Dra. Cristina Martínez
12 de enero de 2023
Casi trescientas mil personas siguen en Instagram las actualizaciones de Cristina Martínez, doctora en Psicología y una reconocida divulgadora en el ámbito de la salud mental. Muchos de los temas que aborda a menudo en la red social forman también parte de las más de 300 páginas de su primer libro, Ser feliz es urgente: un plan de acción para mejorar tus emociones y transformar tu vida, un volumen protagonizado por una paciente ficticia con la que con toda seguridad se identificarán muchos lectores. “Carla podemos ser cualquiera de nosotros”, explica la doctora, que a través de las vivencias de la citada Carla desarrolla con minuciosidad y ejemplos prácticos nueve consejos para dar un cambio a nuestras vidas y acercarnos al ideal de felicidad, un concepto huidizo y relativo que para Cristina Martínez llega cuando uno se marca metas significativas y acordes con sus valores y va decidido a por ellas.
Carla, la paciente ficticia de tu libro, tiene un trabajo bien remunerado, vive en un apartamento precioso y adora a sus amigas. Tiene una vida aparentemente perfecta. Sin embargo, vive entre la ansiedad y el malestar. Creo que muchas y muchos se van a sentir identificados con esta descripción de Carla.
Efectivamente. Al final Carla podemos ser cualquiera de nosotros, personas que en principio no tenemos ninguna carencia, no nos falta nada de lo más importante, pero ¿cuántos vivimos con inseguridades, con miedos, con emociones que nos perturban? Yo diría que una cantidad importante de la sociedad, así que creo que sí, que mucha gente se sentirá representada por Carla.
Me pregunto cuánto de ese malestar y de esa ansiedad tiene que ver con nuestra insatisfacción permanente y nuestras expectativas de tener siempre más. A veces siento que somos una generación de insatisfechos anónimos.
Sí. A veces somos muy exigentes y la exigencia es donde está el origen de todas las emociones desagradables y perturbadoras. Cuando nos ocurren cosas y las interpretamos de forma exigente, rígida, estamos condenados a generarnos insatisfacción y sufrimiento. Somos responsables de nuestras emociones, tanto de las agradables como de las desagradables, así que igual que somos capaces de generarnos sentimientos como el miedo, la culpa, la angustia o la tristeza, también somos capaces de generar sentimientos de tranquilidad, de amor, de felicidad.
“La exigencia es el origen de todas las emociones desagradables y perturbadoras”
Tenemos que trabajar en nuestro discurso interior para tener una forma de pensar lo más racional y objetiva posible, para que de esta manera nuestras emociones sean lo más saludables posibles.
Ajusta tus expectativas y vivirás en paz, titulas precisamente uno de los capítulos de tu libro. Igual nos tenemos que tatuar esa frase.
(Risas) Un poco, sí, porque el problema es que esperamos demasiado. Tanto de nosotros, como de los demás, como de la vida. Y en esa espera, en ese anhelo, es donde aparecen las insatisfacciones. Cuando tú no esperas nada, todo lo que te es dado es un regalo y es bienvenido. Sin embargo, cuando tú esperas mucho de los demás y los demás no te dan lo que tú crees que necesitas para ser feliz, entonces estás de alguna manera siendo víctima de tus propias expectativas.
“La felicidad es vivir en armonía con los valores y las metas que uno se marca”
Espabila… Ser feliz es urgente
Ser feliz es urgente, titulas tu libro. Y yo me pregunto, por eso de llevarte la contraria, si no vivimos ya con demasiada presión por esa idea de “ser felices”.
Lo que pretendo transmitir con el título es que es importante tomar constancia de la necesidad de la felicidad y de su urgencia, porque la vida es un suspiro y pasa muy deprisa; y todo lo que no disfrutamos en nuestro día a día, los días que pasan sin sentido, sin significado, sin disfrute, son días perdidos que no volverán nunca más. De ahí esa urgencia que pongo en el título. Es un “oye, espabila, porque todo lo que no vivas hoy mañana no lo vas a poder vivir”.
¿Como definiría Cristina Martínez la felicidad?
Para mí la felicidad es vivir en armonía con los valores y las metas que uno se marca. Vivir feliz es vivir en paz con uno mismo, vivir tranquilo, teniendo todo aquello que uno necesita, sin que estas cosas sean necesariamente materiales.
Justo en relación a esto que comentas, habrá mucha gente que diga que es más fácil ser feliz si se tiene dinero y se vive sin preocupaciones económicas. Pero luego ves a gente millonaria que tampoco es feliz. ¿Se puede ser feliz independientemente de nuestras condiciones de partida?
Claro. Efectivamente el dinero no da la felicidad, pero sin embargo sí que la facilita en el sentido de que cuando tú tienes todas tus necesidades básicas cubiertas y el dinero no es una preocupación, estás más cerca de alcanzar la felicidad. Pero ésta, por suerte, no viene solamente del dinero y de lo que éste te permite hacer.
“El dinero no da la felicidad, pero cuando tú tienes todas tus necesidades básicas cubiertas y el dinero no es una preocupación, estás más cerca de alcanzarla”
La felicidad, como decía, viene de marcarse metas que sean significativas para ti y acordes con tus valores e ir a por ellas. Igual para ti la felicidad es ayudar a otras personas y eso no cuesta dinero, pero te hace feliz. O igual para ti la felicidad es viajar y conocer mundo. Y eso evidentemente tiene un coste, pero hay personas que viajan a un coste bajísimo, pero son tremendamente felices, porque su misión es conocer, explorar. Tenemos que estar alineados con lo que es importante para nosotros.
