Walter Riso

Psicólogo y autor de ‘Ya te dije adiós, ahora cómo te olvido’, una guía para olvidar a tu ex pareja
El prestigioso psicólogo Walter Riso nos facilita una guía práctica con los mejores consejos para afrontar y superar con éxito una ruptura sentimental, y convertir el dolor que conlleva en una experiencia útil que te hará más fuerte.
Walter Riso

El prestigioso psicólogo Walter Riso nos facilita una guía práctica con consejos para afrontar y superar con éxito una ruptura sentimental, y convertir el dolor que conlleva en una experiencia útil que te hará más fuerte.

Fotografía: www.walter-riso.com/

“El amor es un problema de salud pública, y tendría que haber lecciones obligadas en los colegios para aprender que el amor tiene sus límites, porque nos han enseñado que el amor todo lo puede, que mueve montañas…, pero la montaña se te puede caer encima”

9 de marzo de 2017

El prestigioso psicólogo Walter Riso, especializado en Terapia Cognitiva y Bioética, es autor de libros tan populares como Desapegarse sin anestesia (Editorial Planeta/Zenith, 2012), en el que advierte sobre los riesgos de la dependencia emocional y explica cómo liberarse de los apegos enfermizos, o Manual para no morir de amor (Editorial Planeta/Zenith, 2012), que establece los principios sobre los que debe basarse una relación amorosa para que resulte sana y satisfactoria. Riso, que acaba de publicar una nueva obra: Ya te dije adiós, ahora cómo te olvido. Una guía para sacarse al ex de la cabeza y del corazón (Editorial Planeta/Zenith, 2017), en la que ofrece a los lectores las pautas para afrontar y superar con éxito el duelo por una ruptura amorosa, nos habla sobre los límites del amor, qué deberían enseñarnos en la infancia para evitar que se convierta en una adicción, o un método de control que nos impide realizarnos como personas, así como las herramientas necesarias para evitar que una pérdida sentimental nos hunda emocionalmente.

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Portada 'Ya te dije adiós, ahora cómo te olvido'

No hay amor garantizado y eterno, dices. Y es cierto que no podemos asegurar que amaremos a nuestra pareja por siempre. ¿Por qué entonces cuesta tanto admitir que sea el otro el que te ha dejado de querer?

Son dos cosas distintas; por una parte, no hay amor garantizado y eterno porque la mitad de las parejas en el mundo se separan, como demuestra que, por primera vez en los Estados Unidos, haya más separados que casados. Además, muchos estudios muestran que la gente elige mal a su pareja, porque su elección se basa en la emoción pura, y no le mete nada de razón, por lo que se ven parejas que son absolutamente dispares. Esa mitad no funciona, por decirlo así, y en la mitad que más o menos funciona habrá parejas que se quieren mucho, y habrá parejas en las que uno quiere más que el otro.

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Y luego, admitir que es el otro el que te ha dejado de querer duele, porque se supone que deseamos que el amor sea recíproco. La gente que es realista, cuando le dicen que no le quieren tiende a procesarlo bien, pero si eres una persona dependiente emocional, o que le teme a la soledad, o con una historia de abandono, o eres una persona con problemas de autoestima y piensas que nadie te va a querer, o que no eres querible porque tienes un trastorno de la personalidad…, vas a tener muchos problemas para superar esa ruptura; es decir, que existe una gran diversidad de factores que influyen para que tú no proceses el duelo de manera adecuada si te dicen adiós.

Afirmas que muchas personas descubren al cabo del tiempo que sus ex parejas eran un estorbo para el desarrollo de su potencial humano. Parece entonces que más que estar enamorados muchas veces creamos relaciones de dependencia. ¿Cómo podemos librarnos de esa conducta, una vez que somos conscientes de ello?

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Es un trastorno psicológico. De hecho, yo escribí un libro exclusivamente para tratar ese tema (Desapegarse sin anestesia, Editorial Planeta/Zenith, 2012). La dependencia emocional es una adicción, y sigue las mismas pautas que cualquier otra adicción; en este caso se trata de una adicción al otro, que tiene que ver básicamente con un esquema de inmadurez emocional, y con una historia previa en la que durante los dos primeros años de vida, o tres, o cuatro, el chico o la chica han mantenido un vínculo inseguro con los padres; es decir, los padres no representaron una figura consistente, y cuando mantienes ese tipo de relación filial con tus cuidadores, al llegar a adulto vas a tener altas probabilidades de desarrollar adicción al amor. Y las adicciones hay que tratarlas.

