Dra. Verónica Casado
5 de diciembre de 2019
La Dra. Verónica Casado, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, saltó a la palestra mediática a finales de 2018 cuando obtuvo el Wonca Five Stars, otorgado por la Organización Mundial de la Medicina de Familia, que reconocía por primera vez a una española como mejor médico de familia en todo el mundo, después de recibir en 2017 los premios como la mejor de Europa y de Iberoamérica, en 2018. Tras 30 años como médico de familia en el Centro de Salud Parquesol de Valladolid, el mes de julio pasado dejó su consulta para dedicarse a la gestión, nada más y nada menos que como Consejera de Sanidad en Castilla y León. No es la primera vez que la atención clínica pasa a un segundo plano y la dirección centra su trabajo. Entre 1990 y 1997 fue gerente de Atención Primaria y subdirectora de Planificación Sanitaria del Ministerio de Sanidad y responsable del Plan de Salud. Firme defensora de la atención primaria, a la que considera la base de un buen sistema sanitario, entre 1994 y 2004 presidió la Sociedad de Medicina Familiar y Comunitaria de Castilla y León (Semfyc). Pero su brillante currículum no acaba ahí. Tiene también una amplia experiencia en la investigación y la docencia, como tutora coordinadora del programa de formación especializada del Centro de Salud, programa de investigación y actividades comunitarias. Ahora, además, y con la experiencia de 30 años escuchando a sus pacientes, ha escrito el libro Las reglas de la salud (Espasa), un manual sencillo y ameno sobre cómo afrontar los cambios que se producen en nuestro cuerpo con el paso del tiempo para poder autocuidarnos mejor.
Su libro 'Las reglas de la salud' es muy didáctico. ¿Cree que los ciudadanos deberían ser educados en la salud?
Creo que todos necesitamos educación para la salud y también sanitaria. Educación para la salud quiere decir enseñar estilos de vida para conseguir mejores niveles de salud. Educación sanitaria es instrucción en el uso adecuado del sistema sanitario. Hay situaciones que llegan a las puertas de urgencias que no deberían de estar y quitan tiempo a problemas de salud que son verdaderamente apremiantes. Acudir a un hospital porque se tiene un catarro puede ser bastante peligroso.
A pesar de todos los medios de comunicación que insisten en cómo prevenir muchas enfermedades, ¿por qué sigue siendo necesario repetir consejos tan fundamentales para la salud como que hay que lavarse las manos, o hacer ejercicio físico?
Frecuentemente se nos olvida. Estamos instaurados en que me lo resuelva una pastilla o el sistema sanitario, y no nos damos cuenta de que el sistema es bueno para ser responsable de la enfermedad, pero cada uno de nosotros tenemos que ser responsable de nuestra salud.
Debemos tener determinadas actitudes frente a la salud, como hacer ejercicio físico, evitar la vida sedentaria, seguir una correcta alimentación, no fumar, hacer un uso moderado y esporádico del alcohol o, si es posible, vivir sin él, ser capaces de relacionarnos bien, lavarnos los dientes y las manos, utilizar calzado adecuado, ducharnos todos los días, cuidar nuestra piel… Todas esas actitudes son sabidas, pero no por sabidas se hacen. Entre todos tenemos que intentar que lo que sabemos se convierta en un comportamiento saludable.
Desmedicalizar la vida y adaptarnos al envejecimiento
En el libro dice que hay que desmedicalizar la vida cotidiana. ¿Vivimos en una sociedad con un bajo nivel de tolerancia al sufrimiento? ¿Queremos una pastilla para todo?
Cada vez más. Muchas veces les preguntaba a mis pacientes: “¿tú crees que eso me lo hubiera consultado tu abuela?” y la respuesta era siempre que no. Tenemos menos tolerancia y más miedos. No somos pacientes expertos, no pivotamos en el autocuidado, siempre pensamos que alguien tiene que cuidarnos y que otros son los responsables de nuestra salud, cuando somos nosotros mismos.
