Julieta París

Psicóloga y antropóloga, especializada en Mindfulness y Compasión, autora de 'El poder de la mujer despierta'
La psicóloga Julieta París, autora de ‘El poder de la mujer despierta’, nos invita a volver a abrir los ojos a la vida y aprovechar las experiencias difíciles para transformarnos, dejando de ser víctimas pasivas para ser protagonistas activos de lo que nos ocurre.
Julieta París
“Una mujer despierta es la mujer que recuerda que tiene siempre la capacidad de crear, recrear y transformar las experiencias de su vida”

5 de junio de 2024

En esta conversación con Julieta París, autora del inspirador libro ‘El poder de la mujer despierta’ (Siglantana), esta psicoterapeuta con más de dos décadas de experiencia, especializada en Mindfulness, Compasión y Psicoterapia Contemplativa, nos lleva a explorar la frontera invisible que separa dos formas de vivir: una en la que estamos dormidas, anestesiadas ante la realidad, y otra en la que estamos despiertas, atentas a lo que sucede y al sentido que tiene para nosotras. Su libro se dirige a todas aquellas personas que han cruzado esta frontera y están en el camino de regreso a lo mejor de sí mismas, así como a quienes sienten que la vida puede ser algo más. París nos invita a decidir despertar y abrazar una vida nueva, llena de posibilidades y sentido.

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Un divorcio, una infidelidad, una enfermedad, el nacimiento de un hijo o una pérdida, son experiencias que actúan como aduanas en esa frontera metafórica entre vivir dormidas y vivir despiertas. En esta charla, Julieta aborda estos temas y ofrece una guía práctica para transformar nuestras vidas.


¿Qué es ser una mujer despierta?

Portada "El poder de la mujer despierta"

Una mujer despierta vive con los ojos abiertos, atenta a lo que sucede mientras sucede. Es protagonista activa de aquello que le pasa, y no víctima pasiva. Recuerda que tiene siempre la capacidad de crear, recrear y transformar las experiencias de su vida. Es la mujer que ha vuelto a la vida, pero no por haber muerto, sino porque no había vivido antes. 

Vivir despierta es vivir siendo conscientes de nuestras decisiones, de nuestros conflictos, de lo que hacemos bien o mal. Vivir despierta es, en definitiva, llenar la vida de vida. 

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¿Las personas tendemos a querer seguir dormidas? 

Muchas personas parecen anestesiadas, sin plantearse el porqué de las cosas o cómo las hacen. Ni tan siquiera se plantean qué sienten realmente o qué les gustaría hacer con su vida.

Las personas vivimos dormidas hasta que despertamos: esto es, hasta que empezamos a vivir con atención y consciencia. Es necesario preguntarnos si la vida que tenemos es la que querríamos o nos gustaría, si nos gusta nuestro presente o si nos ilusiona nuestro futuro. Cuando la respuesta es no, la vida resulta insostenible. La vida es el baile del asombro y la fascinación y, cuando hemos tomado conciencia de ello, ya no podemos volver a vivir con los ojos cerrados. ¿Quién querría volver a la ceguera después de haber recuperado la vista?

“Una mujer despierta vive con los ojos abiertos, atenta a lo que sucede mientras sucede. Es protagonista activa de aquello que le pasa, y no víctima pasiva”

Es cierto que, en algunas ocasiones, ser consciente de todo lo que nos rodea puede resultar doloroso. Pero la vida duele, no por sí misma, sino por nuestra falta de capacidad para enfrentarnos o desenvolvernos por ella. La consciencia, la atención y el asombro nos mantienen despiertas y protegidas.

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En el libro estableces la comparación entre la vida y una partida del Juego de la Oca. ¿En qué consiste?

Me parece una metáfora preciosa y que está muchísimo más integrada en nuestra psique de lo que a priori pensamos. Cuánta gente —sin ser consciente de la analogía— expresa su desencanto diciendo «No muevo ficha» o su indefensión diciendo «He vuelto a la casilla de salida». En realidad, el Juego de la Oca es un mapa de la existencia que contiene mucha más información de la que pueda parecer. El laberinto, el pozo, los puentes, la posada y, por supuesto, la muerte, son arquetipos indiscutibles de todo lo inevitable que tarde o temprano aparece en nuestro camino. 

Además, al Juego de la Oca jugamos con los dados y los dados son puro azar. No responden a una estrategia planificada. La palabra azar viene del árabe zahr, que a su vez significa dado. Poco más que añadir, me parece. 

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Comentas en tu ensayo que existen muchos tipos de duelo. Aparte del duelo de la muerte, ¿qué otros duelos, a priori minoritarios, nos afectan?

Toda pérdida entraña un duelo, así que cualquier cambio vital nos asoma al abismo del duelo. De hecho, en algún momento escribo que la vida es una sucesión de microduelos, de pérdidas no trascendentes, pero sí importantes. Una separación es un duelo, pero una discusión con una íntima amiga también. Dejar mi ciudad de origen, mi país, aunque sea por un motivo loable o una causa mayor, también entraña un duelo. En definitiva, todo aquello que entrañe una pérdida —del tipo que sea— nos lleva a la travesía del duelo.

¿Consideras que los seres humanos dedicamos suficiente tiempo a atendernos a nosotros mismos?

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Los seres humanos nos miramos mucho, pero no nos vemos. Cuidamos lo aparente, pero muchas veces descuidamos lo profundo… y nos damos cuenta de las goteras interiores cuando ya ha comenzado a inundarse el alma.

