Margarita Álvarez

Autora de 'Deconstruyendo la felicidad (Cómo mezclar los ingredientes para una vida feliz)'
Margarita Álvarez, que fue presidenta del Instituto de la Felicidad, nos explica cómo evitar los pensamientos negativos y nos desvela la receta para saber identificar y combinar los ingredientes adecuados para ser felices.
Margarita Álvarez, experta en felicidad
"No hay una fórmula mágica para ser feliz, pero si conoces los elementos que influyen en tu salud emocional y en tu felicidad puedes prepararte tu 'plato' ideal con tus propios ingredientes"

28 de marzo de 2019

No existe una fórmula mágica para ser feliz, pero conocer cuáles son los factores que afectan a nuestro bienestar emocional es la clave para conseguirlo, afirma Margarita Álvarez, una auténtica experta en el tema que fue presidenta del Instituto de la Felicidad de Coca-Cola, y que ahora ha decidido transmitir su experiencia y conocimientos en su libro Deconstruyendo la felicidad (Alienta Editorial, 2019) para ayudarnos a descubrir los elementos imprescindibles para sentirse bien y en qué medida influyen aspectos como la salud, el dinero o el amor para llevar una vida feliz. Margarita, que es fundadora y exdirectora general del Observatorio de Innovación en el Empleo y la Educación (OIEE), y que ha sido nombrada por la revista Forbes como una de las 50 mujeres más poderosas de España y una de las 100 más influyentes, nos explica que es fundamental aprender a utilizar el cerebro para que juegue a nuestro favor, y que cada uno de nosotros tiene que identificar y combinar los ingredientes que le permitan cocinar su propia felicidad.

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Deconstruyendo la felicidad

El subtítulo de tu libro es 'cómo mezclar los ingredientes para una vida feliz'. ¿Cuáles son esos ingredientes que tenemos que aprender a mezclar?

Yo creo que ese es un poquito el quid de la cuestión, y en el libro hablo de todos aquellos elementos, ingredientes o claves, que nos influyen a la hora de ser felices, teniendo en cuenta que a cada persona le afectarán más unos que otros. Por eso lo que intentaba es contar la esencia, en concreto diez claves que he vivido y he visto que, independientemente del país en el que residas o de en qué cultura te hayas criado, son las que nos ayudan a ser más felices.

Cada uno de nosotros debe trabajar el que más le conviene o el que más se acerca a la felicidad tal y como cada uno de nosotros la entendemos, porque cada individuo la define de una manera diferente. Yo no puedo dar una fórmula mágica, sino el conocimiento de todos los elementos que influyen en tu salud emocional y en tu felicidad, y a partir de ahí eres tú quien cocina el plato.

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Dedicas un capítulo a 'Salud, dinero y amor' que, como decía la canción, son las tres cosas por las que hay que dar "gracias a Dios". ¿En qué medida nos influyen para ser felices? ¿Son imprescindibles para conseguirlo?

En su momento empezábamos a investigar cómo afectaban esos tres elementos en la felicidad de todos nosotros, y yo aprendí mucho de cada uno de ellos. En el caso de la salud, tuvimos una investigación monográfica sobre el tema en la que analizábamos numerosas enfermedades –diabetes, patologías respiratorias, cardiovasculares…–, y mi mayor aprendizaje con respecto a la salud es que es más importante estar feliz para sentirse sano, que estar sano para ser feliz.

De hecho, observamos que en todas aquellas personas que se sentían satisfechas y plenas con su vida la salud –o incluso la enfermedad que padecían– pasaba como a un segundo plano, y que gente con la misma enfermedad si tenían una satisfacción vital le daban mucho menos peso a su problema de salud que cuando no era así. No quiero decir que la felicidad cure enfermedades, que no lo hace, pero sí cambia enormemente la percepción de nuestra vida y cómo afrontamos esa enfermedad.

Es más importante estar feliz para sentirse sano, que estar sano para ser feliz

El amor también se ha estudiado largo y tendido, y hay muchísima gente que me pregunta: “¿Se es más feliz casado o soltero?”. Durante mucho tiempo lo que hemos visto es que las personas que viven en pareja disfrutando de una relación de calidad –y esto es muy importante– son más felices que las que viven solas, especialmente si la soledad no es elegida.

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Estudios hay miles, y en el libro intento que tengamos todos los puntos de vista para entender por qué hay cosas a favor y cosas en contra, pero en todas las encuestas e investigaciones que hemos hecho las personas que viven en pareja con una relación de calidad viven más felices. Sin embargo, un reciente estudio de una universidad de Reino Unido decía que los solteros desarrollan muchísimas habilidades que les ayudan a tener una vida más plena, y dedican más tiempo a ellos mismos, se cuidan más, tienden a tener relaciones sociales más amplias, salen más o tienen más contactos… Así que, como todo en la vida, nada es blanco o negro.

