Patricia Ramírez
18 de marzo de 2015
Patricia Ramírez, psicóloga máster en Psicología clínica y de la Salud, y doctorada en el Departamento de personalidad, evaluación y tratamiento psicológico de la Universidad de Granada, con una amplia trayectoria en la atención a deportistas que compiten a nivel nacional e internacional, acaba de publicar Así lideras, así compites (Conecta, 2015), en el que ha colaborado también Óscar García Junyent, exjugador del FC Barcelona, del RCD Español, y entrenador de fútbol. En el libro, Patricia explica cuáles son las principales cualidades que debe tener un buen entrenador para ejercer un liderazgo responsable y productivo, basándose en la experiencia que le ha proporcionado su trabajo con equipos de fútbol de primer nivel, y ofrece consejos que se pueden aplicar no solo en el liderazgo deportivo, sino en otros ámbitos como la empresa o la educación.
¿Qué cualidades hay que tener para ser un líder? ¿Sirven las mismas en cualquier ámbito de la vida?
Sí, las cualidades son las mismas. En el capítulo primero del libro hablo de 15 características para ser un buen líder, y entre ellas destacaría porque para mí son las más importantes: ser un modelo de conducta, el trato respetuoso hacia la gente a la que diriges, ser capaz de comunicar de forma clara para que la gente entienda, saber establecer objetivos desafiantes y motivar al equipo para que los consiga, tener un trato justo y honesto con las personas a las que diriges, y el pensamiento optimista, que es el de aquellas personas que ven soluciones donde otros solamente ven problemas.
Parece que estás describiendo cómo debería ser un buen maestro, un buen jefe, e incluso un buen padre…
Claro, es que el liderazgo también lo ejerce un padre, una madre, un jefe, o cualquier educador. El libro no solamente es para entrenadores, sino para cualquier persona que gestiona personas.
¿Crees que es necesario implicarse emocionalmente en un proyecto para llevar a cabo un buen liderazgo?
Yo creo que las emociones son fundamentales porque constituyen un motor. Es cierto que tiene que haber un límite porque cuando sales del trabajo o del proyecto debes tener la capacidad para desconectar; o sea, las emociones no pueden hacer que estemos 24 horas al día pendientes solamente de un tema, pero está claro que todo aquello que sientes lo puedes hacer de una forma más brillante; las cosas tienen que apasionarnos, no nos tienen que quitar la vida, pero es necesario sentirlas.
En el libro afirmas que las expectativas son muy poderosas y cuando son positivas favorecen el éxito.
Sí, porque cambian el trato que tenemos con los demás; cuando tú esperas cosas buenas de la gente, al final tienes mucha más paciencia y benevolencia, y apoyas de una manera distinta a cuando no esperas nada, porque cuando no esperas nada tiras antes la toalla. Las expectativas positivas influyen en tu actitud hacia la persona, que se siente bien tratada y considerada, siente que estás confiando en ella y en sus cualidades, y eso también le genera un compromiso que la impulsa a devolverte la confianza que has depositado en ella.
Las expectativas positivas cambian el trato que tenemos con los demás, porque cuando esperas cosas buenas de la gente tienes mucha más paciencia y benevolencia y les apoyas
Pero si esas expectativas son muy altas, ¿no pueden también contribuir a la frustración y el desánimo cuando no se consiguen los objetivos esperados?
Claro, es que si las expectativas son demasiado altas ya no coinciden con la realidad; tienen que ser unas expectativas basadas en esperar cosas buenas y, sobre todo, orientadas al rendimiento, no al resultado, es decir, a lo que la persona es capaz de hacer, no a lo que la persona tendría que conseguir.
La unión hace la fuerza, pero imagino que en los equipos deportivos surgirán rencillas de vez en cuando. ¿Cómo debería gestionarlas un buen líder?
Un buen líder tiene que saber gestionar los conflictos, y para eso lo primero es priorizar el objetivo grupal por encima de las individualidades. Y luego, hablar con los otros líderes, que son los capitanes, y poner el problema encima de la mesa, dejar que cada persona opine, que se argumente. Como tú tengas una idea preconcebida de aquí se hace lo que digo yo, y el conflicto lo resuelvo a mí manera, habrá gente que sienta que no se le tiene en cuenta. Una cosa es escuchar, y otra que como líder tú tomes la decisión que creas que es mejor para el grupo, pero la solución del conflicto siempre pasa por escuchar qué le pasa a la gente, porque no podemos interpretar ni adivinar, hay que escuchar y conocer el punto de vista de los otros, cómo se siente cada persona, y después tomar decisiones que sean buenas para el grupo.
