Dr. Emilio Sánchez Álvarez
22 de diciembre de 2023
Alrededor del 15% de la población española padece enfermedad renal crónica (ERC), según datos del último gran estudio epidemiológico en el que participó la Sociedad Española de Nefrología (S.E.N.) y que se llevó a cabo en 2018, lo que significa que esta cifra podría haber aumentado. El Dr. Emilio Sánchez Álvarez, jefe del Servicio de Nefrología del Hospital Universitario de Cabueñes (Gijón) y profesor asociado de Nefrología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Oviedo, es el nuevo presidente de la Sociedad Española de Nefrología (S.E.N.), cargo que ostentará durante los próximos cuatro años. Este especialista ha advertido que “si no se hace nada”, en pocos años un tercio de las personas mayores de 65 años tendrá ERC y esta será la segunda causa de muerte en nuestro país. Por ello, afirma, su objetivo es visibilizar este problema de salud pública y que todos los ciudadanos sepan que dos sencillos análisis de sangre y orina –que miden los niveles de creatinina y las proteínas en orina– permiten detectar si los riñones no funcionan bien para prescribir un fármaco que ralentice la progresión de la enfermedad renal y la necesidad de diálisis, un tratamiento agresivo que ‘ata’ al paciente a una máquina de por vida o hasta que reciba un trasplante.
En España se estima que la enfermedad renal crónica (ERC) afecta al 15% de la población y que la prevalencia del tratamiento renal sustitutivo (TRS) –número de personas en diálisis o trasplante– ha aumentado más de un 30% en la última década. ¿A qué atribuyen este problema de salud pública?
El último gran estudio epidemiológico en España se llevó a cabo en 2018 citando al azar a casi 12.000 personas representativas de la población para hacerles una historia clínica y unos análisis de sangre y de orina y los resultados mostraron que la prevalencia estaba en torno al 15%; un dato muy relevante porque indica que uno de cada siete españoles padece enfermedad renal crónica. Ahora está en marcha un nuevo estudio para actualizar los datos y comprobar si la prevalencia está aumentando, o si ha disminuido.
Uno de cada siete españoles padece enfermedad renal crónica
Está aumentando el número de pacientes que llegan a tratamiento renal sustitutivo, que consiste en diálisis –ya sea hemodiálisis, diálisis peritoneal– o trasplante, y esto tiene que ver con una mejoría de la asistencia sanitaria –que en España es universal, gratuita, de libre acceso…–, ya que la población va envejeciendo cada vez más y la enfermedad renal crónica se asocia al envejecimiento, aunque también se debe a que hay un elevado porcentaje de personas que se cuidan poco.
Por ejemplo, cada vez hay más gente obesa –casi uno de cada cuatro españoles tiene obesidad–, las tasas de tabaquismo permanecen estables –casi uno de cada tres españoles fuma–, la medicación no siempre se hace bien, los hábitos de auto cuidado tampoco son los más adecuados…, y si añadimos que durante la pandemia se han producido problemas estructurales que han dificultado el acceso a la atención primaria, esto hace que la tasa de entrada en diálisis o trasplante aumente año tras año. Solo descendió en el año 2020, fruto de la espectacular afectación que tuvo la pandemia en todas las áreas de la medicina y, entre ellas, en la enfermedad renal crónica.
En las primeras etapas de la enfermedad no se manifiestan síntomas, ¿hay algún signo de alerta que nos pueda indicar que algo no va bien, o deberíamos realizarnos pruebas de manera regular para comprobar el estado de la función renal?
Un problema grave asociado a la ERC es que es una enfermedad silenciosa. Este es un paradigma que siempre menciono cuando doy alguna conferencia, o del que intento hablar con la administración sanitaria. No podemos esperar a que un paciente venga a la consulta a decirnos “creo que tengo enfermedad renal crónica” porque no da ningún síntoma, salvo en etapas finales; por ello, los servicios sanitarios tienen que ser proactivos a la hora de hacer el diagnóstico. Y debemos hacerlo a cualquier persona que pase de 50 años –este ya sería un motivo– y a aquellas personas con factores de riesgo para desarrollar ERC, que son los hipertensos, los diabéticos, o personas con antecedentes familiares –padres, abuelos…– de la enfermedad.
