Nacho Tornel

Mediador familiar, experto en resolución de conflictos de pareja y autor de ‘Relacionarte’
Nacho Tornel, experto en conflictos de pareja y autor de Relacionarte, aborda cómo aplacar la influencia de los círculos concéntricos de relaciones que rodean a la pareja (hijos, familia de origen, ámbito profesional…) en el devenir de la misma.
Nacho Tornel
“Cuanto tú has elegido a una persona para compartir tu vida y tener un proyecto en común, la prioridad debe ser ella. Se equivocan quienes intentan mediar y contentar a todos. No, tú quédate al lado de tu pareja, hay que cerrar filas con ella”

13 de febrero de 2023

Durante 2021, último año del que existen cifras oficiales, en España se produjeron un total de 90.582 casos de divorcio, separación y nulidad, lo que supuso un aumento global del 13,2% respecto a 2020. En esta cifra, ya de por sí abultada, no se contabilizan las rupturas de relaciones y parejas que no constan como tales en los registros oficiales al no haberse casado o figurar como parejas de hecho. No es de extrañar, con estos datos, que Nacho Tornel, mediador familiar y experto en resolución de conflictos de pareja, comente que cada vez más parejas recurren a él para intentar solucionar sus conflictos. “Hay muchas parejas que quieren seguir siendo felices juntos”, afirma. Tras la buena acogida de Emparejarte, Tornel vuelve a las librerías con Relacionarte. El arte de convertir tu pareja en una alianza imbatible (Ed. Planeta), un libro en el que aborda los círculos concéntricos de relaciones que rodean a la pareja (hijos, familia de origen, amigos y aficiones, ámbito profesional) y la influencia que éstos puede llegar a tener en el devenir de la misma: “Por mi experiencia profesional he visto que son elementos muy disruptores que pueden llevar a una pareja al desguace”.

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Eres experto en resolución de conflictos de pareja. No sé si temes por tu trabajo en un mundo cada vez más individualista.

Portada "Relacionarte"

Sí, sí (risas). De echo el comentario final del libro va sobre eso. Yo hablo de los círculos concéntricos que rodean a una pareja (hijos, familia extensa, trabajo, etcétera), pero al final el círculo que nos abarca a todos es la sociedad tan individualista en la que vivimos, en la que se predica y se insiste mucho en que cada uno busque su propia felicidad personal. Y está muy bien, pero el asunto es que resulta que las personas somos felices en relación con otras y que nuestras relaciones interpersonales son las que nos determinan. Negar eso es quedarse en fuera de juego. Así que sí, este individualismo para mí es uno de los elementos que actúan en contra de los planteamientos de pareja.

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Pero hay esperanza, porque en la introducción de tu nuevo libro cuentas cómo un montón de parejas acudieron a ti con el anterior bajo el brazo. ¿Los ritmos de vida actuales hacen que sean más habituales las crisis de pareja?

La verdad es que sí. Vamos muy rápido, no nos paramos, no reflexionamos, no nos damos cuenta de lo que de verdad importa o lo perdemos de vista… y esa precipitación vital hace que nuestra relación se resienta porque no le dedicamos el tiempo suficiente. Aunque suene un poco cursi, no estamos regando nuestra relación de pareja.

“El individualismo imperante en la sociedad es uno de los elementos que actúan en contra de los planteamientos de pareja”

Al final, cuando tú te enamoras de alguien, cuidas la relación, la cultivas, la mimas, piensas en detalles, en modos de avanzar; pero una vez que dejas que te atropelle todo lo demás (el trabajo, las prisas, los proyectos de cada uno, los hijos, etcétera) vas perdiendo de vista a tu pareja. Y eso, el no priorizarla, es lo que hace que se vaya debilitando el vínculo entre los dos y que acaben mirándose casi como extraños.

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¿Qué hace que una pareja acuda a ti? Quiero decir, ¿cuándo suelen llegar las parejas a la conclusión de que necesitan ayuda?

