Dra. Marisa Navarro
17 de agosto de 2017
Preocuparse por la familia, los amigos, o la pareja está muy bien, siempre y cuando no se anteponga al propio bienestar físico y psicológico. La palabra egoísmo suele tener connotaciones negativas, sin embargo, la psicoterapeuta y doctora en medicina, Marisa Navarro, defiende la práctica diaria del egoísmo positivo, una filosofía en la que primero hay que darse a uno mismo para poder dar a los demás, y conseguir así la felicidad. Este es el objetivo de su segundo libro, que ha lanzado después de La medicina emocional (VivoLibros, 2015). El efecto tarta (Libros Cúpula, 2017) es una guía para aprender a quererse a uno mismo y a controlar cómo nos afectan las cosas que nos ocurren practicando el egoísmo positivo, que propone ejemplos prácticos y técnicas sencillas para alejar los malos pensamientos, y llenar su espacio con cosas positivas que conseguirán hacernos sentir bien. Y tú, ¿quieres saber cómo repartir mejor tu tarta?
¿Qué es el “efecto tarta” que promueves, y que da nombre a tu libro?
Cuando me encuentro frente a un paciente en consulta, de los que no se quieren, no se cuidan, no se respetan, no se dan lo que necesitan –y que por supuesto esto es en gran parte el motivo de que se encuentren mal–, les dejo hablar y, cuando me dejan un hueco, yo, que suelo hacer muchos dibujos en consulta, les dibujo una tarta –que ya me salen mejor que en el horno, de tantas que he hecho–, y les pregunto: ¿sabes lo que es esto? Ellos me responden “sí, doctora, una tarta”. Pues, a partir de ahora, el primer trozo te lo vas a comer tú, ¡y luego repartes! Y se quedan muy sorprendidos. Y no es que les esté diciendo que se salten las normas de educación. Simplemente les informo de que no se puede dar lo que no se tiene, y que si no tienen felicidad, no van a poder hacer felices a los demás. Y si no tienen alegría, tampoco van a poder brindarla. Y que, por lógica, no podemos dar lo que no tenemos.
El egoísmo se considera negativo, e incluso la Real Academia Española (RAE) lo define como el “inmoderado y excesivo amor a sí mismo, que hace atender desmedidamente al propio interés, sin cuidarse del de los demás”. ¿En qué consiste entonces el egoísmo positivo?
La palabra egoísmo tiene muy mala prensa, pero incluso una conocida máxima religiosa dice que quieras al prójimo como a ti mismo; ni más, ni menos, sino exactamente como a ti mismo. Así que, si tú no te quieres, ¿cómo vas a querer a otras personas? Para dar, hay que tener. Y de este modo, si nosotros estamos bien, podremos hacer que los demás igualmente se encuentren bien. El egoísmo positivo consiste en darte a ti mismo, para dar a los demás. Practica el egoísmo positivo para ser más feliz, y para hacer más felices a los demás, si no, es imposible.
La palabra egoísmo tiene muy mala prensa, pero incluso una conocida máxima religiosa dice que quieras al prójimo como a ti mismo
Una persona que practica el egoísmo positivo no es una persona que solo piensa en ella, o que se come la tarta entera y deja a los demás sin nada; en absoluto. Una persona que lo practica, es alguien que sabe lo que necesita para estar bien y procura dárselo y, de esta manera, ser capaz de ofrecer a los demás la mejor versión de sí misma.
¿Cómo podemos comenzar a practicar el ‘efecto tarta’ o el egoísmo positivo para ser felices?
Lo primero que tendríamos que hacer es pararnos y darnos un poco de tiempo. Vamos siempre muy deprisa, corriendo, y solemos tener tiempo para todo el mundo, y muy poco o ninguno para nosotros. Y este poco tiempo y espacio para uno, tenemos que destinarlo a hacernos las preguntas adecuadas y útiles sobre las que tenemos que reflexionar. ¿Qué necesito? ¿A mí qué me gusta? ¿Qué me hace feliz? ¿Qué me satisface? ¿Hacia dónde quiero ir? ¿A mí qué me conviene? ¿Qué quiero en mi vida? U otras similares. Cuando hago estas preguntas a algunos de mis pacientes, no saben responderlas. Nunca se las han planteado, y son importantísimas. El libro El efecto tarta está lleno de recetas prácticas y sencillas para aprender a quererse.
Uno no puede olvidarse nunca de que es el protagonista de su propia vida
¿Por qué nos sentimos tan culpables si priorizamos nuestras necesidades y deseos?