Acudir a un hospital porque se tiene un catarro puede ser bastante peligroso
A menudo creemos que una pastilla nos va a resolver todo lo que nos ocurra, pero no nos va a remediar que estemos tristes porque nos ha dejado el novio, o no nos va a bajar el colesterol alto si a diario desayunamos torreznos. Tenemos que ser conscientes de que primero debemos seguir una dieta sana y un hábito de ejercicio adecuado antes de empezar a tomar pastillas. Y esto vale para todas las enfermedades crónicas, como la diabetes, que se puede prevenir si nos cuidamos bien antes.
Afirma en 'Las reglas de la salud' que la risa es un elemento fundamental en la salud de una persona, así como seguir unos hábitos de vida saludables. No parece muy difícil, sin embargo, asistimos a una epidemia de obesidad, diabetes… ¿Qué es lo que falla?
Lo que falla es el autocuidado y pensar que los demás son los responsables de nuestra salud, y eso no es cierto. Las epidemias de obesidad y sedentarismo ocurren porque, aunque vivimos en un país con buen clima, que posibilita salir con frecuencia a la calle, y con buenos alimentos, que nos permite comer fruta y verdura, no nos movemos lo suficiente, vamos deprisa y nos alimentamos con comida enlatada y preparada, que conviene evitar.
Desde su actual cargo político, como consejera de Sanidad de Castilla y León, ¿cree que incrementar los impuestos a los refrescos o a los productos azucarados, como han hecho en otros países, sería una buena medida?
Yo creo que las mejores medidas son las educativas, pero algunas legislativas son claves. Prefiero utilizar medidas pedagógicas, antes que adoptar normas restrictivas y punitivas. Tenemos que trabajar para que la gente no consuma bebidas azucaradas, o que lo haga de manera sensata. Comer una bolsa de patatas fritas acompañada de un refresco azucarado en un sofá, no es lo más adecuado.
No somos pacientes expertos, no pivotamos en el autocuidado, siempre pensamos que alguien tiene que cuidarnos y que otros son los responsables de nuestra salud
También en su libro repasa los cambios que se producen en el cuerpo humano con el paso del tiempo. ¿Los ciudadanos de finales del siglo XX y del XXI aceptan las transformaciones que conlleva el envejecimiento?
Todos estamos sometidos a cambios y es evidente que hoy tenemos mayor esperanza de vida. La longevidad de las mujeres es importante. Pero estamos poco acostumbrados a asumir que vamos a envejecer, a que nos aparecerán arrugas, y a que nuestro cuerpo cambie. Nos tenemos que acostumbrar a ello y ser felices. No luchar, sino adaptarnos.
Eso no quiere decir que no nos cuidemos o que no queramos estar lo mejor físicamente que se pueda, pero sí que lo hagamos con mucha sensatez. Cuanto mejor nos adaptemos a los cambios más posibilidades tendremos de ser felices. Si practicamos la autoestima y queremos a nuestro cuerpo, vamos a estar tranquilos.
Reconducir el sistema sanitario para que sea viable
No es la primera vez que se dedica a la gestión, ya lo hizo entre 1990 y 1997. ¿La situación actual de la sanidad es muy diferente? ¿Qué retos había entonces, y qué retos hay ahora?
Es muy distinto. Cuando en esos años me dediqué a la gestión era casi el comienzo de mi vida profesional, y ahora es el final. En aquel momento nos encontrábamos construyendo nuestro sistema sanitario. Ya estaba en vigor el decreto del 84 para la creación de los centros de salud y la Ley General de Sanidad del 86, pero estábamos en pleno desarrollo estructural, formativo, con la organización de todos los equipos de los hospitales… Fue una época muy enriquecedora porque estaba casi todo por construir. En estos años hemos edificado un sistema sanitario que es referente a nivel mundial, con unos indicadores de morbimortalidad que han mejorado de manera importante.