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Supón que tuvieras una pareja mala, una relación con un hombre que es indiferente, que no te trata bien, o un hombre que es infiel y se va, y puede más la dependencia o la adicción a él, que la razón que te dice “pero si este hombre al marcharse me libera, y lo debería festejar”. Esas personas crean un síndrome de abstinencia, y es exactamente igual que si a un drogadicto le quitas la coca, porque piensan que la vida no tiene sentido sin él (o ella), que todo gira alrededor de él, que es el amor de su vida…, y se preguntan cómo van a vivir sin él. Y aunque le digas que es perfectamente capaz de afrontarlo y seguir adelante, todo lo que le dices le entra por un oído y le sale por el otro. Y para curarlo hay que establecer un tratamiento que requiere muchas intervenciones, y que puede durar un año. Y se ha visto que las terapias fuertes funcionan mejor con las adicciones.

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Adicción al amor y kit de supervivencia para afrontar el desamor

Supongo que en estos casos de adicción al amor será necesario hacer siempre terapia para evitar que, tras olvidar a esa persona, vuelva a producirse otra situación de dependencia con una nueva pareja…

Sí, y por eso digo que esa persona necesita un tratamiento, porque es un trastorno psicológico, y las consecuencias son similares a las de sufrir una adicción al trabajo, o una adicción a un fármaco, o adicción al ejercicio, o a las nuevas tecnologías. Y se necesita ayuda profesional para superarlo, y uno se da cuenta porque cuando empiezan a elaborar el duelo y a pasar por las diferentes etapas del duelo, se estancan, tienen dificultades, entran en depresión… Y si una persona después de tres meses de la ruptura sigue igual, y empieza a sentir que la vida no tiene sentido, falta a trabajar, tiene problemas de alimentación –e incluso ha bajado de peso–, es que tiene un cuadro depresivo y necesita ayuda. La dependencia es un trastorno y solo no te lo curas. Con un libro de divulgación como éste una persona puede descubrir que es dependiente, que tiene todos los síntomas, y de esta forma darse cuenta de que debe pedir ayuda profesional para salir de esa dependencia.

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Hablas de una especie de ‘kit de supervivencia’ para afrontar el desamor. ¿Cuáles son las principales herramientas de las que todos deberíamos disponer para que la ruptura de una relación sentimental no nos hunda emocionalmente?

Para ese kit pongo un ejemplo en el libro, aunque puede haber más. Las herramientas básicas son la autonomía y la dignidad personal. Y la autonomía significa que una persona sea capaz de gobernarse a sí misma, que sea libre, y que se haga cargo de sí, de sus problemas y responsabilidades (autoeficaz). También es muy importante tener una motivación fuerte hacia algo, una pasión por hacer algo, porque eso te hace más fuerte. Y yo creo que el tema de la dignidad es muy importante en las rupturas de este tipo, porque cuando el duelo se complica es fundamental tener auto-respeto.

Además, el kit puede tener 20 cosas, pero sería importante que cuando uno está con el notario o con el cura te dijeran: “el amor los une, pero el desamor los puede desunir”. Y es que yo nunca entendí bien por qué se justifica la unión por amor y, sin embargo, no se considera el desamor como una razón suficiente para separarse; porque si el amor justifica el matrimonio, el desamor debería justificar la separación. Pero no te explican esto, y para mí el amor es un problema de salud pública, y tendría que haber lecciones obligadas en los colegios, en la primaria, en la secundaria, en la universidad, y en los doctorados –amor 1, amor 2, amor3, amor 4…–, y que la gente aprenda a amar, aprenda a convivir, aprenda a separarse, aprenda a estar solo –que muchas personas no saben estar solas–, y prepararnos para saber cuáles son los límites del amor. Porque hemos puesto el amor en el cielo; pusimos que el amor es incondicional, que es eterno, que el amor todo lo puede, que el amor es felicidad…, pero cuando uno va a la práctica encuentra que esa emoción está idealizada, que es un amor perfecto que no existe.