La solución de un conflicto siempre pasa por escuchar qué le pasa a la gente, porque no podemos interpretar ni adivinar, hay que conocer el punto de vista de los otros y cómo se sienten, y después tomar decisiones que sean buenas para el grupo
Y si hay rencillas entre los jugadores, también tienes que mediar de alguna forma, porque muchas veces desfavorecen al grupo, y tienes que estar pendiente y preguntar cómo puedes ayudar. En un principio hay que dejarles autonomía, dependiendo de la edad, para que lo resuelvan ellos a través de los capitanes, que para eso tienen esas figuras, porque no puedes estar solucionándoles siempre los problemas a los jugadores, como tampoco se los puedes solucionar a tus hijos. Ellos también tienen que asumir las consecuencias de sus actos y hacerse cargo de sus responsabilidades y sus problemas. Pero si el conflicto se enquista y está perjudicando al grupo, hay que sentarse a solucionarlo con ellos tal y como te comentaba: escuchar a todas las partes, mediar, intentar ver otros puntos de vista, y buscar una solución común que sea la mejor para el grupo. El objetivo grupal siempre tiene que estar por encima de todo.
Motivar al equipo y enseñarle a relativizar las críticas
Tú propones ‘más zanahoria y menos palo’. Y ahora precisamente se está criticando a Ancelotti porque dicen que es blando. ¿Qué opinas tú?
Ni a Ancelotti ni a ningún otro entrenador podemos criticarles mucho porque realmente no sabemos cómo gestionan a su equipo; una cosa es lo que vemos desde fuera, y otra muy distinta lo que ocurre durante los entrenamientos, y yo creo que si una persona ha conseguido el éxito que ha conseguido él es porque su liderazgo tiene que funcionarle. Confundimos tener calidad humana con ser blando, y eso es una equivocación, porque las personas atienden más a un argumento que a un grito. La credibilidad no está en lo alto que hablemos ni en lo autoritarios que seamos, sino en que sepamos transmitir con coherencia el mensaje adecuado. Si tiene un grupo de gente talentosa el entrenador sabe perfectamente por qué está fallando el grupo. Si este hombre decide no dar un grito es porque pensará que la solución no está en el grito, sino en otro sitio. Juzgar desde fuera es una conducta, aparte de ruin, poco sabia, porque no tenemos la información suficiente para saber qué es lo que pasa.
Confundimos tener calidad humana con ser blando, y eso es una equivocación, porque las personas atienden más a un argumento que a un grito
No debe ser fácil incentivar a jugadores que tienen un largo historial de éxitos a sus espaldas. ¿Cómo se motiva a las estrellas que ya han demostrado lo que tenían que demostrar?
Para motivar tiene que haber una causa por la que luchar, algo que realmente capte la atención; debe haber un objetivo grupal que alcanzar, pero también son necesarios los objetivos individuales; saber qué es lo que quiero conseguir genera motivación: Cristiano Ronaldo quiere ser pichichi, otro quiere ser el trofeo Zamora, otro quiere tener más pases en profundidad… Cada persona tiene un objetivo por el que luchar, pero la motivación también está en el buen ambiente y en el clima que se genere en el grupo. Un lugar donde tú lo pasas bien y donde confías en tus compañeros, es un lugar en el que quieres estar y en el que te apetece dar un poco más. El clima laboral es importantísimo para que un grupo esté motivado, tanto si son jugadores de fútbol como si son empleados de una empresa de informática.
El clima laboral es importantísimo para que un grupo esté motivado, tanto si son jugadores de fútbol como si son empleados de una empresa de informática
En el libro recoges una frase de Ronaldo (el brasileño): ‘cuando marcas eres grande, cuando no lo haces eres gordo’. ¿Cómo se protege al equipo frente a las críticas cuando estas no son nada constructivas?
