Juan Fueyo
19 de octubre de 2023
Los avances en la detección precoz y el tratamiento del cáncer han conseguido que un diagnóstico de esta enfermedad no constituya una sentencia de muerte y que cada vez haya más supervivientes que pueden llevar una vida normal. Juan Fueyo, un científico español afincado en Estados Unidos con más de 25 años de experiencia en los campos de la medicina, la neurología y la investigación oncológica, acaba de publicar Cuando el mundo se detiene. Cáncer: del mito a la esperanza (Penguin Random House Grupo Editorial), en el que explica sus principales causas, los últimos avances en el diagnóstico, y los tratamientos más avanzados. El autor, cuyas investigaciones en el laboratorio que codirige junto a su esposa, Candelaria Gómez Manzano, se centran en ingeniería genética y virus modificados para combatir el cáncer, y que también es profesor en el departamento de Neurooncología del MD Anderson Cancer Center en Houston, afirma que el cáncer ha dejado de ser una enfermedad letal y que hay que acabar con los estigmas, y nos habla sobre las nuevas opciones terapéuticas que permitirán mejorar la calidad de vida de los pacientes. El investigador pide, sobre todo, que no se oculte la enfermedad, porque “El mundo se detiene cuando te dan el diagnóstico de cáncer, pero si piensas que lo que tienes es una enfermedad normal y corriente, se volverá a poner en marcha y te ofrecerá un abanico de posibilidades que probablemente te sorprenderá”.
¿Por qué has dedicado tu libro ‘Cuando el mundo se detiene’ a las mujeres con cáncer de mama?
Me ha costado mucho escribir este libro; es el libro que no quería escribir, y es el libro que todo el mundo pensaba que tenía que escribir. Una amiga cercana que también vive en Houston tiene un cáncer de mama metastásico a los huesos, que tienen controlado, pero siempre está pendiente de que le miren los marcadores tumorales porque el tumor podría volver, y si tienes empatía enseguida te transmite la angustia con la que vive.
A otra paciente más joven –menos de 50 años– le diagnosticaron un cáncer de mama en España y contactó con nosotros y nos puso al tanto de todas las recomendaciones que le hicieron sobre radioterapia, cirugía… Decisiones como tener que escoger qué músculo del cuerpo te van a seleccionar para poder reconstruirte la mama, o si a la larga el pezón te va a quedar bien o va a quedar completamente deformado. Ahora se ha sometido a un análisis genético y es posible que le tengan que quitar la otra mama, o los ovarios.
Cuando empecé a acumular literatura y bibliografía sobre el libro apareció un grupo de feministas americanas que han tenido cáncer de mama –y muchas de ellas han fallecido por ello– y que han escrito sobre su experiencia. Son libros que me han inspirado mucho, y al final no pude sino agradecer esta (entre comillas) “motivación” para escribir.
El cáncer se ha convertido en una enfermedad más y eso es lo que tenemos que gritar para acabar con todos los estigmas
Creo que el cáncer de mama constituye un poco el ejemplo de lo que no tiene que ser el tratamiento del cáncer porque es un tratamiento súper agresivo, y en el futuro esperemos que el cáncer se trate sin cirugía y sin radioterapia. Actualmente es un tratamiento que afecta muchísimo a las partes claves del cuerpo de lo que es ser mujer, y además se te cae el pelo, se te caen las cejas, las uñas…, y no es por el cáncer, es por el tratamiento.
Y es un cáncer que ataca a las mujeres, y aunque parezca fuerte decirlo, incluso en el mundo del cáncer las mujeres están sufriendo esta influencia que tiene este sistema social en el que vivimos, al que llamamos patriarcado. O sea, que ha habido cuestiones ideológicas, personales, y exámenes de la literatura de otras personas que son las que me han llevado a dedicarles el libro.
Subtitulas tu libro ‘Cáncer: del mito a la esperanza’. ¿Qué es lo más importante que sabemos del cáncer ahora que no supiéramos hace 10 o 20 años?