Te comentaba lo de las condiciones de partida porque escribes en la introducción que los acontecimientos que hemos vivido tienen un impacto en cómo somos (“Eres el resultado de tus experiencias pasadas”). ¿Se puede derrotar a todas esas ansiedades, inseguridades y miedos que nos vienen determinados por nuestras experiencias pasadas y conseguir ser felices?
Por supuesto. El pasado explica cosas, pero no determina nuestras vidas. Tenemos una gran cantidad de estrategias y herramientas psicológicas probadas científicamente para manejar adecuadamente esas heridas del pasado. Lo que pasa es que muchas personas no están dispuestas a hacer el esfuerzo de invertir tiempo, energía y a veces también dinero para poder superarlas. Pero por supuesto que es posible.
“El pasado explica cosas, pero no determina nuestras vidas”
No vamos a poder borrar de nuestra mente las cosas que hemos vivido, pero sí que tenemos la capacidad de reprocesar aquello vivido, sacar un aprendizaje significativo e incluso poder salir fortalecidos de esas experiencias adversas vividas en el pasado.
Tips para acercarnos a la felicidad
Entre los consejos que das para acercarnos a esa felicidad, el primero que abordas es el de la autoobservación y la conciencia plena. ¿Es todo un reto conseguir esa conciencia plena en este mundo frenético en el que vivimos?
Es muy difícil, por eso nuestra mente está prácticamente todo el tiempo en modo piloto automático. De ahí la importancia de hacer un buen entrenamiento para reeducar nuestra mente para que esté mejor enfocada en el aquí y en el ahora. De la misma manera que si yo quiero tener un bíceps fuerte, voy a tener que acudir al gimnasio y hacer determinados ejercicios; si yo quiero tener una mente bien enfocada en el aquí y en el ahora, con una conciencia plena, eso va a pasar por un buen entrenamiento. Si uno quiere resultados, tiene que trabajar. Los resultados nunca son fruto de la casualidad, sino de las decisiones que tomamos y del esfuerzo que ponemos en ellas.
¿Qué beneficios nos traerá esa autoobservación/conciencia plena?
Absolutamente todos, porque cuando tú estás bien enfocado en el aquí y el ahora eres más capaz de tomar decisiones certeras que te dirijan hacia donde tú quieras. Cuando tú no dejas que tu vida se mueva en función de las circunstancias, sino que eres tú el que te diriges de una forma meditada y reflexionada, tienes muchas más posibilidades de ser feliz. Eso es indudable.
Además, cuando estás enfocado en el aquí y el ahora, también eres capaz de sacarle mucho más jugo a cualquier experiencia, maximizarlas. Eso incrementa necesariamente el sentimiento de bienestar.
Entiendo que la autoobservación es la primera pata del autoconocimiento, que es el segundo de tus consejos. ¿Nos conocemos poco?
La gente en general se conoce poco porque la gente en general dedica poco tiempo a mirar hacia adentro, a hacer una reflexión diaria de cómo se ha sentido, qué cosas le han ocurrido, qué personas hay en su vida que deben estar o no deben estar, si se siente satisfecho, si hace lo que le gusta. Cuando uno no se hace estas preguntas de forma habitual es fácil que se pierda muchas cosas en la vida. Cuando no estás alineado con tus necesidades y dejas pasar los días sin más, es fácil que un día de repente eches la vista atrás y te preguntes que has hecho con todos esos años perdidos. Y luego vienen los lamentos: “Ahora ya soy mayor”, “ahora ya es tarde”.
“No vamos a poder borrar de nuestra mente las cosas que hemos vivido, pero sí que tenemos la capacidad de reprocesar aquello vivido, sacar un aprendizaje significativo e incluso poder salir fortalecidos de esas experiencias adversas”
Bueno, nunca es tarde si la dicha es buena, pero sí que es cierto que hay trenes que no vuelven a pasar. Por eso es tan importante pararse, mirar hacia adentro y averiguar cómo andan las cosas en las distintas parcelas de nuestra vida, para de esa forma poder hacer los ajustes necesarios para que ésta se parezca lo máximo posible a lo que nos gustaría.
No puedo terminar sin hacer referencia a la gestión de las emociones.
Hoy en día tenemos mucho más conocimiento y mucho mejor manejo de las emociones, sobre todo de las de nuestros hijos. Sin duda, algo que hemos mejorado mucho es la capacidad para validar las emociones de nuestros hijos. Sin embargo, como adultos nos sigue costando validar nuestras propias emociones, nos penalizamos cuando sentimos vergüenza, inseguridad, tristeza, que son emociones absolutamente normales y necesarias. Todas las emociones están ahí para darnos un mensaje que es preciso que podamos entender.
“Los resultados nunca son fruto de la casualidad, sino de las decisiones que tomamos y del esfuerzo que ponemos en ellas”
La clave para empezar a manejar las emociones radica en comprender de dónde surgen. Cuando tú entiendes que tus emociones son el resultado de tus interpretaciones, de cómo tú ves las distintas cosas que te pasan, entonces es cuando asumes la responsabilidad de su gestión.