Dra. Clotilde Vázquez
12 de noviembre de 2021
Sofocos y sudores nocturnos, aumento de peso, dificultades para conciliar o mantener el sueño, dolor al mantener relaciones sexuales, trastornos emocionales… son algunos de los síntomas de la menopausia que afectan a muchas mujeres cuando llegan a esta inevitable etapa de su vida. Pero, como afirma la Dra. Clotilde Vázquez, especialista en endocrinología y nutrición y autora de ‘Con hormonas y a lo loco. Claves para cuidarte durante la menopausia y el climaterio’, (Vergara) “la menopausia no se debe a una depresión, ni al nido vacío, ni a que estemos locas, sino a que nos faltan estrógenos; tiene una causa objetivable”, y por ello es posible aliviar sus molestias y en caso necesario administrar un tratamiento hormonal para prevenir que ese déficit de estrógenos contribuya al desarrollo de enfermedades cardiovasculares o de otro tipo. Hablamos con la Dra. Vázquez, que es Jefe Corporativa de Endocrinología y Nutrición de la Fundación Jiménez Díaz y los Hospitales Infanta Elena, General de Villalba y Rey Juan Carlos de Madrid, y está entre los 100 mejores médicos de España según la lista Forbes, sobre la mejor forma de abordar el climaterio y la menopausia para proteger la salud y la calidad de vida de la mujer.
Con el aumento de la esperanza de vida, casi la mitad de la vida de muchas mujeres transcurre durante el climaterio y la menopausia, ¿cómo afecta eso a su salud? Lo pregunto porque se dice que las mujeres somos más longevas, pero que en edades avanzadas solemos tener peor salud, ¿se debe esto a la pérdida de los estrógenos?
Puede deberse, y por eso es muy importante en la menopausia evaluar que está pasando, y si realmente se ha producido un descenso hormonal brusco, porque en ese caso puede haber, sobre todo en los primeros años, unos cambios tanto a nivel de aparato cardiovascular, como a nivel del cerebro, como a nivel de hueso, que condicionen el riesgo de padecer otras enfermedades más adelante, como la osteoporosis y tener fracturas, la pérdida de memoria y otras facultades, un cierto envejecimiento del sistema nervioso central y, lo más importante: el aumento del riesgo cardiovascular.
Los estrógenos actúan beneficiosamente en el corazón y en las pequeñas arterias, de manera que protegen a la mujer, y por eso es raro que tenga un infarto o problemas graves de este tipo antes de la menopausia, pero la falta de estrógenos la pueden volver muchísimo más vulnerable a desarrollar hipertensión y cardiopatías, aunque nunca haya tenido arterioesclerosis y, de hecho, el infarto es la primera causa de muerte en la mujer a partir de los 50 años.
La falta de estrógenos puede producir muchos síntomas conocidos como insomnio o sofocos, problemas de suelo pélvico, sequedad vaginal, y otros, que disminuyen mucho la calidad de vida, pero lo más importante es el aumento del riesgo de desarrollar enfermedades que pueden tener secuelas a largo plazo. Otro ejemplo son las alteraciones del aparato músculo esquelético, que es clave para la movilidad y la funcionalidad, y es cierto que la mujer vive más, pero a veces está en silla de ruedas, o con las rodillas hechas polvo, mucho antes que el varón, y las prótesis de cadera se ponen sobre todo en mujeres. Creo que merece muchísimo la pena prevenir estos problemas atenuando la falta de estrógenos.
La falta de estrógenos puede volver a la mujer muchísimo más vulnerable a desarrollar hipertensión y cardiopatías, aunque nunca haya tenido arterioesclerosis
En ese caso, cuando una mujer empieza con la perimenopausia, o directamente la menopausia, ¿debería hacerse algún tipo de chequeo o prueba para ver cómo está en ese momento y cuáles son sus niveles de estrógenos?
Yo creo que es importantísimo, y si se tienen síntomas mucho más, porque a veces son muy difíciles de soportar. El insomnio es uno de los más duros y es frecuente en muchas mujeres a partir de la menopausia pero, en todo caso, creo que es el momento de hacerse una ITV integral, y comprobar cómo están el corazón, las arterias, los huesos, la tensión, el colesterol y, desde luego, cómo están los niveles de estrógenos, testosterona y progesterona, en sangre.
