ser deseadas y tener deseo en todo momento, y a su vez la sanción social hacia las necesidades y parejas sexuales cuando éstas superan lo esperable para la condición femenina. También ponen nombre y sentimientos a dificultades o patologías que son silenciadas como es el caso del vaginismo, la vestibulodinia o la hipertonía del suelo pélvico, entre otros. Esta obra es un espacio para la comprensión, el acompañamiento y la desdramatización para que todas las mujeres encuentren su propia forma de disfrutar de su sexualidad. Sin presiones, lugares comunes ni culpabilidad y aprendiendo si es necesario porque, como afirman sus autoras, “la sexualidad es un aprendizaje que requiere un tiempo para interesarse, explorar y descubrir lo que a cada una le gusta”.
¿A quién va dirigido vuestro libro? Supongo que a mujeres que desean una sexualidad plena y consciente, pero ¿creéis que sus parejas también deberían leerlo?
Nuestro libro es para todas las mujeres, de cualquier edad, que tengan ganas de interesarse por la sexualidad. También está destinado a las mujeres que no se sienten satisfechas con su vida sexual y que se sienten solas o fuera de la norma. Este libro va a desdramatizar los problemas y va a darles soluciones. Y no sólo es interesante para las mujeres, este libro también es interesante para los hombres que quieran comprender a las mujeres. ¡Van a aprender muchas cosas leyéndonos!
¿Aún nos cuesta hablar de “las mujeres y su sexo”?
Sí, aún nos cuesta hablar “de verdad” sobre sexo. Se habla mucho para hacer bromas, para fardar, hay mucha presión sobre todo lo que hay que saber hacer, pero aún sigue siendo difícil hablar de los problemas, de lo que no funciona, de la dificultad. Es difícil hablar pero, además, para muchas mujeres lo difícil es no conocer y no haber descubierto su cuerpo, su sexo.
Poner solución a los problemas sexuales
¿Qué necesitamos para disfrutar de la sexualidad?
La sexualidad implica aspectos relacionales y individuales. Desde un punto de vista relacional, es importante sentirse respetada en la relación y sentirse en confianza. Y desde un punto de vista más individual, la sexualidad es un aprendizaje que requiere tomarse un tiempo para interesarse, para explorar su sexo y para descubrir lo que a cada una le gusta. Sólo así, con tiempo, se puede disfrutar de la sexualidad.
¿Qué nos impide disfrutar de la sexualidad con libertad?
Principalmente los bloqueos psicológicos, el miedo y la inmadurez sexual, problemas debidos a la educación (mensajes negativos sobre la sexualidad y sobre el cuerpo) y a experiencias traumáticas (las violencias sexuales son desgraciadamente demasiado frecuentes).
Los trastornos sexuales más habituales en mujeres son la falta de deseo, la dificultad para tener un orgasmo y las relaciones sexuales dolorosas
También los problemas de pareja influyen, porque cuando hay conflictos, tensiones, es difícil pasárselo pipa en la cama. Otras veces hay problemas de orden fisiológico, como causas ginecológicas del tipo micosis o infecciones, o causas musculares como puede ser un perineo hipertónico. Son problemas que hay que tratar con un especialista.
¿Cuáles diríais que son los trastornos sexuales femeninos más habituales en la actualidad?
Los trastornos sexuales más habituales son la falta de deseo, la dificultad para tener un orgasmo y las relaciones sexuales dolorosas. En Francia, la última sobre la sexualidad, dice que 7,3% de las mujeres dice tener dificultad para tener un orgasmo a menudo, y el 28,9% a veces. La ausencia de deseo es manifestada por el 6,8% a menudo y el 29% a veces. Y, por último, las relaciones sexuales dolorosas aparecen a menudo en el 2% de las mujeres y en el 14% a veces.
¿Cuándo es aconsejable acudir a un especialista? ¿Hay algún signo que sea clave para lanzarnos en busca de ayuda de un psicólogo o sexólogo?
Cuando una mujer siente que no consigue encontrar soluciones ella misma, que sufre y que se siente perdida a causa de un problema sexual, no debe dudar en acudir a un especialista. De no hacerlo, aumenta el riesgo de sufrir ansiedad y que aparezca el miedo a las relaciones sexuales. Los problemas que duran mucho tiempo se enquistan y crean consecuencias en la pareja y en la autoestima. Hay veces que una sola consulta es suficiente.
La infancia es un momento clave de descubrimiento sexual
En el libro habláis de la infancia como un momento clave para conocer el propio sexo y hacéis énfasis en la importancia de nombrar el sexo femenino y no hacer como si ahí abajo no tengamos “nada”. ¿Creéis que es importante nombrar los órganos sexuales por su nombre? Lo pregunto porque algunos expertos mencionan lo importante que es llamar al pene y a la vagina o la vulva por su nombre.
Lo que cuenta es nombrarlo. Eso permite saber que se “tiene” algo, que no es que allí abajo no tengamos “nada”. Si no lo nombramos puede parecer que no hay nada que ver, entonces no miramos. Es cierto que es importante llamar las cosas por su nombre y lo ideal sería hablar de pene y de vulva con los niños. Sin embargo, hay adultos que no se atreven, que les cuesta, y nosotras pensamos que si prefieren decir “pito” y “chichi” pues siempre será mejor que no decir nada.
