Dr. Andrés Vázquez
7 de junio de 2012
El año 2012 es el «Año europeo del envejecimiento activo y de la solidaridad intergeneracional», una iniciativa que pretende facilitar que la población de Europa, cuya expectativa de vida es de las más altas del mundo –especialmente en Francia y España– envejezca de forma activa y saludable, en un entorno social abierto a la participación de todas las personas con independencia de su edad. Este fin de semana se celebra, además, el 54 Congreso de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, bajo el lema “Caminando hacia un nuevo envejecimiento”, y hemos hablado con el presidente de la Sociedade Galega de Xerontoloxía y Xeriatría, el doctor Andrés Vázquez, sobre los retos que debe afrontar la sociedad para que los mayores –que en el año 2050 constituirán una tercera parte de la población española–, se encuentren plenamente integrados, y puedan desempeñar un papel activo y productivo también fuera del ámbito laboral.
Si cada vez vamos a vivir más años y nos vamos a jubilar más tarde, tendremos que empezar a tomar medidas para envejecer saludablemente. ¿Cuáles son las propuestas de los especialistas para conseguirlo?
Es cierto que cuanto antes empecemos a prever que nuestro proceso de envejecimiento va a ser largo mucho mejor. Creemos que la propuesta básica es tomar conciencia de que nuestra expectativa de vida cada vez es más larga, y que tenemos por delante un proceso de envejecimiento que debemos esforzarnos porque sea de calidad; en este sentido, informarnos, formarnos, y participar de los procesos de la sociedad, son los pasos básicos para que esta calidad de vida, durante un periodo de envejecimiento cada vez más largo, sea mejor. Depende mucho de cada uno, y depende de nuestra participación social, y de la conciencia que tengamos desde edades más jóvenes, de que ese proceso de envejecimiento es, primero, positivo, segundo, largo, y tercero, que la clave desde la que hay que vivirlo es la clave de la participación.
Nuestra expectativa de vida cada vez es más larga, y tenemos por delante un proceso de envejecimiento que debemos esforzarnos por que sea de calidad
En el 2050, y según datos del Instituto Nacional de Estadística, el 32% de la población española tendrá más de 65 años. ¿Cómo cree que se deben preparar las instituciones públicas para afrontar este reto?
Se trata de un fenómeno que todas las sociedades científicas que venimos trabajando desde hace años con personas mayores y en el proceso del envejecimiento, veníamos anunciando que iba a tener lugar. Creo que es la crónica de un suceso que se ha anunciado, y que todo el mundo ha mirado para otro lado, y ya está aquí. Tenemos la buena, la satisfactoria noticia de que vivimos muchos más años y mucho mejor. Con lo cual, yo creo que las instituciones, tanto públicas como privadas, es decir, todo el entorno social que rodea este proceso y del que es partícipe, tienen que tomar conciencia. Y tienen que tomar conciencia para prepararse yo creo que de dos maneras, primero integrando y haciendo las cuentas de cómo vamos a poder soportar este fenómeno de jubilaciones, cómo el estado del bienestar va a seguir aportándole bienestar a estas personas que no contribuyen al trabajo; y segundo, qué vamos a hacer con aquellas personas más mayores que van a precisar sistemas de soporte sociales y sanitarios importantes. Cómo vamos a modificar todos los servicios, por ejemplo sanitarios, que hoy se encuentran dirigidos a la población más joven, para adaptarlos a la población que tiene más años y patologías más graves. Esto es un tema que todas las administraciones públicas y, repito, también las organizaciones privadas, tienen que tener en cuenta. Con lo cual, primero, racionalizar, y segundo, tomar en cuenta lo que las asociaciones y todas las sociedades científicas que trabajamos en geriatría y gerontología estamos recomendando. Leer detenidamente los libros blancos que estamos publicando constantemente y, a partir de ahí, planificar.
Centrándonos en la situación presente, desde la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología y desde la Sociedade Galega de Xerontoloxía e Xeriatría advierten que no se están atendiendo adecuadamente las necesidades de los mayores, y que existen soluciones y alternativas pero se deben poner en práctica cuanto antes. ¿A qué alternativas se refieren?