Con un tratamiento que ponga los niveles de estrógeno en el límite bajo de la normalidad se protegen los órganos y se atenúan o eliminan los síntomas asociados al descenso brusco de las hormonas
Si están a 0 merece la pena sustituir un poquito esa función y evitar que vivamos en ausencia de las hormonas que produce el ovario, porque hace un siglo la esperanza de vida estaba en los 60-65 años y las repercusiones tardías de la falta de estrógenos no las veíamos, pero ahora sí las estamos viendo. Al vivir más hay que acondicionarlo todo, y lo mismo que nos operamos de cataratas para evitar tener un accidente o caernos por no ver bien, el ovario es una glándula hormonal, además de ejercer la fertilidad, y es necesario saber qué pasa con ella y, si se ha quedado sin función, sustituirla, salvo que haya contraindicación.
Uno de los capítulos del libro está dedicado precisamente al tratamiento hormonal sobre el que ha habido y sigue habiendo cierta controversia respecto a sus posibles efectos secundarios a largo plazo. ¿En qué casos estaría indicado, y durante cuánto tiempo, para evitar esos efectos adversos? ¿Una vez que se inicia el tratamiento es para siempre?
Respecto a la última pregunta no hay acuerdo. Lo que dicen todas las guías nacionales e internacionales es que no está claro cuándo hay que interrumpir el tratamiento hormonal sustitutivo. Antes sí se indicaba que a los cinco años o a los 10 años, pero a mí me parecía muy mal que a los cinco años, de la noche a la mañana, se interrumpiera.
Por decirlo de forma muy simplificada: una mujer que está en menopausia y que al hacerle un análisis hormonal tiene muy pocos estrógenos, o estos son indetectables, es decir, ese ovario ya no funciona para nada, debe ser tratada a no ser que existan contraindicaciones para su salud. Ahora, ¿cómo y con qué dosis debe ser tratada? ¿Por qué vía: oral, subcutánea…? Eso es lo que hay que matizar y contemplar muchas otras cosas, pero debe ser tratada.
En la menopausia es momento de hacerse una ITV integral y comprobar cómo están el corazón, las arterias, los huesos, la tensión, el colesterol y los niveles de estrógenos, testosterona y progesterona en sangre
Y una vez tratada debe ser monitorizada para que los niveles de estrógenos que eran indetectables no se eleven demasiado, porque no hay que hiperhormonar, sino sustituir. Lo mismo que hacemos con el tiroides, por ejemplo, que no ponemos a todo el mundo las mismas dosis de levotiroxina, porque hay pacientes que necesitan 50, o incluso 25, y pacientes que necesitan 200, 10 veces más, para normalizar las hormonas en suero. Y lo que yo busco como endocrina cuando trato a las mujeres menopáusicas es que los niveles de estrógeno estén en el límite bajo de la normalidad, porque eso ya protege los órganos importantes, y además atenúa o elimina los síntomas asociados al descenso brusco hormonal.
¿Existen terapias naturales, complementos alimenticios, u otros remedios, que se haya comprobado que ayudan a reducir los síntomas de la menopausia?
Los fitoestrógenos, que también son estrógenos pero tienen una menor actividad, ya que la molécula no es la misma que la del estrógeno natural de la mujer. Ahora tenemos preparados de fitoestrógenos efectivos, según al menos mi experiencia en estos años, que proceden de tubérculos como la cimicífuga racemosa –que son isoflavonas muy potentes–, o del polen, que son capaces de mejorar los niveles de estrógenos y aliviar los síntomas de la menopausia.
Tenemos preparados de fitoestrógenos que proceden de la cimicífuga racemosa o del polen que pueden mejorar los niveles de estrógenos y aliviar los síntomas de la menopausia
Y estos tratamientos alternativos pueden ser muy interesantes para aquellas mujeres que no quieren tomar hormonas, o que tienen antecedentes de cáncer de mama en la familia, porque aunque está demostrado que los tratamientos hormonales no aumentan el riesgo, tampoco protegen, y si les dan miedo las hormonas estas terapias les pueden ir muy bien. Las que más usamos ahora proceden del polen o de la cimicífuga racemosa, y también de la soja, aunque la soja ya se usa menos como fuente de isoflavonas.