Mi propuesta es que se envíe una carta a todos los mayores de 50 años para que acudan a su centro de salud a hacerse un chequeo renal, para el que solo son necesarias una gota de sangre y una gota de orina
Mi propuesta para la administración sanitaria, que ya he hecho en Asturias y voy a elevar también al Ministerio de Sanidad, es que se envíe una carta a todos los ciudadanos mayores de 50 años para que acudan a su centro de salud a hacerse un chequeo renal, para el que solo son necesarias una gota de sangre y una gota de orina. Es súper fácil, súper barato, y con eso ya tendrían una idea de si sus riñones están funcionando bien o no. Al igual que todo el mundo sabe si tiene el colesterol alto, considero mi obligación como presidente de la Sociedad Española de Nefrología intentar visibilizar la enfermedad renal crónica y que los ciudadanos sepan si sus riñones funcionan correctamente, o no.
En el análisis de sangre hay que pedir que midan los niveles de creatinina y, en el de orina, la presencia de proteínas en orina. Se trata de análisis normales y corrientes que se pueden hacer en cualquier momento y en dos horas se obtienen los resultados. Por eso insisto en que se trata de pruebas sencillas y económicas.
Y si con estas pruebas se determina que existe un problema en los riñones, ¿es posible detener la progresión de la enfermedad renal si se detecta en estadios iniciales?
Hasta hace poco teníamos pocas herramientas para tratar a los pacientes; solo había un grupo de fármacos, que se denominan inhibidores del sistema renina angiotensina aldosterona, y en 25 años que llevo como nefrólogo solo dispusimos de eso, pero en el último año o año y medio se han incorporado nuevos fármacos, que no van a curar nada, pero sí van a enlentecer de forma muy llamativa la progresión de la enfermedad renal.
Diagnosticar es fundamental, porque una vez diagnosticada la enfermedad se puede tratar y el tratamiento consiste en una pastilla que no es cara y se tolera muy bien y que enlentece mucho la progresión de la ERC. De ahí nuestro interés en visibilizarlo, porque es preferible seguir el tratamiento a entrar en diálisis y estar conectado a una máquina de por vida, un día sí y otro no.
En el último año o año y medio se han incorporado nuevos fármacos, que no van a curar la enfermedad renal, pero van a retrasar su progresión y son muy bien tolerados
Hay que instruir a la ciudadanía para que se haga este pequeño análisis, para el que no hay listas de espera, y que es tan sencillo y poco costoso que podemos ir a nuestro médico de cabecera a solicitarlo y se puede hacer en el mismo centro de salud.
Diálisis domiciliaria para mejorar la calidad de vida del paciente
En España también existe la posibilidad de diálisis peritoneal o hemodiálisis domiciliaria, una opción que beneficiaría especialmente a los pacientes que tienen que recorrer mucha distancia hasta el centro más cercano. Sin embargo, no están demasiado extendidas. ¿Por qué?
Esta es la otra pata que tengo en mi taburete del programa de gestión de la Sociedad Española de Nefrología. Las terapias de diálisis domiciliaria proporcionan beneficios clínicos y mejoría de la calidad de vida. Beneficios clínicos porque son técnicas mucho más continuas y estables, con las que el cuerpo sufre mucho menos porque es todo muy suave, y mejoran la calidad de vida porque no es necesario desplazarse, ya que hay pacientes que viven a dos horas de camino del centro de diálisis más cercano y tienen que ir a dializarse de por vida, lo que les obliga a dedicar muchísimas horas al año.
En otros países de nuestro entorno ya ofertan lo que se llama diálisis peritoneal asistida, en la que una persona va a casa del paciente y le ayuda a hacer la técnica
Respecto a por qué no hay más pacientes en diálisis domiciliaria creo que es, sobre todo, porque no se ha informado a los pacientes claramente de sus beneficios. Ahora hemos creado una acreditación de las unidades prediálisis donde se exigen una serie de requisitos para que el paciente reciba todo tipo de información. No solamente que le digan que hay diálisis peritoneal y hemodiálisis domiciliaria, sino que se le explique en qué consisten y cuáles son sus beneficios, así como sus posibles desventajas.