Hemos sido educados así, y tenemos esas creencias; es decir, pensamientos e interpretaciones sobre algo, que tenemos grabadas a fuego en nuestra mente, y que ni nos las cuestionamos, ni las revisamos, sino que solo las creemos, y ya está. Y tendríamos que cuestionarlas y revisarlas de vez en cuando, porque si uno no se encuentra bien practicando algo, por mucho que lo crea, tendrá que pararse, y preguntarse si haciendo otra cosa diferente puede sentirse mejor. El egoísmo positivo significa todo lo contrario. Darse para dar, cuidarse para cuidar, quererse para querer, atenderse para atender…, y la lista podría seguir. Porque, como te decía, no podemos dar lo que no tenemos; así de sencillo.
Cuando una persona empieza a quererse y a cuidarse no solo ella empieza a encontrarse mejor, sino que todo a su alrededor comienza a funcionar mejor
Beneficios y límites del egoísmo positivo
¿Qué beneficios tiene el 'efecto tarta', tanto para nosotros como para los demás?
Los beneficios son todos. Es muy curioso, pero cuando viene a la consulta una de estas personas que no se cuidan, que no se quieren lo suficiente, podemos comprobar que no solo ella se encuentra mal, sino que todo a su alrededor funciona igualmente mal: sus relaciones, su trabajo, su ocio…, y en general todo. Y es igual de curioso observar como cuando esa persona empieza a quererse y a cuidarse no solo ella empieza a encontrarse mejor, sino que todo a su alrededor comienza a funcionar mejor.
¿Cuándo puede pasar el egoísmo de ser positivo a negativo? ¿Dónde establecemos la línea de separación?
En pensar también en los demás. Tenemos que procurar cuidar de nosotros para, de ese modo, estar en mejores condiciones de pensar y de cuidar a otros. Si una persona es feliz estando absolutamente dedicada a los demás y sin atenderse a ella misma, es porque muy posiblemente ese sea su 'trozo de tarta', y se encontrará bien y tendrá mucho que ofrecer. Sin embargo, hay muchas personas que entran en esta dinámica, u otras similares, se olvidan de ellas mismas, y no se encuentran bien. Están tristes, deprimidas, enfadadas, y resentidas con los demás, y hasta con el resto del mundo. En estas condiciones, ¿cómo van a dar a los que las rodean? Está claro que estas personas tienen que cambiar, y ese cambio es aprender a quererse y a cuidarse para estar felices, y poder dar a los demás. Una persona que se quiere, que se cuida, que se da lo que necesita, va a ser una persona feliz, y no podemos imaginar a una persona feliz haciendo daño conscientemente a otro. Además, una persona feliz, es una persona medicina, y todos queremos estar cerca de este tipo de personas.
Una persona que se quiere, que se cuida, que se da lo que necesita, va a ser una persona feliz, y no podemos imaginar a una persona feliz haciendo daño conscientemente a otro
El egoísmo positivo en la relación con los hijos y con la pareja
Cuando nacen tus hijos ellos se convierten en tu prioridad. ¿Tener hijos es incompatible con el egoísmo positivo?
En absoluto. El amor de los padres a los hijos es un amor incondicional, y por supuesto que lo priorizamos en muchas ocasiones. Pero la atención, el cuidado y el amor a los hijos, pueden ser perfectamente compatibles también con esos sentimientos respecto de nosotros mismos. Además, los niños aprenden con el ejemplo, y unos padres que no se quieren, que no se cuidan, y que no hacen lo posible para estar felices, enseñarán eso a sus hijos. Mientras que unos padres que practican el egoísmo positivo van a ser unos padres felices, alegres, y responsables con sus propias necesidades y con las de los demás; y eso es lo que van a compartir con sus hijos.
Unos padres que practican el egoísmo positivo van a ser unos padres felices, alegres, y responsables con sus propias necesidades y con las de los demás
Muchas personas experimentan frustración al no recibir lo que dan, por ejemplo, en una relación, y se quejan de que “dan mucho más de lo que reciben”. ¿Qué se puede hacer en esos casos?
Cuando no nos queremos ocurre que los canales del amor suelen estar cerrados también para recibir el de los demás. Es como si quererse a uno mismo abriera los canales del amor en ambas direcciones, para dar y poder recibir. Escucho en consulta a los familiares de estas personas que no se quieren y me dicen: “pero doctora, si nosotros la queremos mucho, y sin embargo a esa persona no le llega ese amor”. Y es simplemente porque ella no se quiere. Además, estas personas suelen tener la atención puesta en los demás y muy poco en su vida, y eso no les sienta bien ni a ellos, ni a los demás. Uno no puede olvidarse nunca de que es el protagonista de su propia vida.