Más que proteger hay que enseñar a los jugadores a saber dar valor a lo que lo tiene y a lo que no. En un deporte tan mediático como el fútbol todo el mundo va a opinar, y no podemos dejar de leer la prensa ni meternos en una burbuja para que no nos afecten las críticas. Lo que sí tenemos que saber es a qué opiniones se le deben dar valor. La opinión de aquella gente que va a desahogar sus emociones al fútbol, a la que le encanta criticar, que se creen entrenadores, y que lo harían mejor que tú, tiene un valor 0. Las opiniones que cuentan son las de tus compañeros, las de tu entrenador, las de tus familiares, y las de tu mejor amigo que ha estado ahí toda la vida. Y lo demás tienes que aprender a no darle valor, porque si no estás sobreprotegiendo al grupo –como tantas veces sobreprotegemos a los hijos–, y la sobreprotección no es buena. Que te van a insultar, pues perfecto. ¿Eso tiene valor para mí? No. ¿Dónde tiene que estar mi atención? En aquella gente que me aporta una crítica constructiva y en seguir haciendo lo que mejor sé, que es jugar.
En la vida siempre va a haber alguien que te trate de forma injusta, y como quieras intentar tenerlo todo controlado para que la gente no hable mal de ti, estás perdido, y en este ámbito mucho más, porque también intervienen las creencias irracionales de la afición que piensa que porque paga una entrada, o porque tú cobras mucho, tienen derecho a lanzarte dardos a la diana. Algunos piensan ‘yo pago por este espectáculo y tú vives como un millonario, así que te tragas lo que te digo’, porque hay gente así de maleducada y tenemos que aprender a convivir con ello y aceptar que forma parte del juego. Y cuando escuchas por ejemplo pitidos, tienes que adaptarlo a tu favor y decir ‘ahora resulta que la gente anima pitando’, y convertir el pitido en un aliado en vez de pensar ‘estoy fallando y el público está encima’, que es una situación que te va a generar ansiedad y va a hacer que falles todavía más.
¿Es beneficioso para la educación de los niños que participen en deportes de equipo?
Sí, porque en deportes de equipo aprendes valores que no aprendes en un deporte individual, por ejemplo la comunicación, la cooperación, trabajar la sinergia, saber ser suplente…, eso solamente lo experimentas en un equipo, y creo que aprender a trabajar en equipo de pequeño te va a dar también herramientas para aprender a trabajar en equipo en la empresa.
Un líder debe ser un modelo de conducta, tratar con respeto a la gente a la que dirige, comunicar de forma clara, establecer objetivos desafiantes y motivar al equipo para que los consiga, y tener un pensamiento optimista, que es el de aquellos que ven soluciones donde otros solamente ven problemas
El sistema que se sigue en el colegio y la universidad es muy individualista: mi nota, mi examen…, y no se fomenta el trabajo en equipo. Creo que es muy positivo que los niños aprendan desde pequeños que el resultado final de un proyecto o actividad depende de la colaboración de un grupo de personas. El deporte de equipo les enseña también a relacionarse, a tratar con gente de diferentes edades y procedencias, a competir, a perder, a ganar…
Algunos padres no tienen un comportamiento ejemplar cuando presencian los partidos en los que juegan sus hijos, y esto influye negativamente en los niños. ¿Qué puede hacer el entrenador en estos casos?
Es cierto que algunos ejercen una mala influencia con su conducta durante los partidos, y esto se tiene que cambiar desde el sistema educativo, desde cómo educamos en las canteras, teniendo por ejemplo una escuela de padres, y reforzando a las aficiones o a los padres que lo hagan bien, y por supuesto castigando a los que se comporten de una forma desproporcionada.
El entrenador es el transmisor de valores del club y el que tiene un contacto directo con los progenitores, y a parte de que a los padres se les dé un código de conducta que indique cómo tienen que comportarse, cuando el entrenador nota que alguien se sale de madre debe advertirle de que su actitud tiene una serie de consecuencias y los niños no pueden presenciar ese tipo de espectáculos. Y si su mala conducta se repite tiene que tomar medidas, porque aunque al niño le pueda disgustar que su padre o madre no asista a los partidos, más le afectaría ver cómo le da voces, le dice que haga cosas que no tiene que hacer, o le recrimina por una jugada que no le ha salido bien, delante de todos sus compañeros.