Combatir los sofocos y el exceso de grasa en la menopausia
Los temidos sofocos afectan a un elevado porcentaje de mujeres durante el climaterio y la menopausia, pero no a todas. ¿Se sabe por qué se producen? ¿Es posible prevenir su aparición o reducir su intensidad?
Efectivamente, la mayoría de las mujeres los tienen, pero no todas. Algunas experimentan unas cefaleas muy intensas, que son equivalentes vasomotores, una dilatación cerebral que produce unas cefaleas migrañosas terribles en personas que no han padecido antes de migraña, pero el sofoco no afecta a todas a pesar de su frecuencia, y no siempre está asociado a un déficit muy grave de estrógenos, son más bien las oscilaciones de las hormonas hipotalámicas en esa fase de la menopausia las que provocan cambios en la temperatura, porque el centro termorregulador está muy cerca de la hipófisis, que es la zona donde se producen estas hormonas –la FSH y la LH– que oscilan tanto.
El sofoco no siempre está asociado a un déficit de estrógenos, son más bien las oscilaciones de las hormonas hipotalámicas en esa fase de la menopausia las que provocan cambios en la temperatura
Por eso, hay mujeres que tienen un déficit terrible de estrógenos y no tienen ni un solo sofoco, y hay mujeres que tienen muchos sofocos y no tienen un déficit de estrógenos y, por lo tanto, no hay que tratarlas con estrógenos, sino con otras cosas. Es decir, que hay que definir y objetivar si hay o no déficit de estrógenos porque si no lo hay no hay que darlos y el sofoco se trata de otra manera.
También es frecuente ganar peso y que la grasa corporal se distribuya de manera diferente, incluso en mujeres previamente delgadas. ¿Se puede hacer algo para evitarlo?
Los tratamientos con estrógenos también atenúan este problema porque los estrógenos aumentan la termogénesis y además aumentan la sensación de saciedad. A veces la menopausia hace que la mujer se sienta más ansiosa y coma más, pero a causa del déficit de estrógenos incluso comiendo igual se tiende a engordar en la zona central, y eso es así porque al no haber estrógenos predominan las hormonas suprarrenales, que son las hormonas masculinas, y nos masculinizamos un poquito.
El tratamiento con estrógenos atenúa mucho ese proceso, pero hay algo fundamental que sí se puede hacer: ejercicio físico. Yo veo muchísimas mujeres en ese periodo de la vida y algunas que padecen otras enfermedades, como diabetes, es muy frecuente que en la báscula se observe que solo han ganado dos, tres o cuatro kilos, pero se pierde mucho músculo, tal y como han demostrado estudios muy potentes, y eso hay que intentar evitarlo porque agrava la obesidad, y sobre todo hace que nuestro esqueleto esté todavía más vulnerable.
Para evitar seguir engordando y, sobre todo, para mejorar la termogénesis, es imprescindible realizar actividad física de forma que se recupere músculo
La pérdida de músculo comienza años antes de la menopausia y sigue después, y una mujer que a lo mejor ha ganado cuatro kilos en total, en realidad ha ganado ocho de grasa y ha perdido cuatro de músculo. Eso lo vemos muchísimo y para evitar seguir engordando y, sobre todo, para mejorar la termogénesis, es imprescindible realizar actividad física de forma que se recupere músculo. Recuperando músculo nuestro metabolismo basal aumenta y prevenimos la posterior ganancia de peso, a parte de lo sano que es tener musculatura.
Alteraciones emocionales, irritabilidad, ansiedad o cuadros depresivos también pueden aparecer durante la perimenopausia y la menopausia, ¿conviene recibir terapia psicológica para afrontarlos?
Hay veces que es necesaria, pero si hay un déficit de estrógenos muy importante y que hay que tratar, tanto por el aspecto emocional, como por los síntomas físicos, probemos primero con estrógenos, porque eso a veces restaura todo el equilibrio emocional. Si no es así, o la paciente no puede recibir estrógenos, entonces desde luego habría que recurrir a terapia psicológica y a ciertos tratamientos farmacológicos, que los hay suavísimos y estupendos.