Concepto de felicidad

Y con respecto al dinero, en lo que se ha trabajado durante mucho tiempo es en entender a partir de qué momento el dinero no discrimina. Por ejemplo, en Estados Unidos hay estudios que demuestran que a partir de unos ingresos anuales de 60.000$ el hecho de ganar más ya no discrimina porque se supone que cuando tienes tus necesidades básicas cubiertas todos tenemos una capacidad de adaptación a las circunstancias, e independientemente de que nos suban el sueldo o ganemos un poco más, enseguida te adaptas al gasto.

Las personas que viven en pareja con una relación de calidad –y esto es muy importante– son más felices que las que viven solas, especialmente si la soledad no es elegida

Lo importante es que la economía doméstica no sea una preocupación, porque eso obviamente sí que genera infelicidad, pero una vez que tenemos esas necesidades básicas cubiertas a partir de ahí el dinero no influye. Hay estudios muy interesantes que hablan de que tener dinero y gastarlo en experiencias o en otras personas también te hace feliz. Y esto tiene que ver mucho con la generosidad, que es otro de los factores que proporciona felicidad, y el hecho de gastarte dinero en algo para ayudar o hacer feliz a alguien tiene un efecto brutal. Por eso digo que gastar bien el dinero también es fundamental.

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¿Cuáles son las principales diferencias que has encontrado en el concepto de felicidad entre distintas culturas? ¿Somos los humanos más parecidos de lo que pensamos, o no?

Yo te diría que sí y que no, y te explico por qué. Aristóteles ya decía que el objetivo prioritario del ser humano es ser feliz, y esto es multicultural, es decir, no tiene nada que ver con que hayas nacido en un continente o en otro. Creo que realmente es el objetivo prioritario del ser humano, pero es verdad que la felicidad se entiende de una manera muy diferente según el país.

El ikigai, el pensar que tu vida tiene un sentido, que dejas una huella en las personas que pasan por tu lado, es un aspecto muy relevante para ser feliz

Por poner un ejemplo que no sea muy cercano, existe una gran diferencia entre cómo lo vive la cultura o la sociedad estadounidense y cómo lo vive la sociedad asiática, que son dos formas de felicidad completamente diferentes; la segunda es mucho más introvertida, menos explosiva, mientras que la otra es más extrovertida y considera la felicidad un tema del que se puede hablar abiertamente, e incluso en la declaración de derechos humanos aparece en el primer párrafo el derecho a la búsqueda de la felicidad, por lo que es un elemento que está perfectamente integrado en la sociedad.

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Ingredientes a mezclar para preparar la receta de la felicidad

Hablando de cultura asiática, el ikigai o propósito vital de los japoneses tiene como objetivo vivir más feliz y durante más años. ¿Crees que es mejor estar ocupado y tener retos que 'il dolce far niente' para conseguir el bienestar emocional?

Yo creo que es una mezcla; es un equilibrio. Todos los aspectos o ingredientes que cito en el libro son importantes, pero creo que hay una combinación de tres ingredientes que tiene mucho que ver con la felicidad. El primero para mí sería el disfrutar de los pequeños momentos del día, de todo tipo de momentos: de una conversación, de tomarte algo con un amigo, de estar tumbado en una hamaca al sol, de leer un buen libro…, de todas esas cosas que muchas veces nos pasan desapercibidas y que son súper importantes.

Somos seres eminentemente sociales y la calidad de nuestras relaciones de familia, de amigos o de pareja influye decisivamente en nuestra posibilidad de ser felices

Hay un segundo ingrediente que es precisamente el ikigai que mencionabas, el propósito, el pensar que tu vida tiene un sentido, que dejas una huella en las personas que pasan por tu lado, que dejas una huella en tu micromundo…, y eso es también un aspecto muy relevante para ser feliz. No valdría con que todo el día estuvieras disfrutando y solo hubiera hedonismo, sino que tiene que haber un componente de trascendencia importante, de sentir que haces el bien para alguien.

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Y hay un tercer ingrediente que para mí también es fundamental que es el de las relaciones sociales. Somos seres eminentemente sociales y está demostradísimo que, independientemente de la cultura o de la edad que tengamos, la calidad de nuestras relaciones, tanto de familia, como de amigos o de pareja, influye decisivamente en cómo nos sentimos y en nuestra posibilidad de ser felices. Y creo que estos tres ingredientes constituyen casi el 70-75% de nuestra felicidad.

Además, estos ingredientes dependen en gran parte de nuestra actitud, al contrario de otros factores que no podemos controlar…

Efectivamente, hay un montón de cosas que pasan que no dependen de nosotros, y respecto a esto hay una tesis de Sonia Lyubomirsky, que está muy aceptada a día de hoy, y que dice que el 50% de nuestra felicidad es genética (viene predeterminada genéticamente), el 10% depende de las circunstancias de nuestro entorno, de las situaciones que nos toca vivir en cada momento, y el 40% depende de cómo afrontamos las cosas que nos ocurren.

Mujer sobre la hierba, concepto de felicidad

Yo no sé si estoy de acuerdo en que estos porcentajes sean exactos, pero sí estoy de acuerdo en que es verdad que ser feliz depende en gran manera de cómo afrontamos nosotros las cosas que nos ocurren; de hecho, puedes comprobar cómo ante circunstancias similares hay personas que reaccionan de una manera y hay personas que reaccionamos de otra completamente diferente. Y da igual si se trata de un 40%, un 45% o un 50%, porque es fundamental para que cada uno de nosotros se sienta con su vida de una manera o de otra.