El amor hay que construirlo con sangre, sudor y lágrimas, y cada uno lo construye a su parecer. Y el kit tendría que incluir esa enseñanza especial que deberían dar los padres, o los colegios, sobre lo que es el matrimonio, y que el amor tiene sus límites, y que si alguien no te quiere, tenés que empacar y te tenés que ir. Y saber decir en el momento adecuado: “te amo, pero no puedo vivir con vos, y si no me querés, ciao”. Y aprender a querer. Y saber que si no me puedo autorealizar como persona, no puedo desarrollar mis talentos naturales porque mi pareja me lo impide, ese es un límite del amor, y ese amor no le viene bien a tu vida, así que empaca y vete. Porque es increíble que cuando violan tus principios y valores más esenciales todavía te quedes ahí. Y no me refiero solo al maltrato físico, me refiero sobre todo al maltrato psicológico, que no deja morados y no se puede denunciar, y si te están diciendo todo el día que eres una idiota, que eres una estúpida y no sirves para nada, eso es violencia machista, pero además es violencia psicológica, y para todo eso hay que prepararse, y cuando vamos a una relación nos dicen “si amas, es suficiente, el amor se va a encargar de todo, el amor todo lo puede, el amor mueve montañas…”, pero el problema es que la montaña se te puede caer encima.

Nunca entendí bien por qué se justifica la unión por amor y, sin embargo, no se considera el desamor como una razón suficiente para separarse; porque si el amor justifica el matrimonio, el desamor debería justificar la separación

¿Crees entonces que el origen de la violencia machista o de género podría estar en que esa persona no admite que otro no le ame ni quiera estar con él?

El apego, la dependencia, se da más en las mujeres que en los hombres, aunque los hombres tienen más dependencia sexual. Y el apego es posesión, es la idea de que “tú me perteneces”, y desencadena un proceso de poder en la relación, porque las relaciones también tienen una dimensión política, y se establece una jerarquía, y si yo pienso que eres una cosa, te cosifico, y tú ya no eres un interlocutor válido, sino que te poseo como un objeto, y entonces pienso “¿cómo te puedes atrever a no hacerme caso?”. Y para prevenir las causas de la violencia, machista o no machista, habría también que mejorar la dependencia, y educar a los niños desde pequeños en una manera sana de mantener relaciones, porque hoy día con el Whatssap los muchachos controladores manejan a sus novias constantemente preguntándoles dónde están y pidiéndoles que les manden la foto con la amiga, y para ver cómo está vestida… Y eso es una manera de controlar a la gente, y si uno va aceptando esa conducta, va aceptando que el otro tiene más poder, la relación se convierte en una jerarquía en la que un miembro de la pareja se encuentra subordinado al otro.

En el amor, un clavo no saca otro clavo

Dicen que la mancha de una mora, con otra verde se quita. ¿Crees que es conveniente iniciar una relación para olvidar antes a tu ex pareja, o es mejor esperar y recuperarse bien de la pérdida antes de lanzarse a la búsqueda de alguien que lo reemplace?

No me cabe duda de que la conducta adecuada es la segunda; esperar a estar libre, o por lo menos tranquilo interiormente, para poder establecer una relación en la cual tú no traslades tu malestar al otro, porque uno queda muy vulnerable y no procesa bien la información después de un golpe de este tipo. Nuestra cultura está absolutamente bien organizada para la ceremonia del adiós en los casos de la muerte física, porque se llevan flores, la gente se reúne, te dan el pésame, y según la creencia religiosa se hace una misa, pero cuando hay una separación sentimental, o una ruptura que implica una pérdida afectiva, no disponemos de una ceremonia, y cada uno tiene que inventarse la propia; quedamos un poco desamparados, y al estar desamparados somos muy vulnerables, y pensamos que un clavo saca a otro, y no es así; a veces los dos clavos quedan dentro. Un clavo no saca a otro, eso es mentira, y lo que hay que hacer es esperar hasta estar un poco más tranquilo, porque entonces tendrás más capacidad para relacionarte de la manera adecuada, ya que cuando uno termina el duelo entiende qué es lo que ya no quiere del amor y no quiere repetir. Dicen que el ser humano es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, y eso se ve mucho en el amor, pero si elaboras bien el duelo, no vas a volver a tropezar con una piedra similar.