Cuando una mujer siente que sufre y que se siente perdida a causa de un problema sexual, no debe dudar en acudir a un especialista
La apropiación de su sexo comienza en la infancia. Esta apropiación y el descubrimiento de la diferencia entre los sexos van a participar en la construcción psicológica del niño o la niña. Es importante dar un mensaje positivo del cuerpo, ya que las mujeres tienen a menudo una imagen negativa de su cuerpo y de su sexo.
En cuanto a la masturbación infantil insistís en que las reacciones del entorno van a ser determinantes. La idea es que no sientan culpabilidad ni prohibición, pero ¿cómo gestionarlo si se recurre a ella en espacios no adecuados?
La masturbación infantil no tiene nada de sucio ni de vergonzoso pero esto es lo que se hace creer muchas veces a las niñas. La mirada adulta puede connotar el comportamiento infantil y culpabilizarlo. Aún hay padres que hasta lo prohíben.
Es importante explicar a los niños que tienen derecho a tocar su sexo cuando están solos y tranquilos
Es importante explicar a los niños que tienen derecho a tocar su sexo cuando están solos y tranquilos, pero que no se hace en presencia de otras personas porque es algo íntimo. El aprendizaje de la intimidad se empieza poco a poco en la infancia.
En la adolescencia las chicas llegan habiéndose masturbado menos que los chicos y con un menor conocimiento de su cuerpo. ¿Tenéis la sensación de que esto ha cambiado a lo largo de las últimas décadas?
Hoy en día el mensaje sobre la masturbación es mucho menos culpabilizador y negativo (¡por suerte!). No podemos olvidar que en muchas generaciones se obligaba a los niños a dormir con las manos encima de la manta para que no pudiesen tocarse el sexo por la noche.
Esos tiempos han cambiado, aunque es cierto que aún queda mucho por hacer porque se ha autorizado mucho más la masturbación a los chicos. Para las chicas la masturbación sigue siendo algo un poco tabú, no se habla mucho y sigue siendo algo un poco secreto, aunque no esté prohibido.
Conocernos para poder vivir la sexualidad plenamente
“La sexualidad nos ayuda a vivir: es una necesidad psicológica, no fisiológica”. Lo contáis cuando habláis de la pareja, pero ¿hemos hecho del sexo una necesidad casi vital en todas las etapas de la vida?
Sí, creemos que si el sexo muchas veces se convierte en una obligación, y que parece que lo que cuenta es la cantidad de relaciones sexuales por semana o la cantidad de posiciones sexuales. Es entonces cuando tenemos un problema, porque lo bonito es que la sexualidad produzca bienestar individual y en la pareja, y para eso no puede haber una “obligación” detrás.
Es importante conocerse mejor para poder enseñar a nuestra pareja lo que más nos gusta
La OMS define la salud sexual como un estado de bienestar físico, mental y social en relación con la sexualidad. Y esto requiere un enfoque positivo y respetuoso de la sexualidad y de las relaciones sexuales, así como la posibilidad de tener experiencias sexuales placenteras y seguras, libres de toda coacción, discriminación y violencia.
Decía Adriana Royo, autora de Falos y falacias, en una entrevista con Webconsultas que “Nos hipersexualizamos y nos hiperestimulamos y luego la realidad se ve poca cosa”. Insistía también en que los hombres no conocen bien el cuerpo femenino y que muchas de sus concepciones estaban distorsionadas por el porno. ¿Debemos conocernos mejor nosotras para poder “reeducar” a las parejas que estén en ese plano?
Sin duda es importante conocerse mejor para poder enseñar a nuestra pareja lo que más nos gusta. Las mujeres esperan que los hombres sepan hacerlo todo y la verdad es que muchos no saben. Las mujeres tienen que ser más activas en la sexualidad, tienen que aprender a decir no cuando algo no les gusta, pero también tienen que aprender a decir sí, y a decir lo que quieren. En una relación sexual la responsabilidad es compartida.
En una relación sexual la responsabilidad es compartida
Las mujeres tienen que aprender cómo funcionan ellas mismas, a darse cuenta como progresa su deseo sexual, como evoluciona su excitación tanto físicamente como emocionalmente. Esto es lo que va a permitir que sean ellas mismas y a no ceder a las pretendidas normas, casi todas provenientes de la pornografía, que no corresponden a cada una.
Habláis del complejo de la vulva y de cómo el marketing está vendiendo un estándar de sexo femenino muy claro: depilado, con los labios mayores redondeados y los menores que no sobrepasen a los menores. ¿Se trata de un deseo femenino o de un estándar de deseo masculino?
Es variable. Las normas estéticas están invadiendo el territorio del sexo, es una moda que lleva a ciertas mujeres a querer tener una “vulva en boga”. Otras lo hacen porque su pareja se lo pide. Como todo en el ámbito sexual, lo más importante es respetarse una misma; no depilarse por obligación y no pedírselo a alguien que no quiere.
Por último, ¿estamos siempre a tiempo de descubrir nuestro sexo y de aprender a utilizarlo?
Sí, nunca es demasiado tarde para aprender. Siempre es estupendo ver a pacientes en consulta de más de 50 años que han tenido una vida sexual poco satisfactoria y que a raíz de una separación, de un cambio de vida o simplemente porque se autorizan un día el tener ganas de mejorar su vida sexual, vienen a consultar y su sexualidad se transforma en algo positivo. Cuando uno quiere, puede.