Lo que ahora deberíamos de saber, y no queremos abrir los ojos, es que el cáncer es una enfermedad más. Esto es lo que no sabíamos hace 20, 30 o 40 años. En el libro hablo mucho de Susan Sontag, que tuvo tres veces cáncer a lo largo de su vida y comenta que en un momento determinado el médico te podía decir “tienes cáncer” y prácticamente no tenían nada más para ti, no había otra terapia. Lo que ahora ha ocurrido es que tenemos una gran cantidad de posibilidades para el tratamiento y una variedad enorme.
El cáncer utiliza o manipula al sistema inmune del paciente para poder seguir creciendo, pero si el sistema inmune se despierta y se activa al cáncer le cuesta mucho más progresar, y en algunos casos es destruido
En la década de los 70 en Estados Unidos había alrededor de dos millones y medio o tres millones de supervivientes de cáncer, y ahora los cálculos que estamos manejando indican que en el 2040 habrá 30 millones de supervivientes de cáncer solo en este país. Es decir, que el cáncer se ha convertido en una enfermedad más. Ese es el mensaje del libro, eso es lo nuevo, es lo que está ocurriendo ahora, y es lo que tenemos que gritar para acabar con todos los estigmas.
Tus investigaciones se centran en virus específicamente diseñados para combatir el cáncer, ¿cómo funciona esta novedosa técnica terapéutica? ¿Se puede utilizar en todos los tipos de cáncer?
Sí, se puede utilizar en todos los tipos de cáncer. Este tratamiento se basa en infectar un tumor y eso de alguna manera despierta el sistema inmune del paciente. Sabemos que el sistema inmune del paciente es capaz de destruir el tumor, pero que normalmente no lo ve porque el tumor permanece invisible para él, pero cuando lo infectamos el virus produce tal desastre dentro del tumor matando células y produciendo una inflamación que el sistema inmune muchas veces ya es capaz de verlo y comienza un ataque. Es como dirigir una vacuna contra el cáncer desde dentro del tumor.
Cánceres que remiten espontáneamente: no es un milagro
En el libro precisamente dices que sin el apoyo y la colaboración de nuestro sistema inmune no se puede vencer al cáncer.
Eso es. En ese sentido ‘Cuando el mundo se detiene’ es un libro de divulgación, pero también es un libro avanzado. Hasta hace poco pensábamos –y todavía seguimos pensando– que el cáncer era una enfermedad de los genes, pero ahora sabemos también que el cáncer, de alguna manera, es una enfermedad inmunológica. Es decir, que el cáncer utiliza o manipula al sistema inmune del paciente para poder seguir creciendo. Si no existe el sistema inmune, el cáncer crece, si el sistema inmune se despierta y se activa al cáncer le cuesta mucho más progresar, y en algunos casos es destruido.
En el libro hay un capítulo sobre lo que llamamos los milagros del cáncer, por ejemplo, personas que tienen un melanoma que se ha extendido a los pulmones, o al cerebro, y es un paciente que ya está en estado IV, y al que le dicen que la medicina ya no tiene nada que ofrecerle, y entonces empieza a mejorar, y le hacen escáneres, y ven que se le ha curado el cáncer del pulmón y el cáncer del cerebro.
Aproximadamente el 50% de los tumores son prevenibles, pero ni el individuo, ni la sociedad, siguen las normas para evitarlos
Sin embargo, hay niños pequeñitos que han nacido con un tumor que se llama neuroblastoma y que a veces les ocupa más de la mitad de la barriga y cuando el médico le enseña la imagen a los padres están desesperados, y a veces el médico les dice “podemos empezar quimioterapia, o podemos esperar y ver qué pasa porque algunos de estos niños se curan solos”. Y, claro, los padres se sorprenden, pero, efectivamente, algunos niños, incluso con metástasis a los huesos, de golpe se curan solos.
También hay pacientes con cáncer de riñón a los que les pasa lo mismo. El cirujano le extirpa el riñón al paciente y el tumor, pero le dice que el cáncer está extendido a los huesos y habrá que hacer quimioterapia o radioterapia. Sin embargo, al quitarle el cáncer del riñón desaparecen también las metástasis de todo el cuerpo.
Y pensamos que una de las teorías más probables para estos milagros sea la inmunidad natural, que el sistema inmune se despierta por algún motivo. Y el sistema inmune tiene una acción global y no solo destruye el cáncer en el órgano donde está, sino en todo el cerebro, por ejemplo. Cuando están activados, los linfocitos –que son células inmunitarias– patrullan como auténticos policías buscando células tumorales y las destruyen.