Cómo deshacerse de los pensamientos negativos

A nivel individual, entonces, ¿cuáles son las características de la personalidad que nos pueden ayudar a ser más felices y cuáles las que, por el contrario, más lo dificultan?

El 50% genético del que hablaba antes tiene mucho que ver con esto, y es cierto que hay gente que tiene más tendencia al optimismo, y que las características de la personalidad de algunos individuos ayudan en este sentido, pero en el libro explico que todos nosotros debemos entender que nuestro cerebro nos maneja. Y quería dar esa información porque no creo que exista una fórmula mágica de la felicidad, pero sí sé que cuando eres consciente de cómo funciona tu cerebro es más fácil que hagas que trabaje a tu favor, y no en tu contra.

Cuando eres consciente de cómo funciona tu cerebro es más fácil que hagas que trabaje a tu favor, y no en tu contra

Y precisamente una de las cosas que nos pasan a todos son los pensamientos negativos, que están clasificados en nueve categorías. Por poner un ejemplo de tres de ellos: uno es el pensamiento en blanco y negro, porque tendemos a decirnos siempre “soy un desastre” o “soy un inútil”, y nadie es ni una cosa ni la contraria al cien por cien, sino que hay grises, y sin embargo cuando pensamos sobre nosotros mismos no nos dejamos pensar en gris y esto nos marca enormemente, tanto en nuestras acciones actuales, como en las futuras.

Otro tipo de pensamientos se refieren a la dramatización, como cuando te dices: “he perdido el móvil, me estoy haciendo mayor”, y antes también lo perdías aunque fueras más joven, y con esta afirmación tan tajante te desanimas.

Y hay un tercer bloque de pensamientos negativos muy influyentes que consisten en que tendemos a leer la mente de los demás, y cuando estamos hablando con alguien, por ejemplo, podemos pensar “le estoy aburriendo”, “cree que soy idiota”… Pero tú no eres capaz de leer la mente de nadie, así que deja de decirte este tipo de cosas que afectan tanto a tu forma de relacionarte con los demás. Por eso creo que saber que nuestro cerebro nos maneja y que debemos intentar que nos maneje a nuestro favor sería ideal.

Una de las cosas que dices que no debemos hacer es compararnos, pero ¿cómo crees que pueden afectar a ese saludable consejo las inevitables comparaciones que hacen ahora los jóvenes a través de las redes sociales?

Las redes sociales son una herramienta que no se debe considerar ni buena ni mala, porque tienen grandes ventajas y nos permiten comunicarnos como nunca antes habíamos podido, pero su uso también tiene aspectos negativos y estamos viendo un aumento en los trastornos emocionales y la depresión entre jóvenes y adolescentes, porque la exposición constante en las redes sociales les genera mucha ansiedad porque no llegan a los like que quieren, porque tienen menos seguidores de los que desearían tener…

Si enseñamos a los niños que todas las emociones son positivas y necesarias y se puede ser feliz en momentos difíciles, en la adolescencia serán capaces de manejar sus emociones de forma constructiva

Y luego hay una parte muy dañina que es que todo el mundo posturea, y cuelga únicamente la parte maravillosa de su vida, y como los adolescentes no tienen el filtro que les permita entender que la gente tiene también días aburridos en su casa, creen que su vida es peor comparada con todo lo que ven en redes sociales, y eso está provocando a los adolescentes una sensación de “¿qué estoy haciendo con mi vida?”, cuando en realidad a su edad lo que tienen que pensar es que tienen una vida flipante y con un montón de años por delante para hacer cosas increíbles.

Solemos pensar que niñez es sinónimo de felicidad, y sin embargo los niños y adolescentes también sufren depresión y trastornos emocionales. ¿Qué pueden hacer los padres para que sus hijos sean más felices?

Creo que es fundamental trabajar mucho la comunicación. La etapa adolescente, además, es una etapa difícil porque la famosa 'edad del pavo' corta la comunicación entre padres e hijos, y la falta de comunicación –o una comunicación deficiente– entre ellos es uno de los mayores problemas que hay hoy en día.

Afortunadamente cada vez estamos más sensibilizados –tanto en los colegios como los padres– sobre la importancia de las emociones: de hablar sobre ellas, entenderlas, y ser capaces de gestionarlas. Y cuando les enseñamos a los niños desde pequeños a gestionar las emociones, y les explicamos que no hay emociones buenas o malas, sino que todas son positivas y necesarias, y que se puede ser feliz estando triste y frustrado, o en los momentos difíciles, les ayudamos a que cuando lleguen a la adolescencia sean capaces de manejar esas emociones de una forma mucho más útil y constructiva.

Ahora se habla mucho de los padres helicóptero y de la sobreprotección, y con esas actitudes lo que hacemos es debilitar a nuestros hijos, y lo que hay que hacer es formar a individuos que dispongan de todas las herramientas emocionales que les permitan crecer, desarrollarse y atravesar todas las etapas de la vida de la mejor manera posible.

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