Es una decisión difícil. Yo soy el primero al que le costaría mucho, seguro. Porque primero tienes que reconocer que estás mal, que las cosas te van mal; y además en algo tan personal y para lo que en principio piensas que tienes los recursos y capacidades para afrontarlo. Requiere, por así decirlo, de humildad. Y luego diría que es una acumulación de conversaciones no cerradas, esas conversaciones que se terminan porque uno de los dos se levanta del sofá y se va enfadado, o alguien da un portazo, o alguien deja al otro con la palabra en la boca. Cuando se suceden conversaciones así y las cosas se van enquistando, es cuando la gente empieza a ser consciente de que tiene que dar el paso, porque todo esto va enfriando mucho la relación, va marcando distancias entre los miembros de la pareja, va creando tanta tensión que cualquier excusa es buena para discutir, etcétera. Y eso al final marca una distancia en el plano afectivo y sexual.

“Cuando tú te enamoras de alguien, cuidas la relación, la cultivas, la mimas, piensas en detalles, en modos de avanzar; pero una vez que dejas que te atropelle todo lo demás (el trabajo, las prisas, los proyectos de cada uno, los hijos, etcétera) vas perdiendo de vista a tu pareja”

Son parejas que viven mirando a la pared, que no se miran el uno al otro, que no se encuentran. Todo eso junto o cualquiera de estas cosas en grado muy relevante, es lo que hace que muchas y muchos busquen ayuda, porque al final hay muchas parejas que quieren seguir siendo felices juntos.

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La llegada de los hijos, como influye a la pareja

En tu primer libro, EmparejArte, abordabas los cuatro pilares de una relación de pareja: comunicación, compromiso, respecto y afectividad. En RelacionArte centras sin embargo tu atención en los agentes externos que interrelacionan con esa pareja (hijos, familia extensa, amigos, compañeros de trabajo, etcétera). ¿Pueden llegar esos agentes externos a dinamitar la pareja?

Sí, sí, totalmente. Bueno, si tú eres muy fuerte internamente a todos los niveles, costará más; pero si no cuidamos muy bien toda esa fuerza interior de la pareja, el exterior puede acabar interfiriendo y erosionando a la pareja. Por eso me decidí a escribir sobre ello, porque por mi experiencia profesional he visto que son elementos muy disruptores que pueden llevar a una pareja al desguace.

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Quiero centrar mi atención en los hijos. El escritor italiano Antonio Scurati escribía en El padre infiel (Libros del Asteroide): “Dejamos de ser una pareja un instante después de habernos convertido en una familia”.

Mi reivindicación en negrita y en mayúsculas es que somos pareja antes que padres. Eso es fundamental entenderlo. ¡Aunque tengas 27 hijos! Como no se sea pareja antes que padres, estamos equivocando el foco por completo. Y esa es la pelea que yo tengo. Al final la paternidad, la atención a los hijos, es algo que si tenemos un mínimo de responsabilidad no vamos a dejar de hacer nunca; pero a la pareja si la desatendemos, porque la damos por hecha.

“Es fundamental interiorizar que somos pareja antes que padres”

Mi reivindicación es que, si cuidamos a la pareja, el resto también irá bien, porque eso contribuirá a que haya un mejor clima en la familia que en última instancia revertirá en favor de los hijos, que crecerán en un mejor ambiente.

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Tengo la sensación de que la llegada de un hijo supone casi por definición una crisis para la pareja. ¿Puede ser el elemento más disruptor al que se puede enfrentar una pareja?

La llegada de un hijo es un auténtico tsunami, es una ola que arrasa con todo y que lo pone todo del revés. No puedes salir indemne de un tsunami. Pero dicho esto, el esfuerzo de la pareja debe ponerse justamente en reajustar, en recolocarse. Porque nos tenemos que recolocar todos. Los que tenemos más de un hijo nos damos cuenta de que la llegada del segundo o el tercero requiere también la recolocación de sus hermanos. Así que, por supuesto que incide, pero no deja de ser un desafío ante el que la pareja se tiene que probar a sí misma.

