Manuel Nevado y José González
7 de septiembre de 2017
Manuel Nevado, psicólogo especializado en situaciones de trauma, duelo y discapacidad, y José González, psicólogo y terapeuta experto en duelo, han escrito 'Acompañar en el duelo' (Desclée De Brouwer, 2017), un libro especialmente dirigido a aquellas personas –profesionales, o no– que acompañan a otros seres humanos en una experiencia vital tan difícil como es un proceso de duelo por la pérdida de un ser querido. Con un lenguaje claro y directo, los autores ofrecen claves para atravesar y superar el duelo, hablan sobre las fases y ritmos del proceso, sus características y cómo manejarlo cuando los afectados son niños o adolescentes, y también identifican los errores más comunes que se cometen en estas situaciones, explicando cómo evitarlos y cómo reconocer si el duelo es patológico y es necesario solicitar ayuda profesional.
Habéis dirigido el libro a los profesionales y cuidadores que acompañan a personas en procesos de duelo. ¿No ayudaría entonces su lectura a los afectados por una pérdida?
El libro está dirigido tanto a profesionales, como a cuidadores y dolientes. Tiene una considerable cantidad de dinámicas que nos ayudan a enfrentarnos a las tareas necesarias para la elaboración de nuestros procesos de duelo, tanto a nivel personal como profesional.
Definís el duelo como un proceso normal y natural que una persona debe atravesar para “cortar los lazos físicos que le atan al desaparecido”. ¿Cuándo deja de ser una situación normal y se convierte en patológica, por su duración o por los síntomas que experimenta el doliente?
El objetivo del proceso de duelo no es olvidar a la persona que ha fallecido, sino integrarla en nuestra memoria emocional desde la aceptación o la resignación, con una tristeza manejable. Un duelo deviene en patológico cuando la persona no puede adaptarse de manera funcional a su vida sin el ser querido que ha muerto.
“El duelo normal se estima que necesita entre seis y 18 meses para ser elaborado”
El duelo normal se estima que necesita entre seis y 18 meses para ser elaborado, pero para definir un duelo como patológico se necesita, además de este criterio temporal, otro criterio de intensidad; el duelo patológico provoca un quiebre en el equilibrio emocional del doliente. Nuestro objetivo terapéutico se centra en reconducirlo a un duelo normal.
El duelo se asocia generalmente con la pérdida de seres queridos –por muerte o separación–, pero experimentamos muchas otras situaciones que también suponen una pérdida, ¿cómo podemos prepararnos para enfrentarlas y superarlas con éxito?
El libro 'Acompañar en el duelo' se basa en implementar nuestros recursos para afrontar todo tipo de pérdidas. La clave está en naturalizar, normalizar la conexión con nuestras emociones desagradables: negación, rabia, ira, envidia, tristeza, culpa…; todas ellas muy presentes en nuestros procesos de duelo. Legitimar estas emociones, desagradables pero funcionales, nos ayuda a transitar y digerir las pérdidas.
"La clave para frontar una pérdida está en naturalizar, normalizar la conexión con nuestras emociones desagradables"
El consumo de ansiolíticos y antidepresivos ha aumentado en los últimos años en España, ¿qué hábitos deberíamos adoptar para evitar medicarnos cuando surgen problemas que afectan a nuestra estabilidad emocional?
Los psicofármacos son como las muletas tras una operación de tobillo, pueden ser útiles en algunos casos, en los primeros momentos, pero en cuanto sea posible tengo que esforzarme en caminar sin ellos para que la rehabilitación sea completa.
El proceso de duelo en niños y adolescentes
En nuestra sociedad se tiende a ocultar a los niños las cosas desagradables, pero si muere un familiar, o una mascota, habrá qué explicarles por qué ha desaparecido de su vida. ¿Cómo debemos actuar en estos casos?
Cuando hablamos de duelo en la infancia, el niño tiene que entender tres conceptos relacionados con la muerte:
- Irreversibilidad: si muere el abuelo, o la mascota, no lo voy a ver más.
- Universalidad: todos vamos a morir en algún momento.
- Progresividad: la mayoría de las muertes son degenerativas. Por ejemplo, el abuelo se puso muy, muy, muy malito. Para que el niño no asocie toda enfermedad con una muerte.
¿Se deberían normalizar los conceptos de enfermedad, pérdida y muerte desde la infancia?
El vector preventivo más importante versa sobre una adecuada comunicación con los menores, con naturalidad y sin ocultación. Es la mejor forma de combatir la tanatofobia de nuestra sociedad y desenmascarar el tabú de la muerte.
"En la adolescencia suele ser útil ayudar a construir rituales de duelo de manera idiosincrática"
Si se trata de un adolescente, que ya es consciente de lo que ha sucedido, ¿cómo podemos ayudarle a afrontar el duelo por la muerte de un ser querido?
Cuando atravesamos un proceso de duelo, los adultos nos comportamos muchas veces como adolescentes, no sabemos muy bien qué queremos de los demás, y en numerosas ocasiones demandamos cosas en los otros de manera contradictoria y confusa. En la adolescencia suele ser útil ayudar a construir rituales de duelo de manera idiosincrática, única. Es funcional que el adolescente lea una carta para su padre fallecido durante el funeral, pero lo será todavía más si la lee con un ritual de despedida en el parque donde éste le enseñó a jugar al futbol.
¿Cuáles son los errores más frecuentes que se cometen cuando se intenta consolar a personas que se encuentran atravesando un proceso de duelo?
Cortocircuitar la expresión de las emociones desagradables que están presentes en los procesos de duelo (negación, rabia, ira, enfado, envidia, culpa…), en vez de permitirlas y legitimarlas.
Acompañar al doliente
En los casos en que una persona se enfrenta a la desaparición de un ser querido, pero sin que pueda tener la certeza de su muerte, ¿cómo se afronta el duelo?
Son casos más complejos; se denominan duelos ambiguos cuando no se tienen los restos físicos del desaparecido. Nuestra labor como psicoterapeutas consistirá en ayudarle a elaborar las tareas del duelo, permitiendo la legítima esperanza de la aparición de su ser querido.
Las personas en duelo suelen aislarse. ¿Es conveniente dejarles solos, o es mejor que se sientan acompañados en todo momento?
Mostrar apoyo y presencia constante, a la vez que se da permiso al doliente para que decida cuándo necesita estar solo y cuándo necesita sentirse acompañado es la clave.
"Cuando no se tienen los restos físicos del desaparecido se denominan duelos ambiguos"
¿El libro es suficiente para que un profesional pueda acompañar en duelo?
El libro es una herramienta de reflexión para la intervención en procesos de duelo, pero para poder intervenir en duelo es necesario una formación o supervisión específica, y en www.apertuspsicologos.com pueden ponerse en contacto con nosotros para recibirla.