Antes de empezar a tomar pastillas debemos seguir una dieta sana y un hábito de ejercicio adecuado
En el momento actual el reto es reconducir el sistema sanitario para que siga siendo viable. Es necesario trabajar por la seguridad del sistema y por su sostenibilidad para mejorar la satisfacción de los usuarios y la actuación de los profesionales, cuya motivación es clave. Tenemos una buena estructura, una buena organización, pero hay desafíos importantes que tenemos que intentar lograr si queremos que nuestro sistema sea a medio y largo plazo viable. Si no, podemos tener problemas.
¿Considera que su experiencia y trayectoria profesional, es muy útil en su actual cargo de consejera de Sanidad de Castilla y León?
Conocer todos los problemas y desde diferentes perspectivas hace que sea más fácil poder abordarlos. La experiencia inicial que tuve en la gestión, luego en planificación, y haber trabajado en asistencia, docencia e investigación, me va a ayuda a enfrentarme a este reto conociendo cuáles son las debilidades, las amenazas, las oportunidades y las fortalezas del sistema sanitario en el momento actual.
España es el país más saludable del mundo porque tenemos una buena alimentación gracias a la dieta mediterránea, y porque tenemos una atención primaria de calidad
¿Qué cree que es mejorable en la sanidad de Castilla y León?
Tenemos que seguir mejorando el nivel de salud, que es muy alto, pero hay factores de riesgo que tienen mucho que ver con nuestro autocuidado. Es importante que los ciudadanos tomen decisiones sobre el cuidado de su salud, y por eso hay que relanzar la salud pública.
Tenemos que mejorar la equidad, trabajando la accesibilidad geográfica y organizativa, y la eficacia de nivel, es decir, que las tareas que puedan ejecutar los administrativos no las hagan las enfermeras, y que las que puedan desempeñar las enfermeras no las realicen los médicos, o que las competencias de la atención primaria no deriven a la atención hospitalaria.
¿El dinero lo es todo, o hay medidas que se pueden adoptar sin incrementar en exceso el presupuesto?
Efectivamente, uno de los problemas que me he encontrado es el de la financiación. Necesitamos mejorarla e incrementar la inversión del producto interior bruto a un 7%. Tenemos una sanidad de alto nivel y eso exige financiación. En el futuro es probable que tengamos que abordar situaciones que son más caras que en el momento actual. Pero también es cierto que hay bolsas de ineficiencia y que tenemos que planificar mejor el sistema para que a medio y largo plazo lo haga más eficiente.
Sí que hay medidas que no necesitan solo dinero, pero es cierto que quizás tengamos que invertir algo para hacer más eficiente nuestro sistema.
La atención primaria, eje central del sistema sanitario
¿Una atención primaria fuerte es la base de un buen sistema sanitario? ¿Desde su cargo, va a ser una de sus prioridades?
Edson Araujo, uno de los técnicos del Banco Mundial [responsable de Salud, Nutrición y Población], dijo que una atención primaria potente hace que la secundaria y la terciaria también lo sean. Hay miles de investigaciones que demuestran que los sistemas sanitarios que tienen a la atención primaria como eje central son más eficientes, efectivos, equitativos y viables que cualquier otro que podamos elegir. Por lo tanto, una de las líneas, pero no la única, que queremos desarrollar desde esta consejería tiene mucho que ver con que esa atención primaria tenga el puesto que le concede el marco legal vigente: eje central del sistema.
Si dedicamos al paciente los minutos que precisa, los médicos entenderemos mejor qué le pasa y qué podemos hacer para la promoción y prevención de su salud
Uno de los problemas de la sanidad pública es la carga asistencial de los médicos de primaria ¿Cuánto tiempo cree que se debe dedicar al enfermo? ¿Dedicar más tiempo al enfermo en la atención primaria es más caro, o más barato?