Además del “recolocarse” que has comentado, ¿Qué consejos serían para ti los básicos para que una pareja se mantenga fuerte tras la llegada de un hijo?

Para empezar siempre aconsejo que las parejas sigan cerrando el día juntos, que se reserven un momento para hablar, para ver una serie, para mirarse a los ojos. Aunque estemos matados. También aconsejo no descuidarse en el salir. Escucho mucho aquello de “desde que nació Alejandro hace tres años no sé lo que es ir a tomar con mi pareja una cerveza”. No, no y no. Tenemos que organizarnos y reservarnos un espacio para poder salir juntos, para tomar algo, para ir al teatro. Es fundamental mantener esa ilusión por hacer cosas juntos.

“Si cuidamos a la pareja, el resto también irá bien, porque eso contribuirá a que haya un mejor clima en la familia que en última instancia revertirá en favor de los hijos, que crecerán en un mejor ambiente”

Luego, evidentemente, nuestros hijos no deben ser el monotema, no podemos hablar únicamente sobre ellos cada vez que conseguimos tener un tiempo para nosotros. Hay que conseguir espacios “libres de niños” para hablar de nuestras cosas. Y luego está el plano sexual. El cansancio es tremendo, puedes tener menos ganas… Pero no hay que olvidar que el sexo es nuestra conexión íntima más plena. Así que también hay mimar este aspecto y buscarle espacio. 

De suegras y cuñados

Las suegras/os y los cuñados/as tienen mala prensa. No sé si merecidamente.

¿Qué te digo a esto? ¡Que viva la familia! ¡Que vivan tus suegros y los míos! ¡Y nuestros cuñados! (risas). No, en serio, en España tenemos la suerte de tener un tejido familiar muy potente. A diferencia de lo que sucede en otros sitios en los que la gente se va a los 18 años de casa y “adiós muy buenas”. Aquí la gente mantiene los vínculos con padres y hermanos y luego eso constituye una red de apoyo muy importante. Pero esto tiene una cara y una cruz.

Estaba esperando el “pero”. ¿Cuál es esa cruz?

Que a veces se meten en tu vida, opinan, intervienen más de la cuenta. Sobre todo en parejas jóvenes. Y ahí pueden empezar a surgir diferencias: que critiquen a tu pareja, que haya un conflicto entre tu madre y tu pareja y tú te veas en medio. ¿Qué debes hacer en estos casos? Ponerte del lado de tu pareja, claro. Cuanto tú has elegido a una persona para compartir tu vida y tener un proyecto en común, la prioridad debe ser ella. Se equivocan quienes intentan mediar y contentar a todos. No, tú quédate al lado de tu pareja, que es la persona con la que estás construyendo tu vida. Hay que cerrar filas con ella. Tu madre te va a entender o te tendrá que entender.

“La llegada de un hijo es un auténtico tsunami, es una ola que arrasa con todo y que lo pone todo del revés. No puedes salir indemne de un tsunami. Pero dicho esto, el esfuerzo de la pareja debe ponerse justamente en reajustar, en recolocarse”

Y luego también defiendo mucho el reverso. Es decir, hay que apoyar para que el otro mantenga relación con su familia de origen, que es algo fantástico, pero siempre priorizando la pareja.

¿Algún consejo más a este respecto?

Yo digo mucho a las parejas jóvenes que no se hipotequen con obligaciones del tipo “todos los sábados ir a comer a casa de la madre de uno o del otro”. No. Sois una pareja, sois jóvenes, sois libres, haced lo que os dé la gana. Y cuando tengáis que hacer esas visitas familiares, consensuadlas en pareja y si a uno no le apetece, pues ya habrá otras ocasiones. Hay que poner siempre a la pareja por delante a la hora de hacer planes y de hacer cosas. Esta idea de “prioridad” hay aplicarla a todos los niveles.

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