La información no puede ser solo técnica, ni tampoco decirle únicamente que en casa se lo tiene que hacer él y que en el hospital se lo hacen todo, sino que sepa que si es en el hospital tal vez no se pueda ir de vacaciones porque en las fechas que le interesan es posible que no haya centros con huecos disponibles para hacerse la diálisis en su lugar de veraneo, mientras que si se lo hace él no tendrá ese problema.
Otro factor que influye es que hay mucha gente mayor en diálisis y, aunque es muy sencillo hacerlo en el domicilio, a veces necesitan algún tipo de ayuda, o tienen miedo a enfrentarse al tratamiento solos. Por eso en otros países de nuestro entorno ya ofertan lo que se llama diálisis peritoneal asistida, en la que una persona –que no tiene por qué ser enfermera, sino que pueden ser auxiliares o profesionales formados en un proyecto como este– va a casa del paciente –en algunos casos a diario, en otros dos veces por semana, en función de las necesidades– y le ayuda a hacer la técnica. Esto supone un pequeño gasto adicional, pero aun así sigue siendo más barato que la hemodiálisis hospitalaria y muchos pacientes se van a sentir mucho más confortables.
Los aparatos de diálisis peritoneal están conectados con los hospitales y recibimos en tiempo real los datos que indican cómo se ha dializado el paciente, por lo que si observamos alguna anomalía la podemos resolver en el mismo día
El último aspecto que quería comentar respecto a la diálisis peritoneal es que los aparatos que utilizan los pacientes ahora están conectados con los hospitales y cada día recibimos en tiempo real los datos que indican cómo se ha dializado el paciente, por lo que si observamos alguna anomalía la podemos resolver en el mismo día, aunque el paciente no haya notado nada. Gracias a la información que envía el aparato sabemos si está pasando algo y actuamos tan rápido que esto constituye un beneficio adicional, que también tenemos que transmitir a los pacientes para que se sientan seguros.
Hace años las personas que necesitaban diálisis tenían una esperanza de vida mucho más corta que ahora. ¿Han mejorado los tratamientos, o esto se debe a que en España estamos a la cabeza en trasplantes y muchos de estos pacientes reciben un riñón y pueden abandonar la diálisis?
Como explicaba, los avances que han permitido que podamos recibir la información sobre la diálisis domiciliaria diariamente previene muchos problemas, porque cuando un problema se manifiesta clínicamente la cosa se complica, pero si desde el primer momento detecto que algo anómalo está pasando puedo actuar de inmediato y prevenir complicaciones.
Los trasplantes de riñón están teniendo muy buenos resultados a largo plazo, y año tras año va aumentando la supervivencia de los órganos que trasplantamos y la supervivencia de los pacientes
Y respecto al tema de los trasplantes, en España nos podemos sentir muy orgullosos y nuestro modelo de trasplante lo han copiado muchos países porque tenemos unas tasas de éxito muy altas. Los trasplantes de riñón están teniendo muy buenos resultados a largo plazo, y año tras año va aumentando la supervivencia de los órganos que trasplantamos y la supervivencia de los pacientes.
Mi esfuerzo va a estar dirigido a visibilizar la enfermedad renal crónica, que toda la población sepa que los riñones no duelen y que, aunque muchas veces vienen a la consulta afirmando que les duelen los riñones, eso suelen ser problemas de espalda, de los músculos de la zona lumbar, porque tener una enfermedad renal crónica es otra cosa y se diagnostica con las muestras de sangre y orina de las que he hablado. Y ya disponemos de unos tratamientos magníficos que van a retrasar su progresión y son muy bien tolerados, por lo que nadie debe perder la oportunidad de hacerse un chequeo, porque el coste de esta prueba no creo que llegue al euro y con eso tenemos un diagnóstico.