En ese capítulo precisamente dices que “en ciencia no se puede usar a Dios como una causa, como una explicación”. Entonces, ¿la explicación científica a esos casos de curación espontánea sin intervención médica que están documentados la atribuirías a la acción de un sistema inmunitario que se reactiva en un momento dado?
Eso es. El Vaticano ha conseguido unos archivos increíbles sobre estos tumores. En algunos casos solo hay testimonios de los testigos del hecho: alguien que vio que tenía el tumor, y luego vio que ya no lo tenía, pero hay casos más modernos en los que está documentado que la resonancia magnética mostró que tenía metástasis en determinadas zonas, después el médico paró la quimioterapia y le dijo que no podían hacer más, no hubo ninguna otra acción posterior excepto que le puso una velita a alguien, y cuando volvieron a hacerle una resonancia magnética comprobaron que el tumor había desaparecido. O sea, que el Vaticano, de alguna manera, tratando de documentar estos milagros, está documentando quizás el efecto inmune que se desencadena contra los tumores en un grupo de pacientes.
Habría que explicarles a los niños en las escuelas que hay toda una serie de actitudes que se pueden tomar para no tener cáncer, como no fumar, no beber, prestar atención a la dieta y llevar una vida saludable
Si eres una persona religiosa siempre puedes decir que la inmunidad es la forma en la que ha actuado el santo o la santa al que le has puesto la vela, claro. Ciencia y religión son temas completamente diferentes: son peras y manzanas.
También dedicas un capítulo de su libro a la microbiota, al intestino como ‘segundo cerebro’, y al psicobioma. ¿Cómo se relacionan las bacterias de nuestro intestino y el cáncer? ¿Se puede intervenir en esta población de microbios para prevenir o tratar tumores?
Este tema se va a poner de moda; creo que incluso le acaban de dar el Premio Princesa de Asturias a tres investigadores que han identificado las bases del microbioma humano. Tiene mucha importancia. Bacteria significa inflamación y, como estaba comentando antes, inflamación significa sistema inmune. Si las bacterias de nuestro intestino de alguna manera están controlando la inflamación, están controlando también las funciones de nuestro sistema inmune. En este sentido, lo más relevante que estamos viendo con el cáncer y la microbiota –aunque todavía no hay mucho– es que las terapias que aumentan la inmunidad se benefician de la manipulación de la microbiota, o que los estudios de microbiota permitirían predecir qué pacientes serían sensibles a la inmunoterapia, o serían resistentes.
Y lo bueno que tiene la microbiota intestinal es que es muy accesible. Aquí en Estados Unidos, y supongo que en España también, se venden ya en las tiendas cápsulas que contienen bacterias, que las ingieres y cuando llegan al intestino se liberan y te pueden modificar la flora intestinal, y que pueden provocar que haya más bacterias de un tipo u otro.
Quizás las dos mayores revoluciones que se han producido en el ámbito del cáncer son la inmunoterapia y la medicina personalizada y una combinación de ambas podría representar el siguiente avance en la terapia del cáncer
En pacientes con enfermedades crónicas, sobre todo del colon, ya se está viendo que esto los mejora, como en el caso de muchos enfermos que tienen, por ejemplo, diarreas crónicas. Esto es una realidad médica, pero para el cáncer aún estamos un poco más lejos. Quizás para el cáncer la comprensión de la microbiota seguida de la aplicación de técnicas de inteligencia artificial a las bacterias nos ayudará a trazar estrategias importantes. Hay mucha esperanza en que las bacterias, sobre todo la flora intestinal, supongan un gran avance.
Ahora mismo en nuestro hospital están realizando un estudio para comprobar si dentro de los tumores existen bacterias o virus, y se está viendo que sí, que incluso dentro de los tumores hay una flora bacteriana. Si supiéramos activar esa flora bacteriana para disparar inmunidad dentro del tumor, si viéramos cómo esa flora bacteriana mejora o empeora la inflamación, eso nos ayudaría mucho. Es un tema que tiene mucho potencial a largo plazo.
La quimioterapia tiene muchos efectos adversos, ¿será posible personalizar la medicina en función de las características de cada paciente con cáncer en un futuro próximo?