“La vida es el baile del asombro y la fascinación y, cuando hemos tomado conciencia de ello, ya no podemos volver a vivir con los ojos cerrados”

Estamos muy pendientes de mantener nuestro teléfono con el nivel necesario de batería para aguantar la jornada, pero ignoramos nuestro propio nivel de energía o fuerza.  Nos atendemos a nosotros mismos siempre un poco tarde. Tenemos que aprender a mirarnos desde el principio. 

En relación con nuestras emociones, ¿consideras que reaccionamos de forma desproporcionada?

No creo que reaccionemos a lo que nos pasa, sino a todo aquello que se nos mueve a partir de lo que nos sucede. Por ejemplo: una mujer extraordinaria, fuerte e independiente que reacciona de una manera desproporcionada a un ghosting, hundiéndose en un pozo de absoluta negatividad. Está reaccionando a una herida de abandono, de desvalorización, que tenía dormida y que este acontecimiento ha venido a despertar y reordenar. 

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Tomar conciencia de esto (y, para ello, dedico un interesante ejercicio en el libro) nos permite discernir qué parte de una reacción personal en el momento presente, o en el pasado, no se terminó de comprender, ni mucho menos de solucionar. 

Háblanos del sentimiento de culpa, ¿cómo podemos trabajarlo?

La culpa es una emoción profunda que, como todas las emociones, tiene una importante función adaptativa. En el caso de la culpa, es la reparación.  El problema no es sentir culpa, de hecho, puede ser necesario para reparar o arreglar algo, sino sentirla por todo o sentirla por algo que no hicimos con mala intención. 

Hacer las cosas mal no es lo mismo que no hacerlas bien. Nos enfrentamos a lo inexplorado del futuro con las herramientas del pasado, así que es probable que fallemos. Por eso, en el libro hablo de la culpa, pero también de la vergüenza, y de lo diferente que es hacer las cosas fallando (sin querer) o hacerlas mal (con mala intención). 

¿Qué impacto tiene la maternidad en la vida de una mujer? ¿Existen las malas madres?

La maternidad es una importante invitación a despertar, porque es el rito de paso por excelencia en la vida de una mujer. Parir es lo más heroico que vamos a hacer jamás, y tenemos que llegar a este momento despiertas. Porque madres despiertas, tendrán hijas e hijos despiertos.

“Cada momento difícil entraña una oportunidad de recuperar los aspectos de nosotras mismas que hemos podido perder a lo largo de la vida”

La maternidad no es imprescindible para una mujer. Tenemos que llegar a ella con conciencia y desde la elección y no porque toca, porque es el momento o porque tengo x años…  La maternidad es un traje a medida. No hay dos maternidades iguales, incluso aunque se trate de la misma mujer, porque una mujer no es dos veces la misma madre. Y sí, existen las malas madres, porque a ser madre aprendemos siendo hijas, y nos enfrentamos a la maternidad con lo que sabemos que, en muchas ocasiones, no es mucho.

Explicas en el libro que la soledad nos obliga a sostener la mirada, ¿a qué te refieres?

La mujer despierta se caracteriza porque es agradecida y, especialmente, porque sostiene la soledad y la sinceridad. La soledad, tan temida en la sociedad actual, es el lugar donde el silencio se delata, y en él nuestros fantasmas. 

Cuando nos quedamos solas no podemos escapar de nosotras mismas, aunque muchas mujeres lo intentan, llenando su vida de ruido. Por eso, quedarnos solas nos obliga, o nos regala la oportunidad, de mirarnos cara a cara. La mujer que sostiene la propia imagen en el espejo, en su intimidad, es una mujer que ha despertado. La soledad es, en definitiva, la prueba del algodón de la relación que mantenemos con nosotras mismas. 

Por último, ¿qué quieres transmitirle a tus lectores?

Este libro es una invitación a recordar volver a la vida. A volver a la fidelidad hacia una misma, o hacia uno mismo. Es un libro contra la resignación y es un libro lleno de esperanza amable y sencilla. He escuchado demasiadas veces en consulta que «La vida tiene que ser otra cosa», y esto es lo que, en definitiva, quiero transmitir.

“El Juego de la Oca es un juego muy profundo, plagado de un simbolismo indiscutible que es, en realidad, un mapa de la existencia que contiene mucha más información de la que pueda parecer”

En la vida lo inevitable es cuestión de tiempo (lo bueno, lo menos bueno, y lo malo). Lo que hoy le está sucediendo a la persona de enfrente (sea un vecino, una amiga, una hermana o un compañero de trabajo) es algo que puede pasarte a ti más adelante. La vida va a invitarnos a despertar una y otra vez. En algunas ocasiones serán llamadas muy amables, pero en otras ocasiones (y recuerdo aquí que lo inevitable es cuestión de tiempo) será un despertar más doloroso. Un divorcio, una crisis personal, una pérdida, una enfermedad (propia o cercana), pero también la maternidad (y la no maternidad), la llegada de la menopausia, los vínculos importantes nos confrontarán con aspectos que te reconstruirán o te romperán.

La Mujer Despierta es una mujer atenta, y una mujer que entiende qué hacer con todo aquello que le sucede. Pretendo, por encima de todo, transmitir que cada momento difícil entraña una oportunidad de recuperar los aspectos de nosotras mismas que hemos podido perder a lo largo de la vida. 

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