Sin embargo, siempre que hablo de esto me acuerdo de la Dra. Casquet, la ginecóloga que prologa mi libro, que decía “la mujer tiene miedo a las hormonas y al final acaba tomando un medicamento para bajar el colesterol, un medicamento para bajar la tensión, un medicamento para dormir, un Lexatin para tranquilizarse y un antidepresivo porque está muy deprimida…, y si le diéramos cuarto y mitad de estrógenos, a lo mejor se podría quitar todo”, porque la menopausia no se debe a una depresión, ni al nido vacío, ni a que estemos locas, sino a que nos faltan estrógenos; tiene una causa objetivable. A mí me parece muy importante resaltar eso, que no es una cuestión de opinión, es como si un diabético estuviese en contra de ponerse insulina, cuando es algo que no produce su organismo y no hay más remedio.
Lo más fisiológico en una mujer que se queda bruscamente sin producción hormonal por parte de los ovarios es restaurarla
Teniendo en cuenta los posibles riesgos del tratamiento hormonal en ciertas personas que desaconsejan su uso, o en aquellas que no tienen déficit de estrógenos aunque tengan muchos sofocos, el mejor consejo que puedo dar para el resto con toda la experiencia acumulada es que se traten. Lo más fisiológico en una mujer que se queda bruscamente sin producción hormonal por parte de los ovarios es restaurarla, y ya no se llama tratamiento hormonal sustitutivo, sino de sustitución, de reemplazo, a dosis muy prudentes.
Si la mujer ha experimentado una pérdida del interés por mantener relaciones sexuales debido a los trastornos asociados a la menopausia, ¿si estos se tratan y mejoran se puede recuperar la libido?
Muchas veces la libido disminuye debido al estado anímico y por los cambios que se producen de atrofia vaginal o por la disminución de receptores en toda la zona clitoriana, y con el tratamiento de reemplazo mejora muchísimo, o se normaliza. También estamos empezando a medir la testosterona, porque es una hormona que es minoritaria en el caso de la mujer, pero hay veces que predomina, o que el déficit de testosterona está produciendo específicamente ese síntoma: disminución de la libido y falta de energía. Por ello en algunos casos conviene, unido al tratamiento estrogénico y progestágeno, administrar un poquito de testosterona, o a veces solo la testosterona si no hay déficit de estrógenos. Siempre muy prudentemente y midiendo niveles, etcétera.
La menopausia es una etapa más de la vida en la que hay que hacer lo mismo que en los embarazos y en los partos: seguir unas pautas y unos controles
Otras veces ocurre la mujer siente dolor durante las relaciones sexuales y eso produce un rechazo total y absoluto, por lo que hay que considerar todos los factores, pero esas tres hormonas juegan un papel importante. Ahora hay unos preparados vaginales de una sustancia precursora no solo de estrógenos, sino también de hormona masculina, y a veces esos preparados mejoran bastante la libido. Aunque es importante individualizar y analizar cada caso, su situación personal y cómo están los niveles de hormonas.
¿Qué consejos les daría a las mujeres que hayan entrado en el climaterio para que esta etapa y la de la menopausia afecte lo menos posible a su calidad de vida?
Como decía antes, creo que es conveniente hacerse una ITV para conocer cuál es su situación, porque es un momento que marca mucho el resto de la vida; sin hacer un drama de ello, es una etapa importante y hay que evaluar la salud general, la salud cardiovascular, la salud ósea, los niveles hormonales, y el estado afectivo y psicológico para seguir manteniendo esa salud el mayor tiempo posible por nosotras y por los que nos rodean.
La menopausia es una etapa más de la vida, no se acaba el mundo ni es dramática, pero hay que intentar despojarla de mitos y de eufemismos, sencillamente abordar qué es lo que me pasa y lo mismo que hacemos las mujeres en los embarazos y en los partos, que tenemos que seguir unas pautas y unos controles, pues con la menopausia hay que hacer lo mismo.