En ‘Cuando el mundo se detiene’ también explico que quizás las dos mayores revoluciones que se han producido en el ámbito del cáncer son la inmunoterapia y la medicina personalizada. Y la medicina personalizada ya tiene aplicaciones en algunos tumores, aunque hay un problema al respecto, que cuento en un capítulo en el que comparo el cáncer con una sociedad en la que existen muchos individuos diferentes, porque la medicina personalizada ataca solamente a una proteína o a una serie de proteínas y el tratamiento destruye a las células que tienen esas proteínas, pero el cáncer enseguida genera otro tipo de células que no tienen esa mutación.
La medicina de precisión o medicina personalizada tiene también un gran futuro, pero por el momento está chocando, en algunos casos al menos, con lo que es la base celular fundamental del cáncer, que son un grupo enorme de clones, todos ellos diferentes. Una combinación de medicina personalizada e inmunoterapia sí que podría representar el siguiente avance en la terapia del cáncer.
Prevenir y tratar el cáncer: ¿ayuda el pensamiento positivo?
El cáncer depende de muchos factores, y no es posible prevenirlos todos, pero ¿qué sí podemos hacer a nivel individual y como sociedad para reducir el riesgo de desarrollar esta enfermedad?
El cáncer no es hereditario en la mayoría de los casos, solo hay un pequeño porcentaje que sí se hereda. El primer caso de sospecha de cáncer hereditario es el de Napoleón, que como cuento en el libro sabía que su padre había muerto de un problema de estómago e hizo que mirasen su cadáver. Los médicos descubrieron que podría haber tenido un cáncer, y Napoleón pensó que podría haberlo heredado y pide que cuando fallezca le hagan la autopsia para ver si tenía cáncer y se lo digan a su hijo para que éste pueda tomar medidas, como un cambio de dieta, o lo que pudieran hacer en aquel momento. Cuando Napoleón fallece en la autopsia comprueban que tenía un cáncer de estómago. Sin embargo, en la actualidad se piensa que probablemente su cáncer estaba provocado por la bacteria Helicobacter pylori, que es uno de los factores de riesgo para desarrollarlo, por lo que no era hereditario.
Aproximadamente el 50% de los tumores son prevenibles, pero ni el individuo, ni la sociedad, siguen las normas para evitarlos. Por ejemplo, en el caso individual todos sabemos que la exposición al sol te puede producir cáncer de piel, y sin embargo las playas en verano están llenas de gente que se sobreexpone –en muchos casos todo el día– sin ninguna crema protectora, y cuando no están en la playa van sin camisa por la calle. Así que, aunque sabemos que protegernos del sol previene el cáncer de piel, no siempre lo hacemos.
No podemos convertir el cáncer en una lucha del individuo contra una enfermedad. No se trata de que te diagnostiquen cáncer y entonces tú pelees mucho y lo superes. No existe esa ecuación
También sabemos que fumar produce cáncer y que la disminución del número de fumadores también ha reducido la incidencia del número de casos de cáncer asociados al tabaco, sin embargo, a nivel social, los gobiernos ayudan poco, porque parece que mientras estas compañías paguen impuestos y simplemente pongan en el paquete alguna señal de alarma el tabaco se sigue vendiendo.
En España, por ejemplo, hay grupos sociales que defienden que beber es bueno para la salud, cuando tomar alcohol es uno de los principales factores para desarrollar cáncer de hígado. Tenemos muy poca mentalización a nivel individual y muy poca ayuda a nivel social. Y si a esto le añades que se espera que se produzca un significativo aumento de la incidencia de cáncer –la OMS ha alertado sobre un tsunami de cáncer en los próximos años– debido al cambio climático…
¿Cómo se podría atajar esto? Una medida muy importante sería llevar a las escuelas el problema del cáncer y explicarles a los niños que hay toda una serie de actitudes que se pueden tomar para no tener cáncer, como no fumar, no beber, prestar atención a la dieta y llevar una vida saludable. Esto podría contribuir a tener una sociedad mucho más mentalizada al respecto, pero, por el momento, hay una avaricia de los gobiernos y una negligencia social, y los individuos optan por esto que llamamos libertad, que es hacer lo que cada uno quiera, y exponen muchas veces su vida sin necesidad.