Dicen que el ser humano es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, y eso se ve mucho en el amor, pero si elaboras bien el duelo, no vas a volver a tropezar con una piedra similar

En tu libro explicas cómo debe ser el proceso de duelo para pasar página de manera saludable y adquirir además resiliencia afectiva. ¿Significa eso que si superas correctamente la ruptura, estarás mejor preparado si más adelante tienes que afrontar una nueva pérdida sentimental?

Si el duelo no se complica, vas a estar más fuerte, y las posibilidades de que te equivoques disminuyen, porque se ha comprobado que muchas personas cuando salen de ese proceso de duelo y retoman el control de su vida desarrollan toda su potencialidad y se vuelven más resilientes, pero también hay un proceso de crecimiento postraumático. Generalmente cuando uno experimenta un trauma sufre estrés postraumático, una patología que aparece clasificada y debe ser tratada terapéuticamente, psiquiátricamente, o psicológicamente, pero el crecimiento postraumático se está investigando desde hace pocos años, y significa que después de un trauma tú no sales igual, sino que sales mejor, sales fortalecido, desarrollas habilidades que no tenías antes, te vuelves más perceptivo, cambias tu visión del mundo frente a ti mismo, los demás, y el cosmos, puedes adquirir una visión espiritual que no tenías antes, y te empiezas a relacionar con las personas con menos miedo, con más seguridad, con más receptividad… Se adquiere una buena autoestima, seguridad en uno mismo, y en muchos casos se sale del duelo con lo que llamamos el crecimiento postraumático.

Las nuevas habilidades te van a permitir no enredarte como te enredaste antes, pero si tienes patologías que no han sido tratadas vas a seguir metiendo la pata. Es el caso, por ejemplo, de una mujer que se siente débil para enfrentar la vida sola, y prefiere a los hombres fuertes, seguros de sí mismos, echados para adelante, muchos de los cuales son narcisistas, e incluso muchos son agresivos. Y si las anteriores relaciones que ha mantenido han sido con hombres de este tipo que la trataban mal, o eran egoístas, o la dejaban, y esta mujer sigue siendo débil y sigue buscando un hombre fuerte para compensar, es muy fácil que vuelva a engancharse a una pareja inadecuada. Por ello, lo que tiene que hacer es quitarse la debilidad, porque si empieza a considerarse una mujer independiente y fuerte, ya no va a buscar ese tipo de hombres. No es que sea masoquista, es que quiere compensar un déficit que ella tiene, y eso hay que tratarlo, y una vez se trata, ya empieza a elegir bien. Lo mismo pasa con el duelo y el crecimiento postraumático. La persona sale más fortificada, y ya no comete los mismos errores.

El crecimiento postraumático significa que después de un trauma tú no sales igual, sino que sales fortalecido, desarrollas habilidades que no tenías antes, te vuelves más perceptivo, cambias tu visión del mundo, y te empiezas a relacionar con las personas con menos miedo, con más seguridad, con más receptividad…

Adviertes de que “el resentimiento ocupa mucho espacio mental, se alimenta de los recuerdos y, si no le haces frente, hace metástasis”, pero es una emoción muy humana cuando alguien te hace daño. ¿Qué consejos darías para eliminarlo cuanto antes?

El resentimiento o el rencor es la ira que no se expresa, cuando alguien te hace algo y se te dispara la ira o la indignación, pero por la razón que sea no lo dices, sino que lo guardas. Eso no se procesa y queda en una memoria emocional, como si fuera un programa de ordenador que se bloquea. Y permanece ahí, y va quitando fuerzas, va absorbiendo energía, y lentifica todo el sistema de procesamiento de las emociones, y empiezo a funcionar mal, me empiezo a enfermar, porque es una carga que tengo dentro, y para eliminarla lo mejor es el perdón. Y perdonar no implica eximir al otro de la justicia, ni que yo vuelva a sus brazos. “Te perdono” significa que ya te recuerdo sin rencor. Perdonar es recordar sin rencor, es ‘te perdono, pero te dejo’, ‘te perdono, pero no sigo contigo’. De hecho, perdonar a alguien no significa que la otra persona sea consciente; vos podés decir en un momento dado ‘estoy harto de sufrir con este rencor, así que lo voy a perdonar’. Y una vez que elaboraste el perdón, ni siquiera se lo tenés que decir al otro. El perdón es un regalo que te haces a ti mismo, y la mejor manera de quitarte de encima el rencor.

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