Esto también lo venimos diciendo desde hace tiempo. Creemos que es necesaria una adecuada planificación sanitaria, por ejemplo en el aspecto más especializado de la medicina dirigida a los mayores, la geriatría. Entendemos que las unidades de atención geriátrica hospitalarias mejoran la calidad de la atención que se presta a las personas mayores. Eso parece evidente, al igual que parece evidente que los niños necesitan pediatras, y que en el entorno de la ginecología se necesitan ginecólogos, y en cardiología, cardiólogos. Por eso no parece necesario explicar por qué las patologías relacionadas con el envejecimiento necesitan geriatras, que es una especialidad reconocida en el sistema sanitario nacional. Estamos diciendo que es necesaria una mejor planificación de los costes, mejorar la atención a las personas mayores y, sobre todo, que sean atendidas por geriatras, que son especialistas en la problemática sanitaria de los ingresos hospitalarios.
Y también creemos que, en relación a la planificación de los servicios sociales, se requieren unos mínimos de cobertura. Lo venimos diciendo desde hace un tiempo y damos los datos, por ejemplo en cuanto a los porcentajes mínimos de personas mayores que deberían estar cubiertas por servicios de ayuda a domicilio, sobre todo en entornos rurales, donde eso es más difícil. También es preciso establecer una cantidad mínima de plazas residenciales para los mayores que lo necesiten. Ahora lo que hace falta es planificar todo esto, para que después no tengamos que hacer unos esfuerzos muy grandes y que puedan llegar a resultar inviables. Con las medidas oportunas, y con la prevención oportuna, debe poder solucionarse este problema.
Es necesaria una mejor planificación de los costes, mejorar la atención a las personas mayores y, sobre todo, que sean atendidas por geriatras, que son especialistas en la problemática sanitaria de los ingresos hospitalarios
Se mantiene el concepto de que, a partir de cierta edad, poco se puede aportar ya a la sociedad. Sin embargo, las personas que envejecen con salud y sin problemas cognitivos pueden y quieren seguir prestando un servicio. Existe, por ejemplo, un proyecto europeo -‘Hear me’-, en el que personas mayores de 55 años han sido formadas para actuar como mentores de adolescentes para prevenir el fracaso escolar. Este tipo de iniciativas, propias del voluntariado, ¿podrían servir para fomentar las relaciones intergeneracionales o para evitar que los mayores se sientan desplazados por estar fuera del ámbito laboral?
Creemos que esto es importante, y en este año, que se celebra el año del envejecimiento activo, debemos hacer especial énfasis en la interrelación generacional que tiene que haber. Las personas mayores tienen un bagaje impresionante de experiencia, y si pueden transmitirlo y ayudar a otras poblaciones de otras edades, y especialmente a aquellos que puedan estar en conflicto, resulta muy interesante. Precisamente la adolescencia es la edad del conflicto, de la búsqueda de una identidad perdida, y quién mejor les puede ayudar en esa búsqueda, y les puede dar la tranquilidad para poder encontrarla, que una persona mayor, que ya tiene su identidad más que encontrada y proyectada, y que está en una posición de concordia consigo misma. Yo creo que esto, tanto con adolescentes, como con jóvenes, niños… e incluso cuando se puede establecer una cooperación con empresarios jóvenes, es vital.
En general somos muy gerontofóbicos, no nos gusta nada envejecer, y utilizamos todos los medios a nuestro alcance, como cremas, tratamientos, cirugía… para retrasar al máximo este proceso
No se puede tirar ese capital social, ese capital humano y de conocimientos que tienen las personas mayores. La sociedad no se puede permitir dejar aparcado un capital de tal envergadura. Con lo cual, sí a la participación absoluta y total, intergeneracional o no, pero sí a la participación de la persona mayor. Y sí a darle la capacidad y la importancia necesarias para que no solo participe, sino que forme parte de la sociedad. El otro día comentaba en algún foro que como el 25% de la población dentro de poco va a tener más de 65 años, si todos votaran al mismo partido, ese partido ganaría las elecciones; tenemos que tomar esto como referencia, y reconocer que hay una potencialidad de participación social tremenda en las personas mayores. En general somos muy gerontofóbicos, no nos gusta nada envejecer, y utilizamos todos los medios a nuestro alcance, como cremas, tratamientos, cirugía… para retrasar al máximo este proceso, pero el tiempo pasa inexorablemente; entonces, aprovechemos este potencial, y el hecho de que los avances tecnológicos y sanitarios han permitido que podamos tener una mayor expectativa de vida, para poner este bagaje adquirido al servicio de la sociedad.