Las personas tienen que recibir el tiempo que necesitan. No podemos cifrar si son cinco, siete, o 20 minutos. Es evidente que las necesidades son muy distintas, pero hay una realidad incontrovertible y es que necesitamos tiempo. Y el tiempo es barato. Me explico: el tiempo es caro en cuanto a que tenemos que dimensionar mejor el número de médicos de familia que necesitamos en el sistema. Pero es verdad que no están bien distribuidos y que deberían repartirse mejor, porque si un médico tiene menos de 500 tarjetas sanitarias o más de 1.500, disminuye su competencia.
Las epidemias de obesidad y sedentarismo ocurren porque, aunque vivimos en un país con buen clima y buenos alimentos, no nos movemos y consumimos comida enlatada
Pero también el tiempo hace que las cosas a medio plazo sean más baratas y eficientes, porque si dedicamos al paciente los minutos que precisa, los médicos entenderemos mejor qué le pasa y qué podemos hacer para la promoción y prevención de su salud. Por lo tanto, el tiempo es salud.
¿Los centros de salud de atención primaria deberían ser algo más que centros curativos? ¿Qué papel tienen en la prevención de la salud?
El informe Bloomberg de 2018 nos dice que España es el país más saludable del mundo por dos cuestiones: porque tenemos una buena alimentación, gracias a la dieta mediterránea, y porque tenemos una atención primaria de calidad. Se diseñó para que abarcara todo el espectro de la atención: la promoción de la salud, la prevención de la enfermedad, la curación, la rehabilitación, el acompañamiento, el cuidado paliativo...
Estamos poco acostumbrados a asumir que vamos a envejecer. Nos tenemos que acostumbrar a ello y ser felices; no luchar, sino adaptarnos
La mejora en los indicadores de morbimortalidad se debe a que en la atención primaria se incorporó la promoción y la prevención de la salud. Si un paciente viene a la consulta porque, por ejemplo, le ha salido un eccema en la cara, o tiene una diarrea o una neumonía, los médicos aprovechamos esa visita para saber si fuma o bebe, si tiene hecha la prueba para identificar sangre en las heces para detectar el cáncer colorrectal, etcétera. Estas actuaciones se reflejan en una mejora de los niveles de salud.
¿Una buena atención primaria es un primer paso para reducir las listas de espera?
Una buena atención primaria es el primer paso para tener una atención de salud de calidad y si gestionamos mejor las esperas probablemente disminuyan. Si los médicos de atención primaria tenemos tiempo suficiente para que nuestra capacidad resolutiva supere el 90-93%, conseguiremos que las esperas sean solo las inevitables.
El reto actual es reconducir el sistema sanitario para que siga siendo viable
Si se deriva lo que se tiene que derivar, las consultas urgentes se atenderán como tales, y las que no lo son se asistirán en tiempo y forma.
¿Echa de menos el contacto con los pacientes? ¿Y la docencia? ¿Qué es más difícil ser médico de familia, o consejera de Sanidad?
Lo echo tanto de menos que cuando fui a vacunarme a mi centro de salud les pedí que me raptaran. Me gusta muchísimo la medicina, me encanta la docencia y la investigación, pero entiendo que la gestión es fundamental. No puedo estar toda mi vida diciendo cómo se deberían hacer las cosas y ahora contar con la oportunidad de hacerlo y no asumirlo como un reto.
Tenemos que mejorar la eficacia de nivel: que las tareas de los administrativos no las hagan las enfermeras, y las de las enfermeras no las realicen los médicos
¿Qué es más difícil? Es completamente distinto. Atender pacientes es muy complejo porque tratas con la salud de las personas, con su dolor, su sufrimiento, sus problemas personales y familiares, y con la comunidad. Ser médico de familia implica ver a las personas como un todo. Tienes que empatizar y entender lo que ellos te cuentan. Ser consejera de Sanidad es difícil. Es un reto apasionante porque son muchos los elementos que entran en juego, muchos los profesionales que hay en el sistema, y muchas las cosas a conseguir. Ambos son retos magníficos.