Se dice que tener una aptitud optimista ante la enfermedad es muy importante para combatirla, ¿ocurre esto en el caso del cáncer? ¿Pueden los pensamientos positivos servir de ayuda para afrontar los síntomas del cáncer y los tratamientos?
Con esto hay que tener mucho cuidado y en ‘Cuando el mundo se detiene’ hablo mucho de ello porque no podemos convertir el cáncer en una lucha del individuo contra una enfermedad en el sentido neoliberal de la palabra, es decir, “eres pobre, pero trabajas mucho, y entonces consigues triunfar”. No, no se trata de que te hagan el diagnóstico de cáncer y entonces tú pelees mucho y lo superes. No existe esa ecuación. El cáncer es una enfermedad que te mata y da igual que tengas la actitud de un héroe o la de un cobarde. Con el cáncer sucede algo que no ocurre con otras enfermedades, como el sarampión o un ataque al corazón, y es que cuando los pacientes lo superan se habla de héroes, y eso implicaría que tendríamos que hablar de perdedores cuando no lo superan. Ese lenguaje es una perversión y hay que tratar de evitarlo como sea.
El mensaje del libro es “estar callado no te va a salvar la vida”. Si tienes un diagnóstico de cáncer no te lo calles y trata de llevar adelante el cáncer como una enfermedad más
Una vez dicho esto, lo que sí es verdad es que ahora mismo la terapia del cáncer es muy invasiva y tóxica. Volviendo al ejemplo del cáncer de mama, cuando a la paciente se le dice que le van a hacer una cirugía para reemplazarle las mamas, le van a dar radioterapia y quimioterapia que la va a hacer vomitar cada mañana, se le va a caer el pelo, va a llorar sin saber por qué… Ahí los pacientes que tienen una gran fuerza de voluntad y un pensamiento positivo y se dicen “yo voy a seguir adelante, pase lo que pase” son los que son capaces de soportar esos tratamientos y derrotar al cáncer.
Muchas veces la debilidad, la fatiga, la falta de ganas de vivir, el dolor… no te lo ocasiona el cáncer, sino la medicación, y cuando te explican esto hay gente que se echa atrás, y en este sentido sí creo que tener un temperamento fuerte y resolutivo te ayuda a sobrellevar todos los efectos secundarios de la medicación y a seguir adelante.
Pero insisto en que no hagamos de la persona que vence al cáncer un héroe y a la que no lo vence un fracasado, porque el cáncer nunca es un fracaso moral. La actitud positiva te sirve en todos los casos, también si te rompes el fémur o el metro no llega cuando lo esperas por la mañana, y en el caso del cáncer es lo mismo, pero hay mucha gente con actitud positiva que desgraciadamente fallece por esta enfermedad.
¿Qué mensaje le darías a las personas que acaban de ser diagnosticadas con algún tipo de cáncer?
El mensaje del libro es “estar callado no te va a salvar la vida”. Si tienes un diagnóstico de cáncer no te lo calles, no permitas que la familia se lo calle, sal afuera, díselo a tus amigos, habla con los médicos inmediatamente, busca la mejor información posible y trata de llevar adelante el cáncer como si tuvieras una pulmonía, o como si te hubiera roto la muñeca, como una enfermedad más.
Quitémosle el estigma que tenía hasta ahora de una enfermedad letal, porque no lo es. El mundo se detiene cuando te dan el diagnóstico de cáncer porque hay una gran tormenta emocional, pero si piensas que lo que tienes es una enfermedad normal y corriente el mundo se volverá a poner en marcha y te ofrecerá un abanico de posibilidades que probablemente te sorprenderá.
Quiero añadir que el entorno cuando eres mujer también es mucho más difícil porque la gran mayoría de las personas que cuidan a pacientes de cáncer en las familias son mujeres. El papel del hombre como cuidador, aunque está apareciendo cada vez más, sigue siendo muy reducido, mientras que la mujer es la que cuida y la que sigue llevando la casa y el trabajo cuando el marido o un hijo enferman. Por eso, cuando la mujer tiene cáncer es un problema mucho mayor porque falta la persona que seguramente prestaría más cuidados al enfermo. En ese sentido las mujeres también son víctimas de cómo hemos sido educados los hombres muchas veces para ser tan inútiles en casa.