Un reciente estudio, publicado en la revista ‘Neurology’, revela que, cuando ingresan en un hospital, las personas mayores corren el riesgo de sufrir un deterioro cognitivo y una pérdida de memoria del que luego no se recuperan. Y no se trata solo de los hospitales, hay muchos casos de personas mayores que vivían solas y se manejaban bien, y que al mudarse a casa de algún hijo, o a una residencia, por motivos de salud, han sufrido ese mismo deterioro cognitivo. Es como si, al abandonar su casa, perdiesen también su identidad o su lugar en el mundo.
Todo esto está relacionado con el ‘síndrome confusional agudo’, un síndrome geriátrico de vital importancia. Este síndrome aparece en personas mayores que con frecuencia previamente tenían algún pequeño déficit cognitivo, y que por razones de enfermedad, de cambio de medio, etcétera, se desorientan mucho más, sufren alteraciones del comportamiento, auditivas, visuales… Es un trastorno orgánico que tiene tratamiento, y que con un buen manejo el paciente suele volver de nuevo a la normalidad.
Este es un problema que hay que tener en cuenta si en cualquier cambio de circunstancias una personas mayor, definida como persona mayor frágil, y que suele ser una persona con alteraciones previas, enfermedades crónicas, polifarmacia…, en un momento determinado sufre lo que nosotros llamamos una ‘noxa’, una alteración de la cotidianidad, que lo que hace es alterarle sus facultades mentales. Repito que se puede detectar y tratar, de ahí que sea interesante el conocimiento de estas patologías por parte de la geriatría, y que el asesoramiento, el diagnóstico, la intervención, y el tratamiento posterior, lo lleven a cabo especialistas en personas mayores.
¿Qué avances tecnológicos considera que se pueden poner al servicio de la medicina geriátrica?
Todas las pruebas diagnósticas, la radiología intervencionista, y todas las pruebas de detección precoz de patologías crónicas, y la prevención de este tipo de enfermedades, al igual que todos los avances en nanotecnología, los distintos tratamientos de los que disponemos en este momento, y las fórmulas para hacerlos más fáciles de administrar a la población mayor, favorecen que se produzcan menos recaídas, menos patologías colaterales, menos interacciones farmacológicas… y estos son los avances básicos que tienen los mayores a su disposición.
De hecho, la supervivencia de patologías crónicas en este momento es mucho más alta que hace diez años, los estudios así nos lo dicen. Y esto es porque las patologías están mejor controladas, con lo cual hay menos problemas asociados y menos efectos secundarios, y la calidad de vida de estos pacientes mayores es también mucho mejor.
Y si hablamos de las tecnologías en el ámbito personal de los mayores, en cuanto a su independencia, en su casa y su entorno más cercano, todo lo relacionado con la domótica, la informática, la comunicación por red, etcétera, es muy importante. Con estos avances estamos consiguiendo ya comunicarnos desde la televisión, desde una centralita, saber qué tensión arterial tiene una persona que se encuentra en su domicilio, o hasta cómo está su diabetes. Los sistemas de telemedicina se están implantando en toda Europa y, por supuesto, también aquí. Y estos avances tecnológicos permiten que la calidad de vida de las personas mayores, aun con patologías crónicas, haya mejorado significativamente.
Un último consejo entonces para esta sociedad que envejece…
Yo quiero invitar a todo el mundo a que vaya hacia el proceso del envejecimiento con unas expectativas fundamentalmente positivas. Lo segundo que recomiendo es participación. Creo que tenemos que buscar la participación de la persona mayor en la sociedad, debemos permitir que participe, y tenemos que encontrar los canales adecuados para ello. Y, por último, decir a todo el mundo que los especialistas en gerontología y geriatría estamos trabajando desde hace tiempo precisamente para favorecer todo este proceso, y la sociedad nos tiene a su disposición para mejorar la nueva situación a la que nos estamos enfrentando.